domingo, enero 08, 2017
Hibernal "ostendesa"
Treinta años ya mi dulce amor
de mi llegada a estas tierras
en donde me nació ¡pobre!
mi poesía (de amor y guerra)
la poesía trasterrada
de unas estampas señeras,
de tiernos (verdes) paisajes
¡poesía salvaje y fiera!
De una tierra de acogida
que a fuerza de recorrerla
(¡tan pequeña!) se hizo grande
a la luz de las estrellas
como un microcosmos sin fin,
cuanto más se le penetra
más nos queda por explorar
de sus historias secretas
de su memoria escondida
de sus cuitas y tristezas
(¡“pena” -profunda- de Bélgica
que inspiró una gran novela!)
De sus miedos y fantasmas
de su dudas y certezas,
sus brechas y divisiones
causantes de tanta pena,
de sus logros y fracasos
de su sino (qué odisea!)
¡camino, tierras de paso
de una fatalidad presas!
Flores de resignación
de una histórica impotencia
a romper trabas, corsés
y a ser por fin ellas (“bélgicas”)
algo que antaño ya fueron
aún en momentos de prueba
¡que no lo dejaron de ser!
pese a la leyenda (negra)
y que siguen queriéndolo hoy
en medio de la tormenta
y de los tiempos cambiantes
y los vientos que ellos siembran
que rugen por estos lares
con rabia ¡dios con qué fuerza!
¡Oh noches del Mar del Norte
donde vi tanta belleza!
En sus noches estrelladas,
solo entre cielos y tierra
¡y anocheceres de estío
de luces igual que perlas!
¡Que me arrojen en tus aguas
Ostende el día que me muera!
en tu rada tan grandiosa
hecho ceniza (y leyenda)
Y juntarme con aquellos
de mi sangre (y de mi lengua)
que algunas noches de invierno
gimen como alma en pena
Hijos de la fatalidad,
de una memoria irredenta
¿Pudor, timidez, fingimiento
o qué, mujer recelosa,
ese halo de misterio
que te oculta y que te arropa?
Y te protege y defiende
de la atracción misteriosa
del macho que tanto temes
que te pierda y vuelva loca
y por eso vuelas tanto,
y de ahí esa trayectoria
siempre en círculos concéntricos
¿o piensas que no se nota?
¿O crees que me chupo el dedo
mirlo blanco, niña/tonta?
Que delante del espejo
sois mujeres sólo ¡todas!
Y os olvidáis todo el resto,
el futuro y esas cosas
con que distraer tu ansia
de ser amada (y ser rota)
en los brazos del paje azul
que te deje amor llorosa
de puro amor y contenta
y haciéndote preguntas (golfas)
y más bella y niña que nunca
y más tierna y más deleitosa
y mas blanca tu piel de nácar
y más dura tu mirada honda
que resucita a los muertos
y a los vivos los destroza,
y aún más grandes esos ojos
ojos de reina ¡de diosa!
Que me dejaste clavados
una tarde de un día idiota
cuando ya no me esperaba
una aventura tan loca
(y junto con ellos, más hondo
¡esas súplicas viciosas!)
de mi llegada a estas tierras
en donde me nació ¡pobre!
mi poesía (de amor y guerra)
la poesía trasterrada
de unas estampas señeras,
de tiernos (verdes) paisajes
¡poesía salvaje y fiera!
De una tierra de acogida
que a fuerza de recorrerla
(¡tan pequeña!) se hizo grande
a la luz de las estrellas
como un microcosmos sin fin,
cuanto más se le penetra
más nos queda por explorar
de sus historias secretas
de su memoria escondida
de sus cuitas y tristezas
(¡“pena” -profunda- de Bélgica
que inspiró una gran novela!)
De sus miedos y fantasmas
de su dudas y certezas,
sus brechas y divisiones
causantes de tanta pena,
de sus logros y fracasos
de su sino (qué odisea!)
¡camino, tierras de paso
de una fatalidad presas!
Flores de resignación
de una histórica impotencia
a romper trabas, corsés
y a ser por fin ellas (“bélgicas”)
algo que antaño ya fueron
aún en momentos de prueba
¡que no lo dejaron de ser!
pese a la leyenda (negra)
y que siguen queriéndolo hoy
en medio de la tormenta
y de los tiempos cambiantes
y los vientos que ellos siembran
que rugen por estos lares
con rabia ¡dios con qué fuerza!
¡Oh noches del Mar del Norte
donde vi tanta belleza!
En sus noches estrelladas,
solo entre cielos y tierra
¡y anocheceres de estío
de luces igual que perlas!
¡Que me arrojen en tus aguas
Ostende el día que me muera!
en tu rada tan grandiosa
hecho ceniza (y leyenda)
Y juntarme con aquellos
de mi sangre (y de mi lengua)
que algunas noches de invierno
gimen como alma en pena
Hijos de la fatalidad,
de una memoria irredenta
¿Pudor, timidez, fingimiento
o qué, mujer recelosa,
ese halo de misterio
que te oculta y que te arropa?
Y te protege y defiende
de la atracción misteriosa
del macho que tanto temes
que te pierda y vuelva loca
y por eso vuelas tanto,
y de ahí esa trayectoria
siempre en círculos concéntricos
¿o piensas que no se nota?
¿O crees que me chupo el dedo
mirlo blanco, niña/tonta?
Que delante del espejo
sois mujeres sólo ¡todas!
Y os olvidáis todo el resto,
el futuro y esas cosas
con que distraer tu ansia
de ser amada (y ser rota)
en los brazos del paje azul
que te deje amor llorosa
de puro amor y contenta
y haciéndote preguntas (golfas)
y más bella y niña que nunca
y más tierna y más deleitosa
y mas blanca tu piel de nácar
y más dura tu mirada honda
que resucita a los muertos
y a los vivos los destroza,
y aún más grandes esos ojos
ojos de reina ¡de diosa!
Que me dejaste clavados
una tarde de un día idiota
cuando ya no me esperaba
una aventura tan loca
(y junto con ellos, más hondo
¡esas súplicas viciosas!)
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1 comentario:
http://www.telemadrid.es/noticias/madrid/noticia/las-propietarias-de-un-piso-de-fuenlabrada-denunciadas-por-sus-okupas
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