Propaganda española a favor de François Duprat asesinado (1978) en un atentado hasta hoy sin esclarecer. ¿Cuál fue no obstante su papel exacto en los acontecimientos de la Sorbona en mayo del 68? El rumor tenaz le persigue en verdad que estuvo cerca de los llamados “katangueños” -antiguos de las guerras coloniales en África y en particular en el Congo belga- que impusieron el terror y la anarquía en aquellos claustros entonces. ¿Espectador Duprat de aquello apenas, por la posición privilegiado que le daba su protagonismo (destacado) de unos años antes en la secesión katangueña, junto a Moisés Tshombe? Así queremos creérnoslo con todas nuestras fuerzas. Ahora que el fantasma de Mayo del 68 vuelve a resurgir con fuerza tras la eclosión -ya un tanto abortada- del 15-M francés en París (Place de la République)Alain De Benoist -que sorprendió ayer a propios y a extraños dando una conferencia dentro de la más absoluta normalidad y entrre salvas de aplausos en la facultad de Ciencias Políticas de Paris (Sciences Po, como un Somosaguas a la francesa), y en la que se habra permitido comentarios críticos e irónicos por cuenta del movimiento "Nuit Débout" de indignación callejera- es un viejo conocido del que esto escribe.
De los medios, quiero decir y de sus escritos que me leí siempre con interés, desde que entré en contacto con ellos, o más exactamente desde que me los volví a encontrar -a él y a la corriente de Nueva Derecha (“Nouvelle Droite”) que él encabezaba- a mi llegada a Bélgica después de haberles reservado una actitud de rechazo tenaz durante mis años en Francia (a principios de los ochenta) cuando empecé a oir hablar y entré en contacto con ellos por vez primera, sintiéndome retado en mis convicciones por algunas de sus posturas y postulados,del genero pagano (sic) y “anti-cristiano”
Arrastraba de él, de ellos, la idea de antiguo que sin duda influyó en esa actitud mía (primera) de rechazo a la que aludo, que en mayo del 68 él y sus amigos se pusieron al pairo de aquel vendaval ideológico que arrastraba un signo izquierdista y de extrema/izquierda inconfundible, como ocurrió con otros exponentes y representantes de la corriente patriota francesa -nacionalista, de extrema derecha o como llamársela quiera-, con Jean Marie Le Pen sin ir mas lejos (como ya lo evoqué en una de mis recientes entradas)
El que esté libre ee pecado que tire la primera piedra, me curo en salud de inmediato. Y es cierto que la figura del general De Gaulle era entonces (y lo sigue siendo) signo de contradicción entre franceses-, que siguen hoy (mutatis mutandis) casi tan divididos -al interior incluso del Frente Nacional- en relación con el régimen de Vichy -y sus figuras más destacadas tales que el Mariscal Pétain- como lo siguen estando los españoles con la guerra civil (del 36) interminable.
Todo antes que De Gaulle -Charlot, para sus detractores- que había traído en los furgones de su ejercito/libre a los cuadros del partido comunista, y los había instalado de forma cómoda y durable en paisaje político francés tras la “Libération”, el mismo que había traicionado (sic) los juramentos de honor -seguían denunciando sus detractores- de no abandonar pasase lo que pasase a Argelia ni de traicionar a los partidario de que la antigua colonia -convertida en departamentos del Norte de África- siguiese siendo francesa.
Y uno de aquellos lo fue sin duda François Duprat que escribió a toro pasado un librito (apasionante) del que ya me hice eco aquí lo mismo que en algunos de mis libros, donde analizaba y disecaba certeramente y con la mayor agudeza la movida estudiantil de Mayo del 68 de forma critica sin contemplaciones denunciando el protagonismo -desestabilizador- de ciertos servicios secretos de paises del Este en particular de la República Democrática Alemana.
A toro pasado ya digo, porque a decir verdad ¿qué hizo exactamente Duprat, cual fue su actuación o su papel exacto durante los acontecimientos de mayo del 68? Un espeso enigma rodea su figura y su trayectoria en relación con aquellos acontecimientos, sobre el que no dejan de planear esas y otras preguntas sin respuesta.
El rumor (tenaz) en cambio, que me fue confirmado por amigos españoles que le conocieron personalmente y estuvieron a a su lado o cerca de él precisamente entonces, fue que él anduvo con los llamado “Katangueños” -antiguos de las guerras coloniales de principios de la década de los sesenta y en particular en la intentona separatista de Katanga liderada por Moisés Tshombe- dueños y señores de la Sorbona sublevada, donde impusieron su ley en tiempo que duro el movimiento insurreccional aquel, haciendo reinar un ambiente de terror y de anarquia -y de mugre y de desorden, y de trafico de drogas (duras) al interior de los claustros aquellos. Convertidos en refugio de delincuentes y de marginales de toda laya.
¿Puro espectador Duprat de todo aquello -como lo deja a entender en su librito de denuncia- gracias al prestigio que le daba su compromiso político y su protagonismo sobresaliente en verdad durante la experiencia secesionista katangueña (julio del 61, diciembre del 62)? De verdad que quiero creérmelo, con todas mis fuerzas. En memoria de interesado que sigue mereciéndome veneración como aquí todos ya saben. Su figura igual que su muerte trágica (asesinado)
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