Con más de 20 años de retraso de la I edición -y 7 de la segunda- cae este libro (de un viejo conocido) en mis manos que me parece especialmente dedicado a mi: al Nietzsche de incógnito que algunos ven en mí desde hace mucho. Por detrás de mi (pública) trayectoria y de mis ideas. Profeta de calamidades (sic) -en neerlandés "vloekgezant"- Federico Nietzsche, de la Mala Nueva -como lo decia él mismo de Pablo de Tarso (en hebreo Chaúl)- "la peor de todas"? Y como viene a rubricarlo el autor que aquí nos ocupa? "La (pública) incitación a obrar contra natura" -predicando la castidad o sea-, calamitas calamitatis ("Anti-Cristo"): eso, no el negar el paraiso del Más Allá, sino el denunciar el infierno en la tierra de la plaga cósmica y apocalíptica del abuso (sexual) de menores a su cargo en el que se va (fatalmente) enfangando la Iglesia (sin billete de ida y vuelta) Lo que al autor del Eterno Retorno y del Super Hombre le merece hoy más actualidad y vigencia (y clarividencia profética) Y lo que a algunos -como el autor que nos ocupa- a todas luces más les obsesiona
Nietzsche como enigma y obsesión. Las dos ideas principalmente a retenir del libro -como un ajuste de cuentas- que acabo de leer sobre el enigmático pensador que me parece -leyéndolo a salto de matas por etapas hasta el fin- que va dedicado especialmente a mí. Hasta el punto que me negaría a mí mismo si no recogiese el guante del desafio de dedicarle esta entrada (y las que sean) como un recado de escribir. Un autor, y un monotema a los que dediqué no pocos párrafos del último de mis libros, y que por lo que dicen revolotean en lo que antes escribí de él, en lo que escribi y en lo que' viví y como lo viví a tenor de lo que me decia y hacía observar obsesivamente aquel teólogo de pesadilla que lo veía o reconocía por detrás de mis ideas y mis comentarios, antes incluso de que yo le hincara el diente a su obra escrita. Como un Nietzsche de incógnito, a mis espaldas, asi és como me veía aquél teólogo, holandes también, como por casualidad, como el autor de la monografía de la que me voy a ocupar aquí.
Exagero, un signo o síntoma --uno más- de esa obsesesion, o esa (com) pulsion de darme por aludido en todo lo casi todo lo que leo y de lo que escribo, como aquí alguos pensarán de mi? Eppure (y sin embargo), qué pensar de un autor con el que correspondi abunadantemente y al que personalmente conocí -en aquel, congreso de hispanistas en el 99 en Utrecht-, y que rompió abruptamente toda relacion conmigo cuando (de nuevo) me detuvieron, en el 2000 -año nota bene de la I edición del libro que aquí nos ocupa-, y que escribe párrafos -entresacados de ese libro-, como éste: "Y sin embargo no es Nietzsche el Anticristo, sino -a lo sumo- uno de sus precursores (wegbereiders) Es anti-cristiano por demás para ser el Anticristo. El verdadero Anticristo se comporta como el Cristo. Será como el Papa, predicando hermandad (verbroedering) y sobre todo paz, derechos del hombre y tolerancia, sería una tal imitacion del Hijo de Dios que sólo los santos, los elegidos, puedan distinguirle". Habla de mí? De Juan Päblo II o sea. El Papa y Yo. Desatino ("boutade") , exageración? Juzga por ti mismo lector, si no me ves por detrás o en el espejo de esas lineas, a modo de prefiguración. Como los anti-nietzschaneos obsesos a los que aquí aludo lo ven, (de incognito) en lo que pienso (en voz alta), y como muchos lectores no dejarán de verlo ellos también como revoloteando en paginas expresamente a él dedicadas y en muchas otras de las entradas de este blog.
Que qué mayor homenaje de reconocimiento del autor/maldito que este cuaderno de agravios que aquí os presento? Oscilando de verdad entre la pasión, la diatriba y el pliego de acusacion por un lado y por el otro, el examen y análisis sereno que se va imponiendo al filo de esas páginas y sobre todo en sus párrafos finales en guisa de epílogo o colofón. Y que falla no obstante el tiro, se me antoja, y es (olímpicamente) obviando el desafio magno en el plano de la historia de las ideas (e ideologías) que el pensamiento de Nietzsche encierra, tal como otro de los autores aqui en este blog más profusamente citados, lo hace observar en el enorme slencio y apagón informativo (black out) de los garantes del pensamiento único, y del autor que aquí nos ocupa que pasa de puntilllas en el tema, en lo que se nos antoja un callado homenaje o una muestra de invencible pudor.
Y me estoy refiriendo al historiador alemán Nolte, autor de la trilogía (tantas veces mencionada aqui) "El fascismo y su época", que dedica al pensador del Eterno Retorno todo un párrafo -a modo de epílogo o de colofón- en el tercer volumen de aquella (sobre el nacionalsocialismo), bajo el (sub) título, "Nietzsche: el terreno pre-burgués de la cultura", donde podemos leer (en una de las últimas páginas del apartado aquél): "Con varios decenios de adelanto, Nietzsche habrá prestado al anti-marxismo político radical del fascismo su arquetipo espiritual, y cabe decir que ni el mismo Hitler habrá estado nunca a la altura de ese arquetipo" (2) Pues eso. Niezsche (y el nietzscheanismo), de paradigma (sic) del anti-marxismo al que viene a ofrecer esas credenciales (ideológicas, intelectuales) al que a aquél -doy fe de mis años de universitario- tanto se le habrán negado y escatimado en el tribunal de la Historia y en el plano de las ideas.
