Atención al disco rojo, rezaba la proganda de las izquierdas justo antes del estallido de la revolución de octubre. Algo asi se deben haber dicho en la alcaldia madrileña tras los incidentes que habrán salpicado la última ofensiva en materia de memoria histórica desatada por la concejala de cultura de la alcaldesa Carmena y en particular los que tuvieron lugar con ocasión de la defenstración –tirándolo al suelo sin mas trámites ni miramientos- del monolito al Alférez Provisional, cuando testigos presenciales se opusieron a su traslado –sentándose encima de él una vez derribado (para acabar cubriéndolo con una bandera española)- lo que motivó que los empleados municipales dieran aviso a la policia, abandonando el lugar no obstante ante de la llegada de los agentes. Anticipo sin duda de la pesadilla que les espera a la Carmena y los suyos si persisten en su sinrazón iconoclasta y guerra civilista. De momento ^mano de santo- se paró (unas semanas) la guerraCancillería extranjeras (sic) estarían presionando -según fuentes (pretendidamente) bien informadas- para que Mariano Rajoy acepte un gobierno de centro izquierdas presidido por el candidato socialista que le trató de indecente (sic) en la campaña para las elecciones del pasado mes de diciembre. Presiones pues con vistas –puesto en román paladino a que se baje los pantalones (y con perdón) delante de éste último. De qué cancillerías se trate no nos lo dicen, porque no se atrevan o porque no lo sepan de ciencia cierta y prefieran seguir por la senda de las puras especulaciones.
Yo si que me atrevo a lanzar la piedra, al gobierno francés y a su presidente socialistas, y en particular a su jefe de gobierno el oriundo Valls que parece tener razones sobradas para inmiscuirse en los asuntos internos de un país que no es (ya) oficiamente el suyo, y a lo que se diría que se sienta movido por partida doble, por catalán –léase por catalanista (o descendiente de catalanistas notorios)- y por guerracivilista beligerante, alguien como él con una memoria tan viva como lo viene demostrando en cuanto que la ocasion se presenta de los vencidos del 36, lo que le hermanana a todas luces con el candidato socialista a la investidura de este lado de los Pirineos y con su « vicepresidente » (de aliado)
La guerra civil del 36 (interminable), y Cataluña, factores del mayor peso y a la vez cartas marcada en la carrera contra reloj o póquer embustero (« menteur ») que vienen jugando algunos de los principales candidatos a la investidura, a saber, Sánchez e Iglesias, en primer pano de la escena ambos en las últimas horas y sin duda en los días -¿dos semanas ? ¿un mes ?- que se avecinan.
Mariano Rajoy -así lo analizan algunos de sus críticos- viene apostando por el PSOE, léase por el conjunto del partido sociallista, haciendo abstracción ex profeso de su actual secretario general que el jefe de gobierno aun en funciones ve en la cuerda floja o en el disparadero. ¿Se equivoca ? Cabe honradamente preguntárselo.
¿Acierta Rajoy acaso dando su confianza a un líder del PSOE vascongado –con tanto margen de maniobra en la crisis en curso (y nombrado presidente del parlamento gracias sus rivales los populares)- que no dudó en hacerle un desaire publico la víspera de las elecciones generales que dieron su segundo mandato a Zapatero (en el 97), -que todos tenemos memoria- en la capilla ardiente del concejal socialista de Mondragón asesinado por la ETA dos días antes, y a donde Mariano Rajoy se presentó ignorante -en apariencia- de la encerrona (que veían hasta los niños en cambio) Es posible ponerlo en duda y disentir de él ya digo.
¿Antepondrá el interés patrio y la causa anti ETA el nuevo presidente del congreso a los intereses de su partido ? No estamos obligados a esperárnoslo tampoco. En esas condiciones, nos parece que la principal baza –aunque sin duda no la única- del candidato del PP lo sea el mantener la unidad de su partido a toda costa como lo habrá conseguido hasta ahora.
Como sea, en la ecuación de la crisis que algunos vienen planteando con dos variables fundamentales, el IBEX y las cancilleras extranjeras, brilla otra ruidosamente por su ausencia y es la de la Zarzuela y de su inquilino, el monarca reinante. Un rey que reina pero no gobierna, hasta cierto punto. Aquí no obstante y fuera de aquí –en mi libro por ejemplo de reciente publicación sobre Cataluña- ya apuntamos al papel histórico problemático y cuestionable de los Borbones franceses en la génesis del llamado problema catalán, y de la hipoteca que por vía de consecuencia aquello sigo haciendo pesar sobre la dinastía actualmente ocupante del trono en España y en especial sobre su titular actual el monarca reinante, y es de cara a las responsabilidades políticas e institucionales con las que se ve obligado a cargar ante el agravamiento al que habremos venido asistiendo de la situación en Cataluña.
