Retrato de José Ortega y Gasset, figura estelar de la intelectualidad española contemporánea. Exponente ilustre de la implosión (sic) de la Institución Libre de Enseñaza -retoño español de la ULB (Universidad Libre de Bruselas)- al estallar la guerra civil. Gravitó-como gran parte de la intelectualidad de la época- en la órbita de la IEL. Y al estallar la guerra que le pilló en zona roja, escogió la via del exilio desde donde denunció las violencias y atrocidades de las que había sido testigo. Y en la posguerra, optó por la vuelta a España donde murió. Su ejemplo podria servir de debate y motivo de reflexión en la ULB
Me lo he pensado más de una vez lo confieso antes de embestir -y no por primera vez en este blog- otro inocable tabú. Y me refiero a la masonería, o judeo/masonería, o complot judeo/masónico -fórmula o receta mágica como un mágico exorcismo o elixir, en clave irónica (académico/universitaria) no hace falta decir- y a la lectura de la obra de un gran maestre del Gran Oriente belga, padre fundador de la ULB, -augusta señora a la que qui me habré referido ya mas de una vez aquí-, y confieso a la vez que lo que me habra decidido a embestir es la "reductio ad ducem" -version italiana de la "reductio ad hitlerum"- con la que se concluye (a bajo precio) esa obra polémica -y sectaria y partidista- a modo de colofón. Botón de muestra este panfleto anti-catolico -brillante y documentado, eso sí- de algo que ve rodeado de un espeso silencio como otro intocable tabú.
Y es la derrota de la Iglesia, léase del catolicismo (romano) en cuanto tal, a seguir al desenlace de la II Guerra Mundial, como secuela princialísima o botón de muestra ilustrativo de lo que la II Guerra Mundial -Dominique Venner díxit- tuvo de guerra de religión, o si se prefiere del enésimo capítulo o episodio de las guerras de religión que atravesaron y devastaron hace siglos el continente eropeo, sin llegar no obstante hasta hoy a un atisbo de paz religiosa o de solución Salvedad hecha -y salgo ahí al paso de los discrepantes que parece que ya los oigo- del Concilio Vaticano Segundo y del compromiso histórico que pareció sellarse en aquella augusta asamblea, y que se nos asemeja a una vuelta o giro de ciento ochenta grados -en francés "retournement"-, o en otros términos a un quedar en evidencia -perder la cara, "perdre la face" en francés- en lo que es difcil de distinguir de una deshonrosa (o vergonzosa) capitulacion o rendicion. De un decir digo donde dije Diego en suma, a lo largo de una milenaria e ininterrumpida sucesión del Magisterio y al hilo de una respetable Tradición. "Una homologación teológica el concilio vaticano II -Alain Soral dixit- de la nueva correlación de fuerzas resultante de la II Guerra Mundial". Los católicos y el catolicismo en el bando de los vencidos o perdedores al menos -y en el banquillo de los acusados, y en el lazareto de los apestados- , y los protestantes y el protestantismo en cambio de exponentes, a modo de ingrediente esencial, del bagaje ideológico del bando de los aliados vencedores, y en particular de los de sello anglosajón.
