Conjunto monumental –de un valor artístico e arquitectonico indiscutible- en al centro de San Fernando –plaza del Rey- dedicado al general Varela. El consistorio de esa localidad gaditana habra aprobado ahora el retirarla tras la propuesta de « Si se puede » (podemistas), apoyada por el PSOE y nota bene, por Ciudadanos (…) Como un mal presagio de la coalición que algunos propugnann y en la que el partido de Alberto Rivera viene haciéndose querer en la crisis en curso, optando por una postura cómplice de la ley funesta como así vienen demostrándolo desde las elecciones muncipales de mayo del pasado año. Una ley de aplicacion imposible a la que ellos –al borde de la traición- vienen a ofrecer ahora vaselina y no otra cosa. Y una escaramuza más de esa guerra de guerrillas por cuenta de la memoria que viene amagando desde hce un rato con el recenderse de un nuevo capítulo de la guerra civil (del 36) interminable: ese ultraje (de un sello quinqui indiscutible) a la memoria de un militar ilustre, querido en vida y admirado post mortem de una inmensa mayoría de sus paisanosHistoria y democracia, compartimentos estancos. Es lo que vienen a rubricar ahora –como zanjando así un viejo debate histórico e ideológico en favor de la postura anti-liberal (y anti-democrática)- guerra civilistas de toda laya en el ayuntamiento (en manos de Podemos) de San Fernando, tras verse aprobada allí -con apoyo (nota bene de Ciudadanos)- una moción de retirada de la estatua ecuestre del general José Enrique Varela, de una plaza céntrica de aquella ciudad gaditana.
El general anti-fascista de Franco –como así le habrán llamado algunos-, resuelto adversario de la entrada de España en guerra a favor de Alemania y de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, no habrá encontrado no obstante mas gracia a los ojos de aquellos que otros de sus compañeros de armas mucho más impresentables (léase políticamente incorrectos)El General Varela sigue siendo una institución en Cadiz -y en su provincia- tantos años después de su muerte.
Y en la capital gaditana, una lápida conmemorativa en homenaje a su memoria en la casa que le vio nace sobrevivía aún no hace mucho -no sé si todavía todas las depuraciones (que no son de ahora) de la transición y de cuarenta años de democracia, como lo recordé en un articulo de este blog que ostenta la cifra récord de cerca ya de nueve mil visitas -con gran diferencia de todos los demás que le siguen, a seis mil visitas (en menos) de distancia-, que dediqué a modo de necrológica al que llegó a ser yerno del ilustre general (por la iglesia), el cantaor Paco de Lucía, casado con la hija única de aquél –Casilda Varela de Ampuero- en la década de los sesena –en una ceremonia de gran boato y repercusión en los medios- de la que cualquier referencia o mención brilló (sorprendentemente) por su ausencia en el momento de fallecimiento del cantaor, al que pilló la muerte en una playa de Méjico en compañía de su última mujer (esposa o lo que fuera) Los quinquis de Cadiz acabaron dando la espalda al genera laureado y a su memoria.
Así cabe a mi juicio interpretar esa ausencia y ese silencio dan ensordecedres cuando se produjo el óbito de un artista endiosado mundo a través como pocos españoles lo habrán sido en las últimas décadas y que se asumía como flamenco (sic), alguien que se debía por encima de todos a los suyos, el pueblo (sic) de los flamencos (...) una alusión inequívoca –sin nada que ver con Flandes- a las principales minorías sociológicas marginales, quinquis y gitanos- que habrán surcado tierra de la Península (y en particular Andalucia) los últimos tres siglos de nuestra historia.
Y ese mal de ojo que habrán acabado echando los quinquis gaditanos a la memoria del ilustre general de Franco es lo que viene a traducir –y a confirmar- ahora esa moción escandalosa. La historia vienen ahora a decir sus ponentes (conscientes de la avalancha de criticas que se les habrá venido encima)-, no se niega pero no tiene cabida en el espacio publico de una democracia, que no debe ostentar más memoria (hay forzosamente que apostillar) que una memoria democrática.
