viernes, noviembre 14, 2014

¿OFENSIVA RUSA A GRAN ESCALA EN PUERTAS?

En “El mito del Siglo XX” una obra de Alfred Rosenberg especialmente influyente en la Alemania nazi que leí por primera vez mis primeros tiempos en Bélgica, se denunciaba un integrismo musulmán naciente (en el periodo de entreguerras) –como un enemigo irreconciliable del Occidente y de la civilización europea- que fue sin duda causa principal y determinante del fracaso de la alianza estratégica –y al mismo tiempo ideológica- entre el Islam y la Alemania nazi que se veria ilustrada en la adhesión a la causa de las potencias del Eje del Gran Muftí de Palestina, y en la creación de unidades propiamente musulmanas en las SS y en la Wehrmacht. Los párrafos a los que me refiero no aparecían en otras ediciones que tuve en mis manos posteriormente, de las que aquellos se veían a todas luces expurgados, por lo que fuera (…)
Vientos de guerra otra vez en el continente europeo. Aviones rusos sobrevolando las costas noruegas en un nuevo incidente al cabo de una serie de ellos, análogos, en los cielos de Europa en las últimas semanas. Rumores aireados por la prensa francófona –belga y francesa- de hoy dando cuenta por otra parte de la inminencia de una ofensiva rusa en toda regla en Ucrania, y a gran escala. ¿Son creíbles? Por supuesto que sí. El conflicto, en vías aparentes de congelación las últimas semanas ha seguido encendido bajo las brasas, y en cualquier momento puede arder de nuevo en llamas. Entre tanto una noticia todo menos trivial habrá surcado los medios y es la muerte a manos de combatientes pro rusos de una terrorista islamista de nacionalidad inglesa de las mas buscadas mundo a través, musulmana conversa esposa del autor del atentado suicida de Londres de julio del 2005.

Y si se le suman otros indicios que no engañan de informaciones del mas diverso origen dando cuenta de una alianza objetiva entre los nacionalistas ucranianos y los islamistas del Cáucaso, la encrucijada para muchos no puede presentarse mas drástica y dramática al mismo tiempo, desde luego. Entre un montón de sueños rotos como cristales ecos de pronto añicos por los suelos, y entre ellos el de la alianza estratégica del III Reich con el islam del Cáucaso y del Asia Central y del Oriente medio en nombre de una nueva Europa. Una alianza que fue un fracaso ya al nacer y que moriría en cualquier caso con la derrota alemana.

En el Mito del Siglo XX, su autor Rosenberg, fuera de toda sospecha denunciaba un integrismo musulmán entonces naciente -causante sin duda de aquel fracaso- como algo fundamentalmente enemigo (irreconciliable) del Occidente y de la civilización europea. Lo leí negro sobre blanco en una edición de la referida obra en francés en mis primeros tiempos de estancia en Bélgica aunque guardé siempre la sospecha que era uno de esos párrafos expurgables –como otro referido al mimo tema (el Islam) de “La decadencia de Occidente”, de Spengler- en ediciones para uso y consumo de públicos diferentes y en función de la coyuntura y de los movimientos de opinión y del estado de las mentalidades en los últimos setenta años. El caso es que nunca después pude volverlo a encontrar.
Carro de combate ruso durante la batalla de Grozny, la capital chechena. Las guerras del Cáucaso de la década de los noventa tras la caída del Muro y el desmantelamiento de la URSS, contra movimientos insurrecciones de tendencia islamista, forjaron un nuevo nacionalismo ruso pos soviético que en lo esencial recogía los objetivos y aspiraciones geoestratégicas del Imperio de los zares. Sin ese dato fundamental no se entiende nada de lo que está sucediendo hoy en Ucrania
Ya me explayé aquí en más de una ocasión y antes incluso, en mi blog anterior de Periodista Digital- sobre un tema en ascuas los tiempos que corren que no habrá dejado de surcar mi mente –lo confieso- como un fantasma obsesionante desde hace ya un buen rato, pongamos desde la eclosión de la revolución iraní (ya hace un rato es cierto) “Pesadilla cruel” llamó Claudio Sánchez Albornoz al sueño de una España musulmana que no dejarían muchos de soñar en los diferentes países europeos desde los tiempos de las Luces especialmente entre la especie de los llamados orientalistas, que imprimirían su sello y su influencia indiscutiblemente en el conjunto del pensamiento occidental contemporáneo.

