jueves, julio 23, 2015

¿LE MATARON POR ROJO O POR MARICA?

En este documental estrenado en pleno lanzamiento (julio del 2006) de la operación de recuperación de los restos del poeta granadino, se dejaba sentado –con abundancia de pruebas- que la homosexualidad del poeta fue motivo determinante de su muerte. Lo uno con lo otro. Su desviación sexual y la guerra civil en llamas aquellos momentos. Por rojo y por marica. Porque del compromiso con las izquierdas de Lorca -hasta el estallido mismo de la guerra civil- no duda hoy nadie salvo algunos devotos joseantonianos –especie en extinción- que leen con gafas de aumento la historia de la guerra civil española. Y los colectivos que guerracivilizan ahora la muerte de Pedro Zerolo, consiguiendo quitar el nombre tan emblemático de una plaza madrileña para dárselo a él, queriendo o no queriendo vienen a confirmarlo. En todos los demás sitios, mundo a través, es posible que la homosexualidad no tenga nada (o poco) que ver con la política, directamente al menos. Pero en España no. Spain is different. En España, la causa de los gais y las lesbianas sigue protagonizando episodios de guerra asimétrica en la guerra civil (del 36) interminable. Como el que nos ocupa
Romper con el pasado en aras del futuro. Esa parece la consigna subyacente en la decisión de la nueva alcaldesa de darle el nombre de la plaza Vázquez de Mella en Madrid a un diputado PSOE recientemente fallecido y notorio homosexual -por presión de los colectivos que agrupan a homosexuales, lesbianas, transexuales y bisexuales (todos juntos y revueltos)- en la madrileña (y castiza) zona de Chueca un barrio ocupado desde los tiempos de la transición por esos colectivos, en el corazón del distrito Centro situado a su vez en el corazón de la geografía urbana madrileña y por ende en medio de la línea divisoria de signo guerra civilista –entre Norte y Sur, entre un Madrid de clases/altas –léase de clases medias- y un Madrid de barrios bajos (de extracción obrera o de menestrales, en el pasado me refiero)- que pusieron de manifiesto las recientes elecciones municipales del mes de mayo pasado, como ya lo tengo repetidamente expuesto en estas entradas.

Una aplicación controvertida –una más- de la más controvertida de todas las leyes que arrastramos los españoles de unos años a esta parte, más mucho más –lo apuesto con quien sea- que la (nueva) ley de Seguridad Ciudadana. El distrito Centro nos pertenece a todos los españoles y en particular a todos los madrileños, y no tienen el menor derecho a convertir en gueto ninguno de sus barrios o zonas como en este caso está ocurriendo, en este y en otras zonas de ese distrito que fueron la clave del triunfo de la alcaldesa Carmena en las elecciones pasadas. ¿El futuro a los colectivos de gais y lesbianas (y asimilados)? Así parecen querer estar vendiéndonoslo.

Y uno de los señalizadores susceptibles de dar la clave del futuro en puertas –a creer a algunos- lo es sin duda la crisis por la que atraviesa el Frente Nacional francés desgarrado por dentro entre los partidarios de la actual presidente Marine Le Pen y su propio padre, el fundador de partido, que en los últimos días habrá venido centrando sus ataques in crescendo en la persona del numero dos del partido, convertido – a la sombra de la presidenta- en el hombre fuerte de la organización, Florian Philippot, de condición homosexual notoria y reconocida. Philippot en una reciente intervención televisiva –a todas hora delante las cámaras- acusaba a los periodistas (en general) de estar bailando el agua a Jean Marie Le Pen, en un ataque torpe así a primera vista, más aún viniendo de alguien que se habrá labrado una reputación de gran gurú en materias de sondeos y de otros profundos arcanos en el terreno de la politología.

Y sin duda queriendo contrarrestar el efecto imagen en ese sector periodístico que juzga hostil habrá querido mostrarse al público en compañía de la vieja estrella Brigitte Bardot, que se distinguió de antiguo por su participación activa en causas de defensas y protección de los animales (perros en particular, de todas clases y pelaje) Una foto sobre la que no dejan de revolotear una nube (en extremo agitada) de espectros y fantasmas. La artista consagrada icono sexy de su generación junto al político homosexual notorio.

¿Que nos quieren decir, qué significa? En la obra del escritor norteamericano James Ellroy que ya cité aquí a menudo, niño mimado (“enfant terrible”) de la novela negra en lengua inglesa, circulan libremente una serie de clisés y estereotipos de la sociedad norteamericana y del “american way of life”, y uno de ellos es el de las celebridades cinematográficas de Hollywood, homosexuales y lesbianas. No todos por lo que se ve, porque la noticia nos llegaba hace dos días de las revelaciones de Loretta Young vieja gloria del séptimo arte, protagonista –junto con Clarck Gable- del gran best seller cinematográfico de los años treinta “Lo que el viento se llevó” que acusaba a su antigua pareja (como quien dice al final de trayecto) de haberla violado (sic) durante el rodaje del célebre film. Región surcada de fantasmas (y de brujas) -a cual más amedrentador- todo lo relacionado con el sexo.

