miércoles, octubre 15, 2008

UNAS REVELACIONES QUE ME INCUMBEN (puntualizaciones a las declaraciones del antiguo secretario personal de Juan Pablo II)

En un despacho de la agencia Reuter ampliamente divulgado en la prensa internacional de hoy -en versión impresa y digital- el antiguo secretario personal de Juan Pablo II durante los años de su su pontificado y actual cardenal (primado) de Cracovia, Stanislaw Dziwisz en unas declaraciones vertidas en el reportage "Testimony" -con intervención del actor británico Michael York- que deberá ser proyectado mañana jueves en sesión nocturna en el Vaticano en presencia del papa Benedicto XV, afirma que herí a Juan Pablo II en la noche del 12 de Mayo del 82 cuando me detuvieron en Fatima.

Salgo de immediato al paso de esas acusaciones:

Primero. Para desmentir categóricamente esos infundios.

Segundo. Para denunciar la flagrante y escandalosa hipocresia que se desprende de dichas declaraciones: si yo heri (levemente) -lo que no es cierto- a Juan Pablo II en Fatima, una cosa está clara y es que a mí -al contrario que al turco Ali Agca- nunca me lo perdonaria, ni antes ni después de mi liberación de la cárcel portuguesa.

Tercero. Para mostrar mi gran extraneza que sea precisamente ahora cuando el citado prelado polaco se decide a desvelar un secreto que habría mantenido guardado durante mas de veinticinco años.

¿No será que lo que se pretende es desviar por todos los medios la atención de la opinion publica en su pais en estado de choque desde hace un año, tras las revelaciones que altos miembros de la jerarquía eclesiastica polaca habrían servido en la Policía secreta del régimen comunista?

sábado, octubre 11, 2008

REFLEXIONES DE URGENCIA SOBRE EL CATOLICISMO ALEMÁN (tras la muer)

La muerte inopinada (en circunstancias extrañas) del lider politico austriaco Jorg Haider me habra llevado a unas nueva reflexiones –de urgencia- sobre catolicismo aleman, en clave hispanica, que vienen a desembocar lo quiera yo o no en el tema fatalmente insoslayable de las raices germanicas o alemanas (como se quiera) de la cultura española ínsitas en nuestra historia desde los origenes. El apellido germanico (que no propiamente aleman) tan vistoso o tan ruidoso o estruendoso (a veces) que yo ostento, les costara tal vez, a muchos que se pongan a leeer estas lineas, el disociarlo de las reflexiones y distinciones que aqui van vertidas, pero no es éste un alegato « pro domo » a la gloria de mis raices familiares maternas (sólo) lo que aqui escribir me habre propuesto sino una « apologia pro vita nostra » en el sentido medieval y antiguo, en defensa propia y de todo un pueblo que es el mio, y el de los mios. Los españoles -se ve ahora más claro que nunca- arrastramos como todos los pueblos de Europa un problema de cruce o choque intestino de memorias (dos), antagonistas y contrapuestas –desde los tiempos de las guerras de religion y de la eclosion del protestantismo- que llego al paroxismo en la guerra civil del 36, se perpetuaria hasta hoy de forma mas o menos latente o soterrada y resurge ahora en esta polemica enfermiza y tan funesta que habra desatado la Ley de la Memoria historica ; pero todo ello, ya digo, no hace más que poner en evidencia en el caso español me refiero, un problema subyacente mas antiguo y mas complejo, el de nuestras propias raíces historicas, y cuando hablo de raices apunto en primer lugar a un plano espiritual, del orden de la cultura (y por extension tambien de la ideologia)

Los españoles, y me refiero –escribiendolo- a los españoles todos, del Norte o del Sur de la España de vertiente atlantica, o de la otra, mediterranea, somos culturalmente germanicos por mas de un concepto: lo somos en primer lugar por ser hijos de la civilizacion europea en sentido amplio, que nació fruto de una fusion (primordial « verbi gratia » cristiana) entre el elemento germanico y el elemento latino, y en eso los circulos intelectuales franceses mayormente que habran rumiado sobre el tema  en las últimas decadas (a la derecha del espectro ideologico) hay que decir que acertaban de lleno en la intuicion...aunque se equivocasen o desbarrasen –de nuevo- en los postulados, de cuño racistas y de origen académico, intelectual (y decimononico) muchos de ellos: hoy como ayer, como si la historia del siglo XX de la II Guerra Mundial sobre todo y de sus consecuencias a corto y a largo alcance –igual que aquellos borbones del exilio- no les hubiera enseñado nada absolutamente …

