François Fillon (en el centro de la foto), el gran vencido de las pasadas elecciones presidenciales francesas. Víctima de una operación de acoso y derribo -en los medios y en la magistratura- sin precedente alguno en la historia de la V República francesa. El fantasma de su derrota parece estar gravitando ahora sobre la figura del presiente del gobierno español, que ha sobrevivido a repetidas campañas de acoso desde su llegada a la Moncloa. ¿Igual de implacable la tiranía de los medios por todas partes? Que de verdad que el caso Gurtel parce ridículamente irrisorio comparado al escándalo de malversaciones -por unas sumas propiamente astronómicas- en la que se ve envuelto el partido socialista belga francófono desde hace meses. Sin cambios mayores en los dirigentes de aquel partido hasta la fecha. ¿Sabrá superar Mariano Rajoy nuevo desafío? Cabe augurarlo del político más “perfilero” de la democracia española (una imagen que a fe mía le corresponde por méritos propios)Un filosofo de la antigüedad -Platón, que se lo habría oído a su maestro Sócrates- dijo aquello, un tanto vago e impreciso,como tantos pensamientos filosóficos, que solo sabia que no sabia (nada) Y buceando en la actualidad candente como lo vengo haciendo en este blog, llego aveces en toda humildad a esa conclusión, tan desazonante y tan desalentadora. Así me ocurre en la actual coyuntura española marcada por dos fechas límites (e inminentes) la del voto de la moción de censura con la que amenaza el partido de Pablo Iglesias, y la comparecencia de Rajoy (el próximo 26 de julio)
Y es que la perplejidad me invade, es cierto, ante la postura de Pedro Sánchez que a tenor de sus declaraciones mas recientes parecería estar dispuesto a dejar pasar la oportunidad -que ni pintada- de noquear a su enemigo personal e intimo, al que parecía tenersela jurada, como así lo había venido dando a entender en la larga saga que viene protagonizando desde que se formalizó su enfrentamiento personal con el actual jefe de gobierno tras abrirse la crisis política de resultas de las elecciones legislativas de diciembre del 2005 (que tardaría diez meses en decidirse, pasando por su defenestración del puesto de secretario general y su vuelta -triunfal (pero con bemoles)- tras las primarias de su partido.
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