La obra (autobiográfica) clave a mi juicio de Francisco Umbral sobre la Historia y la Memoria. En donde denuncia proféticamente -a su manera, inconformista, transgresora y provocadora- lo que el desenlace de la II Guerra Mundial en el 45 tuvo de derrota (sic) para los españoles. De derrota española. Como lo habré podido aquilatar y verificar en propia carne los largos años que llevo viviendo por cima de los Pirineos. Lo que me valió (mucho me temo) la ruptura final -al cabo de una larga amistad y correspondencia- con Ernst Nolte. Y que me perdone Pío Moa
Pio Moa se habrá convertido al hilo de sus escritos y sus artículos, y aún más en los últimos de todos ellos, en un verdadero (gran) campeón de la lucha (dialéctica, intelectual) contra la ley (o leyes) de Memoria histórica, lo que harto le redime si necesidad hubiera: me explico, de algunos de sus enfoques y planteamientos de los que abiertamente discrepo, discutibles a mis ojos al menos desde luego. Y en el último de todos sus escritos remata su artilleria dialectica con una serie de (certeros) dicterios o veredictos en contra de la ley de la discordia, que (a fe mía) dan en el clavo todos ellos. Verdadera (y falsa) Constitucion, ley de leyes, base de la legitimidad de los que la apoyan y promueven (léase la izquierda española) y ley constituyente (sic), un adjetivo o calificativo tan del gusto de los indignados del 15-M que surgieron al calor o al socaire de esa efervescencia memorística -y guerra civilista-, ante el mutismo (sospechoso) de los medios, y la sorpresa e indefensión de una mayoria (ingenua, e indefensa) Ley de la Memoria y Cónstitucion del 78. Ahí estriba el verdadero planteamiento del problema como dice y dice bien Pío Moa.Y vaya dicho de entrada, a mí que me registren: a años luz -geográficamente y no sólo- diciendo esto de la movida y de la época aquellas -la Transición, de finales de los setenta- matrices o parteras de todo lo que vino después, a las que vituperé todo lo que pude, de vendepatrias, secesionigenas y no sé cuantas otras lindezas. El Tiempo (galantuomo) mientras tanto pasó, que como era de esperar lo dispuso todo a au manera (y de buenas formas), y entretanto, todos nos hicimos mucho más serios en las cosas del espíritu o de la política, la misma cosa, de una Política al menos, sagrada (sacrée), con mayúsculas que proclamó Maurras, y que fue (en el fondo) lo que le valió su condena por la Iglesia. Pecamos -mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa- de falta de sentido politico, como me lo echó en cara más de uno? De acuerdo, pero el paso del tiempo como digo nos escarmentó de lo lindo y nos enseñó muchas cosas. La Transición -"de la ley a la ley"- era lo que nos salvaba, y a la izuierda española le habrá hecho también falta el paso del tiempo para acabar cayendo en la cuenta, a sus propias expensas (...) Me explico, lo que salvó lo que salvarse podia -como en el Flandes de entonces, con el Duque de Alba (...)-, en el marco del desenlace de la II Guerra Mundial en el 45, y de le nueva correlacion de fuerzas a escala del planeta (...)
Una obra imprescindibe, a modo de referente insoslayable sobre II Segunda Guerra Mundial, su génesis y desenlace. Y en abierta cntradicción con las tesis e hiptesis que viene forumulando y desarrollando en el tema Pío Moa
Ayer, al finalizar y a modo de colofon de la entrevista que le hicieron con ocasion de su último libro ("Galeria de charlatanes") -que escuché con los cinco sentidos puestos de la a la z, por la Red- anunciaba Pío Moa la preparacion de su próximo libro sobre la Segunda Guerra Mundial (sic), un tema -como conviendran aqui todos los que me leen sin pena- en el que vengo (hace mucho) disertando como quien predica en el desierto, en medio de un silencio atronador y ante el escándalo y el estupor de muchos (apuesto). Primera batalla y última a la vez la (interminable) guerra civil española, de la II Guerra Mundial, lo que vengo manteniendo y argumentando contra viento y marea. Y me aprieta la curiosidad de saber lo que piensa en el fondo y en claro Pío Moa sobre un tema como éste y unas lineas directrices al respecto que influencian y condicionan a mi juicio gran parte de lo que sostiene sobre nuestra guerra civil, o más exactamente que me diga, sobre nuestra posguerra, léase los mas de ochenta años de nuestra historia desde que finalizó aquella.