O como si imponderables estrictamente nacionales -"hexagonales", franceses- de antiguas raices historicas milenarias les impidiesen más bien la sana y fecunda fusion espiritual con elementos alógenos…que me diga con pueblos afines y les abocasen por extraños y tortuosos vericuetos a acabar por ahondar siempre en esa brecha (abisal) que les separó mas de un milenio durante de sus vecinos del otro lado de los Prienos : algo, esa verdad, esa impronta anti-espanola o anti-hispanica de las posiciones historicas etnologicas o culturales de la llamada Nouvelle Droite ( la Nueva derecha) tan flagrante como indesmentible; asi me lo parecio a mi al menos desde que les eche por primera vez la vista encima hace ya mas de dos decadas. Como si la dicotomia de rivalidad politico-militar –entre francos y visigodos…- que alumbro los origenes de la Europa cristiana, siguieran ahi, mil quinientos años despues de la batalla de Vouillez –« Vogladerunt » en los trabajos historicos, en castellano, de Ramon Menendez Pidal- y del hundimiento del Imperio visgodo de Toulouse -o de Tolosa-, mas enhiestas que nunca…O como si la historia no hubiera acabado arrojando un potente mentis como digo a sus tesis, deshauciadas « grosso modo » desde el 45, despues de haber sido hasta entonces, hasta los inicios de la Segunda Guerra Mundial el pan nuestro de cada dia en el ambito universitario de toda el area cultural de la Europa occidental desde hacia mas de un siglo, hasta el punto que incluso españoles ilustres se bebieron el brebaje o picaron en el azuelo y pienso en particular en nuestro (grande) Ortega y Gasset, en aquellas frases tan infelices de su (indispensable) « España invertebrada » sobre aquellos (pobres) visigodos « alcoholizados de romanismo ». Que si lo hubieran estado un poco menos, como los francos -venia Ortega a querer decir- otro gallo nos hubiera cantado a lo largo de la Historia…

Y viene a cuento, toda esta larga disquisicion –o ensimismamiento que diran algunos-, de esa fractura cultural Norte/Sur a la que he aludido al principio y que conocio el continente europeo de resultas de las guerras de religion de los siglos XVI y XVII, y de aquel choque frontal que tradujo un conflicto -irresuelto hasta hoy- entre el protestantismo y la Contrarreforma (española…o hispanofila…) Una linea divisoria de tipo religioso cultural y a la vez, y para comenzar en un plano territorial, geografico o geo/estratégico –que los protestantes dieron en llamar « la linea Gustavo Adolfo » y que reinvidicaba un Federico Niestsche, de muy joven, y mas tarde en sus escritos autobiograficos, por oposicion a la ensenanza catolica (rival) de los jesuitas….-, que sellaria "pari passu" el desenlace de la Guerra de los Treinta Años en donde se verian ennfrentados los principes protestantes del Norte de Europa de un lado –ademas de la Francia intrusa de Richelieu- y del otro las potencias temporales que llevaron adelante junto a la Roma pontificia la Contrarreforma anti-protestante, en particular la Casa de Austria en su doble rama, la austriaca y la española ; pero que dejaria rastros o vestigios o atisbos de presencia hispanica mucho mas arriba de esa linea divisoria, hasta alli donde alcanzo el empuje militar del imperio (español) en el zenith de su expansion historica, que desbordo en un momento –en la fase primera de aquel conflicto- hasta las costas alemanas del mar del Norte y tambien hasta el mar Báltico…

Y el sello -hispanico- de esa Alemania catolica del Sur permaneceria indeleble siglos durante desde entonces por mas que los españoles no se diesen cuenta alguna; primero porque a los que nos mandaron despues –al servicio « nota bene » de una dinastia francesa…- no les interesaba de modo alguno tan melindrosa toma de conciencia, y en segundo lugar –ay dolor !- porque los españoles viajarian poco puertas fuera despues, allende los Pirineos que me diga, como lo ilustra esa aversion, esa alergia anti-europea tan proverbial –en parte justificada- que criaron desde entonces, y que traduce immejorablemente la triste suerte que el destino depararia a un español insigne, Angel Ganivet que se diria que no pudo soportar más la expatriacion (tan lejana) y se acabo suicidando arrojandose a las aguas heladas del rio Duina, durante su estancia de ministro plenipotenciario de la embajada espanola en Helsinki, tras muchos años de estancia en el extranjero, mas alla de los Pirineos (la copa llena, apuesto, de vejamenes, de afrentas y de desprecios…)

Y sin embargo aun hoy, tantos años ya transcurrridos del final de la Segunda Guerra Mundial, al cabo de todos los seismos y transformaciones que se producirian en suelo europeo y en particular en las zonas de influencia germanica praticularmente afectadas por el conflicto, la impronta familiar para españoles de muchas zonas o regiones más alla de los Pirineos, en el area de cultura germana sobre todo como digo, sigue siendo sorprendentemente inconfundible. En los llamados « cantones del Este » por ejemplo en la zona de Belgica junto a la frontera alemana de poblacion germanofona; en la localidad de Eupen por ejemplo, capital de territorio, con un trazado de calle/maestra idéntico al del pueblo andaluz de donde proceden los mios, que se puede hacer remontar sin duda a una pista historica comun ubicable en la epoca de Carlos V, cuando tuvo lugar gran parte de la repoblacion de las regiones mas meridionales de la Peninsula a seguir al final de la Reconquista. La impronta catolica e hispanica se torna insolitamente visible tambien en una de las figuras mas destacadas de la Historia de las ideas y del pensamiento filosofico del siglo XX y me refiero a Martin Heidegger, como lo pone bien de manifiesto una obra fundamental –que traduje en parte en su momento, por encargo de su autor (1)- que le dedicó el historiador Ernst Nolte, que fue de muy joven justo antes de estallar la segunda guerra mundial su discipulo….

