domingo, agosto 21, 2016

Elipse de Amor

¿Esquizofrenia la mía
porque te veo en la Otra
porque le pongo tu nombre
o te doy el suyo (aposta)?

¿Porque te veo más rubia,
más aria, sí, más nórdica,
más morena y más agreste,
más racial y pegajosa

más bella sí y con más gancho
más virgen sí, y más loca,
más aviesa y con más clase
más digna sí y más señora

más atlética y más ágil
más mujer y más ligera,
más fiera e inaguantable,
más loba, loba feroza,

más “no mires, no me toques
que te muerdo, pobre idiota”,
más niña, más inocente
y más tierna y más materna?

más joven ¿sí? no lo creo
unos meses o días apenas
¿más fuerte y violenta de pies
o más ancha de caderas?

¿mas dura de pelar (¡pava!)
más desconcertante (¡odiosa!)
más sexi, más atractiva
más mujer o sea más “tonta”?

¿más elegante, más fina?
más sociable, más curiosa?
más despejada y brillante
más astuta y más ligona?

¿Más pronta e inesperada
más bruja y más misteriosa?
¿más intelectuala, tú?
más dulce y apetitosa

más experta y sabia y sagaz
más astuta y más mañosa
con más tino y con más suerte
más lista y habilidosa

y no sigo que me pierdo
que veo doble entre sombras
en este baile azaroso
¡comparaciones odiosas!

Que empecé hablando de una
y aparece la otra (¡sin bromas!),
que me pongo a pensar en ti
y no sé ni el día ni la hora

¿que a cuál de ellas me refiero
en las que el alma se desdobla
como una elipse entre las dos?
¡Dílo tú adivinadora!)


Tan niña/incauta y de pronto
¿me dejas la puerta abierta
de tu corazón fragante
de la caja de sorpresas?

Cuando menos lo esperaba
sin pensar yo en ti siquiera
ensimismado en mis cosas
y escanciando mis poemas

poemas de amor y de guerra
del amor y de su gloria
y de la guerra a todo arder
que te rendirá a mi, reina,

al cabo de los pesares
de tu férrea resistencia
de mujer de piedra y mármol
donde resbalan mis poemas

y ahora de pronto ¡ya ves!
me miras amor de cerca
no como antes me mirabas
en plan de figura de cera

o como un pobre diablo
enredado en sus quimeras
que había que tener distante
y al margen de tu carrera

de cien metros lisos/mujer
lanzada como una flecha
en pos no sabías de qué,
te lo diré yo, muñeca

de alguien que te diese el alto,
que te frene y te detenga
y sabes que ese soy yo,
que te lo dice tu estrella

que te dio el alto ya una vez
en la llanura desierta
de la vida cotidiana
de esa vida que tú llevas

sola y tan acompañada
del mastín que no te deja
y ladra y ladra y no para
que es porque tú así le adiestras

cada vez que me ves pasar
¡y tanto morderme quisieras!

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