lunes, septiembre 14, 2015

¡QUE VIENE EL DUQUE DE ALBA!

« La kermesse heroica » hizo reír a la Europa de entre guerras a costa de los belgas y del pasado español en Bélgica que consiguió hacer odiar todavía mas por muchos belgas (flamencos sobre todo) Los rexistas de Degrelle y los nacionalistas flamencos (fascistizados) atacaron la proyección del film, ellos también por cuenta del odio y del resentimiento hacia el pasado español (calumniado) en Flandes. Y todo eso viene a resurgir ahora con fuerza en algunos belgas flamencos por cuenta de la independencia/catalana. Una comedia de humor de contrapuntos fúnebres (y macabros) Los que le da la leyenda negra anti-española que se veía recogida en escenas fugaces –y tanto mas impactantes- a lo largo del film como aquella en la que se presenciaba una violación colectiva a manos de monjes en negro frenéticos (españoles por supuesto) En un clara afrenta a la verdad histórica. Los delitos en materia de honor y de buenas costumbres en Flandes fueron severamente castigados bajo el gobierno del Duque de Alba. ¡Ojalá volviera!
La Manifestacion de la Diada y las perspectivas (poco halagüeñas) de una probable victoria electoral de los separatistas en las próximas elecciones catalanas pone a todas luces a algunos belga flamencos en estado de levitación –más fuerte y exaltante y arrebatador aún que el simple éxtasis o el puro orgasmo (con perdón de mis lectores)-, a tenor al menos de lo que se puede leer en unos forums en lengua neerlandesa en los que entro de pascuas a ramos, y ahora ya siempre en relación con el tema catalán, antes también con tema vasco, y siempre de franco tirador, como quien baja la arena de un circo romano -y que me perdonen por lo de romano los belga flamencos que me estarán leyendo- que es la sensacion (inhóspita) que siempre tuve en foros de opnion en los que entré hasta hoy, siempre (sin excepción) con mi nombre y apellidos.

En estos foros de lengua neerlandesa no obstante, por las razones que sea –que creo que no me escapan en parte- habrán mostrado conmigo hasta ahora a pesar de todo, chanzas y burlas aparte, más tolerancia que en algunos foros de lengua española (léase españoles) donde yo no tardaba mucho en ser baneado, como me acabó ocurriendo también en la blogosfera de Periodista Digital (como aqui todos ya saben) Algunos belga flamencos tienen un problema con España y con su pasado –y en particular con el pasado español en Flandes- que no se lo salta cualquiera. A la medida –dirá aquí tal vez alguno- del problema personal que arrastra con ellos también el autor de estas líneas.

Y no se equivocan (o no del todo) Llevo casi treinta años en Bélgica de los cuales los cinco primeros los pasé residiendo en la zona flamenca, en Amberes, Ostende y en la costa belga (enclavada en la zona flamenca toda ella) Tengo un hijo de madre belga flamenca que se siente igualmente español y belga flamenco a la vez (« half Vlaams half Spaans » como él dice en su lengua materna cuando le preguntan)

De pequeño tuvo que soportar afrentas que en realidad me iban a mí dirigidas, como cuando en una ocasión su profesor le mandó traducir al español –para el resto de la clase- un himno claramente beligerante de los tiempos de las guerras de religión, en el espíritu de los bufones de Flandes antiguos – de irrisión, de befa y escarnio- titulado « La canción de los soldados españoles » (« Het lied van de Spaanse soldaten ») en verso, y en el que se repetía a cada vez el mismo estribillo, « españoles iros a casa que estas tierras son de Orange » Punto.

Por atención a mi hijo y por aquello que dice el proverbio de no crear problemas donde no los hay, por la escasa edad de mi crío entonces –once o doce años- lo dejé pasar, sin dejar de aprovechar la ocasión no obstante para impartirle –con tacto y discrecion- una leccion de historia y de patriotismo (faltaría más) que escuchó absorto con esa expresión aterida –como sacada de los primitivos flamencos- tan de estos lares (…), pero se me quedó el detalle aquí atravesado como todos mis lectores se podrán imaginar.