Martin Heidegger habia nacido en un pueblecito (catolico) –de nombre mas que simbolico Messkirch: de « mess » misa en aleman, y de « kirch », iglesia…- en lo mas profundo de la Suabia catolica, en el extremo Sur de la actual Alemania, en lo hondo de la Selva Negra, y en sus años mas jovenes –corria el pontificado de San/Pio/X- fue seminarista y acquirio una primera formacion teologica y filosofica no solo catolica sino incluso integrista y anti-moderna (o anti-modernista) con la que andaria por asi decir a brazo partido el resto de su vida, hasta el punto que se puede afirmar que su orientacion « existencialista » posterior no seria mas que una tentativa –patetica, y desesperada casi- de conciliacion de los postulados que habia asumido en su formacion primera con los que asimilaria mas tarde, ya de profesor, en un ambito universitario radicalmente distinto, secularizado, de un estamento docente de cuño protestante, hegemónico –me figuro, entonces como hoy- en las universidades alemanas, que se veria encarnado en prestigiosas figuras como Edmond Husserl, durante largos años su mentor y maestro, hasta que se distanciaron tras el advenimiento del nacional/socialismo.

La actitud de Martin Heidgger en la epoca nazi, blanco de las mas acerbas criticas, pero que se puede en puridad –a partir de un momento dado, de 1934 exactamente, cuando dimitió en señal de protesta de su cargo de rector de la Universidad de Friburgo, a seguir a la Noche de los Cuchillos Largos- calificar de « disidencia interna », denotaba igualmente una impronta catolica indesmentible, a la que vez sintonizaba fielmente con la tensiones crecientes entre el catolicismo aleman y el regimen nacionalsocialista, y cabria homologarla (hasta cierto punto) con la de otras figuras intelectuales, de catolicos sobre todo del area germano/austriaca, de orientacion (mas o menos) conservadora, y anti/marxistas, que sufrieron persecucion bajo el nacionalsocialismo, como Otmar Spann, o que escogieron claramente la via del exilio y la emigracion al otro lado/del/charco, y pienso en particular en intelectuales destacados igualmente oriundos de unos espacios de demarcacion que habian sido los de la monarquia danubiana –léase el Imperio austro/hungaro-, como Eric Voegelin y Leo Strauss, que se encontrarian en los origenes mas tarde del movimento ideológico e intelectual « neoconservador » (o « neocon ») que tanto protagonismo habra alcanzado en la era Bush, en los Estados Unidos.

Pero esa presencia hispánica en Europa, conflictiva en su origen –lo admito- que se vio indisociablemente asociada a un conflicto de proporciones continentales que se propagaria « grosso modo » a la Europa entera, escondia sin duda tambien –y es una hipotesis que me habre puesto a rumiar y a barruntar desde hace ya un buen rato de mi larga estancia en Bélgica- una presencia mucho mas antigua reveladora de un fenomeno (medieval) de osmosis cultural indesmentible entre las poblaciones del Norte y del Sur de Europa dentro « nota bene » de unos limites geograficos en fase de expansion intermitente, al compas del avance de la Reconquista en la peninsula, y se traduciria en multiples fenómenos caracteristicos y emblematicos del mundo medieval como lo fue la politica de enlaces de los soberanos de los reinos cristianos peninsulares con otras monarquias europeas, la participacion de las Ordenes miltares extranjeras de allende los Pirineos, en la lucha contra un Islam en fase de conquista o el nacimiento del Camino de Santiago…

Y tambien « pari passu » en otro fenomeno del ámbito naval menos divulgado y menos estudiado tambien que fue el comercio y el trafico maritimo entre la Peninsula –en la zona reconquistada a los arabes- y el Norte europeo que configuraria lo que se dio en llamar « la Europa hanseática » y que se extendia por aguas del mar del Norte arrriba, entraba en el mar Baltico y se perdia por asi decir en las immensidades de la estepa rusa, por las cuenca de las vias fluviales mas importantes del Este europeo. A los tercios españoles protagonistas de aquella formidable embestida militar de la primera fase de la guerra de los Treinta Años les habian precedido ya, varios siglos antes pues, naves hispanas abanderadas con el pendon de Castilla por aquellas costas y aquellos mares….Y testimonio de ese trafico maritimo y civilizador lo seria la presencia historicamente innegable de una nutrida colonia hispana en la ciudad de Brujas, entonces a orillas del mar aún –que vivian alli sin problema desde la baja Edad Media…- mucho antes de Carlos V y de Felipe II y de las guerras de religion (y de lo que se seguiria) ; mero reflejo a su vez de lo que hace ya rato di en llamar un Polo/Norte de los españoles en el discurrir de su devenir historico, y que se veria –ay dolor !- extinto o apagado desde entonces.

La Europa hanseatica concidiria ademas, en un plano linguistico, con lo que los linguistas dan en llamar el area del bajo/aleman (« nederduits », en flamenco/neerlandes) y que se extendian por todas las tierras « bajas » -« verbigratia » cercanas al mar- del area geográfica de cultura germánica y comprendía toda una familia de lenguas entre las que cabe mencionar, entre otras, al « neerlandes » -u holandes/flamenco- y a las lenguas escandinavas: por oposicion o contraposicion al alto/aleman –""hogeduits-, a saber la familia de lenguas y dialectos germanicos de las tierras/altas, de donde surgiria el moderno aleman que tuvo como cuadro historico de su nacimiento al romanticismo de principios del siglo XIX, y como molde institucional las rigidas estructuras del Estado prusiano….Y es curioso que lineas divisorias, de separacion tan antiguas -de una memoria más vieja aun que las guerras de religion…- estuvieran bien presentes en la mentes rectoras de la Alemania Nazi, al llegar la Guerra Mundial ; en los Paises bajos sin ir mas lejos, en la persona del gobernador (Gauleiter) que se les impuso a los holandeses durante la ocupacion alemana, Arthur Seiss Inquart, un (catolico) austriaco….