En lo que al país vasco se refiere en cambio, vemos al monarca actual de manos mucho mas sueltas, en teoría al menos. ¿Se vería capaz de validar o de prestar su caución egregia a un acuerdo de investidura que sólo seria posible con grandes concesiones –al PNV detentor de la calve de una na mayoría aritmética en el congreso-, a costa de la garantía y de la salvaguardia de la unidad española frente a peligros y amenazas potenciales en el país vasco ? Las apuestas se admiten.
El otro frente en ascuas en la crisis política que atravesamos lo viene siendo el de la memoria (histórica) que no habrá dejado de lanzar llamaradas en los últimos días. El diario el País (fuera de toda sospecha) habrá detallado en un escueto reportaje a base de secuencias fotográficas lo sucedido con el monolito al Alférez Provisional que empleados del ayuntamiento tiraron al suelo sin más y que cuando se disponían a cargarlo en su camioneta personas entre el público asistente se negaron a ello, ante lo cual los empleados municipales avisaron a la policía y poco después, sin esperar la llegada de los agentes, abandonaron el lugar. A buen entendedor pocas palabras sobran.
Y es de la notable conmoción social y ciudadana que esta provocando –¿de propósito ?- el equipo de cultura de la actual alcaldesa, ilustrativa de la falta de consenso –que venimos ya de antiguo denunciando- de la que adolece la ley funesta, y por via de consecuencia, de lo imposible de su aplicación sin provocar crispación y fuerte conmoción en el cuerpo social y nuevos incidentes –de una gravedad imposible de predecir- en la vía publica como el que acabamos de relatar.
Otra de las medidas defenestradoras a las que el País alude y de la que se habrá hecho reo la concejala de cultura lo habrá sido la retirada de la lapida al falangista García Vara. Me he estado visionando el espacio que dedica a este último uno de los programas radiofónicos de la cadena digital de Jiménez Losantos, con la intervención interesante y al mismo tiempo un tanto rebarbativa del montón de veces (no una ni dos) que habremos oído a lo largo de los años la misma vulgata o letanía joseantoniana y anti-franquista.
Y es que resulta –que a fe mía que yo lo ignoraba- que la iniciativa de colocar una placa a García Vara uno de los fundadores de la central obrera nacional-sindicalista –el sindicato falangista- panadero de profesión él como una gran parte de panaderos madrileños –del sindicato de artes blancas- que le habían seguido en su iniciativa, y asesinado en una emboscada en plena calle (junto a la plaza de la Ópera) a manos de sicarios de los sindicatos marxistas, correspondió al núcleo de fundadores –¡válgame una ristra de santos de palo !- de las comisiones obreras, emboscados en el « centro social (perteneciente a la Organización Sindical) Manuel Mateo » falangistas algunos de entre ellos, y que el bufete de abofados laboralistas que les defenderían por cuento de los incidentes a los que aquella iniciativa estábamos en abril del 65- daría lugar, contaba nada menos que con la entonces joven abogado laboralista Manuela Carmena (comunista sin secretos, desde niña)
La historia de un viejo amor contrariado, no me digan. A eso me huele –y que m e perdonen viejos amigos y camaradas- el relato que nos habrá sido dado escuchar por la emisora de Losantos. Y es de todos aquellos camisas azules –camisas viejas o menos viejas- que fueron entonces compañeros de viaje de los indignados de entonces y se diria que lo siguen siendo. Cornudos y contentos (políticamente hablando) y que se me perdone, ya digo.
En el programa radiofónico (digital) mencionado se venia a evocar en olor de santidad –como nopodíaa faltar- a uno de los masemblemáticoss fundadores de aquellas comisiones obreras -a saber Ceferino Maestú- tan mitificadas que nos « vendieron » en nuestros añosuniversitarioss,. ¿Por qué no levanta él ahora la voz ante esadefenestraciónn –de una falangista/puro- tan estruendosa y escandalosa a manos de sus antiguos compañeros de viaje ?
Sin duda por esos lazos –de amistad o de lo que fuera- que a todas luces le siguieron uniendo (hasta hoy) con los guerra civiistas aquellos, hoy en los puestos de mando de laalcaldíaa madrileña, ellos y sus retoños o ahijados políticos. Eso es al menos lo que viene a darse a entender en el programa al que aludo.
España en el aire, y sushéroess por los suelos. Triste signo de los tiempos. Ya digo, cornudos y contentos
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