En la foto, la policía nacional Raquel Gago implicada en la muerte de Isabel Carrasco, que ha hecho recientes declaraciones exculpatorias -de un gran eco en los medios- en el momento de su entrada en prisión, tras verse condenada en sentencia (firme) por el Tribunal Supremo a comienzos de la semana pasada. Personalmente pienso que es culpable, y la experiencia que arrastro en materia de criminalizaciones (se me reconocerá) abonan lo que afirmo. Y de lo que me baso en un sinfín de motivos, con los que no me hago más que eco de lo que piensan tantos. Y en otros visos o indicios también que se habrán invocado mucho menos. Como ciertas preguntas sin respuesta, por ejemplo la de cómo consiguieron la madre asesina y su hija -personas (nota bene) sin antecedentes- el arma homicida de manos del traficante mencionado en el juicio. ¿Por un anuncio pagado en los medios? Algunos así parecen creerlo. ¿Le asiste no obstante el derecho de seguir pregonando su inocencia? No mayor desde luego de ese otro del que yo me siento asistido de seguir considerando un gesto (sic) de protesta mi actuación en Fátima por el que me vi condenado en un tribunal civil portugués (hace treinta y tres años) ¿Es inocente la (agente de) policía nacional como ella lo sigue proclamando? El Tiempo (con mayúsculas) lo dirá si de verdad lo es. Y si no, la condenará al olvido. ¿Prueba contra reloj, o lucha contra el Tiempo -como escribió el abogado francés Jacques Vergès- la Justicia de los hombres?A la policía nacional Raquel Gago implicada en el asesinato de la presidenta de la Diputación Provincial de León, Isabel Carrasco, el Tribunal Supremo le ha confimado su culpabilidad en el caso y ha aumentado en dos años además la pena (de doce años) que le fue impuesta, en una sentencia (firme) que solo habrá hecho publica en las últimas horas Un caso de pagina de sucesos apenas? Esta claro que no, por la personalidad tan significada de la acusada aunque sólo sea. Y aunque así fuera me siento en el derecho de meter baza en este asunto por razón de la criminalización de la que me vi objeto condenado hace ya treinta tres años por un tribunal portugués de reo de tentativa de homicidio contra la persona de un jefe de estado extranjero (in casu, el papa Wojtyla)
En mi caso el juicio se veía falsamente no poco politizado por razón de la figura blanco de mi actuación, el papa polaco -aunque fuera en el plano (un tanto especial o atípico) de la política religiosa- y por las motivaciones de carácter ideológico (stricto o lato sensu) que siempre proclamé antes y después de mi juicio (y hasta hoy) Y hoy precisamente hablando con un buen amigo se sinceraba conmigo del baldón de injuria (e infamia) que sigo arrastrando en su opinión entre algunos -muchos, pocos?- del hecho de la criminalización léase de la condena judicial de la que en su momento me vi objeto. La fuerza de cosa juzgada es innegable, en mi caso con el caso que aquí estoy abordando.
La (agente de) policía nacional que se vio en posesión el arma del crimen (dentro de su vehículo) sigue proclamando su inocencia -con una repercusión innegable en los medios- aún después de la condena (por tercera vez) de la que ahora se acaba de ver objeto. “Tu hablas de gesto de Fátima pero algunos siguen sin verlo así, sino como un acto (léase un crimen) frustrado, conforme la sentencia que te condenó” La libertad de fuero interno es lo ye yo invoco ahora (y no sólo) -en respuesta a esa objeción manifiesta en boca de buen amigo y sin duda implícita en la mente de otros (pocos muchos)- como entonces que me llevo a sentirme inocente de un crimen cualquiera ahora como entonces (como lo vengo a explicar de nuevo en mi reciente libro “Krohn, el cura papicida”
En el plano judicial ya pagué, hace mucho (a la pena de cárcel me refiero), y seguí en cambio pagando sin pausa ni descanso hasta hoy en otros planos . En el de la infamia legal, léase de la imagen de opinión publica que arrastro entre algunos. Yo pienso sinceramente que la policía nacional ahora encarcelada (por fin) estaba implicada en el asesinato de Isabel Carrasco, también pienso no obstante que tiene un derecho (relativo) a seguir proclamando su inocencia, independientemente de que tenga que pasar en virtud de la fuerza de cosa juzgada. ¿Es inocente? El tiempo acabar demostrándolo. Como acabar demostrando mi inocencia entre aquellos que aun me condenan o guardan aún hacia mi cualquier tipo o genero de reticencias
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