Todo ello sin duda es lo se puede leer entre lineas de unos textos preñados de melancolia y de nostalgia historica de Jose Antonio Primo de Rivera, de poco antes de sus muerte ; en el mas divulgado (y discutido) de todo ellos desde luego, « Espana, germanos contra bereberes » pero tambien en su « Cuaderno de notas de un estudiante eropeo » –menos divulgado- donde hacia votos, tres años antes del estallido de la segunda guerra mundial, que el nacionalismo alemán acabara reanundando con la vieja tradicion universal, « verbi gratia » catolica, de la casa de Austria; un dato indispensable a añadir a la especulacion -no menos fecunda a fuer de interminable- de ese ejercicio de politica y de historia/ficcion consistennte en inentar averiguar o en profetizar –hacia el pasado o « hacia atras »-lo que habrian hecho Jose Antonio y la Falange una vez estallada la guerra mundial, en el 39….

Una cosa es cierta como quiera que sea: España se mantuvo neutral en el 45, escapó al tribunal de Nuremberg –de milagro casi- y ello nos da hoy sesenta años despues bazas mayores a los españoles que a otros pueblos europeos, « a la hora de la Historia » (con mayusculas), como hubiera dicho el gran Rafael Sánchez Mazas. Y lo es sobre todo una relacion privilegiada con el mundo germanico mas alla de lo que pueda dar a pensar esa imagen de vieja/Europa –a tres, a dos que me diga-, de un eje franco/aleman que no va mucho mas alla –aun hoy- de las esferas de la alta finanza, y de la gran politica y de las relaciones diplomaticos entre estados. Uno de los grandes reproches de los separatismos centrífugos y periféricos en contra de España y de su destino comun naceria sin duda alguna de un sentimiento irreprimible de sentirse mas europeos que el resto de los españoles ; algo palpable entre vascos y todavia más entre catalanes (nacionalistas), y en la base de una conviccion tan vidriosa –tan mendaz, y tan falaz a la vez- subyace en mi opinion ese grandioso malentendido historico que habre intentado esbozar mas arriba.

Algo que habra conseguido en cualquier caso esconder o disimular, con gran cuidado y esmero hasta hoy, esos lazos espirituales –« de solidaridad cultural » los llamaba Jose Antonio- que nos liga al continente europeo y en particular a una Europa (catolica) semi-enterrada por siglos de historia y mal conocida. En mis años jovenes de la Universitaria madrileña hizo furor en ciertos medios una obra de prospectiva historica sobre el año dos mil (aun lejano entonces de las mentes de la mayoria) –escrita en frances en su texto original (2)- que profetizaba el nacimiento en España y su propagacion más tarde al resto del continente de un movimiento pan/europeo, a cargo (sic) « de antiguos falangistas » Del enemigo el consejo, dice el refrán : en este caso, de una voz no propiamente enemiga pero si proveniente « de fuera »… Y es que el pan/europeismo se me antoja hoy –cuarenta años despues (casi) de la aparicion de aquel libro clarividente, y tras mas de veinte años de residencia allende los Pirineos (en Belgica) opción inevitable y a la vez vocacion (politica) irrenunciable en el futuro (immediato) que nos tiene reseervado el destino a los españoles. Como llamada (irresistible) –una vez mas- de « la voz de la sangre (Jose Antonio) que nos liga a los destinos de Europa » (3)


COLOFON En estas reflexiones –de urgencia- sobre catolicismo aleman en clave hispanica era ineludible –lo confieso- mencion del nuevo papa, Benedicto XV, de nacionalidad alemana. En una entrevista que me hicieron hace poco, al final de mi estancia de varias semanas en Madrid, el periodista me preguntaba mi opinion sobre el actual pontifice. Comparaciones odiosas siempre, pero que a veces no dejan de ser utiles como la que aqui se imponia entre un papa aleman y su predecesor polaco…: está claro, por un prurito siquiera de echar la vista al futuro antes que al pasado, hacia donde van mis preferencias….El nuevo pontifice fue no obstante estrecho colaborador de su predecesor en asuntos de los mas delicados –no se olvide- como lo fue la condena de monseñor Lefebvre que él instruiria (de cabo a rabo) desde su puesto a la cabeza del Santo Oficio… pero todos esos me parece ya hoy un poco agua pasada…. « Errare humanum est » además, y si se sigue sosteniendo que el concilio vaticano segundo no fue mas que « pastoral » no habra empacho tampco, me figuro, en acabar admitiendo que se equivocaron muchos entonces, incluso un futuro papa….

