Ángel Matanzo (España), convidado de piedra de la situación de alta tensión que viven los madrileños en vísperas de la reunión de mañana para la investidura de la alcaldía madrileña. El antiguo concejal -del PP, y anteriormente de Alianza Popular, antes de entrar en disidencia- por el distrito Centro que sucumbió (con honra) ante la presión de las fuerzas okupas y asociales que imponen su ley de antiguo –con la ayuda de ciertos medios- en ciertos barrios del distrito Centro resurge ahora (se diría) del olvido y del ostracismo en que se veía inmerso. Entre sheriff, y cuatreros anda el juego hoy como ayer en la política municipal madrileña. Con un telón de fondo de guerracivilismo interminable –hoy como ayer-, que ilustra el triunfo electoral de la candidatura de Doña Rojelia y que relativiza no poco esa polémica en la que se quiso centrar de antiguo los problemas de ese distrito y de esos barrios problema, entre vida nocturna y tranquilidad vecinal y ciudadana. Vida nocturna es una cosa, y marginalidad asocial, delincuente y criminógena, otra muy distintaOviedo y Gijón a cambio de Cádiz…y de Madrid. Estos de Podemos no son de la casta pero saben ya latín el tiempo que llevan metidos en política…parlamentaria me refiero, que de la otra, la callejera la de los escraches, asambleas de barrio o de facultad (en guerra) y okupaciones y protestas enfermas de todo tipo se diría que nacieron con ella metida en el cuerpo (y en la sangre) Asturias como Andalucía un poco también aunque menos por ser mucho ms extensa y estar mucho ms poblada- es un caso un poco atípico, a parte.
El Foro Asturias –¡aparte de mi ese cáliz!- al que me apuné pocas semanas antes de la irrupción de la movida de los indignados sin saber –que confieso que no lo vi venir- el nublado que se nos venía encima, fue un fenómeno de irrupción paralela a la del 15-M lo que es un dato irrefragable, si iba en cabio ya previsto (y programado) en la operación de altos vuelos que encendió la indignación callejera es algo que está por probar (del todo)
Me atrajeron en un principio por ese rechazo que denunciaban del abrazo de socialistas y populares en el Principado –que ellos denigraban como “el pacto de Soreda” del obre de un restaurante donde aquellos se habrían reunido juntos-, algo que había cuajado allí y en otras partes de España(¡ay dolor!) mucho más hondo de lo que algunos nos imaginábamos.
En seguida me enfriaron no obstante con el asturianismo (filo separatista) que destaparon de pronto su líder y fundador y algunos de sus portavoces y seguidores, y me echarían la sal de una vez (como por el Sur dicen) precisamente por esa ambigüedad que mostraron ante el movimiento indagando, al que parecieron hacer el caldo desde el principio.
El Foro Asturias juega ahora -en la danza de pactos de investidura tras las elecciones del pasado día 24-, un papel de tercero en discordia análogo al de Podemos o al de Ciudadanos en otra regiones autonómicas. Y la danza se ve que les aprovecha y trae rédito porque consiguen ahora lo que no podían ni soñar después de que perdieron la presidencia de la Junta por culpa del dedazo de Rosa Diez que mostro por fin donde anidaba en el fondo su corazoncito (de antigua militante socialista e hija de socialista)
Y yo les di pues a los del Foro un voto de confianza –y no es justificarme que a fe mía que no que no lo pretendo en absoluto)- en la esperanza que a su ascenso viniera a darle la puntilla a toda esa mafia (de izquierdas) que controla y tutela de antiguo la emigración asturiana en Bélgica con los que me vi obligado (¡ay dolor!) a cohabitar -a distancia y forzosamente- los largo años que llevo residiendo en Bélgica. Esperanza vana la mía porque las cosas no cambiaron un ápice en ese punto, y siguieron mangoneando (aquí en Bélgica) en ciertos medios y ambientes y dando la nota y el tono siempre los mismos.
El ejemplo asturiano ofrece como sea un rotundo mentís a la imagen que nos vienen vendiendo de Podemos, de un partido de vestales incorruptas que no consienten que les toquen ni un pelo y menos que les pongan la mano encima los de la casta (abominada, como el régimen (sic) –léase la constitución del 78- que tanto denuestan, por franquista o pos franquista y no por otra cosa.