En Federico Nietzsche por ejemplo que en su obra (tan crucial) del Anti-Cristo –tan certera y clarividente en muchos de sus párrafos- profesaba veneración por la civilización de la España musulmana (sic) y un deprecio al mismo tiempo, sin matices, por los cristianos de la Península . Lo que da idea de la magnitud del desafío intelectual que el tema –el Islam en los tiempos que corren- les plantea a muchos españoles de espíritu avizor y con un mínimo sentido de lealtad a la memoria heroica. Y en particular a los que nos sentimos tributarios como aquí ya lo tengo registrado a menudo de la obra y de la figura del pensador germano, y en concreto de su obra (polémica) “El Anti-Cristo” Nietzsche fue un caballo de batalla y lo sigue siendo en el plano de la memoria, en su vida como en su obra. Y ese orientalismo heredado –del Aufklarung y del romanticismo alemán- es sin duda una faceta decididamente obsoleta de su obra.

El islam al nacer era tan judeo-cristiano –y mucho más- que la cristiandad occidental tanto en su forma latina (católica) como en su versión greco /ortodoxa. Y en su versión actual islamista todavía más. Y aquellos a los que nos deparó la suerte una cohabitación –en los mismos barrios, o en una misma ciudad- forzosa y duradera con sectores significativamente importantes de emigración musulmana-, tenemos sin duda más motivos y razones que otros para acabar llegando a una conclusión como esa. Las primaveras árabes marcaron un antes un después en el plano de la geo/estrategia. Y en lo que los españoles se refiere se verían traducidas en una superchería nunca vista por la ironía sangrienta que rezumaba, y me estoy refiriendo a la llamada alianza de culturas y civilizaciones.
El pacto germano/soviético se presenta en la historiografía políticamente correcta como la causa directa del estallido de la segunda guerra mundial, por cuenta sobre todo de sus (llamados) protocolos secretos uno de los cuales incluiría la anexión por el Reich de Polonia (o digamos de la mayor parte de la misma) Vladimir Putin en recientes declaraciones –desmarcándose así de otras que hizo en el setenta aniversario del estallido del conflicto- ha dejado bien claro que no estaba con eso de acuerdo, apuntando con el dedo a Francia y a Inglaterra –a sus respectivos gobiernos- en una situación que llevaría fatalmente te a la guerra y criticando la historiografía en vigor sobre el tema. Y en la medida que cuestiona la Verdad Histórica (e historiográfica) oficial en vigor desde el 45, el líder ruso abre puertas y despeja vías de futuro en la búsqueda de los orígenes (comunes), por las rutas de la Memoria
Todavía llevo grabado en la retina el semblante de tristeza y amargura insondable que arrastraba –como alma en pena- el turco Erdogan pasando en revista las tropas españolas en el Escorial en compañía de su amigo Zapatero que hizo de aquella alianza el buque insignia de su política extranjera. Lejanos ya los tiempos en los que España estuvo a punto de alcanzar el arma nuclear, lo que truncaron la revuelta juvenil universitaria del tardo franquismo y el terrorismo de la ETA en la medida que socavaron el régimen anterior por dentro lo bastante, como lo pondría de manifiesto el asesinato del Almirante Carrero que evoqué en una entrada reciente.

España se resistió siempre en la posguerra a renunciar –pese a la presión americana- a uno de los principales objetivos de su política estratégica, a saber la protección de su flanco Sur desguarnecido y en especial de sus territorios de Ceuta y Melilla –lo que pasaba fatalmente por la recuperación de Gibraltar- en la eventualidad de una agresión de origen magrebí. Y ese fue el faro mayor de la política nuclear española que estuvo a punto de alcanzar frutos tangibles en los últimos tiempos del régimen anterior. Y llegados aquí se me impone una mención del orden del ámbito familiar, y es de la figura del que fue entonces agregado español en Paris, depositario directo de las proposiciones francesas en ese sentido, emanadas del complejo militar industrial francés con el visto bueno por cierto del general De Gaulle.

