sábado, mayo 27, 2023

RACISTAS NÓS?

 ("Pecado original", sic, de la antropología: "confusión entre la noción puramente de raza y las producciones sociológicas y psicológicas de las culturas humanas") 

"Bastaba que GOBINEAU lo cometiera, para encontrarse encerrado en el círculo infernal que conduce, de un error que no excluye la buena fe, a la legitimacion involuntaria de todas las tentativas de discriminacion y de explotación" ("Raza e Historia" de Claude Levy-Strauss, p.2)

Racista, Claude LÉVY-STRAUSS ? Para el profesor Plinio y la TFB (brasileña) aquél venía a ser la encarnación del Pecado (histórico) de Revolución -la Cuarta (o la Quinta, o qué sé yo)- que al igual que el Pecado contra el Espíritu, "no se perdona", en el curso de la Historia ( y no, como éste último, "ni en esta vida ni en la otra") Recurso o expediente marca TFP (a la brasileña) -lo que tardé en darme cuenta!- , escamoteando así el gran debate -en materia de razas, y entre polvaredas de escándalo de la bien/pensancia a escala del planeta-, que fue el que desató -con ayuda (horreur!) del pensamiento y obra de GOBINEAU- el padre de la antropología (y etnología) estructuralista (fuera de toda sospecha), con su escrito "Raza e Historia" Por cuenta aquellos -como tanto acostumbrarían- del derecho canónico y la teología. Y en nombre del papa de Roma (...)

España racista, racistas los españoles? Pensado y bien pensado un día y otro y otro después, entro al fin al trapo y por qué no? Pero no como muchos se esperan, del incidente en la mente de todos, no, por lo casi anecdotico del mismo a fuer de trivial, no, sino de por la cuestion de fondo que envenena el debate en la opinión. Y embistiendo yo así lo quiera o no en los espesos tabúes que se yerguen ahi vigilantes e intocables en convidados de piedra y jueces y parte al mismo tiempo ante nuestra propia Historia y nuestra identidad colectivas, metido (a la fuerza) en el laberinto de un férreo examen de conciencia -aquí le llaman "remise en question"- tanto en el plano individual como en el colectivo. "El racismo no es una opinión, sino una opresión", dicen aquí carteles murales y pegatinas en la calle por doquier. 

Rizando así (impunemente) el rizo, y al precio de negar (tozudamente) las evidencias: que es o se trata de un postulado -como el de Arquímedes- ideológico o doctrinal antes de todo, la (llamada) doctrina de las razas, y me sirve en ello de referente Ernst Nolte que ya cité aqui muchas veces, y autor fuera de toda sospecha -entonces por lo menos- y es en la medida que era (entonces) uno de los referentes de toda una generación universitaria (finales de los sesenta), la mía propia, en tema de fascismo, nazismo y demás. Las dos últimas guerras mundiales, la segunda sobre todo y su desenlace vinieron a criminalizar aquella sin llegar a destronarla de su carácter -y de su dignidad (sic)- puramente conceptual (o doctrinal), y al abrigo como tal de todo tipo de interdictos y censuras. En honduras peligrosas con lo que estoy exponiendo aquí? No soy yo quien habrá dramatizado hasta esos extremos el debate. "El negro es importante", dijo ante la imagen (en negro) del Corcovado a oscuras, el protagonista del escándalo, contento y sastisfecho ante aquel apagón, y en un eco en extremo resonante del lema beligerante que más no cabe. Black lives matter. 

Como un reto o desafio al conjunto del planeta, y por qué no? Y es esa universalización o globalización del incidente lo que me habrá llevado a darle a la tecla, en defensa de nuestra identidad amenazada, bajo el sello o la contraseña de lo español. Cuestion de honor. El honor de un pueblo, de una Nación. Que como lei ayer en una discusion -libre- sobre el tema (que arde) en las redes sociales, esa (injusta) acusación que llevamos a rastras -siglos ha- como pisándonos los talones, no hace más que ocultar el lastre o peso (de infamia) -traducido fatalente en un complejo de inferioridad colectivo o nacional (al menos de puertas afuera)- de secuela o resultas de una leyenda/negra de sello o cariz primordialmente étnico o racial, de lo que me habré dado suficientemente cuenta los largos años ya residiendo en Bélgica. 