Y sin duda por eso, por aquello de que la imaginación es libre –por más que acabe creando monstruos- todas las especulaciones se admiten. Como aquellas a las que da rienda suelta James Ellroy que hace de Hollywood la meca de las lesbianas y de los homosexuales, algo a la que la crisis desatada –hace ya hora treinta años- por la declaración de la epidemia del SIDA pareció dar la razón (con el caso de Rock Hudson en concreto), con tantas víctimas como se acabaría cobrando la terrible dolencia en ese mundo de actores y de artistas. ¿Muerto también del Sida, Pedro Zerolo? Se admiten apuestas. Como sea, la crisis que abrió la epidemia en ese colectivo –a escala planetaria- no auguraba y sigue sin augurarles mucho futuro, y menos aún les permite erigirse en garantes del futuro de la humanidad como se nos está queriendo vender ahora.

Un acto guerra civilista –de guerra civil-, este nuevo cambio en el callejero madrileño como todos los que se habrán venido –en Madrid y en todas las demás capitales españolas- sucediéndose tras la promulgación de la ley funesta de la memoria. Vázquez de Mella, murió antes del estallido de la guerra civil, se me objetará, no es óbice que su figura –en la memoria- parece íntimamente ligada a una de las fuerzas componentes del bando nacional, al de los carlistas. Nunca leí nada de él, lo confieso, y tampoco mucho sobre su obra ni sobre su vida. Sé que entro en un momento dado en conflicto con la línea dinástica de su propia familia política, con motivo de la primera guerra mundial en la que tomo partido por el bando de los perdedores (el de los Imperios centrales) Una figura de la caverna política y mediática para sus detractores en resumidas cuentas.

¿Guerra civilistas los gais y las lesbianas? Así parece que haya que acabar concluyendo. Aunque la suya parezca más bien otro típico caso de memoria un tanto acomodada y reconstruida. Los homosexuales no fueron como tales, beligerantes en la guerra civil interminable. ¿Hubo menos tolerancia hacia ellos en el bando de los vencedores que en el de los vencidos? Es posible. Como sea, el icono guerra civilista por excelencia de lesbianas y homosexuales no deja de serlo Federico García Lorca, como lo ilustra la noticia que nos ocuap, con lo que así parecen de una vez acabar zanjando la polémica en llamas con motivo de la operación (frustrada) de recuperación de sus restos consistente en dirimir los motivos reales de su muerte.

¿Le mataron por rojo o por marica? La cuestión siempre en el aire pareció quedar ya zanjada tras las revelaciones que siguieron o acompañaron el fiasco del desenlace de la operación “restos de Lorca” en el 2010 donde no encontraron al cabo de meses de excavaciones –y echando dinero a puertas por cuenta de la Junta de Andalucía- más que una lata (vacía) de sardinas. Y vienen ahora a confirmarlo queriendo o sin querer esos colectivos gay y guerra civilistas: lo mataron por eso, quiero decir por lo uno y por lo otro, todo junto y bien revuelto, por cuenta de su homosexualidad y de la guerra civil en llamas aquellos días abrasadores del verano del 36.

Por rojo y por marica. “Mero, en la España de Franco ni un maricón ni un rojo” hace decir (tremendista) Umbral –en su novela guerra civilista “Capital del dolor”- a uno de los falangistas que acaban ajusticiando al cantaor de flamenco sarasa (Sebastián Santesmanes, el Mero), trasunto literario umbraliano a todas luces de Miguel de Molina (el de la Bien Pagá), al que dieron alguna paliza los fachas (dicen) en zona nacional durante la guerra, pero que al final salvó el pellejo. ¿Hubo persecución sistemática en la guerra –en zona nacional- y en la inmediata posguerra de homosexuales como lo da a entender Umbral en sus novelas guerra civilistas?

No hay pruebas y tampoco hay que fiarse en Umbral –ni en ese ni en tantas otros temas- que practicaba ex profeso la confusión entre memoria e historia y literatura y que en ese punto concreto registraba además contradicciones flagrantes, cuando evocaba por ejemplo las prácticas homosexuales, generalizadas según él, entre las tropas moras del ejército nacional y los voluntarios italianos.

Como sea, es un hecho innegable el guerra civilismo irreconciliable de esos colectivos que la noticia que aquí comentamos viene ahora a poner clamorosamente de manifiesto. ¿Razón de más si necesidad hubiera -piense lo que quiera el papa argentino (en ese como en tantos otros temas)- de declararles la guerra, como ellos viene declarándosela a los españoles (y a medio mundo)? A los vivos y a los muertos

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.alertadigital.com/2015/07/19/el-papa-francisco-titere-del-mundialismo-a-una-organizacion-masonica-judia-trabajemos-juntos-por-el-bien-de-la-humanidad/