Yvan Benedetti, dirigente del disuelto movimiento “Obra francesa” (por orden del entonces ministro del Interior, el oriundo Manuel Valls) y víctima emblemática –tras su exclusión del partido en el 2011- de la línea de des diabolización llevada adelante contra viento y marea por la actual presidenta del Frente Nacional Jean Marie Le Pen. Tuve una breve conversación –amena y cordial- con él con ocasión de un congreso de “pensamiento proscrito” celebrada en Madrid el pasado fin de semana. Me diagnosticó que Jean Marie le Pen acabará viéndose relegado al interior del Frente Nacional. La evolución (frenética) de los acontecimientos parece darle la razón y contradecirle sucesivamente (…)Jean Marie le Pen, aclamado ayer en el desfile tradicional del Primero de Mayo que celebra el Frente Nacional por las calles del centro de París cada año. Como una súbita aparición el fundador del Frente Nacional hizo irrupción en el estrado preparado para tribuna de la actual presidenta del partido en el preciso momento en el que ésta hacía su aparición y se disponía a pronunciar su alocución, permaneciendo él allí breves instantes bajo la aclamaciones y los aplausos y los gritos de apoyo entusiastas de unan gran mayoría de los asistentes, antes de desaparecer del escenario. El mensaje que con ese gesto habrá querido lanzar el fundador del Frente Nacional a las instancias dirigentes de su partido no puede estar más claro, a ver lo que hacéis, como os comportáis conmigo sino queréis que el partido salte en pedazos.
Porque está igualmente claro que una mayoría de los militantes y del sector más fiel de votantes del Frente Nacional se sienten (mucho) más identificados con la línea que encarna el fundador o con la de su nieta Marion que con la línea de des diabolización que viene propugnando –como un leitmotiv obsesivo ( obsesionante)- Marine Le Pen contra viento y marea, secundada por el número dos del partido del que ya me ocupé en alguna de mis recientes entradas. Para el próximo lunes, día cuatro, está convocado Jean Marie Le Pen ante la comisión directiva del partido, y todo parece indicar que el viejo patriarca le pen evitara la exclusión con la que le amenazaba el número dos del partido, Philippot, su principal adversario y detractor. ¿Quedará todo en agua de borrajas? Se admiten apuestas.
Durante una breve conversación que mantuve hace unos días en Madrid -en un congreso de la disidencia (patriota) al que asistí- con Ivan Benedetti, una de las víctimas ms emblemáticas de la actual línea de des diabolización del Frente Nacional, expulso del partido y víctima ms tarde de la inquina del actual jefe de gobierno –aun entonces ministro del Interior- el oriundo Manuel Valls, que disolvió por decreto el movimiento que aquel dirigía –“La Obra Francesa”- junto con otro afín, “Juventudes nacionalistas”, me confió su impresiones que Jean Marie Le Pen acabaría viéndose puesto de lado -“tirado a la basura” (jeté dans la poubelle)- ) al cabo del contencioso que le enfrenta a su hija al interior del partido las horas que corren.
No conociendo de cerca ni de primera mano la situación al interior del Frente Nacional ni tampoco la actualidad francesa al dedillo, me limito a recoger aquí las impresiones del dirigente nacionalista francés que acabo de nombrar, sin aventurarme a ulteriores conjeturas. No escondo no obstante la admiración que me merece la figura del viejo patriarca nacionalista francés, aquí de todos ya conocida. Jean Marie le Pen cualquiera que sea el destino que el futuro inmediato reserve al partido que él fundó, consiguió lo que ningún otro dirigente de partidos “hermanos” en, los demás países europeos, ni siquiera alcanzó a soñar. Con la excepción sonada de los griegos de Amanecer Dorado, que tras las últimas encrucijadas electorales enn su país se habrán situado a un nivel perfectamente comparable en influencia y en peso electoral al del Frente nacional en el país vecino.
¿Hasta dónde llevará Marine le Pen su línea de des diabolización? Su actitud dubitativa indecisa (aparentemente al menos) en el conflicto que le enfrenta a su propio progenitor hace barruntar que no lo tenga muy claro, a pesar de que los medios y toda una casta de politólogos le hayan hecho creer que la des diabolización –léase la des fascistización- del partido, sea el precio de peaje obligado a pagar para un hipotético triunfo electoral que le permita gobernar en un futuro próximo.
Del techo electoral del Frente Nacional de los tiempos de su progenitor –un diez y ocho por ciento- a los niveles (seis, siete puntos por encima) que el partido habrá venido alcanzar bajo su presidencia en recientes justas electorales, el salto se debería a eso precisamente, es lo que no dejan de susurrarle al oído los gurús y expertos que le aconsejan y los mas estrechos colaboradores de los ue habrá venido rodeándose. Verdad de este lado de los Pirineos, mentira –o quimera o ilusión- del lado de allá. Hoy como en lo tiempos de Blas Pascal
No hay comentarios:
Publicar un comentario