Que la hipótesis directriz o el a/priori mayor en que basa toda su exposicion y su hilo argumentativo conforme a lo cual España y los españoles figuramos en en el bando de los vencedores (sic) en el 45, léase el de los buenos, o en otros términos, del lado de los demócratas o de la democracia, nos parece y parecio siempre un recurso barato de difícil defensa y presentacion, y más aún, tras los años que llevo viviendo y residiendo fuera -sin arriar en lo más mínimo, nótese bien- ninguna de nuestras banderas y mucho menos en el campo de la Historia o de la Memoria-, algo asi como una burla o una broma un poco macabra a fuer de sangrienta. Y la verdad en esa como en tantas otras cosas la proclamó profeticamente y a su manera -inconformista, transgresora y provocadora- Francisco Umbral en su novela (autobiografica) Madrid 1940, memorias de un joven fascista", en especial -como ya lo señalé en este blog- en sus últimas paginas, especie de lamentación bíblica a cuenta (sic) de la derrota (....) En el 36? obvio que no. En el 45, en lo que fue como lo sostuvo el autor mejicano Salvador Borrego, una derrota mundial (sic), y a la vez, como lo insinuó o apuntó (a su manera) Francisco Umbral y a sus ancas también yo, una derrota española. Y eso explica (con creces) la suerte final del régimen y su evolución posterior, la Transicion incluida y todo lo que se siguió. Y no me hago menos cargo defendiendo todo ello de la situacion inconfortable que ese cambio de perspectiva (tan brutal a fe mia para algunos) les granjea, a Pío Moa, y a su enfoque histórico en el plano de la Historia universal, que muestra (secreto a voces) una inconfundible impronta anglosajona. Y puestos a apurar, eso explica igualmente una diferencia de enfoques -entre ello y yo- en punto a la actualidad más candente como lo es (o lo parece) la guerra en Ucrania y la génesis o genealogía de la misma que apunta hacia allí, a las (grandes) potencias anglosajonas (....) Y que me perdone Pio Moa.
Cambié? O en terminos aún más crudos, deserté de mis posiciones antiguas, anticomunistas y antisoviéticas? Ya me expliqué aquí más de una vez, pero no tengo empacho ninguno en hacerlo de nuevo si necesario fuera. Rusia, léase la ex-Unión Soviética, fue casus belli número uno -la Revolución (bolchevique) de Octubre, me refiero- de nuestra guerra civil, creo que estamos (aquí) todos de acuerdo. Por qué no apostar pues a que de una Rusia transfortada o transmutada de cabo a rabo por la guerra en Ucrania y por el régimen transversal -léase nacional/bolchevique- de Vladimir Putin, puedan surgir nuevos horizontes o expectativas de reconciliación, léase de un punto final a la guerra civil interminable, o en otros términos a la guerra fria (sic), legado de la Segunda Guerra Mundial que como dice y dice bien Vladimir Putin no se ha terminado todavía?
Y es desde ese enfoque del que entiendo no apartarme ni un tris, de donde le ofrezco aquí a Pío Moa mi colaboración o modesta aportación y ayuda. Y en primer lugar, de todo lo que tengo escrito y reflexionado a cuenta de la II Guerra Mundial, y en particular de su episodio un poco colateral en sus efectos o resultantes de conjunto quizas, pero crucial y determinante en cambio para nosotros. Y me refiero a la Collaboration y a la ocupacion (alemana) del país vecino. Y de todas mis lecturas -y encuentros "in situ", y en suma de lo vivido- en lengua francesa. A la vez que confieso mi mala postura (ignara) en todo lo publicado en lengua inglesa en el área anglosajona
Joaquín Arrarás, nombre emblemático como un buque insignia de toda la historiografía sobre nuestra guerra civil (y lo que se siguió), que la izquierda española por cuenta de la Ley de la Memoria, habrá puesto (injustamente) en entredicho. Y el mérito de su rehabilitacion le pertenece (de justicia) a Pío Moa (...)
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