Pero no sé porque me da que el gran envite en torno a la figura del actual pontifice se juega o gravita en torno a su pasado, de sus años de muy joven, que fueron los del regimen nacionalsocialista, durante la segunda guerra mundial, lo que simboliza la foto que se pone ahora a circular –como un espantapájaros o un potente talismán-  del actual pontifice encuanto hace falta vistiendo entonces el uniforme de las juventudes hitlerianas, algo que le acompañará (fielmente) hasta la tumba….por muchos « mea culpa » que entone en publico y en privado o por muchos golpes de pecho que se inflija…. « La voz de la sangre », una vez más lo que me guía en este melindrosa tema : en recuerdo de las victimas de Dresde, la gran ciudad barroca (y catolica...) a orillas del Elba. De la carcajada inocente de los miles y miles de niños que llenaban a abarrotar la ciudad (abierta), cuando vieron en el cielo las luces señalizantes de los cazas y de los bombarderos, como lo cuenta David Irving en su libro indispensable…¡Carcajada infantil carcajada eterna!: esa es mi religión (de inocencia) –lo dije ya hace muchos años- nunca tuve otra….

SEMPER IDEM (sin complejos de culpa)

(1) : « Heidegger. Politik und geschichte im Leben und Denken », de Ernst Nolte. Propylaën, Munich, 1992
(2) : « L’An 2000 », de Herman Kahn y Anthony Wiener, Paris, Robert Laffont, 1968
(3) : « España, germanos contra bereberes »de José Antonio Primo de Rivera

miércoles, octubre 08, 2008

LITERATURA Y GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (y 7): un epigono en literatura/del/franquismo, Francisco Umbral (primera epoca)

"Travesia de Madrid" de Francisco Umbral, finalista del premio Alfaguara 1965 (1), no se puede decir que sea una novela falangista propiamente hablando, ni "franquista" siquiera. Una novela costumbrista mas bien, de ambiente madrileno, que su autor se "cocino" -como solo él mismo sabria hacerlo- de su experiencia vivida, de primera mano, en los meses o en el periodo de tiempo -me da que mas bien corto- que vivio como quien dice a la intemperie, sin domicilio fijo, casi ambulante, de joven de provincia recien llegado o mas bien huido a Madrid, que se tuvo que ganar o que « buscar » la vida en la capital como pudo y esta claro que ya sólo en eso cabe decir que Umbral fue una revelacion, en el arte de vivir (o de sobrevivir), y en el de trepar -en su profesion- mucho mas o antes aun que en el arte de la escritura; en aquel Madrid de mediados de los sesenta en plena expansion, del medio millon de matriculas automovilisticas que se veian -¡palabra!- aumentar a ojos vista, como quien dice; lleno...¿que digo? mas que pletorico de ansias de vivir sobre todo entre los mas jovenes y que Umbral acierta a describir de una vision potente y convincente desde fuera o de recien llegado con la que alcanza, es verdad, a abrazar toda la topografia ciudadana desde los barrios mas centricos de Salamanca, de Chamberi de Arguelles (los que solo mas tarde motejaria de madriles/de/derechas) -y entre parentesis los que mas frecuenta en su novela...- hasta el mas extremo (y mas agreste) de los extrarradios, de Norte a Sur, y de Este a Oeste del area metropolitana, de la Plaza de Castilla hasta el Rastro y el Puente de Toledo, o desde las barriadas mas miseras e insalubres entre chabolas, desmontes y descampados mas alla del puente de Vallecas ; desde el pozo del tio Raimundo o de los campamentos gitanos del arroyo del Abroñigal ardiendo de noche en sus grandes hogueras, hasta el Cementerio de San Isidro -la colina de los muertos- como la llama y hasta Getafe y Carabanchel al otro lado del gran perimetro urbano de la capital o en la otra punta dandole la vuelta por su periferia o cruzando simplemente el puente, o el rio -el Manzanares-, que a fuer de seco, de escualido y de exhausto no esta nunca lejos del todo en la novela, como si su autor hubiese querido dar muestras ya, tan pronto, en aquellos años primerizos de su carrera de joven autor en ciernes, el ser incapaz de desembarazarse de una vez por todas de una « topologia fluvial » por llamarla asi que llevaba desde siempre, desde su infancia traumatica en Valladolid bien viva y omnipresente en su cabeza de « niño de derechas », de familia/bien, y a la vez -por parajodico, misterioso, enigmatico e incomprensible que a primera vista ello parezca- tirado a orillas del rio a todas horas del dia, años durante, sin escuela a la que poder asistir (porque los suyos no querian...) Novela a base de sexo (credible o ficticio a penas...), de dialogos muy vivos, cargados de humor e de ironia mordaz y a la vez ingenus o inocentes, como si quisiese con ello reflejar o -retratar a toda una generacion de jovenes madrilenos de entonces ideologicamente inocentes y que estaban a punto de dejar de serlo…. ¡Primavera del 65, -lo escribi hace ya rato en uno de los muchos poemas que perdi hasta hoy- qué rapido que llegaste y qué despedida tan lenta!....

