lunes, junio 01, 2015

Al Rapsoda Amigo (poesía en domingo)

Genio olvidado (irredento)
que te cruzaste conmigo
y me devolviste la fe
en mí ¡Gracias, amigo!

Que prestaste tu voz (de actor)
tus maneras, en público
a un sin voz, a un “maldito”
a un cantor de la belleza
y del honor (redimidos)

Gracias, a tí, vieja gloria,
porque revivió contigo
el poema que te brindé,
que dormitaba conmigo

Tú el que pusiste la voz
-¡qué voz!- yo sólo el oído
o ese latido interior,
el que infundió en mí el destino.
Grito de un poeta mudo:
eso fuiste tú para mi
amigo fiel, redivivo

A ti que me devolviste
de un golpe de genio
de artista, en un minuto,
en el lace imprevisto aquél
todo un pasado perdido,
todo un tiempo que no viví
en mi tierra (entre los míos)
en la magia del instante
que me redimió entre algunos

¡Gracias, famoso del ayer!
¡Tus enemigos, los míos!
¡Mi futuro también tuyo!
Ese que anuncian mis versos,
esa hora del triunfo
al cabo de la odisea,
tuyo y mío, colectivo
-¡alma de artista, generosa!-,
que te redima del olvido
injusto, ya tan largo y cruel,
que te condenó al ostracismo,
y que te sirva en bandeja
cabezas de tus enemigos

Poeta de la voz, rapsoda fiel.
Gloria, laus et honor tibi sit !
(Por ese gesto, que no olvido)


Visto y no visto, te esfumas
y resurges, menuda y fina
cuando ya no pensaba en ti
y me iba ¡ratita mía!

Enredándome en los hilos
de tu intuición femenina
y en el corretear fingido
de tus ideas y venidas

En el rayo de tu mirar
de ese juego de bambalinas
de tu sonrisa, de tus ojos
que juegas como ninguna

Que me deja ya tocado
el alma cautiva, prendida
de esa cargazón romántica
que despertaste, mi vida,
sin querer y queriendo a la vez
mujer, niña ingenua (y cuca)

Que pongo ahora al horno
-música y temperatura-
de los versos del cantautor
de otras épocas ya idas
¡Mirlo blanco, paloma mía!

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