¿DE QUÉ VAN LOS EURODIPUTADOS DE PODEMOS EN BRUSELAS?
La última encuesta del País –que Yahoo difunde en primera página- pone ya a Podemos por delante de las otras dos formaciones mayoritarias, protagonistas hasta ahora de una alternancia que habrá durado décadas. “Como la imaginación no ha tomado el poder, el poder va a hacer prueba de imaginación", declaro Pompidou, primer ministro de De Gaulle en mayo del 68 que se propuso y lo consiguió dar una pasada a su país –thipnotizado por los eslogan y proclamaciones de los perro flautas rabiosos (enragés) del mayo francés, que como diría Alfonso Guerra no la iba a reconocer ni la madre que la pario, y asi fue efectivamente. "Podemos", todo el mundo está de acuerdo, es una creación de lo alto –aupada y jaleada por los medios- con un objetivos de alta estrategia que es algo que ven hasta los niños, a saber, el recuperar dentro de un orden -del juego democrático, de la constitución- todas las aspiraciones y frustraciones que pondría al destape tras su eclosión hace tres años de la movida de los indignados (del 15-M) ¿Llegarán los aprendices de brujo hasta permitir a Podemos y a sus líderes acceder al poder? Su panegiristas del genero conversos ponen ahora la carne en el asador en su defensa replicando a los Casandras –como sin duda debe serlo yo para ellos- que “no son el mal absoluto” ¡Qué más quisieran! De por los artículos –vehementes y encendidos lo reconozco- que aquí hasta ahora he dedicado a ese movimiento tan mimado en los medios y a su líder carismático, algunos pensaran que me tomo a pecho como algo personal el tema.
No creo en las meigas pero hay las. El factor conspirativo es melindroso (y peligroso) de esgrimir por lo imprevisible de sus resultados y efectos que escapan a nuestro alcance a menudo, es cierto, y así Marine le Pen en una recientes declaraciones acaba de afirmar que ella no cree en la teoría (sic) de la gran suplantación demográfica ("grand remplacement"), que Dominique Venner mencionaba el año pasado en su testamento justo antes de darse la muerte en la catedral de Notre Dame, con lo que quiere decir que no cree que se trae de un complot premeditado –de un grupo o consejo de sabios, o un gobierno mundial del signo que sea- sino que lo ve ma bien como una realidad, digamos mas exactamente como una amenaza escuetamente demográfica, que se demuestra pura y simplemente con cifras (y con curvas) Y personalmente, el debate me parece perfectamente legítimo y que se pueda optar o inclinarse cada uno más bien del lado de una de las opciones o de la otra.
Quiere decirse que lo cortés no quita lo valiente, que la amenaza (seria, a corto plazo)–de suplantación, de perdida de nuestra propiedad identidad colectiva- no desaparece aunque se demostrase que no existe un complot premeditado No creo yo tampoco que la irrupción de Podemos sea resultado de un complot cualquiera, sí creo en cambio -en lo que me atañe- que con su emergencia por las razones que sea me veo yo personalmente puesto de pronto o amenazado de verme puesto en la picota. ¿Por el hecho de residir en Bruselas (desde hace ya tantos años ya? Es posible. Acabo de ver hoy mismo instantáneas fotográficas de una (mini) manifestación –contra la monarquía- el pasado mes de junio encabezada por una de las nuevas eurodiputadas de Podemos en Bruselas, en las escalinatas del palacio de la Bolsa, una especie de manifestódromo de la capital de Europa donde todos –kurdos, palestinos, kosovares, chechenos, tibetanos, ucranianos nacionalistas, y paro de contar- se vienen manifestando periódicamente desde que aquí resido. Cuatro nuevos vecinos (y vecinas) en permanencia esos cuatro eurodiputados, con lo que tengo que apechar a partir de ahora,, lo que supone para mi –lo asumo- un de desafío pequeño o no tan pequeño. Habas contadas. Los españoles en Bélgica van, lo fueron siempre aquí desde que aquí yo resido –por expresarlo en un giro cheli caro a Umbral- de clientela (no poco servil o subalterna) de la clase política belga, en particular del partido socialista francófono –de padres a hijos y nietos- o si no de turistas de temporada como los euro funcionarios atrincherados en sis propios barrio “europeos” –como unos guetos aparte, y que no se enfanden-, o de chivos expiatorios en los medios y no solo, como fue hasta ahora el autor de estas líneas. Y ahora, los euro parlamentarios de Podemos, poniendo un pie en este circo romano (un decir) de la capital UE sede de las instituciones europeas. ¿De que van los de Podemos en Bruselas? A fe mía que no lo sé o no lo sé todavía pero me temo mucho que acaben yendo de subalternos de la izquierda europea, y en concreto de los socialistas belgas francófonos que arrastran una tradición –longeva –de unos cincuenta años de venir manteniendo un clientelismo humillante (¡vergüenza patria!) entre la emigración española (mayormente de izquierdas) Una eurodiputada belga flamenca ya les ha dado un toque suave pero que suena a seria advertencia: aquí en Europa (sic) estamos acostumbrados a trabajar a base de consensos. En otros términos españoles (o “spanjolen”, con sonido de ñ, como dicen en tono despectivo algunos flamencos), dejaos de originalidades –de palmas y castañuela (castagnettes)- que aquí no estais en casa, y que esto no es España. Que es algo que se diría que no debe ser tan evidente cuando algunos belgas tanto se apresuran y empecinan en aclararlo (…), como lo pude comprobar los largos años que llevo ya aquí residiendo. ¿Cómo lo digerirán estos jóvenes, que me diga estas jóvenes más bien –que son un varón y tres mujeres (tres) de los que a todas luces no estan acostgumbrados a que le cierren la boca, en España por lo menos? Estaría bien que le sirviera de cura de memoria histórica –no de la guerra civil sino de la presencia española en Flandes- pero tal vez (no lo sé) sea pedir peras al olmo. ¿Hablo al túntún, de oídas?
Participé, que me diga asistí hace tres años (y medio) una semana grosso modo después de la irrupción del 15-M en la madrileña Puerta del Sol, a su primera manifestación en Bruselas delante de la Embajada española. Fue un desafío para mí, en el plano psicológico sobre todo, lo reconozco, por lo novedoso sobre todo, estaba acostumbrado –un decir, que hay cosas a las que no me acostumbraré nunca- a lidiar con la emigración (obrera) y sus descendientes en Bélgica, y ahí me encontré un centenar de niñatos euro/funcionarios con contrato (temporal me figuro, algo es algo de todas formas) y becarios erasmos en las universidades belgas. “¡Sol, aguanta que Europa se levanta!”, y yo negro –de indignación y a la vez de vergüenza ajena- de oír aquella cantinela estúpida por lo ingenuamente ridículo sobre todo, que me sonaba a provocación mas que a otra cosa. Venían a denunciar la alternancia española –era el principal leitmotiv de aquella manifa por lo menos- en un país donde llevan (o llevaban hasta hace nada) gobernando los mismos desde el final de la Segunda Guerra Mundial en el 45, como así lo declaré a un equipo de la televisión vasca (no sé si lo recogerían en sus reportaje) Estaban ellos, y detrás ellos cuatro belgas, digo cuatro porque no debió haber más y uno de ellos –dato sintomático en verdad- alguien que yo conocía de antiguo de la Universidad Libre de Bruselas donde me sorprendió una vez –yo sin conocerle- haciendo la apología de Stalin y del estalinismo. Aunque la mona se vista de seda se vista de seda, y aquellos indignados que en Madrid no querían banderas sobre todo las rojigualdas, se veían allí rodeados de banderas tricolores y también, detalle todo menos trivial, de una foto pancarta prácticamente la única allí a la vista, de Santiago Carrillo. Todo ese personal si están todavía en Bruselas (o alrededores) deben ahora ser la clientela principal de Podemos y de sus eurodiputados. Con su pan se lo coman. Tal vez acaban dándose cuenta todos ellos, los euro diputados como los erasmos y los euro funcionaros (indignados), que no todo el monte es orégano, que venían a comerse el mundo Bruselas y al final acaben tal vez viéndole las orejas al lobo me explico al problema de imagen que arrastramos (colectivamente) los españoles de izquierdas como de derechas por cima de los Pirineos por culpa de la leyenda Negra anti- española. ¿Peras al olmo? Me temo que sí, al tiempo
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