Jornada del 25-S (operación Ocupa el Congreso, 25 septiembe 2012) Una de las emfemérides de nuestra historia reciente donde más se habrán puesto al destape esas pinzas (marca PSOE) con la llamada extrema derecha, algunos de cuyos grupos o grupúsculos participaron innegablemente en la operación, y ninguno de los demás les desautorizaría en cualquier caso. El tema del Orden Público -innegablemente uno de los grandes logros de los años de mandato de Mariano Rajoy (que silencian cuidadosamente sus críticos)- sirve sin lugar a dudas de línea divisoria de la extrema derecha patriota” (por llamarla asi) para con la derecha (del PP) las horas que corren, y pone “pari passu” al destape la colusión o alianza objetiva de esos grupos con el PSOE y la izquierda radical, por cuenta de "la lucha contra el sistema" Ese sistema -heredero lo quieran o no ellos reconocer (precisamente por la via de la Transición) de la Victoria del Primero de Abril- que no pudieron derribar en la transicion. La extrema derecha española en la actualidad, o la radiografia de un grandio-so fracaso históricoSe habla mucho de las pinzas de la derecha (léase del PP) -sobreentendido con la extrema izquierda- se habla mucho menos en cambio de las pinzas de la izquierda (léase del POE) con el otro extremo del espectro ideológico de la política española. Y sin embargo son un fenómeno ya antiguo, y de raíces complejas y difíciles de detectar y de radiografiar si no se conoce bien su historia, que es la historia o la sucesión (filmada) mas bien de grupúsculos los unos más efímeros que los otros que cabe datar desde la transición lato sensu, léase de un amplio periodo que empieza allá por la segunda mitad de los años sesenta, en lo que se dio en llamar en terminologia (creo) de Francisco Umbral, tardo franquismo.
Como se recordaba en una conferencia -de la que me hice aquí eco (en particular por motivos personales, quiero decir, por concernirme directamente) celebrada recientemente, dentro de un estricto orden cronológico, con gran profusión de testimonios personales (y verídicos sin duda alguna) de los dos intervinientes y gran precisión y exactitud en lasfechas y en los datos. Los conferenciantes no lo hacían observar de forma explicita pero está claro que en sus intervenciones, por el orden de exposición y por los límites cronológicos -de cronologia histórica quiero decir- a los que se ceñían, se dejaba traslucir la tesis polémica tantas veces repetida por algunos que la transición duraría hasta al 23-F que puso un punto final a la misma (me refiero a su desenlace)
Y lo que según muchos operaría a modo de revulsivo o de antídoto surtió efectvamente sus efectos porque a partir de ahí toda esa actividad o efervescencia o floración grupuscular -a la derecha de la derecha de la década anterior (y de la que la precedió) entraría -hasta hoy- en una suerte de letargia irreversible.
Tomarían el relevo a partir de entonces formaciones mucho mas estables y pucho menos importantes y como tal sin duda también más manipulables (a izquierdas como a derechas) Otro jalón cronológico indispensable en la reseña histórica de toda esa corriente ideológica lo marcó sin duda la llamada guerra sucia contra la ETA, que fue (dicho sea de pasada) incomparablemente menos sucia que el terrorismo ciego y cobarde y salvaje que practicaba la banda terrorista, y que tuvo un resultado tangible -se quiera reconocer o no se quiera- a saber el final del santuario francés del que la ETA disfrutaba desde sus inicios.
¿Se hizo acaso reo de hipocresía en ese tema la derecha -en la oposición durante el felipismo interminable- como asi se verían acusados en ciertos sectores o instancias máximas del estamento castrense durante aquellos años? Que el que esté libre de pecado tire la primera piedra.
La acción anti-terrorista efectiva -léase respondiendo a la violencia con la violencia (dentro de la ley o en sus mismos márgenes)- empezó mucho antes de la llegada (con Felipe González) del PSOE al gobierno de la nación -como se recordó en la conferencia “Grupos patriotas en la transición a la que vengo aludiendo en estas líneas, y está claro que si en vez del felipismo, la derecha o el centro derecha hubieran continuado en el poder, la razón de estado hubiera acabado triunfando igual a como lo hizo en tiempos del GAL. Las cosas claras y el chocolate espeso.
Y sin duda que era muy fuerte la tentación de quitarse el muerto (por así decir) de encima de un tipo de acción en la que no se les daba arte ni parte, en un fiel reflejo y botón de muestra emblemático a la vez del sectarismo de la política anti-PP, léase anti-derecha, léase contra la otra España (o contra la mitad de la misma) que caracterizó al felipismo en sus primeros tiempos por lo menos.
