De pronto oigo otra vez la Voz
"párate, a dónde vas, Juan?"
como la oí ya tantas veces
sin rumbo fijo (en alta mar)
un poeta/vagabundo
así me vi de verdad
en la vida y obra de aquél
que escribía para no llorar
y oteaba el mundo al trote
en busca de un sitio, no más,
de una vía, de un camino
en pos de un sueño inmortal,
que en poesia/filosófica
acertó con todo a plasmar,
y en su vida y en su obra
nos legó un espejo impar
que sólo descubro yo ahora
y me veo como lo fue él (igual!)
devoto de una religión
de Amor, de "hijos del Rey" ("le Roi!")
de una Raza de elegidos,
la de un "sacerdocio/real",
de posesos, de devotos
de ti y tu amor, Mujer fatal.
Tú que me enseñaste el fervor,
Salve a ti, Diosa de Sal!
la Sirena que enamora
de magia y encanto (infernal!)
que me hizo pararme de golpe
hace (ay!) tantos años ya!
y me hará levantar el vuelo
para así poderla olvidar
viajando y viajando sin pausa
por cielos, por tierra (austral?)
hasta que acabe divisando
el Mar de la Tranquilidad,
o en busca entre puerto y puerto
o un aeropuerto ("terminal"),
del encuentro o el reencuentro,
que ya nunca podré olvidar
(Vivo o muerto, qué más da!)
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