Y me estoy refiriendo a Jesús Bengoechea Baamonde militar del ejército del Aire, amigo de mi familia y que fue mi padrino de bautizo, que tras una brillante carrera militar se jubilaría de teniente general del arma de aviación. A De Gaulle, sus veleidades de independencia geoestratégica le costaron que le montaran el Mayo francés –desde fuera- dirigido directamente contra él. En España aliada geoestratégica de Francia en el terreno del rearme nuclear, aspiraciones análogas o comparables le costarían la vida al Almirante Carrero Blanco. No entro ni tomo posición en una cuestión que lleva ocupando y devanando los sesos de historiadores y todo tipos de autores por cuenta del atentado que le costó la vida al entonces jefe de gobierno español.

Pero es un hecho indiscutible que la banda terrorista ETA no hubiera podido actuar impunemente como lo hizo sin señales –y el visto bueno- de fuera. Aquel sueño murió entonces y España acabaría viéndose condenada a un destino sin gloria y gris–y un tanto triste y vergonzoso- de subalternaje en el plano internacional a imagen y semejanza del que se vieron reservados tantos de sus emigrantes en las últimas décadas. Lenguaje duro y amargo, lo reconozco, con la amargura de la frustración (que me sea permitido añadir) que arrastro desde que resido -tantos años ya- por cima de los Pirineos. Un país pues a la merced de una amenaza geoestratégica que no habrá hecho más que agrandarse en proporciones inimaginables hace treinta años, con la eclosión del integrismo musulmán que habrá sido uno de los signos magnos de nuestra época

2 comentarios:

Rodericus dijo...

Lo de la muerte de la "viuda blanca" en Ucrania es un bulo de las agencias rusas.

Yo también recuerdo haber leído ese párrafo de "El Mito del siglo XX" donde hablaba mal de los musulmanes. No creo que haya sido expurgado, aunque por Internet circulan malas traducciones.

Lo que sí ha sido expurgado de la memoria de la España nacional es la abundante literatura pro mora y pro musulmana. Entonces eran los rojos los que denigraban a los moros. Y no entiendo muy bien por qué ahora se han cambiado los papeles. Yo, que soy hombre de costumbres y poco dado al cambio, prefiero seguir con esa tradicional simpatía de la España nacional por los pueblos árabes.

Juan Fernandez Krohn dijo...

Si hubieras vivido en régimen de cohabitación semi forzosa -tantos años ya- con un contingente emigrante de confesión musulmana que alcanza –en cifras oficiales- hasta el treinta por ciento de la población como es el caso en la aglomeración de Bruselas, verías tal vez con un enfoque distinto el problema. Y que conste que puedo jactar de haber aprendido bastante bien –con el tiempo y una caña- el arte difícil de la cohabitación con ellos, pero no dejo de ver el problema, la amenaza rampante que me diga como una bomba de relojería o de efecto retardado. Fue un largo proceso en mi lo confieso, que dio comienzo sin duda con la guerra civil argelina de los años novena cando confieso que le vi las ojeras al lobo. Al espectro de una morisma medieval de los tiempos de la Reconquista resucitada tantos siglos después, que hacían bandera de la memoria de Ab-del-Krim, sin ir más lejos aquí en Bélgica. Y la tendencia –del cambio- no hizo más que acentuarse en mí después con las guerras de los Balcanes –en las que fui siempre pro-serbio (aquí todos ya lo saben)- por mi cuenta y riesgo, y en claro desafío no lo oculto a la actitud de escandalosa injerencia en aquellos conflictos del Vaticano y del papa polaco. Y con las guerras del Cáucaso cuando me puse a intentar comprender las razones -de tipo geo estratégico y no sólo- del lado ruso. Antes no, estuve incluso a punto de convertirme al Islam a mi salida de la cárcel portuguesa, ya lo tengo aquí también registrado, hasta el punto que me entrevisté –como todos aquí ya saben-, en marzo del 87 justo antes de venirme a Bélgica con Roger Garaudy célebre converso en Córdoba en un hotel cerca de la Calahorra donde celebraban un congreso de religiones. Todo discurría como la seda entre sonrisas en nuestro encuentro –con testigos- hasta que le menté a Stalin al antiguo estaliniano. “Tú eres un hijo de papa”, me dijo mudándosele brusco el semblante. Hasta hoy, ya digo. Un pos marxismo el integrismo musulmán en muchos conversos por lo menos. Nada que ver con los moros de Franco (mis respetos) Sin trampa ni cartón, amigo (y camarada) Un saludo