El general Sáenz de Santamaría -director de la Guardia Civil en aquellos años convulsos- se lamentaba a toro pasado el que no se hubiera llegado a un consenso, léase a un pacto constitucional (sic) en un tema como aquel -la accion o respuesta anti-terrorista- que le parecía con razón un asunto de estado, pero está claro que tras el 23-F y sus desenlace estaba abierta la veda de todo lo que sonase a derecha (para entendernos) -y no digamos extrema derecha- en la política española.
Con el GAL se sentó no obstante un precedente, léase de colaboración de las instancias políticas -y por ende gubernamentales- del partido entonces en el poder (el PSOE) con grupos mas o menos incontrolados -de ideologia anti-comunista o anti-marxista en su inmensa mayoría que sentaría las bases de las pinzas de extrema derecha a las que hicimos alusión mas arriba.
Sirviéndose en esa estrategia de grupos o grupúsculos -no diré nombres de propósito que se fueron sucediendo durante los largos años transcurridos desde aquellos años, y en particular con ayuda de medios u órganos de expresión y de opinión situados en la mencionada área ideológica (y también evitaré aquí el dar nombres ex professo)
Y esas pinzas del PSOE -con la extrema derecha- cristalizarían con ocasión de los atentados del 11 de marzo cuando salió a la luz un sector o corriente de opinión en el seno de la masa de votantes del partido entonces en el poder (el PP) que se situó de golpe en una postura de aliados objetivos o de compañeros de viaje de la izquierda anti-PP, con la figura (nota bene) del papa Juan Pablo II de inatacable coartada y de su postura anti-guerra en el Irak -al contrario de la que había sido la suya propia en las guerra de los Balcanes (...)- para así poder atacar al entonces primer ministro Aznar, distanciándose de él en aquellos momentos críticos y echándole los muertos encima -como lo estaban haciendo en la calle la izquierda y la extrema izquierda indignada- de los atentados del 11 de marzo.
Fueron precisamente esos votos de la derecha confesional (o derecha/religiosa como le llaman algunos) -un dato innegable rodeado hasta hoy del más espeso de los tabúes- justo los que le faltaron al PP y a su candidato Rajoy para revalidar entonces un nuevo mandato, y que dieron paso por vía de consecuencia a la experiencia tan funesta del zapaterismo.
No digo nombres pero si me voy a permitir aquí el mencionar -con su nombre o apellidos- un ejemplo de última hora por así decir y lo es el de la red Floridablanca que viene creando una corriente critica interna en el PP desde hace un año y que vienen siendo aireados y jaleados in crescendo a favor de la crisis política en curso por esos mismos medios que vienen protagonizando las operación de acoso y derribo en contra de Mariano Rajoy.
No son propiamente patriotas sino liberales, se me objetara. No es óbice que muestran un (flagrante y ruidoso) común denominador con los grupos patriotas (y sigo sindar nombres ex professo) y es en la medida que uno de sus dos principales caballos de batalla -junto a su fetiche numero uno (de la corrupción)- lo sea el de la batalla de los valores (sic), que Rajoy habría desertado durante su mandato -un eufemismo llamado a esconder o disimular el tema que les obsesiona a todos ellos del aborto, que me diga del anti-abortismo más extremo y recalcitrante, léase del derecho a la vida del feto desde el primer instante de la concepción (etcétera, etcétera...)- y en menor medida también el de la Memoria Histórica.
Aunque en el caso concreto de la red Floridablanca esta última reivindicación brille por su ausencia (liberalismo obliga) Por el primero de los extremos mencionados, como sea, enseñan bien claramente la patita de la conexión o eclesiástica o vaticana que les une a todos ellos, a los grupos patriotas -prácticamente sin excepción con esos liberales anti-Rajoy, y por el segundo, dan muestras de considerable hipocresía en la medida que la iglesia española que fue protagonista por activa y pasiva en la guerra civil era la primera llamada a manifestar su clara repulsa a la ley funesta y a encabezar por ende una campaña de oposición en toda regla en su contra cosa que no hiceron ni harán, estaría bueno.
En un tema como ése que sobrepasaba o excedía con mucho la política partidaria y que se revestía de tantos perfiles y aspectos innegablemente espirituales, como lo es todo o últimamente relacionado con la Historia y la Memoria de una Nación.
Norma Programática de la Falange Punto Veintinco: eso lo que compromete (seriamente) la credibilidad ideológica -o pone al destape las carencias flagrantes en la materia- de todos esos grupos “patriotas” y las pinzas más o menos declaradas que vienen formando con la izquierda española (descaradamente) guerra civilista y anti-patriota
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