La novela que aqui comento de Francisco Umbral no es, ya digo, una novela ideologica y sin embargo me parecio de lo mas idoneo el incluirla a modo de colofon de esta serie sobre Falange y Literatura...de literatura y guerra civill que me diga (¡que ensaladera que tengo en la cabeza!...) de puro representativa de una sociedad en expansion, virgen en muchos aspectos, en sus estratos demograficos mas jovenes por lo menos, y al borde ya o en el umbral entonces -a imagen, doblemente grafico, de su propio autor- de transformaciones radicales y de una mutacion/cultural no por incruenta (o casi) menos brutal y traumatica y dolorosa... Novela realista y costumbrista a la vez, de estampas madrileñas genuinas y de situaciones "existenciales" no menos realistas y verosimiles a fuer de enredadas y de insolitas , tan graficas a su vez y tan expresivas; novela apolitica y como tal fruto pristino o exponente de lo mas caracteristico de la sociedad de entonces, la España de Franco de mediados de los sesenta, que el autor tan fielmente retrata, en el seno de la cual habia crecido y en la que su exstencia se veia immersa. Imagen fiel a su vez -de ello doy testimonio yo mismo-, con los prismas y refracciones propios a la Espana de entonces, de todo un mundo al que me abri yo entonces de joven adolescente…en el preciso momento que por decirlo asi se nos venia encima...Entonces, si, justo a mediados de los sesenta.

De ahi la fuerza de agarre sobre todo de la novela, de su carga testimonial en mí, mas o mucho mas que el valor o el interes meramente literario o narrativo que pudo suscitar en su lectores, entonces como ahora. El Madrid que narra y describe -de recien llegado- Francisco Umbral me era y me sigue siendo terriblemente familiar, mas de cuarenta años despues, lo que ya de entrada ayude sin duda a explicar esa sensacion un tanto indefinible y no menos desagradable de expropiacion -o para decirlo en crudo, de usurpacion o apropiacion indebida- que experimente ante la imagen de madrileño no de/adopcion sino de/excepcion que los medios se empecinaron en difundir con ocasion de su fallecimiento el pasado año. Una cosa clara como luz se desprende no obstante de la lectura de esta novela costumbrista de Francisco Umbral que me veo obligado a reconocer -nobleza obliga- y es que como aquel pardillo del pueblo (comparaciones odiosas) "al que la gran ciudad encandilo con su policromia" hay que reconocer que al castellano/leones Umbral le deslumbro aquel Madrid de los sesenta (tempranos); mas aun yo diria que lo amo ciegamente como una mujer de recambio o como la familia (completa) que siempre le faltaria...Un Madrid en plena expansion urbana, y en plena efervescencia juvenil entonces, fiel reflejo a su vez del ultimo o del penultimo -si se exceptuan los movimientos recientes inmigratorios en aluvion...- de los tirones demograficos que experimentaria en su geografia humana la sociedad española de resultas de las enormes sacudidas y cataclismos sociales que traeron consigo la guerra y la immediata posguerra. Los muertos que vos matais, dice el autor romantico, gozan de buena salud, y lo menos que se puede decir es que la España de al/dia/siguiente de los Venticinco Años de paz (con mayusculas) andaba de lo mas sana y de lo mas robusta, se dijera despues lo que se dijera. Testigo, de excepcion, Francisco Umbral...primera epoca.

Un Madrid joven de guateques y de turistas jovenes extranjeros, de preferencia mujeres (jovenes) solas o en grupo que se hubiera dicho que venian a cosa hecha...Madrid estival de calor sofocante y de pertinaces sequias -como la de los paisajes campestres, de aquellas marchas y excursiones veraniegas por la serrania madrileña aun presentes en mi retina- de un cielo amenazando (eternamente) estallido, como el aire y el ambiente cargado de los dramas mas guerra/civilistas del teatro tragico de Garcia Lorca; por parajodico o contradicctorio que parezca...Madrid de noche, de bandas juveniles del extrarradio, de gamberradas (nocturnas) de ninos/bien, de fuentes o grifos en las aceras, de un cobre que tanto llamaban la atencion de forasteros -como al propio autor tambien...-, de clubs nocurnos y de boleras, de serenos y de farolas de gas en ciertos barrios aun, donde se podia andar de noche por todas partes, hasta los niños y hasta la hora que fuera, en un clima de paz social que los sucesos esporadicos de delicuencia no venian, como el ruido de un vehiculo de motor en la noche en calma, mas que a perturbar por unos instantes a penas. Un Madrid mas que apacible - que bien describe Francisco Umbral como a su pesar -se diria- en este y otros de sus cuentos y novelas primera epoca. Bajo la paz de Franco. Y bajo un cielo no obstante que empezaba a cargarse y a cubrirse rapidamente de nubes...Lo que viene a simbolizar en la novela un fenomeno bien tipico y caracteristico de la España de entonces -la delincuencia del genero "quniqui"- que curiosamente se diria que preside del principio hasta el fin la lectura de esta novela de Francisco Umbral y mas aun, que lo retrata (en parte) y lo caracteriza, a el mismo y a su obra, a lo largo de su carrera y de su trayectoria.