Como lo ilustra también, si necesidad de ello hubiera la "union sacrée" o santa/alianza -de"creyentes" protestantes, y laicos (y ateos o agnósticos) librepensadores- que parecía forjada en la ULB los años -del 87al 89- que por allí pasé. Como un botón de muestra, la presencia un tanto ruidosa de convencidos protestantes (al límite del proselitismo) entre su profesorado -así me lo justifico uno de mis profesores de entonces- de la tolerancia de rigor en aquella universidad, léase del mundo de la "libre pensée" hacia es otro universo de creencias, de creyentes -en francés croyants- en una u otra religión. Pero una tolerancia -cabe de inmediato apostillar- de única dirección (...) Lo que ilustra a su vez ese clima perceptible a la legua entre la masa de su alumnado -de lo que doy fe- de burlas o bromas o chanzas sin cuento que tienen periódicamente un punto de eclosión el día de la San-Verhaegen (20 de noviembre) -en alusión a modo de mofa y escarnio e irrisión al padre fundador de la ULB, católico bautizado, de los que "se borraron"- sin el menor equivalente o contrapartida a ello en cambio en el protestantismo o en ninguna otra religión (....) "El protestantismo no se toca", le oi a un belga -de ascendencia italiana, y que sabía de lo que hablaba- en una ocasión. Y la judeomasoneria tampoco of course, salvo criticas en peqeñas dosis de notables especialistas en la materia (españoles, por qué, de preferencia), que los garantes (belgas) del pensamiento/único asumen a modo de contraveneno (en francés, contrepoison)
Y lo que pone en cambio al destape esa metamorfosis o travestimiento -como un signo magno e nuestro tiempo- de la tolerancia y de la "libre pensée", en pensamiento/único "correcto", opresivo y reductor. o si se prefiere, en una forma de beligerancia extrema en el plano de la conciencia individual, o en otros términos, en mel de la lucha por el control de las conciencias, como lo ilustra el caso de un retoño -el único de puertas afuera hasta hoy, nota bene español, como por casualidad- de la ULB, y me refiero a la Institucion Libre de Enseñanza (en abreviaturas españolas ILE) Y lo fue por su protagonismo de primer orden en el enrareciiento del ambiente intelectual, en la crispación y en el efrentamiento dialectico e ideológiico- en el seno de la sociedad española,que desembocaron en la guerra civil.
La ULB -ya lo dejé aquí en alguna ocasión sentado- se mantuvo (escrpulosamente) al pairo, de perfil -selvo ruidosas excepciones- en el nombre de la tolerancia y de la neutralidad y al socaire del principio de la no -intervención, en el 36. No es óbice que la implosión (sic) de la ILE en aquella encrucijada histórica en sincronía con su innegable eclipse entonces, debería servir de objeto de debate al menos en las aulas de la ULB. De por qué su mensaje de tolerancia y de diálogo no se supo entonces -entre españoles- hacerse oír.
Otro punto de debate insoslayable lo es el protagonismo de la masonería en relación con la Segunda Guerra Mundial, y con una de las principales secuelas de su desenlace, y me refiero al franquismo o régimen franquista en la posguerra. Y pongo aqui por testigos a dos nombres fuera de toda sospecha, el uno es Louis Rougier, ideólogo principal -en francés "maitre a penser"- de la Nueva Derecha, de presumible filiación masonica o filomasónica y que ofició durante la guerra de embajador oficioso en Londres del Marechal Pétain. El otro lo es Robert Joly que fue mi profesor -de analisis de los textos bíblicos y evangélicos- en la ULB, y que me contó(e una vez como él y él profesor Rougier habian sido objto de un tratamiento preferente en la Universidad de Barcelona en relacion con otros docentes de etiqueta católica y a los que el sello progre, hacia fatalmente sospechosos de subversión a las autoridades acdémicas entonces y allí.
Foto tal que yo le recuerdo, de Robert Joly que fue mi profesor y amigo, a mi paso por la ULB (1987-1989). Haciendo (abierta) profesion de ateísmo, fue junto con Louis Rougier, padre fundador de la Nueva Derecha y "masón de derechas" de reputación -embajador volante en Londres durante la II Guerra Mundial del mariscal Pétain-, objeto de trato preferente, los dos, durante el franquismo en la Universidad de Barcelona -como él me lo confesó a mí-, frente a docentes católicos "progres", siendo estos objeto en cambio tras el Concilio de sospecha de subversión de parte de las autoridades académicas allí. "Los católicos integristas que se equivocaban en el terreno de la democracia y los derechos del hombre, llevaban razón en el plano de la Historia", le oí (repetidas veces) en sus clases decir. Pensando en mí? Y no sólo eso: la única aportación del cristianismo (sic) al acervo de la moral antigua del paganismo "lo es el principio de indisolubilidad del matrimonio" (...) "Dieu vous interpelle, moi il m'évite", decía (entre otras perlas, auténticas) en guisa de colofón de sus clases, -y entre ataques de hilaridad de su auditorio- Robert Joly, histrión consumado y redomado maestro en el arte de hacer reír
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