domingo, noviembre 23, 2014

Del fondo de la Memoria (poesía en domingo)

Llorar removiendo el fondo
-de emoción- de la memoria
del alma, solo a hurtadillas
¡Que los otros no nos vean!

¿Es normal, honroso, propio
de hombres (hechos) que no lloran?
Que de hombres llorones
no reza (o muy mal) la historia

Lloré, sí, lloré a mares
secándome como pude,
volviendo la vista hacia atrás
antes los muros enhiestos
de una historia patria
rehabilitada al sol, limpia,
en una lengua extranjera
por la irrupción misteriosa
de aquella obra erudita
cual serpiente misteriosa
de un pasado que no pasa
(¡Guerra civil española!)

Lloré como si fuera hoy
como si no fuera un “film”
sino el ayer otra vez
que resucitó de pronto en mí
por las ruta entre Mal y el Bien
entre verdades y mitos
entre lo que fue o pudo ser
entre interdictos y tabús
tan intocables como un rey

¿Qué es lo que mueve a los hombres?
Dímelo si lo sabes, mujer,
¿Qué es lo que nos lleva
a creernos más que dioses
cuando el mundo nos reniega
y nos impide el vivir de pie?
Dímelo que tú lo sabes mejor que yo
tal vez, que me conoces bien

¿Que qué es lo que nos empuja
a mover montañas? (¡una y cien!)
¿La Memoria, la Fé en tí mismo?
¡Dímelo¡ Necesito saber
para vencer en mi empeño
loco (como algunos lo ven)
de tomar el cielo/al/asalto
y que no se me hunda encima él

Dímelo y guardaré el secreto
entre tú y yo, créeme,
hasta que me llegue la hora
de entrar en acción de una vez,
de entrar de lleno en la historia
¡Listos ya a la de tres!

Igual que acabo (y remato)
mi poema a rastras de una vez
atándolo por los pelos
verso a verso de a tres, de a diez
¡Que más da! Con o sin rima
Del derecho o del revés
Que el poema salga y salte,
es lo que cuenta hoy y ayer
Y vuele y alumbre el cielo
y encienda las almas de Fe
como arde en el poeta
al son del estribillo aquel
como una voz de ultratumba,
de una vieja canción -en francés-
que le subía la moral
en el infierno “portugués”
Vuelto del túnel del tiempo
("the Shorts") tantos años después
en la grabación ya ronca
que allí tanto amé (¡Annabelle!)


Alma (mater) de la Música
-¿droga blanda, droga dura?-
que acompañó mis poemas
¡La más bella de mis musas!

Que me ayudó a aguantar
en mis pruebas y fatigas,
a recobrar el aliento
cuando casi lo perdía

Que me hizo entrar dentro de mí
huyendo de la locura
que andaba suelta fuera
(¡qué horas negras de mi vida!)

Como un mágico elixir, sí,
que despertó mi Memoria
y la pondría a salvo así
del Tiempo que todo lo olvida

Que rejuveneció mi alma
siempre fiel y siempre pura
sin rendirse ni perderse
en la hora más inicua

¡Hada Madrina bendita
(muy) santa Melancolía
a la que me encomendé
en la mayor de mis cuitas!

Cuando me enamoré de ti
una mañana, de día
viéndote pasar, charlar
tan ufana, tan segura
de tí, de tu lozanía,
¡De tu juventud, Blancaflor!
¡Rosa azul/blanca entre espinas!

Y me duerme y anestesia
de ensueños entre las brumas,
y me arrulla y acaricia
esperándote a ti, bruja!

Y me alegra y aupa el alma
cuando levanto la vista,
la noche verde de luces,
luceros y estrellas frías

¡Yo solo en medio del Mundo
entre tu vida y la mía!

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