Seria objeto de comentarios mucho mas extensos y prolijos pero ya de entrada cabe decir que Umbral, vallisoletano, de extraccion social burguesa, de familia/bien a pesar del misterio espeso que rodearia hasta el final sus proprios origines, con padrinos o protectores -que no le fallarian nunca aunque él nunca lo reconociese- tan influyentes y distinguidos como lo seria su paisano Miguel Delibes, llevaria desde muy chico, desde su niñez « franquista », una marca -o un estigma o una lacra como se prefiera- de un tufo inconfundible -"quinqui" o merechero- a marginalidad social y a delincuencia o semi/delicuencia, por parajodico que parezca....Y sirva de boton de muestra de lo que aqui afirmo esta novela costumbrista madrileña casi completamente apolitica y en donde el unico telon de fondo ambiental o de epoca, lo ofrece, ademas de las canciones, de los bailes y del lenguaje coloquial pre/democratico de la gente joven que en ella circula -a base del "macho" que desplazaria nota bene el "tio", de inconfundible origen « quinqui » o merchero en la democracia...-, la actualidad como digo de las paginas de sucesos de entonces; y uno de ellos muy en concreto -el asalto sangriento a la joyeria de la calle madrileno de Bravo Murillo, mayo del 65- que haria epoca....

El fenomeno de la violencia o de la delincuencia preñada de violencia que se tradujo o se plasmo en aquel suceso sangriento, retumbante como un potente aldabonazo en la España de entonces- traeria a las primeras paginas de la actualidad, a los ojos de una opinion publica atonita (e inocente) que no acababa de dar credito a lo que leia, esa realidad española subterranea mal conocida, escondida o semi/enterrada durante decadas por no decir desde hacia siglos, de una marginalidad social comparable hasta cierto punto a fenomenos analogos u homologables en sociedades contemporaneas mas o menos desarrolladas, pero que en el caso español cobraba unos relieves tipicos, intransferibles y en cierto modo tambien intraducibles e inexplicables de por el protagonismo que inseparablemente la acompañaba -¿entonces como ahora?-de unos grupos a-sociales dotados de rasgos de personalidad colectiva acusados por demas e inconfundibles que les conferian una dimension etnografica por no decir simplemente "etnica"...-, conocidos vulgarmente como quinquis; o como "mercheros" en el argot propio, de ellos.

El asalto -irrumpiendo el tema como quien dice casi sin avisar, a mitad de la novela de Francisco Umbral- a la joyeria de Bravo Murillo que se saldo con la muerte del guarda, obra de un grupo de quinquis que se harian (tristemente) famosos entonces, coincidio si no me falla la memoria con los primeras erupciones (importantes) de subversion politica en el ambito universitario madrileño y me refiero en concreto al episodio tan cacareado entonces que se traduciria en el expediente de los catedraticos (cuatro, como los jinetes del Apocalipsis) de la Universitaria madrileña -Aranguren, Garcia Calvo, Tierno Galvan…y Montero Diaz (!?)- un año antes de que yo pisase alli los pies por la primera vez, de alumno de la facultad de Economicas, y del que en la novela de Umbral redactada precsamente por entonces no se recoge "nota bene" el mas minimo eco...Dos fenomenos aparentemente dispares y que no obstante, con la perspectiva del tiempo transcurrido y de todos los diluvios que cayeron desde entonces, me da que admiten asociacion o relacion estrecha por mor, aunque solo fuera, de su sincronia...

E ilustra de forma immejorable lo que digo la figura del Lute, robin/de/los/bosques del tardo/franquismo -al que Franco "nota bene" perdono la vida al contrario que a otros por aquel entonces…- que conoceria una ascension meteorica -en la estima y en el reconocimiento social- en la España de la transicion: de ladron/robagallinas a abogado (eso al menos se decia) en el despacho de la Alcaldia madrileña de tiempos del Viejo Profesor....Pero eso como digo vendria solo despues, como la metamorfosis -ideologica y no solo- de Francisco Umbral (segunda epoca): en la España de Franco en orden y en paz aun del tardo/franquismo (primero), los quinquis y los sucesos de violencia domestica que tan ruidosamente protagonizaron, venian a ser ademas del tubo de escape de muchas cosas la actualidad de politica interna; la noticia del dia a falta de otras. Y en eso (tambien) Francisco Umbral, escritor en ciernes, periodista y cronista de la Villa (y de los tribunales de la Villa…) se mostraba inconfundiblemente "franquista" (o pro/franquista)

A Umbral, detalle doblemente caracteristico o sintomatico, el fracaso que le supuso esta primera novela -el primero digno de mencion en sus larga y prolifica carrera literaria-, que solo quedo finalista de un concurso que él daba de entrada por descontado que ganaria, le valio -como lo cuenta Ana Caballe en la biografia que le dedica- una seria depresion que exigio no menos serio tratamiento clinico; pero mas que eso preanunciaba o presagiaba ya en mi opinion la ruptura en las lineas centrales de su obra narratival que comenzaria a verse plasmada sólo un poco mas tarde -en la fase final del tardo/franquismo- y marcaria una primera y una segunda epoca en su carrera y en su trayectoria. El fenomeno de lo que se puede llamar ficciones memorialistas o si se prefiere expresion de una memoria "fingida" en la obra escrita de Umbral -rara flor de resentimiento…- solo vendria años despues como digo, y llevaria desde el principio el sello de lo tragico y calamitoso, y por ende guerra/civilista: tras la muerte de su hijo unico -al cabo de una larga convalescencia-, enfermo de leucemia, algo que Umbral no le perdonaria a nadie nunca (como tantas otras cosas)....

