Las cosas no tienen alma,
ni, cáspita!, un alma blanca
nunca lo había pensado,
todas las cosas se aclaran
Al borde de lo inhumano
el Alma de las montañas!
de aquella de nombre prestado
vértigo de la (fea) Nada
a los que la escalan con brío
o que de lejos la observan
para recordarnos lo que somos
(hielo y rocas, átomo y estrellas!)
-vivir para olvidarlo solo eso?-,
polvo o una flor (o blanca rosa)
o pétalo que se esfuma suave
cuando caen las hojas?
Solos frente al abismo!
y abrigados de mil cosas
que antes nunca veíamos
hasta que nos llegó la hora
La hora bruja (de adivinos)
cuando oimos la voz ronca
del oráculo en la guerra
que se hizo oir entre sombras
La voz de alerta y de mando
en la hora de la derrota?
cuando nos tocó reaccionar
cuestión de honor (o simple honra)
Desierto o paisaje lunar
ni un alma en la redonda!
que allí es donde te esperaré
tranquilo como si tal cosa!
que seguro que llegarás
al compás de la victoria
como el día sigue a la noche
y a la tormenta espantosa
Negra y blanca eso eres tú!
Ser, no-ser , mi vida entera
igual que en un pozo de hielo
de donde saldré, reina hermosa!
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