"El gato es más totemico que el toro", escribio Francisco Umbral. Y es lo que parece que nos une a los demás países europeos, mientras que el toro nos separa de ellos (ay dolor!) Y es lo que parece unir a Marine Le Pen con los franceses que parecen -por lo menos en parte- haberle perdonado su pasado, el de su apellido y de su clan familiar más bien. A costa de la imagen de su padre, del que el gato Artemis de su hija -muerto por un perro Doberman de Jean Marie (lo que sólo ahora aprendo, mi palabra) (...)- le separó de él. "Entre gatos y matando al padre", escribe ¨Pedro Jota que no da puntada sin hilo, inquieto como toda la clase política y periodistica, francesa y no sólo, ante el resurgir inesperado -y en visperas de la (incierta) segunda vuelta electoral de las presidenciales francesas- del fenómeno Le Pen. O de la tragedia (antigua) familiar que lleva ese nombre, más bien (...)
"Desdiabolizando" hasta las puertas del Poder, asi se puede glosar la escalada imprevista, inesperada, en la campaña de las elecciones presidenciales francesas, de Marine Le Pen. Ya me explayé aquí largo y rtendio al respecto y no me retracto ni una jota -por qué?- pero es que el asunto va adquiriendo los días y las horas que pasa tamañas dimensiones, que la glosa -como las de Eugenio D'Ors- que ello se merece fluye sin parar y no se acaba, rondando como nunca lo estuvo hasta hoy la fortaleza en apariencia inexpugnable del Poder. Y a pesar de ello, me habia propuesto hacer mutis por el foro -como decían los clásicos (en castizo)- en el tema y pasar de perfil y de puntillas sobre el asunto que quema -el de las presidenciales francesas- sino fuera por algo de lo que aqui ya hablé. El Kairós, sí: en lenguaje greco/bíblico, la oportunidad histórica (sic) que no podemos dejar pasar porque -como los mil millones ("le millard") de los emigrados franceses (monárquicos) de la Revolución-, temo que no se nos presente ya otra vez. Oporutunidades en su duelo con Emmanuel Macron, las de Marine Le Pen? A vueltas de nuevo con los pronósticos, los de los medios y de las encuestas y los sondeos, que no parecen estar claros como nunca lo estuvieron al menos hasta el día de hoy.
Me lo dice un sento sentido y además el viento de pánico que corre como nunca antes, en un síntoma infalible, si en materia tan dudosa se puede (ni por hipótesis) hablar o expresarse así. Y es lo que senti o palpé en la proyeccion de un film en cartelera estos días en Bruselas, y del que ya glosé en mi blog -hermano al de este-, en francés. "El mundo de ayer" ("Le monde d'hier") que le toma prestado el titulo a la obra célebre de Stefan Zweig, justo antes de su suicidio en el Brasil, donde describía y evocaba en un lamento funebre la muerte del mundo aquel -la Viena en la que él vivió pleno de ganas y de alegria de vivir- de justo antes de la guerra del 14, que presagiaba a su vez la segunda guerra mundial, como el film de ahora parece querer anunciar la muerte (inminente o previsible) de ese otro "mundo" que los realizadores y protagonistas del film ven en trance de agonía, a saber la Francia (democrática) de la V República ante los embates de la extrema derecha (sic) que en el film se alude sin rebozos ni reservas, en un juego de espejos en el que cualquier parecido con la realidad es o lo parece pura coincidencia , pero en el que un nombre (y apellidos) revolotean sin parar en la pantalla desde el principio al fin de la película, y es el de Marine Le Pen.
Film hecho de encargo ("a l'emporte-piece"), que se permiten de proyectar precisamente ahora sin la menor reserva o pudor lo que da (me lo reconocerán aquí mis lectores) mucho que pensar (....), o de augurar más bien, que me permito por mi cuenta y riesgo en esta entrada (como ya lo hice en mi blog en francés) Y en la guerra como en la guerra: ni un voto le falte (a Marine) de "los que le pertenecen", la consigna cifrada y de última hora que viene circulando en la red. Porque los de enfrente no se arrendran y corren más que vuelan, como lo ilustran ecos de la prensa en Argelia a los llamamientos urgentes de última hora de diferentes personalidades -entre ellas, el Imán (nota bene) de la Gran Mezquita de París- al colectivo inmigrante musulmán residente en Francia, a votar -en la situacion peligrosa e imprevisible como ellos la ven- a favor del actual presidente Macron (o sea contra Marine Le Pen)
"Matando al padre" nosotros tambien? Como dijo Jack, vamos por partes. En un asunto escabroso y melindroso se vea por donde se quiera ver. Un asunto de mera táctica o estrategia electoral complicado o travestido en un drama o comedia o vodevil trágico (o tragicómico) familiar y catártico- a la francesa- en el que tenemos (de entrada) poco o muy poco que ver (...) De éste, porque el primer (mecionado) aspecto o faceta del folletín (o culebrón) en cambio no nos deja indiferentes como españoles y aunque ya lo expliqué -en este blog- o en mis libros, vuelvo encantado sobre el tema (que se lo merece) otra vez (...)
"Paris bien vale una misa", algo que no me entró nunca ni siquiera en mis años del seminario de Ecône y aquí (lo repito) ya me expliqué largo y tendido el por qué. Por mi catolicismo (culturalmente) a la española, léase por esa historia recóndita y mal conocida de "la France espagnole", que ofrece en el mundo académico innegables credenciales, aunque muchos franceses finjan no poder o saberlo ver. O lo que es lo mismo, la Misa vale tanto (y no más que Paris), pero el qué? Y no le doy mas vueltas al tema, como un huso duro de roer (....)
Que si así es, si París bien vale una Misa, por qué no valdrá una bandera tricolor (republicana) también, que es lo que parece traducir el programa -de "desdiabolización"- que lleva adelante contra viento y marea y sobre el cadaver (político) de su propio padre, Marine Le Pen. A fin de cuentas, si el fundador de la dinastia (borbonica) mostró entonces no ser más papista que el Papa, Marine Le Pen no busca ahora en definitiva otra cosa que el servirse de lección del fracaso (polvoriento) del último pretendiente Borbón que estuvo a punto (o eso reza en la historia) de ser coronado rey, y que no lo consiguió por falta de "desdiabolizacion" (si nos ponemos a ver)
Muerto el rey viva el Rey! se dice en francés. Muerto el padre, parece decir su hija, gloria por siempre al apellido Le Pen!
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