Sin gafas y el rostro ileso, y de buen ánimo. Mariano Rajoy en la foto, tras la cobarde agresión de la que habrá sido víctima haciendo irrupción instantes después en el mitin de su partido en la Coruña. Quieren convertir en un nuevo episodio de guerra civil esta nueva cita electoral como lo lograron (léase la izquierda guerra civilista) tras los atentados del 11 de marzo. Siembra vientos y recogerás tempestades. Y las acusaciones chulescas y barriobajeras del candidato socialista en el último debate electoral no son ajenas -ni inocentes- a ese clima de violencia y de tensión que parece haberse apoderado de la campaña electoral en las últimas horas. Una excusa en toda regla lo único que le evitaría de verse sumido irreversiblemente en la deshonra. Y en la indecencia“España se merece un presidente que sea una persona decente”, lo que rima casi con “que nos no mienta” de infausta recordación (o que no miente) Eso fue lo que le espetó el líder sociata al actual presidente del gobierno en el reciente debate televisivo entre los dos. Y en otro, y en otras circunstancias, la cosa se habría traducido fatalmente en una cuestión de honor capz de desbordar laos límites estrictos del juego político (democrático), y en un duelo en toda regla con jurados y testigos y padrinos incluso.
Viniendo no obstante de quien viene, no pasa de un exabrupto chulesco y barriobajero –y así se me antoja que lo habrá visto e interpretado una clara mayoría de la opinión pública española- por las razones o motivos que sean (que dejo un poco q la apreciación de mis lectores) La decencia -en política (y en democracia)- afecta al honor pero no de forma directa, como otras acusaciones propiamente infamantes. Acusan los sociatas a Marino Rajoy de indecencia (sic) por los casos de corrupción presunta (hasta prueba de lo contrario) que habrán salpicado su mandato.
En tiempos de la presidencia de Mitterrand en Francia se dio el caso de uno de sus ministros (Beregovoy) que se vio envuelto en un escándalo de corrupción que le llevó al suicidio lo que permitió al entonces presidente (socialista) el contraatacar hablando del honor de una persona echado a perder, “de carnaza de los perros” ¿Tendría acaso que suicidarse ahora Mariano Rajoy para salvar el honor de su partido por culpa del desplante afrentoso de su contrincante y directo rival?
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Me disponía a responder a este interrogante cuando me llega la noticia en la red de la cobarde agresión -por sorpresa y a traición- al presidente del gobierno en Pontevedra. Y se pude decir que queda ya claro de qué lado están los se hunden en la deshonra y el deshonor en este trance. Y en la indecencia (…) No voy a acusar aquí a Pedro Sánchez de complicidad (directa) en el ataque pero está claro que quien juega con fuego acaba quemándose, y no está menos claro que la agresión vergonzosa de hoy compromete gravemente la credibilidad del líder socialista, su credibilidad personal incluso, y que no basta una codena verbal del suceso sino que tendría que dar una explicación convincente –¿qué otra cosa que una excusa en toda regla?- de sus palabras durante del debate con el presidente.
El incidente es grave. Y la gravedad del mismo deriva de la gravedad de la hora que vivimos los españoles inmersos en un nuevo episodio de la guerra civil interminable desde los atentados del 11 de marzo del 2004, que fueron una clara operación de guerra (como aquí y fura de aquí ya lo vengo señalando) Y el tufo a indignación callejera (marca Podemos, 15-M) de este acto reprobable echa para atrás ya de muy lejos.
¿Lo va a condenar a Pablo Iglesias? Está claro que ellos –él y la corriente de indignados que él abandera- son los principales responsables de la violencia psicológica que se ha venido incubando en la sociedad española en los últimos años, y que habrá venido fatalmente traduciéndose en actos de agresión como el que acaba de ocurrir ahora. Siembra vientos y recogerás tempestades.
A Mariano Rajo y le habrán golpeado ahora –en retransmisión directa- premeditadamente por la espalda y a traición y eso salva su honor, sin necesidad del suicidio al que me referí antes. Además (nota bene) no le habrán dejado marcado. Ni física ni psicológicamente, que todo hubiera venido a ser uno. Unos rasguños apenas. Y no dudamos que hubiera sido capaz de superar una agresión física brutal –con heridas- del tipo de la que recibió el entonces premier italiano Berlusconi. España no es Italia no obstante, ni Grecia tampoco.
Sin gafas pero el rostro ileso, el presidente del gobierno. Signum magnum. Y un aviso a los navegantes. A los aprendices de brujo y a los sembradores de cizaña y de indignación callejera. Y de vientos de guerra civil (interminable)
2 comentarios:
http://urania2015.blogspot.com.es/2015/12/vladimir-putin-se-felicita-por-el.html
La degradación de la moral pública en los políticos, en los tertulianos y más aún en la prensa canallesca y en la chusma callejera... es el resultado de cuarenta años de
intoxicación de los medios de comunicación, de la escuela y de la universidad.
Ayer vi la fotografía de un candidato de Pablemos... con rastas en el pelo...
Se ha hablado de la "pinta" de Pablemos... totalmente inadecuada para alguien que pretende ser presidente de gobierno...
Si un presidente del Gobierno de España puede ser injuriado públicamente ( y en su propia cara) si que haya una denuncia ni se exija una reparación... entonces es que muchos españoles hemos perdido la dignidad. Opino que si los símbolos de España, por ejemplo, la Bandera, o el Himno o el Rey son vilipendiados... yo, como español, me siento insultado...
Sugiero que algún tribunal o Defensor del Pueblo se posicione como FISCAL DE OFICIO...
También se ofende impúnemente a los Símbolos del Cristianismo... (por ejemplo, en la Rioja han sido pisoteadas unas Sagradas Formas... y esta noticia apenas ha tenido eco informativo...)
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