Llamas de Amor

Poesía a chorros, princesa,
Para humedecer y empapar
-y sacudir la desgana-
“la calor” y el secarral

de la piel seca, de cuerpos
y de las almas (¡mucho más!),
que canto para fingir
y levantar(me) la moral

En este cruce de trenes
En la encrucijada fatal
En el que discurre mi vida
Entre la Nada y Tú (¡verdad!)

Que al cabo de la noche
No me daba cuenta cabal
Que la Nada no lo era Yo
Sino Tú, mi amor, mujer falaz

Como cantó aquel poeta
entre Amor y modernidad
y en un trance como el mío
¡Feliz que lo pudo contar!

¿Y a mí, amor de Verano,
el Amor, la poesía astral,
la Memoria, el Olvido?
¿Quién me podrá salvar?

Si no lo haces tú mi amor
al compás de la pausa estival,
Cuando las almas reposan
y suspiran entre el aquí y el allá,

Que de verdad que estoy cansado
De deambular y de esperar
Cansado que no rendido
¡Nunca! ¡Hoy y siempre Imperial!

Que no se apague esa llama que arde
Aunque se apague el mundo ¡Jamás!
¡Raza amor de almas ardientes!
que no paran de conquistar (...)