Un botón de muestra (uno más) de esa memoria artificialmente reconstruida de libre circulación en Flandes, iba a decir desde la fundación del estado belga independiente, pero que se remonta más bien (un poco menos lejos en el pasado) al último tercio del pasado siglo XIX cuando los curas flamencos –en sus parroquias- se pusieron (sin duda siguiendo consignas u orientaciones vaticanas) a contar a sus feligreses –todos ellos (nota bene) descendientes de los católicos flamencos que en su momento, dos y tres siglos atrás, habían tomado resueltamente partido por la causa de España en estas tierras- la película de lo que habia ocurrido en los países bajos (latu sensu) siglos antes, en la version que divulgaron urbi et orbe los holandeses protestantes desde el final de las guerras de Flandes, tomando así todos esos bravos clérigos católicos el relevo de la propaganda oficial liberal/masónica del estado belga que en lo referente al pasado español en los países bajos, se inspiraba directamente de la Leyenda Negra anti-española.

Y fue de ahí de donde vendría a aquel chascarrillo que se nos contó siempre en España desde niños que las madres belgas flamencas metían miedo a sus hijos –para hacerles dormir- con el cuento de « ¡que viene el duque de Alba ! » « ¡Ojala volviese! », glosó profetico Eugenio Montes, en un artículo resonante –y rezumante de ardiente patriotismo-, « La Vuelta del duque de Alba », publicado en el ABC en los años de la Segunda República.

En mi último libro tengo también dedicadas varias páginas a disecar esa particularidad tan ruidosa y tan atípica que ofrecieron los católicos en Bélgica zona flamenca durante la guerra civil española, en un caso prácticamente unico en el mundo incluida Francia – donde la actitud (minoritaria) de algunos intelectules favorables a los rojos no encontraría prácticamente eco entre el pueblo/fiel…hasta después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial en el 45- en donde como digo, los católicos no vibraron unánimente a favor de la España Nacional como sí lo hicieron en el resto del mundo. Y todos esos tics históricos se diría que vienen ahora a resurgir con fuerza y a confluir todos bien juntos ante la agravación de la situación en Cataluña y las perpectivas cada vez más plausibles –y mas negras y sombrías- de un escenario de secesión como lo vienen auspiciando los medios belgas sobre todo del lado flamenco.

Caso único, el de los medios belga flamencos, el de un sector no sé si mayoritario o no –sería interesante el intentar elucidarlo- de la opinón pública en Bélgica zona flamenca y sobre todo de una parte de su clase política, encarnada en el partido actualmente mayoritario en Flandes y socio (mayoritario) del gobierno belga en la actualidad, la N-VA –Alianza Nacionalista (o Nacional) Flamenca- que en su ardores catalanistas ha decidido enviar observadores a las próximas elecciones en Cataluña.

¿Casus belli –léase de ruptura de la coalición gubernamenteal- el tema catalán entre belgas? Todo podría ocurrir, porque la otra gran conponente –aunque menos votada que la N-VA- del lado francófono en el actual gobierno belga, a saber los liberales francófonos, formacion a la que pertenece el jefe de gobierno Charles Michel, no pienso que estén por la labor de secundar los ardores catalanistas de sus socios gubernamentales flamencos. Bastante tienen ya con la tarea (ímproba) de tratar de conjurar el separatismo en casa –y en el gobierno del que forman parte- para meterse a alentarlo en casa ajena.

Charles Michel además es hijo de uno de sus predecesores, Louis Michel que asistió -bien visible, de jefe del gobierno belga entonces- en cabeza de la manifestacion por la Castellana y el Paseo de Recoletos, con no muchos otros gobernantes extranjeros a su lado- a las exequias de las víctimas de los atentado del 15-M –del 11 de marzo que me diga ¿en qué estaría yo pensando ?-, y esos son gestos que como los sacramentos antiguos dejan un sello o una marca indeleble por no decir que imprimen caràcter.

Atención como sea al disco rojo en Cataluña. No son rojos se me dirá. Peor. Hijos de rojos por la vía de la genealogía ideológica, e incluso –todas esas masas de oriundos que desfilan en las diadas (y que tanto se destapan en los medios extranjeros que los entrevistan precisamente por eso, por sus apellidos)- por la via biológica muchos de ellos. Más rojos que sus padres, igual que el pos/marxismo de los pos/marxistas es más marxista que el de los popios marxistas

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