¿Y que va pasar en Madrid tras los sucesos (pos electorales) de Asturias, y de Andalucía (concretamente en Cádiz, donde Podemos al contrario que en el Príncipe desbanca a la derecha con la ayuda de los socialistas)? La pregunta del millón. En su diario el Imparcial,
Luis María Ansón especula on los rumores que circulan de que hasta tres concejales electos (tres) del PSOE estarían dispuestos romper la baraja en la reunión de mañana de investidura. No lleva a Esperanza Aguirre en su corazoncito el veterano periodista pero parece apostar (resignado) por lo que le parece el mal menor, Losantos en cambio se empecina impertérrito en su inquina y resentimiento contra el partido que le alzo y que le dio todo lo que hoy tiene (que no es poco)
¿Qué otra cosa si no es el trazar un balance tan negativo -de reformas malogradas y de promesas incumplidas al tiempo que se pone a alertar contra la llegada de miles de perro flautas (sic) a la alcaldía madrileña y a todo sus puestos y niveles de responsabilidad y de mando, como hacía en su intervención radiofónica de allí que me repasé detenidamente (a toro pasado)? Esperanza Aguirre como la derecha o la derechona y el PP en general- arrastran un problema de imagen que no es otra cosa (en el fondo) que un sello o secuela de la guerra civil que todavía dura. Lo presenten como quieran ciertos medios. El retrato que circula en cambio en la red de su rival es más pesado que el polo y a pesar de ello ciertos medios se empecinan en vendernos su figura, su rostro y su silueta (tan atípicas)
“Con esa cara de asco, de amargada, con esa dentadura destrozada, con esas manos que parece que van a partir la cara a alguien”, es lo que leo en cambio, en un comentario anónimo en la red, que recojo aquí porque me suena o me parece la evidencia misma, tal y como yo la veo, humildemente lo confieso y lo reconozco. No faltan ya ni veinticuatro horas para la investidura y el patio está que arde. Y me refiero –algunos ya lo han adivinado- al patio Maravillas que fue desalojado y precintado ayer por ls fuerzas del orden como ya aquí anuncié para volver a encontrarse otro nido –okupación mediante - apenas unas horas más tarde.
La prensa nos informa que se trata de un local propiedad de la familia del opositor nuero uno venezolano al régimen bolivariano, con lo que los de Podemos parecen llevar hasta el final su apuesta en favor del régimen (bolivariano) de Nicolás Maduro, heredero de Hugo Chávez, en la cuerda floja dentro y fuera de su país desde ya hace un rato (…)
El patio Maravillas, su ocupación desde hace ya siete años es un tema emblemático e ilustrativo en extremo de ese pulso que le echaron al anterior alcalde Ruiz Gallardón los bajos fondos de u barro –del distrito centro- y que se acentuó con la irrupción del 15-M y la situaciones de acoso callejero de las que se vería blanco preferente como en aquella ocasión –retransmitida en directo en los medios- fiesta del colectivo gay en el barrio de Chueca donde un grupo de esa etiqueta le fue persiguiendo ante el ojo atento de las cámaras por la calle un buen rato a gritos y entre amenazas e insultos de la peor especie.
Tales aguas tales lodos. El distrito Centro que es el que más votos habrá granjeado a doña Rojelia en las últimas elecciones municipales fue el principal teatro de operaciones de un concejal madrileño hoy sumido en el olvido y en el ostracismo más absoluto del que a fe mía no había nunca hablar, prueba del grado de alejamiento –aunque no extrañamiento- de la expatriación que fue la mía, que me impuse mitad forzoso mitad voluntario durante décadas.
Y me estoy refiriendo a Ángel Matanzo (España) –del que me llega ahora una semblanza de mano amiga- que fue concejal del distrito Centro por el PP –antes de entrar en disidencia por culpa del contencioso que le enfrento al que fue alcalde de la capital y compañero suyo de partido, Álvarez del Manzano. Y que riñó una batalla épica contra los elementos asociales ue pululaban entonces –y doy fe de ello- por ciertos barrios de su distrito, como era el caso del barrio de Malasaña un barrio problemático y mártir a la vez, por el sufrimiento que ciertas lacras –okupaciones, vandalismo, tráfico de drogas y alcoholismo en la vía publica, enfrentamiento entre bandas etcétera, etcétera- infligían (y sin duda siguen haciéndolo) a una mayoría de habitantes de aquellas zonas (céntricas) de la geografía urbana madrileña.
El distrito Centro como no dejaron de subrayarlo algunos comentando los resultados –en Madrid- de las elecciones del pasado día 24 no es una zona de clases bajas u obreras en modo alguno, por muy castizo que sea. Lugar emblemático de la movida de los años de la transición en cambio, un fenómeno que escapaba por tantos aspectos a lo estrictamente político o ideológico pero que no dejaba de arrastrar un sello o cuño guerracivilista.
Y el concejal Matanzo –que era (y es) de ese barrio donde tenía sus intereses (en el sector cárnico), por lo que ahora aprendo lucho denodadamente contra esas plagas (bíblicas) hasta verse obligado a girar la toalla por desavenencias con su superior jerárquico –el alcalde de la Villa y Corte- que sin duda no veía los problemas del barrio de la misma forma que él. El tiempo sin embargo parecería que le dio la razón en todo.
Y hoy, los fantasmas y y duendes (y demonios) de ciertos barrios conflictivos del distrito centro –Malasaña, Chueca, Lavapiés, Tirso de Molina, Antón Martín, zona de Huertas (etcétera, etcétera) resucitan y amenazan con arrasarlo todo las horas que corren, en vísperas de la investidura en el puesto de alcaldesa de una septuagenaria –indignada y guerracivilista- que es para ellos como su santa/madrina.
Distrito Centro en la picota a escasas horas de la reunión de investidura. En el corazón de Madrid, y de España entera
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