De un pueblo -por lo mezclado y mestizo, inferior (y no viceversa) De europeos y de africanos, de Germanos (sic) y Bereberes (...) Y como, tal blanco de todas las caricaturas y prejuicios, y a la merced de todos los estigmas y san/benitos. Encarnacion, España y los españoles- del Mal en la Historia, o sea. Y en particular del Mal supremo e indecible, a saber el del racismo, como lo sentenció el tribunal de Nuremberg. Y es lo que el infortunado protagonista -y víctima a la vez?- del escandalo habrá tenido la suerte (o la desgracia, para él) de poner en evidencia a escala del planeta. Lo que hace dé el en lo sucesivo -se me reconocerá- no un futbolista cualquiera, ni de entre los mejor pagados (como él), tan siquiera. Y no le arriendo la ganancia,  quiero decir que lo dejo por su riesgo y cuenta (...) Un caso de bullying (voz inglesa) del que él habría sido propiamente víctima y no (propiamente) de racismo (y si no, en otros "como él", por qué no?) (Y "Fedeguico" lleva toda la razón)

Y me viene al hilo de estas lineas sin querer, una conversacion en un encuentro fugaz -y todo menos trivial- hace ya varios años, en unos grandes/almacenes aquí  en Bruselas, con un militante (y misionero, en Europa, como los del Mayflower, sólo que en catolico/romano y al revés) de la TFP (brasileña) -de la rama de los "históricos", frente a los escindidos- uruguayo para más señas, con el león rampante de rigor a modo de insignia en la solapa, o por montera, que fue lo que hizo el que cruzásemos palabras los dos. 

"No de verdad que no, de verdad que no soy racista!!!" exclamó indignado y en señal de (fingida) sorpresa al oirme una opinión o juicio "de fuera" -que a él no le gustó- sobre su movimiento (la TFP), oido por mí en los medios y ambientes míos (españoles, de cajón) Como si con aquello él protestase (hipócritamente) su escándalo y sorpresa, de una efusión (falsamente) espontánea o sincera, defendiéndose así o justificándose -y (hipócritamente) defendiéndonos y justificándonos a la vez- de la acusación o el reproche -o el estigma étnico/racial- que a todas luces gravitaba (de cerca) por encima de su reacción y de sus palabras, y en los ambientes en los que él se desenvolvía. Contra España y los españoles (como por propia definición).

Y a los que (nos) atribuía ese juicio -despectivo a sus ojos, que no era tal, por muy críico que fuera (...)- contra la TFP, que no podia venir de otros sino de españoles (según él) Ironia sangrienta -y colmo de la indignación, no me digan! En alguien para más inri (como antes se decía) -uruguayo como él- de un país de la América ex-hispana donde perdimos -en parte- nuestra identidad, mezclándonos -o mes-ti-zán-do-nos (en nombre nota bene de un pesado complejo de culpabilidad colectivo)- con otros pueblos -y otra razas allí, por culpa de lo cual España y los españoles acabaron expulsados a patadas de allí.  Un uruguayo de nacimiento y brasileño de adopción, dándonos lecciones de identidad y de conciencia de nuestras raices! Pero donde se ha visto! Y para más inri, en nombre del papa de Roma!

E ironia -e indignación por partda doble viniendo de un movimiento y de un país -el Brasil- que en la medida de su carácter multirracial, de mosaico o de crisol -o de ensalada ("saladepot", como aquí lo leí)- tiene por lo que se ve una necesidad vital -to be or not to be- de conjurar en otros la amenaza de estallido que como la espada de Damocles, pende sobre su destino, tal como la division de la que se ven teatro o escenario ahora -entre izquierdas y derechas (léase entre blancos y negros-y-mestizos)- viene (como digo) tan estruendosamente a ilustrar. En Brasil, como por casualidad.  Y lo que explica sin ningun género de dudas que LULA -pero qué hace en esa galera? como le dirian aquí- se meta terciando en nuestro escandalo futbolistico, y sin que nadie le haya dado vela en nuestro entierro, la verdad

 Y entro o embisto pues de lleno en el debate (en ascuas) con la ayuda de un pensador maldito (sic), el más maldito tal vez, en la medida qui era exclusivamente y antes que nada, no un politico sino un autor. A saber el (llamado) padre -con medio siglo de antelación- del racismo nazi, (vizconde) Arthur de Gobineau. Presente (para la posteridad) Doblado de un brillante currículo de diplomático, culto en extremo y erudito, y  al que en vida pese a a la polémica que levantó -en particular de por la más divulgada de sus obras, "De la desigualdad de las razas"-, se le dio y reconoció toda la valía y la credibilidad y beligerancia que su talla intelectual y la importancia y envergadura de su obra se merecían. 

Y que en la posguerra (post mortem) se vería rehabilitado (oh sorpresa!) por alguien como Claude Levy-Strauss fuera de toda sospecha, que reivindicó en las trazas o en los pasos de aquél, la evidencia de la realidad -o de la noción, lo que me da igual- de raza y de las razas en la génesis y desarollo de la Cultura y en el trascurso de la Historia, y en el auge o progreso de la Civilización. Y es en función o la medida de la mezcla o del mestizaje o no, de aquellas, y no de su desigualdad intrínseca o de la jerarquia entre ellas (de inferior a superior) 

Raza maldita (sic) pues, lo que -España y los españoles venimos a ser a los ojos del mundo, y del conjunto del planeta. Por razón de un pueblo mestizo o de sangre/mezclada y no (intrinsecamente) inferior. Lo que el (trivial) escándalo en ascuas nos habrá puesto delante de los ojos, nuestro sentimiento patrio (por partida doble) herido y mancillado. Y ante nuestra gran consternaciõn

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