Y ante lo que palidece el horizonte lejano -y judeo/cristiano- del Más Allá que se va (suavemente) haciendo mutis por el foro (como se decia antes) o con el rabo entre las piernas por las alcantarillas de la Historia. Sin necesidad de que Niezsche lo empujara hacia fuera, libre y sin cargos pues el pensador alemán, del cargo sobre todo de ateismo que el aprendiz de inquisidor que nos ocupa tan alegre e impunumente le cuelga.
El y toda una coleccion de autores anti-nietzscheanos que gozaron de autoridad (sic) (*) en la España en la que yo naci y crecí -bajo el regimen anterior- y que fui arrumbando sucesivamente (sin violencias ni aspavientos) en el cuarto de los trastos viejos, sin valor (ni literario ni ideológico) -no/valores como los llamaría Francisco Umbral- uno detras de otro. Especie de "santos de palo" (Valle Inclan dixit) que asi es como les veo hoy, rodeados a mis ojos lo confieso de un halo de despecho y resentimiento y fue del montón de esperanzas -por su (aparente) rebeldía y su inconformismo- que en ellos 'de muy joven) deposité -en sucedaneos de Nietzsche que así ahora los veo-, como en saco roto.
Leon Bloy, Chesterton, Kazantzakis, Papini, Kierkegaard, Miguel de Unamuno, Bernanos, Graham Green, Leopoldo Marechal, Jorge Luis Borges, Berdiaeff y Dostoiewski Los anti-Nietzsche -cristiano/anti-paganos, "de encargo", a modo de exorcismo, para uso y consumo de españoles para andar por casa (o en coto cerrado) Y que van desfilando por las páginas que nos ocupan. Con los "nihil obstat" -canónicos, clericales- debidos (faltaría), de los que careció (cruelmente) entre españoles el pensador del Super Hombre (como ya lo tengo harto señalado) Un homenaje abrumador como sea, el que se desprende de la requisitoria anti-Nietzsche de la que aquí hablo. Y es en la medida que el autor emplazado gravita silencioso en todos los debates y en todos los pliegos y legajos del proceso de Nuremberg, a título de autoría intelectual de todos los crimenes y delitos que en aquél fueron condenados.
Reo de lesa "libre pensée" , Federico Nietzsche. Que ofrece asi y expone a la luz del sol el fondo (en francés "noyau") racional (sic) del bagaje o del poso ideológico del bando de los vencidos, Ilustrando asi si necesidad había de lo que tuvo de gerra civil europea (sic) la II Guerra Mundial (39-45) De qué extrañarse o escandalizarse pues -como lo hace su detractor en la obra que aquí nos ocupa- de la intrigante y descncertante facisnación que Nietzsche sigue ejerciendo en el firmamento de ideas e ideologías del mundo occidental. Como una nueva Esfinge de nuestra época
(*) "Unamuno es una autoridad", me espetó sin esperármelo -seco, brusco y arrogante- mi interlocutor (anti-nietzscheano) holandés en la correspondencia que mantuvimos, ante mis criticas livianas (de las que ya ni me acuerdo) sobre un autor que no me parecia fuera de discusion, entonces y menos ahora. Máscaras fuera. En Unamuno y otros anti-Nietzsche hechos de encargo (y exorcismo o conjuro) para uso y consumo de españoles. Y asi todo se entiende, y sin eso, nada se explica. En la era del pensamiento único, con su Indice de libros prohibidos y de autores malditos ( y de ellos, Nieztsche el número uno) Condenado a título de autor intelectual del Holocausto y de mentor ideológico -número uno- del bando de los vencidos en el tribunal de Nuremberg. Lo que hoy parece que nadie recordar quiere -por qué?, y se cubre de un tupido velo, y de las anchas espaldas (de la democracia)
(2): op.cit. Munich, 1963, p. 467
(3) Un apartado o capítulo especial en este pliego de cargos del filósofo alemán se merece el tema de su locura, que tanto escándalo y tanta glosa biografica -en testimonio de cargo- al autor que aqui nos ocupa le merece. Más que su locura, se lo merece ese escándalo que arrastra la memoria del pensador fatalmente. De prueba (por el nueve) de descalificacion (injusta, gratuita) de toda su obra y toda su biografía, y de puro síntoma -como asi nos lo parece- del fondo judeo-cristiano, debelador y calumiador de la sexualidad humana que Nietzsche precisamente denuncia en la moral del cristianismo (cf. "El Anticristo"). Raíz cli-ni-ca -la Sífilis ("Gran Disimuladora" como hoy la llaman algunos)-, en la locura del pensador del Super Hombre, que marcó sus ultimos días. Sin que ello nos imponga epilogar de su vida o de su obra (como lo hace, en contra de él, el inquisidor que aquí nos ocupa, y a sus ancas, toda la legión de sus odiadores)
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