REFUGIADOS, DIVISIÓN EN CATALUÑA

Miembros de la comunidad sikh de la India en una manifestación en Barcelona. Una comunidad religiosa islamizante -abiertamente enfrentada con el hinduismo- presentes (en número) entre la inmigración extranjera en Cataluña. En Bélgica donde también hacen acto (vistoso) de presencia habrán protagonizado repetidos conflictos con la población local y autoridades y organismos publicos de los lugares de acogida por la intransigencia fanática sobre todo de la que dan muestras en materia indumentaria (y de aseo, o de falta del mismo que me diga) Que les llevaba a infligir la normativa elemental en materia de higiene y de salud pública. Un botón de muestra apenas de los problemas que acarrea una política de brazos abiertos en materia de refugiados y de inmigración en masa como la que viene pregonando y poniendo en práctica demagógica e irresponsablemente el Vaticano a través de sus correas de transmisión en el aparato eclesial -por ejemplo en Cataluña- a escala del planeta, tras las directrices emanadas del actual pontífice, y de sus prédicas y gestos tan propagandísticos y tan surcados de presagios funestos y calamitosos

Medio millón de asistentes según sus organizadores a la manifestación por el derecho (y el deber) de acogida de refugiados, por las calles de Barcelona (menos lobo) Un derecho natural, así lo proclama la doctrina social (sic) de la iglesia en el desarrollo y evolución más recientes de su maqisterio, en las décadas trascurridas tras la terminación del concilio vaticano segundo. Y un derecho natural a la emigración en masa o en aluvión aunque se hunda el mundo, y aunque amenace con desaparecer de raíz todo atisbo de civilización (propia) en el continente europeo que fue la tierra madre de la más alta civilización que conoció la historia de la Humanidad hasta ahora. Eso es lo que propugna el papa argentino y eso es lo que escudándose tras él vienen a pregonar -haciendo asió el caldo gordo a la izquierda más radical anti-sistema- algunos de los obispos y cardenales más adictos a sus posturas, a comenzar por el arzobispo de Barcelona.

¿Preocupaciones humanitarias en exclusiva en Barcelona comparado a Madrid y a otras grandes ciudades españolas? ¿Cataluña la patria de los derechos humanos? Está claro que con consignas tan demagógicas y con clisés tan beligerantes se avanza poco en la catarsis colectiva de los españoles -catalanes o no catalanes- e igual de poco en materia de ayuda a los refugiados. La caridad, o la defensa de nuestra identidad colectiva amenazada la fidelidad a nosotros mismos, y a los nuestros y a nuestros mayores y al futuro de los nuestros. La vieja disyuntiva que arrastramos los países católicos desde la noche de os siglos. Aquí ya saben todos cual es mi opción, en la que me fue reafirmando y ratificando a lo largo de estas entradas de este blog y al hilo de las paginas de actualidad más cadente en los últimos años.

Aquì ya saben como yo veo en lo sucesivo la caridad evangélica, a saber como una desfiguración o una caricatura (subversiva) -de raíz judeo cristiana- del acervo de valores y reivindicaciones del orden de lo humanitario en la Antigüedad clásica plasmado sobre todo en el ideal del Amor espiritual (Agape) y del Amor físico (Eros) Lo que pone gravemente en entredicho toda esa estrategia humanitaria de altos vuelos del papa argentino y del vaticano en materia de refugiados y de inmigración en masa, por cuenta de la caridad y de la misericordia (y de los derechos del hombre y del ciudadano) En la manifestación de Barcelona figuró (nota bene) entre los oradores una joven refugiada siria que aprovechó para lanzar una sarta de venablos (envenenados) contra el régimen en vigor -de Bachar-el-Assad- al que trató por el mismo rasero que a los terroristas del Ejército islámico.


La guerra en Siria ya se acabó -o está a punto (tras la caída de Alepo)- que fue la cortada que esgrimieron los partidarios de la acogida de la ola de refugiados procedente de aquel país de Oriente Medio, pero está claro que algunos prefieren seguir viviendo en un país occidental no musulmán en plan de victimas -y con espíritu pari passu de conquista (o de reconquista), lo reconozcan o no lo reconozcan- que de regresar a su tierra o de optar por ir a vivir a un país musulmán donde las leyes y las costumbres no hieran (sic) sus convicciones religiosas, tal y como como lo denunció el nuevo presidente USA Donald Trump en una de las primeras manifestaciones publicas tras su nombramiento. No hay que abogar sólo -dijo la joven refugiada- para acoger a los que viene, sino para que vivan bien (sic) también los que aquí ya están. ¿Todavía mejor? ¿Mejor que los autóctonos, y que nos lo pregunten -y no exagero- a los que llevamos media vida de emigrantes -y de refugiados en parte (o de atuo exiliados)- a nuestras espaldas, los que nos ofrece un observatorio privilegiado a la hora de emitir un juicio sobre el tema.

