domingo, febrero 08, 2015
Elegía nórdica (poesía en domingo)
Todo un tiempo de mi vida,
de aquel mi nuevo empezar,
el que el ser querido al morir
arroja bien lejos, atrás:
un tiempo que ambos vivimos
que me deja y se va, detrás.
Que empezó aquí aquel entonces
¡Que borroso! ¡Qué lejos ya!
Aquellos años tan duros
en pos de mi Estrella Polar
¡Qué rápido que se fueron!
Igual que una estrella fugaz
que se hizo fija de pronto
¡Cómo luce en la noche astral
del cielo de mi Memoria!
¡De una luz perenne y sacral!
¡Costas belgas, Mar del Norte!
¡Qué magia la vuestra, fatal!
A donde mi vida arribó
en plena odisea (y soledad)
como un náufrago con suerte
a salvo de la tempestad
que se abatió sobre mí
desde muy joven ¡Sin parar!
Costas que me embriagaron
sin poderlo yo remediar,
bebiéndome a bocanadas
sus vientos de nostalgia impar.
¡Domingos muy de mañana
en Ostende! (Tiempo Invernal)
De niebla y olor a gofres,
y entre gaviotas (¡crac, crac, crac!)
Espectáculo grandioso
el de su Rada ¡Cenital!
Y esa Vía Láctea de sus noches
-mi alma lejos, proa a la mar-
con sus vistas de mil buques
¡Como una Aureora Boreal!
Elegía
¡Oh Muerte, cruel mensajera!
Llamas –toc, toc- sin avisar
y mandas cartas de lejos
-la vejez o la enfermedad-
sin faltar nunca a la cita
por cielos, tierra o por mar
¡Oh mujer fuerte y valiente
de un mirar tierno y maternal
de valkiria (en rubio/azul)
en la foto espectacular
de la portada, indemne
al fuego de la actualidad!
Que me disteis acogida
tú y los tuyos, cobijo y pan
Los dioses de las praderas
que tanto te hicieron soñar
y los elfos de los bosques
de tu tierra –Flandes- natal
te acojerán en su seno,
mujer del Norte! ¡Descansa en paz!
Eres distinta de otras
-parecidas a ti a la vez
(aunque tú eres la mas bella)-
y a fe mía que no sé en qué
¿En el sello de tu estirpe,
en la blancura de tu tez,
en tu sombra misteriosa,
en tu genio de (gran) mujer,
en tu estilo y en tu clase,
en tu fuego, en tu altivez?
No sé bien que te distingue,
no, de verdad que no lo sé,
solo sé que si apareces,
las otras se eclipsan ¡Pardiez!
Como ante una diosa Venus
toda ella azul y brillantez
Y si en cambio te eclipsas tú
y te alejas -¡ingrata!- de mí
se vuelven miles las otras
y no las puedo distinguir,
quiero decir compararlas
-en mi mente-, ni preferir
¡Mujer (“femme”) sin par, linda flor!
¿Qué te hace tan distinta?
¡Dímelo, te lo ruego, por favor!
Que sea libre de tu influjo,
de tu embrujo, el de tu amor
Aunque temo que no puedas,
que sea más fuerte que tú
el amor que me inspiraste,
más fuerte que tu juventud (…),
más duro que la Muerte misma
ese amor loco (“amour fou”)
que ronda entre tú y yo
hace ya tanto ¡Meu jesús!
Que a mí me parecen siglos
y no sé si también a ti,
igual que una vida entera
siempre entre China y Balí,
entre soñando y despierto,
entre cordura y frenesí
entre razón y locura,
entre verdad de ti y de mí,
entre esperanza y tristeza
y entre promesas sin fin,
y entre las flores de mayo
y las mil lluvias de abril
¡Deja que te llame Mayo!
¡Mayo querida, dime que sí!
de aquel mi nuevo empezar,
el que el ser querido al morir
arroja bien lejos, atrás:
un tiempo que ambos vivimos
que me deja y se va, detrás.
Que empezó aquí aquel entonces
¡Que borroso! ¡Qué lejos ya!
Aquellos años tan duros
en pos de mi Estrella Polar
¡Qué rápido que se fueron!
Igual que una estrella fugaz
que se hizo fija de pronto
¡Cómo luce en la noche astral
del cielo de mi Memoria!
¡De una luz perenne y sacral!
¡Costas belgas, Mar del Norte!
¡Qué magia la vuestra, fatal!
A donde mi vida arribó
en plena odisea (y soledad)
como un náufrago con suerte
a salvo de la tempestad
que se abatió sobre mí
desde muy joven ¡Sin parar!
Costas que me embriagaron
sin poderlo yo remediar,
bebiéndome a bocanadas
sus vientos de nostalgia impar.
¡Domingos muy de mañana
en Ostende! (Tiempo Invernal)
De niebla y olor a gofres,
y entre gaviotas (¡crac, crac, crac!)
Espectáculo grandioso
el de su Rada ¡Cenital!
Y esa Vía Láctea de sus noches
-mi alma lejos, proa a la mar-
con sus vistas de mil buques
¡Como una Aureora Boreal!
Elegía
¡Oh Muerte, cruel mensajera!
Llamas –toc, toc- sin avisar
y mandas cartas de lejos
-la vejez o la enfermedad-
sin faltar nunca a la cita
por cielos, tierra o por mar
¡Oh mujer fuerte y valiente
de un mirar tierno y maternal
de valkiria (en rubio/azul)
en la foto espectacular
de la portada, indemne
al fuego de la actualidad!
Que me disteis acogida
tú y los tuyos, cobijo y pan
Los dioses de las praderas
que tanto te hicieron soñar
y los elfos de los bosques
de tu tierra –Flandes- natal
te acojerán en su seno,
mujer del Norte! ¡Descansa en paz!
Eres distinta de otras
-parecidas a ti a la vez
(aunque tú eres la mas bella)-
y a fe mía que no sé en qué
¿En el sello de tu estirpe,
en la blancura de tu tez,
en tu sombra misteriosa,
en tu genio de (gran) mujer,
en tu estilo y en tu clase,
en tu fuego, en tu altivez?
No sé bien que te distingue,
no, de verdad que no lo sé,
solo sé que si apareces,
las otras se eclipsan ¡Pardiez!
Como ante una diosa Venus
toda ella azul y brillantez
Y si en cambio te eclipsas tú
y te alejas -¡ingrata!- de mí
se vuelven miles las otras
y no las puedo distinguir,
quiero decir compararlas
-en mi mente-, ni preferir
¡Mujer (“femme”) sin par, linda flor!
¿Qué te hace tan distinta?
¡Dímelo, te lo ruego, por favor!
Que sea libre de tu influjo,
de tu embrujo, el de tu amor
Aunque temo que no puedas,
que sea más fuerte que tú
el amor que me inspiraste,
más fuerte que tu juventud (…),
más duro que la Muerte misma
ese amor loco (“amour fou”)
que ronda entre tú y yo
hace ya tanto ¡Meu jesús!
Que a mí me parecen siglos
y no sé si también a ti,
igual que una vida entera
siempre entre China y Balí,
entre soñando y despierto,
entre cordura y frenesí
entre razón y locura,
entre verdad de ti y de mí,
entre esperanza y tristeza
y entre promesas sin fin,
y entre las flores de mayo
y las mil lluvias de abril
¡Deja que te llame Mayo!
¡Mayo querida, dime que sí!
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