Hay sí, dos referencias brevisimas y fugaces a la guerra civil, a cual mas sintomatica a la vez, en esta novela de juventud de Francisco Umbral; como algo alejadisimo en el pasado, en la primera de ellas (p.125), y como el mudo o disimulado reproche –en la segunda- de un sordo (y voraz y devorante) resentimiento de tipo social y en principio apolitico, siempre en proceso de incubacion (y de metabolismo y metamorfosis) en el autor, en contra de los vencedores de una guerra –« la guerra española » la llama…- que Umbral, joven immigrante aislado y desambientado veia retratados en una clase social de propietarios y rentistas de viejas mansiones señoriales en aquel barrio madrileño de Salamanca tan codiciado de mediados de los sesenta, "que habia sido su patria (de ellos)"antes, y "lo seguia siendo"(p.228); que a todas luces aceptaban mal al personaje/autor sino lo rechazaban….Pero en un plano estrictamente politico o ideologico la cosa era perfectamente reducible o traducible en unas coordenadas de pleno recibo entonces, como eran las del Regimen en vigor que no dejo de alimentarse -hasta el fin- del sueño (joseantoniano) de « la revolucion pendiente », siempre vivo en muchos de sus partidarios mas fieles y mas ardientes.. Ocurre que el caso Umbral era de lo mas atipicos..entre la mas atipica de las « anomalias » como lo llamo acertadamente Ana Caballe, biografa del autor, « no autorizada » Hasta en el aspecto inconfundiblemente « epigonal » -o tardio- que ofrecen su obra y su trayectoria (primera epoca)…

"Travesia de Madrid" es amen del relato de un autor novel, la obra de un epigono del franqusimo literario (y sociologico), es cierto. No en vano Emilio Romero, en un comentario que le dedica en sus memorias (vitriolicas), le incluia o englobaba entre los "ultimos del SEU", y de hecho sus pristinos comienzos como locutor y como articulista lo fueron en el cuadro de la prensa oficial del regimen ; y el primero de sus articulos se veria publicado en la revista « Arco » del SEU de Leon, en concreto (ya en 1955, con ventitres años de edad...) Pero incluso en su trayectoria posterior, en su segunda epoca, no llega Francisco Umbral a romper del todo –en mi opinion- el cordon umbilical que le ligaba con la matriz cultural y por ende literaria que fue para él la España de Franco.

Sera largo tambien de analizar de explicar y detallar pero vaya ya dicho que ese papel al que se fue conformando de forma de mas en mas estricta y exigente Francisco Umbral, ese caracter bufonesco o picaresco si se prefiere que su obra iria cobrando « in crescendo » sólo a partir de la muerte de Franco, coincidente « pari passu » con la transicion y la oconsolidacion de la democracia, ilustra y prueba a la vez lo que acabo de afirmar: a su luz todo se vuelve claro, incluso -por poner un ejemplo- los parrafos mas oscuros de su novela -paradigmatica por tantos conceptos- « la Leyenda del Cesar visionario ». Y sin el desde luego no se explican (por entero) ninguno de sus titulos guerracivilists.

Esa coexistencia o cohabitacion (forzosa) de lenguajes en sus novelas, sobre todo en sus novelas guerra/civilistas, o por expresarlo en moderna terminologia linguistica, de « voces » (ideologicamente) antagonistas, filemente recogidas hasta en sus matices mas nimios e inconfundibles, las de la izquierda como las de la derecha: lenguaje de los rojos...y el de los fachas tambien, vertidos a discrecion y a partes (grosso modo) iguales -y con absoluta maestria a la vez- en la prosa "historica" de Francisco Umbral (en « Capital del dolor » por ejemplo…o en « la Leyenda del cesar visionario »)

Como si coexistieran mas o menos inconfortable o vergonzantemente dentro del autor, o mas bien como si excluida mas o menos y combatida despues de la Transicion una de ellas -la voz de los vencedores de la guerra civil-, despues de haberse hecho oir en altavoz (y cada vez mas desfiguradamente) durante decadas del regimen de Franco, emergiera de pronto en plena era de "felipismo" y de democracia (borbonica) de testigo de cargo, en lo mas hondo del autor, y tambien en sus fragmentos (« posmodernistas »), como por casualidad en los mas deslubrantes de todos ellos...

Como si la memoria "ultrajada", por emplear una expresion propia a Umbral ("Madrid 1940") -de los que perdieron la paz despues de haber ganado una guerra- emergiese o hiciese irrupcion de pronto y consiguiese, aunque por momentos solo, hacerse oir e imponerse por sorpresa, en los relatos del autor sobre la guerra civil, a "la otra voz", antaño perseguida y que hacia ya rato que se habia vuelto "autoritaria" (en la terminologia linguistica), "verbi gratia" politicamente correcta (o democratica...)y ferozmente represora a la menor ocasion por supuesto...("Ni pidas a quien pidio ni sirvas a quien sirvio", rezaba la sabiduria de la epoca)

Como si el personaje de Don Frances, de aquel bufon legendario del Emperador (nuestro señor) fuese el unico traje a la medida que le quedaba al final a Umbral escritor en el armario, al cabo de la larga transicion y de la era felipista (interminable)...Francisco Umbral, confesor del regimen de monarquia de democracia borbonica, y mas aun bufon del rey/borbon (sucesor/a/titulo/de/rey a su vez -lo reconozca o no- del general Franco)...

(1): "Travesia de Madrid", de Francisco Umbral, Alfaguara, 1966