Y es ante el espectáculo -flagrante y escandaloso- de la discriminación positiva (sic), en favor del inmigrante y del refugiado, erigido en principio absoluto en materia de ayudas sociales en los países de la UE en virtud de ese derecho natural (o derecho fundamental del hombre y del ciudadano) a la emigración en masa y al deber correlativo de acogida por parte de las sociedad y del estado del país de llegada. Y en detrimento no solamente de los propios autóctonos sino también de los emigrantes europeos de origen, y hablo como digo especialmente en lo que me concierne. Por la caridad vino la peste -en la creencia hondo al anclada en la memoria colectiva y de la conciencia europea- , y por la caridad (y la misericordia) el papa actual quiere sentar -irrresponsablemente- las bases de la ruina y el hundimiento de la civilización que alumbro a todos los pueblos y naciones de Europa.

¿Barcelona tierra (sic) de acogida? ¿Más acorde ello con su vocación que con la del resto de las grandes ciudades y capitales españolas.? Aquí en este blog me vengo pronunciando de un tiempo a esta parte por mayor comprensión y mano izquierda hacia el problema catalán, en lo que tiene de malentendido y de fatalidad histórica, de la historia común a todos os pueblos de la Península remontándose a los tiempos de dominación visigoda y a los tiempos de la Reconquista. Me es imposible no obstante hacer abstracción de la raíz eclesiástica del problema catalán, algo a lo que reservé un profundo y exhaustivo análisis en mi libro sobre tema catalán “Cataluña en guerra. La revancha de los oriundos” La manifestación de ayer de Barcelona contó ademas con la ayuda preciosa de un llamamiento especial a todos sus fieles del arzobispo de la Ciudad Condal instándoles a asistir, y con la presencia emblemática en primera fila de varios prelados catalanes. En un botón de muestra ilustrativa de esa santa/alianza (por llamarla así) de la causa independentista con la política y la estrategia político/humanitaria de cogida de refugiados. En el Quebec se da en cambio la situación inversa.

El independentismo se ve allí aliado a una fuerte pulsión colectiva de repliegue y “pari passu” de rechazo del aluvión migratorio extranjero por parte de las población francófona de Quebec y de otras provincias del Canadá, como o ilustra l emergencia de una versión canadiense francófona del Frente Nacional francés. En Cataluña en cambio la Generalitat opto hasta hoy por una política de inmigración ligada a consideraciones y motivaciones de orden lingüístico. Contaban con que los emigrantes de fuera -y en particular de procedencia no europea- serian mas proclives y receptivos al aprendizaje del catalán, convertido en ariete de penetración del la acometida separatista e independentista. ¿Va a seguir siendo así? ¿Signos por el contrario de frustración y de desencanto en ciertos sectores del catalanismo? Lo que hay de catalanismo no separatista en la política catalana ¿se va acaso a seguir dejando alistar e instrumentalizar por la corriente que representa la actual alcaldesa, ninfa Egeria de esa santa/alianza separatista y favorable a la acogida a brazos abiertos de inmigrantes y refugiados?

En Barcelona el domingo pasado había mucha gente, es cierto, también las había -no menos- en las manifestaciones en contra del aborto, años pasados, lo que da cuenta más que nada de la capacidad de movilización de la que siguen disponiendo la institución eclesial en el seno de la sociedad española -y mas si cabe en Cataluña- y de sus engranajes y correas de transmisión. No garantiza no obstante del éxito de su reivindicaciones, Capitanes de derrota lo que fueron la iglesia y sus obispos y cardenales desde la Revolución Francesa, y lo que hoy sieguen siendo. Dentro y fuera de Cataluña.

ADDENDA Curiosa no obstante la ausencia de destacados representantes de la Generalitat en la manifestación del domingo por las calles de Barcelona, y más significativas aun las declaraciones de la consejera y portavoz de la presidencia de la Generalitat -presente en cambio en al manifestación- que vino a dejar sentado , frente a las críticas que les habrán llovido del sector indignado anti-sistema (y de sus corifeos en los medios) que la cogida de refugiados era competencia exclusiva del Estado (sic) A buen entendedor pocas palabras sobran