miércoles, mayo 25, 2022

NEUTRALIDAD SUIZA Y LA GUERRA NUCLEAR

 


 

Seminario de Ecône. La imagen -nueva y radiante- que ofrecía y la que me ofreció hasta hoy -sin la iglesia maciza -y plúmbea- y horrible que erigieron después de irme yo-, cuando yo allí llegué en octubre del 1974. Donde pude adentrarme en los secretos y misterios de la neutralidad suiza que Zelenski quiere ahora barrenar

Cinco mil millones -en francés 5 milliards-, y eso cada mes! Para qué luego digan que el cómico Zelenski no tiene sentido de la realidad! Lo que soltó, en pedido urgente -y en tono melodramático- de ayuda, en el Fórum Económico de la ciudad suiza de Davos, sin más preámbulos ni consideraciones, mientras que sus interlocutores, como Ignazio Cassis, presidente da la Confederacion suiza, el pais anfitrión, volaba (tranquilamente) por las nubes o se subía por las paredes -a fuerza de presiones, de consejos "sotto voce" y de ultimátums como cabe fácilmente imaginar-, y era de las glorias y virtudes -de la neutralidad y del peso y la influencia de la Confederacion Helvética y del cuento de buenos y malos que nos infligen los medios por cuenta o a costa de Vladimi Putin, y de su operacion militar especial (...) Suiza, una etapa importante en mi vida -como todos aquí ya saben- y un espacio aún más grande en mi memoria, lo que me da a mí en ciertos temas delicados todo el derecho a hablar (....) Despues de leerme sobre todo un extenso reportaje en la prensa belga sobre los retos y peligros y amenazas las horas o minutos que corren de una guerra nuclear. Que ver al causante o responsable principal de la que se habrá armado en Ucrania quitándose la careta con tanta desfachatez y tanta naturalidad, me habrá hecho dar botes en el asiento y presto a darle a la tecla sobre el particular (....) 

De Davos para empezar, y de todos los duendes y fantasmas que como le dicen en Flandes, nada más oír mencionar ese nombre se ponen de golpe a danzar. Y no sólo de ahora lo de esos forums económicos o político/económicos en donde -en toda discrecion y normalidad- se guisa y se cuece el futuro del mundo, nuestro/futuro, sino de antes de la guerra como lo ilustra de botón inmarcesible de muestra la célebre novela "La montaña mágica" de Thomas Mann, de toda aquella legión de enfermos/imaginarios que llenaban -a cuerpo de rey, y a abarrotar- hoteles y clínicas de aquella estacion de invierno y ciudad balneario exepcional. Y la danza ("contemporánea") de los duendes redobla a todo meter cuando surge de golpe otro nombre, el de Karl Schwab, principal organizador y brillante orador de esos forums y puesto no hace mucho en la picota de los medios y redes mal/pesantes en Francia -la facho/esfera allí le llaman-, en la respuesta a la pregunta del millón y enorme tabú a la vez. "Mais qui? (Pero quién?) (ça va?)" 

Y era a la hora de señalar con el dedo a los que manejan los hilos por detrás de las medidas sanitarias anti-Covid y de la programacion global, planetaria -en inglés "Reset"- que asoma la oreja por detrás (...) Y por qué no, del negocio de los Big Pharma -y Big Technos-, a ese otro (gran) negocio de la guerra nuclear, que el tramo de distancia no es grande la verdad? Y de Davos pues en la Suiza alemana ("allémanique") lejana y un tanto exótica y extraña -la de Nietzsche, como por casualidad (...) y que no conozco o muy mal-, a "la Romandía", la Suiza francesa o francófona, y al canton del Valais y al Seminario de Ecône ("de Saint Pie X") donde viví y donde tuve ocasion de adentrarme en los secretos y misterios de la neutralidad suiza ("armada") que Zelenski y los que le apoyan están intentando ahora barrenar. 

De la neutralidad suiza sobre todo en la Segunda Guerra Mundial. Como (mutatis mutandis) la nuestra. "Neutralidad pactada a favor del Eje" (díxit Francisco Umbral): la "no/beligerancia" española -que nos inventamos fuera del lenguaje diplomático o de su terminología  conocida los españoles-, como la suiza y en menor medida como la turca o la sueca o la irlandesa o la portuguesa-  sólo que la helvética un poco más normal que la de ellos y que la nuestra, léase con más disimulo y menos destape (forma de hablar) 

Que en España no hubo cierre del espacio aéreo a la aviación aliada -que sufrió allí bajas- ni sufrimos tampoco como ellos -y en represalia de aquello- bombardeos salvaje contra la población civil, (mutatis mutandis) igual que los de Dresde, Hiroshima o Hamburgo hacia el final de la guerra, de los que nunca o casi nunca oímos hablar, bautizado eufemísticamente uno de ellos -y no el único- como error, o "accidente trágico" en las palabras del mismo Roosevelt, faltaria más.  En Suiza como en Bélgica. dicho sea "en passant". Ni celebramos en los años de entreguerras donde todo se fraguó un Congreso fascista internacional (16 al 17 de diciembre de 1934) como el de Montreux -que se repitió-, ni ofrecimos refugio seguro a peces gordos del bando de los vencidos al final -franceses y belgas sobre todo, en la parte francesa-, lo que en España le negaron a Pierre Laval.

Pero bueno, supieron guardar las formas -de los protocolos de la alta diplomacia y de la legalidad (o de la comunidad como le dicen ahora) internacional. Hasta el punto que gracias a ello pudieron ejercer un protagonismo del primer orden y una (saludable) influencia del primer plano y del mayor grado, sobre todo en la Europa devastada de la inmediata posguerra, como lo pusieron de manifiesto rompiendo (discretamente) el boicot y el cerco diplomático del que fuimos objeto España y los españoles al final de la Segunda Guerra Mundial. 

"Lausanne me legitima ante el mundo", declaró Franco -si hay que creer a Umbral- tras el capote (providencial) que les echó el Conde de Barcelona, Don Juan, al Caudillo y a su régimen tambaleante, con su célebre Manifiesto -en aquella ciudad balneario-, que es lo que aquello fue en realidad. Y ahora Suiza se revela de nuevo el centro o el corazón (diplomatico) de Europa, de líneas roja a no sobrepasar. Y es de cara a la amenaza de una guerra nuclear     

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