Figura emblemática -y galáctica- del gaullismo anti-americano y del anti-americanismo francés, de la labia francesa y su glamur/irresistible (Dominique de Villepin, ministro de Exteriores de Jacques Chirac, en la foto durante su alegato -en francés- en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, 14 febrero 2003, en clara rivalidad -mediterranea- con la linea preconizada por el entonces jefe del gobierno español Aznar, ya enfrentados desde el tratado de Niza -26 febrero 2001-, por culpa del "Testamento de Adan") (...) Un antiamericanismo francés que sale a relucir ahora en la rusofilia -pro-Putín- por cuenta de la intervención en Ucrania
"Putinismo" -léase partidarios (incondicionales) de Vladimir Putin ahora y siempre y sobre todo en la guerra de Ucrania, un fenómeno (tipicamente) francés. Lo que salta a la vista, a ojos de un observador avizor (como el de este blog) y aún mas visto desde España. "Me equivoqué" (al nacer) de país? Lo que algunos lectores se están preguntando dsde hace un rato a no dudar, sin preguntármelo a mí. Salta a la vista desde luego al menor vistazo en la red el aluvión de "putinistas" que ahí navegan velas desplegadas, en Francia. Y el "mobbing" descarado -un eufemismo apenas- del que un puñado de estoicos , electrones por libre, francotiradores en las redes sociales, se ven blanco y objeto en cambio en España. Y como para corroborar o rubricar esta impresion mía propia e intransferible, leí ayer en la red un agudo y afilado análisis de un experto y especialista en consultoría estrategica global (un respeto), de administracion estrategica (ay qué miedo!), con un título elocuente lo mismo que el subtítulo (Retrato de familia) donde va pasando en revista las deversas tendencias y corrientes y nombres propios acompañando a varias de ellas- del putinismo francés. Pasen y lean.
Personalidades políticas del mayor relieve (a la derecha o a la derecha de la derecha): Sarkozy, Francois Fillon, Eric Zemmour. Y otros nombres de trayectoria más trivial o más errática, como la socialista -"ex" del anterior presidente Hollande- Segolène Royale o Hubert Védrine, antiguo ministro de Exteriores de Francois Mitterrand. Vienen después los comunistas (sic) de siempre, a prueba de todos los desengaños, para quienes el comunismo (la revolución bolchevique) fue (y sigue siendo) una experiencia "globalmente positiva" Tras ellos, los gaullistas, gaullistas de siempre, fieles a la memoria del Gran Charlot (como le llamaban sus enemigos) y a su slogan (anti-OTAN) -"Europa del Atlántico a los Urales"- célebre. O gaullistas de ayer (noche) como el ministro de Exteriores de Chirac, Dominique de Villepin denostando (arrogante) con una labia francesa sin par, la intervención americana en el Irak, en la Asamblea de las Naciones Unidas. Gaullistas "anti-américains" los llama el autor del análisis que estoy comentando aqui. "Anti-americanismo", una especialidad francesa, lo dice él también. Y no es difícil detectar o ubicar las raices del anti-americanismo francés de hoy -traducido fatalmente en rusofilia a causa de la guerra en Ucrania. Desde los tiempos por lo menos de la I Guerra Mundial, que José Antonio calificó (certeramente) de "suicidio de Europa", pero que en España sólo se vivio (eso sí, con mucho calor) en las tertulias de cafés, bares y tabernas.
Una espantosa tragedia que habré empezado a calibrar (sólo) un poco los largos años que llevo residiendo fuera. De la que Francia (su integridad territorial quiero decir) se salvaría -como por arte de magia o de milagro-, por el ataque (certero, por la espalda) de la Rusia zarista que selló así su trágico final a manos de la Revolución de Octubre (bolchevique) Que fue allí -y no en el acorazado Potemkin, ni en el asalto al Palcio de Invierno ni siquiera en la carga y en el golpe (fallidos) del general Kornilov (en San Peterburgo), como lo registra la memoria de la izquierda (feliz)- donde se decidió la suerte de ésta y el ocaso de aquella: sino en el frente oriental de la Gran Guerra, en la batalla de Tannenberg, o de los Lagos Mansuarianos como la oí siempre evocar entre los míos, en el ambiente castrense en el que crecí (como aqui de todos es sabido), con los prusianos al mando alli del mariscal Von Hindenburg y del general Von Ludendorf, de un estrellato político y militar los años que se siguieron que nació precisamente allí, el de los dos. Políticos de derecha, militantes de extrema-derecha, comunistas (de siempre), gaullistas (de ayer y de hoy), catolicos tradicionalistas, rusófilos culturales, disidentes de la Nueva Derecha (Alain de Benoist, Henry de Lesquen, Philippe Ploncard d'Assac), negacionistas (y anti-semitas) (como Dieudonné o Alain Soral), "ca fait un beau monde" le dicen aqui, no cuatro gatos a fe mía (ni cuatro locos)! (como decimos nosotros) Militantes (sic) o rehenes de aquellos -como así le parecen al analista que aqui comento los lideres políticos- que hicieron de la postura pro-rusa, pro-Putin, una apuesta en la guerra de Ucrania que "habrá acabado siendo su destino" (fatal) como lo afirma el analista en una fórmula bien francesa (y cartesiana) a fuer de lapidaria? Como dijo Jack, vamos por partes.
El militantismo no es (necesariamente) una actitud negativa ante la vida como lo tiende hoy a considerar el pensamiento ´único (y su psiquiatría) (....). Signo o sintoma más bien de algo menos trivial y más imponderable y profundo, como lo es la esperanza (sic) política o extra-politica. Esperanza de un mundo mejor -léase multi-polar (sic) - que podria surgir como por arte de magia de la victoria rusa en Ucrania (....) Y esperanza (nota bene) de reconciliacion -como aqui ya lo dejé sentado- y de un punto final a nuestra (interminable) guerra civil. Punto.
Algo pues no condenado fatalmente o de entrada a un Destino inhóspito o intruso como lo da entender el analisis que aqui comento igual que una evidencia apodíctica (o cartesiana) Destinados o condenados Putin y la Rusia ex-soviética a la derrota? El Tiempo ("galantuomo") tiene la última palabra, y no los medios de la prensa "mainstream" ni las consultoras (...) . Mientras tanto, con la rosa de los vientos bien en el pecho sentimos arder en él la llama de la fe y de la esperanza. Libres como el viento, en Bélgica, en Francia, en España o en Ucrania (....)
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