AL PREFECTO DE PARIS

Laurent NÚÑEZ - prefecto (jefe superior de Policía) de París (un respeto), de ocho apellidos españoles como se puede inferir echándole a penas la vista encima. Botón de muestra -uno más -del ascenso irresistible de los hispanos, hispano franceses, primera o a lo sumo segunda generación, más franceses que los franceses-, un fenómeno insólito -en él, en Ana (o Anne) HIDALGO, alcaldesa de París, en Manuel VALLS, ex-ministro del Interior, en Aquilino MOREL(LE), consejero presidencial socialista (y siguen las firmas)-, léase sin comparación, y es de ascenso logrado  -en francés réussi, o réussite- de una minoría extranjera (pero no tanto) en primer plano de los medios o en el business/show, y en los primeros puestos de poder y de mando de su clase política que a algunos franceses -muchos, pocos?-  les produce admiración e íntimo regocijo y a otros mayormente españoles nos interpela como por aquí dicen, y nos sorprende y extraña (un poco), lo confieso, y que incluso nos escandaliza.

Puro azar o capricho del Destino que escribe derecho con renglones torcidos, (sólo) por méritos propios, de cada uno de ellos o del grupo del que proceden y al que rinden tributo, en los que que ven o fingen (querer) ver aquí españoles no como los otros o más exactamente, más españoles que el resto? Un  fenómeno tan poco trivial que eximiría de buscarle el gato encerrado -en la Historia, o en el pasado que no pasa, las dos Memorias (irreconciliablemente) antagónicas y la guerra civil interminable? Entre franceses además, maestros consumados (como los belgas) en el arte de disimular -« faire semblant » como le dicen- nuestros contenciosos íntimos, como si fuéramos marcianos o extraterrestres (un eufemismo apenas), como si no fuera con ellos?  (…) A otro perro con ese hueso!

Y más aún siguiendo  la entrevista que le hizo ayer en una de las primeras cadenas de la televisión gala (LCI) su presentador estrella ya conocido entre los lectores de estas entradas. Y fue a cuenta de la ventolera de escándalo y de protesta en todo el Hexágono tras las escenas de burla y escarnio durante la ceremonia de inicio de los Juegos Olímpicos, paródiando -conforme a un cuadro célebre de Leonardo DA VINCI (así al menos se puede leer en la declaración de la Conferencia episcopal allí)- la Última Cena  (en el Nuevo Testamento). 

Y  cuando me puse literalmente a dar botes en el asiento fue cuando el prefecto hispanofrancés -nacido en Orán, de españoles « pied noirs », y de una brillante carrera nota bene de concursante/opositor, « énarque » como aquí le dicen (*) -, se puso a justificar lo injustificable en nombre de la libertad artística (total) (sic) y en nombre de Francia y de la Revolución francesa, y se permitió una comparación (odiosa) con las caricaturas de Profeta -de Charlie Hebdo- que darían lo que darían como todos aquí recuerdan, y que no aplaudí sino que reprobé -como Jean Marie LE PEN, como Hans KUNG ( y tantos otros) En un barato (marca España) regateo dialéctico todo aquello, que le permitió al señor/prefecto el salir del paso y de lo más airoso de la emboscada periodística aquella (que no se la saltaba cualquiera) Pero a algunos - españoles de preferencia- no nos la dan con queso (…)

Que si el prefecto de Policía (español de París -con un (insólito) botón rojo (nota bene)  de lo más visible en la pequeña pantalla e imposible de distinguir, en el ojal de la solapa- cree ganarse así el aplauso (fácil) convencido de la (incauta) opinión francesa, no escapa a nuestro humilde juicio (y ojo avizor) en cambio al reproche de estar (hipócritamente) sirviéndose de aquello como hábil coartada. De aquellas muertes en suma, víctimas -en nombre del ISLAM- de asesinatos infames, a modo de escarmiento y de advertencia. Y es para justificar o absolver, en una ley del embudo sospechosa y escandalosa (dos pesos y dos medidas), un delito de burla y de afrenta (insidiosa, pública y no como el anterior a puerta cerrada) y de violación de los sentimientos religiosos (a geometría variable como aquí le dicen) de los católicos franceses (o españoles y de donde sea) (…) 

Que no se permite aquí ni tanto así (y doy fe de ello de mi ya larga expatriación por estas tierras), ni se permite -y le emplazó aquí en público a rebatirme- en la Prefectura de París, tratándose de otras confesiones o creencias. Y menos aún-por la cuenta que les trae (…)- en el caso de la confesión musulmana. En una crasa violacion de sentimientos religiosos (sic)  -y patrióticos incluso tratándose de españoles, que el mismo STALIN denunció -en versión apócrifa o no (?)- como la causa principal de que los vencidos del 36 acabaran perdiendo la guerra (…)

Y salgo al paso de lo que puedan pensar los que me leen aquí. No se me puede acusar de una escandalosa toma de partido en la materia. Cartas sobre la mesa. Soy y me declaro agnóstico, y pagano o neopagano si me tengo que definir. De preferencia a ateo (militante al menos) Por un deber ineludible de Memoria (de la guerra civil del 36) Me aparté para siempre de la Iglesia y de sus mandamientos y de su práctica religiosa, y (nota bene) de sus lazos de obediencia ca-nó-ni-ca. Y dejé de creer en sus dogmas y creencias, o digamos que se me cayeron en mil añicos (ya lo conté aquí) sin romperla ni dañarla, encima de la cabeza. De resultas de mi gesto de Fátima y de mi resuelta oposición al Concilio Vaticano Segundo. Y les di así -para siempre- la espalda, como cosas o alimento de niño, que dijo Pablo o Saulo de Tarso (Chaúl ) fuera de toda sospecha. Y en un espíritu todo ello, me apresuró a apostillar, no de transgresión o desacralización iconoclasta ni de ruptura transgresora, sino de un compromiso histórico o histórico/religioso, como el que alumbró e hizo posible nuestra Civilización : entre el paganismo pre-cristiano, de una presencia ancestral en suelo europeo, y el cristianismo primitivo (o paulino/primitivo)

Y fue, como digo, cuando me detuvieron por lo de aquello, allí (Fátima, 13 de mayo de 1982)  En un espíritu todo ello (esta deposición)  de blando/anticlericalismo (soft) sin el menor atisbo de iconoclasia homicida. Me secularizé (sic) y me casé en Bélgica por lo civil, me divorcié y tengo un hijo del que me siento ufano y orgulloso contra lo que puedan pensar algunos. 

Pero no perdí ni tanto así el respeto (inviolable) a los sentimientos religiosos, a aquellos al amparo de los que nací y crecí, sobre todo si (como fue en mi caso) se siguen y se practican con leal abnegación hasta el martirio o la auto inmolación (suicida) y con devoción sincera. Católico español o nacional/católico (como quieran) por un sacrosanto e ineludible deber de Memoria. De los ocho siglos de Reconquista

(*) : para completar el (brillante) currículum, la biografía y la trayectoria de este hispano/francés o Franco/español, fiel entre los fieles y factótum de Emanuel MACRON, un mínimo de decencia nos tiene vedado el omitir de hacer aquí mención de su protagonismo de primer plano a la hora de reprimir sin contemplaciones las manifestaciones de los gilets bleus, con un saldo trágico de heridos, de tuertos y seriamente lisiados y mutilados Como hubiera dicho Umbral, « nadie (en Francia) le pedía tanto »