El Canto de Don Juan

Ea, ea, ya pasó la ventolera, Juan!
¡qué ancha se ve ahora la pradera
del horizonte (ancho) de futuro
que se abre (ante ti) ahí fuera!

Cuando amainó el viento en contra
-¡tigres de papel! (tigresas)
las fieras que se amansaron-,
y se abrieron de nuevo (a ti) todas las puertas

Y todo veo ahora tan distinto
de otro color, de otra manera,
de sentirme en mi sitio ¡al fin!
y verme medido y pesado, ¡de primera!

en una jornada/especial
(¿de invierno o de primavera?)
que no podía irse ¡oh no!
sin los versos del poeta (...)

que quiere trazar luces,
señales claras en la niebla
y hacerse leer - u oir-
en medio de la tormenta

que el Amor -o sea el Sexo,
o sea Tú y Yo-, es lo que cuenta
y todo el resto, son ruidos, son voces
juegos (¡jugos!), fiebres en mente/enferma

Y es que me veo en una maleza (¡espesa!) de hembras
y yo (un Hombre) en el centro de la escena
en el foco de la actualidad
de la Historia (o la Leyenda)

Y era porque entre ellas
proyectabas tú tu mirada
y tu afán (tierno y solicito)
de madre...y de compañera

Y es así y es por eso, sí
¡que no se me va la idea!
Yo en el centro del mundo (o universo)
y a mi lado, Tú ¡siempre tan bella!

Y ahí te dejo estos versos,
-de mis sueños y quimeras-
este canto (alegre) de Don Juan
¡siempre de ti a la espera!