domingo, julio 03, 2016
Levitación
Como faces de la luna,
cambiante e inesperada
así te vuelvo a ver siempre
¡mujer/diosa de mil caras!
Siempre tú, siempre la misma
tú al natural (¡Toda o nada!)
y cada vez tan distinta
como si te disfrazaras
rubia o morena ¡y yo que sé
cómo eres, mujer rara!
que un día apareces así
y el día después ¡tan cambiada!
como ocurrió hoy (¡aparición!)
cuando menos me esperaba
cuando ya me despedía
de volverte a ver ¡ingrata!
¿O fue sólo levitación
no del cuerpo, la del alma,
en la que me puso tu amor?
confiésamelo tú ¡anda!
Que hasta creo verte en otras
como si fueras fantasma
y salgo corriendo detrás
mientras la sombra se escapa
lo que sí tengo claro de ti
(de la noche a la mañana)
es que cuando te apareces
se hace en mí luz de alborada
se despiden las tinieblas
que por veces me atenazan
y me haces sentirme amor
el centro de las miradas,
polo de una elipse (tú y yo)
o centro de una galaxia
la de mi vida interior
donde navego a mis anchas
la que me creé yo mismo
entre tormenta y bonanza,
de sueños y de ideales
que defendí a dentelladas
Y en medio de ese cielo, tú,
mujer/ejemplo (sin mancha)
entre la noche y el día
entre niña y mujeraza
por lo que me desconciertas
(¿me detestas o idolatras?)
por lo mucho que me hieres
y yo a tu vera ¡niñaza!
Siempre jugando a la comba
con este clown (que te ama)
En el silencio, de noche,
se oyó un bramido de golpe
¿fue despierto o solo en sueños?
¡Pura invención (en caliente)!
del amor que tú me inspiras,
y fue un grito fuerte (y agreste)
de amor, de pasión (de agrado)
de un alma (la tuya) ardiente
de un corazón que palpita
más de lo que parece
en la espera (ya tan larga)
de que te llegue tu suerte
de que se cumplan los hados
de los astros, de los dioses,
que te reservó el Destino
el día de conocerme
y es que era de un alma en pena
-la tuya, languideciente-,
que erraba la noche en vela
e iba gritando mi nombre
¡Así lo vi te lo juro!
Así lo soñé (de noche)
y la visión me enardeció
como ni imaginar puedes
y me puse a soñarte amor
a desearte a quererte
como nunca hasta hoy lo hice
de un optimismo valiente
y a creer en ti (de veras)
en ese halo que te esconde
de luz y de sombra a la vez
que te nubla y te protege,
en ti y en la estrella (la mía)
que me llevó a conocerte
y me guiará amor a buen puerto,
a tu corazón silente
que calla y suspira por mí
¡no te rías que me hieres!
que estoy tan cierto de ello
como tres y tres son siete
que quiero que así lo sean
y sino son, lo parece,
que los fingimientos en ti
ni me inmutan ni me vencen
porque aprendí a ver tras suyo,
en tu alma y en tu mente
y al fin comprendí (¡qué idiota!)
que finges lo que tú eres
¡Puro amor incandescente,
pura llama, pura fiebre!
cambiante e inesperada
así te vuelvo a ver siempre
¡mujer/diosa de mil caras!
Siempre tú, siempre la misma
tú al natural (¡Toda o nada!)
y cada vez tan distinta
como si te disfrazaras
rubia o morena ¡y yo que sé
cómo eres, mujer rara!
que un día apareces así
y el día después ¡tan cambiada!
como ocurrió hoy (¡aparición!)
cuando menos me esperaba
cuando ya me despedía
de volverte a ver ¡ingrata!
¿O fue sólo levitación
no del cuerpo, la del alma,
en la que me puso tu amor?
confiésamelo tú ¡anda!
Que hasta creo verte en otras
como si fueras fantasma
y salgo corriendo detrás
mientras la sombra se escapa
lo que sí tengo claro de ti
(de la noche a la mañana)
es que cuando te apareces
se hace en mí luz de alborada
se despiden las tinieblas
que por veces me atenazan
y me haces sentirme amor
el centro de las miradas,
polo de una elipse (tú y yo)
o centro de una galaxia
la de mi vida interior
donde navego a mis anchas
la que me creé yo mismo
entre tormenta y bonanza,
de sueños y de ideales
que defendí a dentelladas
Y en medio de ese cielo, tú,
mujer/ejemplo (sin mancha)
entre la noche y el día
entre niña y mujeraza
por lo que me desconciertas
(¿me detestas o idolatras?)
por lo mucho que me hieres
y yo a tu vera ¡niñaza!
Siempre jugando a la comba
con este clown (que te ama)
En el silencio, de noche,
se oyó un bramido de golpe
¿fue despierto o solo en sueños?
¡Pura invención (en caliente)!
del amor que tú me inspiras,
y fue un grito fuerte (y agreste)
de amor, de pasión (de agrado)
de un alma (la tuya) ardiente
de un corazón que palpita
más de lo que parece
en la espera (ya tan larga)
de que te llegue tu suerte
de que se cumplan los hados
de los astros, de los dioses,
que te reservó el Destino
el día de conocerme
y es que era de un alma en pena
-la tuya, languideciente-,
que erraba la noche en vela
e iba gritando mi nombre
¡Así lo vi te lo juro!
Así lo soñé (de noche)
y la visión me enardeció
como ni imaginar puedes
y me puse a soñarte amor
a desearte a quererte
como nunca hasta hoy lo hice
de un optimismo valiente
y a creer en ti (de veras)
en ese halo que te esconde
de luz y de sombra a la vez
que te nubla y te protege,
en ti y en la estrella (la mía)
que me llevó a conocerte
y me guiará amor a buen puerto,
a tu corazón silente
que calla y suspira por mí
¡no te rías que me hieres!
que estoy tan cierto de ello
como tres y tres son siete
que quiero que así lo sean
y sino son, lo parece,
que los fingimientos en ti
ni me inmutan ni me vencen
porque aprendí a ver tras suyo,
en tu alma y en tu mente
y al fin comprendí (¡qué idiota!)
que finges lo que tú eres
¡Puro amor incandescente,
pura llama, pura fiebre!
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