Y un ¡olé tu madre ! entre ruidos de palmas y repiqueteo de castañuelas, parece que estuviésemos oyendo tras la intervención del concejal (concejala) perro/flauta. Andalucía de mis culpas y pecados ! De la que provengo (aunque me duela) Y a esa memoria andaluza folclórica y guerra civilista a la vez parece que le llegase ahora una ocasion histórica de imponerse de una manera un tanto insospechada.
Y es de la mano de los oriundos andaluces emigrados a Cataluña -me refiero a sus descendientes que es lo que ese partido de Ciuadadanos (aunque no sólo ellos) en el fondo representan, un partido que aborrece del cuento de buenos y malos (sic) sobre la guerra civil –como le soltó (oportunamente) Alberto Rivera a Pablo Iglesias- y que no viene sirviendo menos no obstante de cuña o de ariete de penetración de la ley funesta que gracias a ellos, a su apoyo decisivo en resoluciones consistoriales que habrán venido sucediéndose a lo largo y a lo ancho de la geografía española en los últimos meses tras las municipales del pasado mes de mayo- habrá conseguido seguir haciéndose aplica.
Una ley imposible, léase de imposible aplicación por carecer de consenso en el seno de la sociedad española. Como si buscasen así aplicarla a base de suavizar algunas de sus propuestas más polémicas, de limarle aristas, y de meterle al tema como vino a decir el concejal popular por Madrid-, mucho sentido común (sic) y mucha templanza (sic) Mucha vaselina en resumidas cuentas (...)
Y esa es la oportunidad que ofrece ahora a Ciudadanos el compromiso histórico que parecen llamados a encarnar en nombre de una memoria histórica de vencidos (del 36), léase de esa ley funesta ,y a costa de la Historia y de la Memoria (con mayúsculas)
Un compromiso no obstante que no viene a ser siquiera una tentativa –por utópica que fuera- de reconciliación entre las dos memorias antagonistas de la guerra civil del 36 sino simplemente un nuevo pacto (uno más) entre la Amnesia y el Olvido de un lado y del otro, el resurgir de una memoria de vencidos revanchista y excluyente y de imposible cohabitación con un memoria fiel a la verdad histórica.
Esa parece ser desde luego la vía que les tienen marcada desde lo alto, hasta el punto que cabe preguntarse si no esté ahí la clave última de explicación de su súbito emerger y de su ascenso fulgurante en la política española.
¿Memoria de vencidos la memoria de quinquis y gitanos de la guerra civil española ? se preguntarán aquí algunos tal vez, perplejos. En cierto modo sí, y eso es lo que creo que expliqué con creces en mi libro sobre Francisco Umbral y sus novelas guerra civilistas.
Quinquis y gitanos vieron en primera fila y sufrieron en propia carne la guerra civil del 36 -como el resto de los habitantes de la gegorafía española- y al mismo tiempo fue algo que les resbaló en cierta forma por su condición de minorías ubicadas al margen de la sociedad española.
En la medida no obstante que la guerra civil tuvo mucho de lucha de clases, especialmente en el Sur de España -Extremadura, Murcia y Andalucía- y que una solidaridad de clase ligaba aquellos de una forma u otra al bando de los vencidos, como lo ilustran ciertos personaje de de las novelas guerra civilistas de Umbral -u otras de él, costumbristass apenas- de un sello (y un tufo) quinqui iconfundible, cabe decir que la de aquellos, por atípica que fuera, era también una memoria de vencidos de la guerra civil.
Y al general Varela –ilustre exponente del bando de losvencedores- los quinquis le respetaron, hasta que acabaron dejándole caer de su pedestal, simplemente porque no era uno de ellos, de los suyos, del pueblo de los flamencos. Como no lo era tampoco su hija (…) Y la alcaldesa de Podemos justifica ahora la medida destapando sus preferencias por un plaza abierta (sic), sin estatuas (sic), apta para carnavales (sic) y otras fiestas y ferias.
Como un zoco moruno o de aldea/global, cabe apostillar -igual que la plaza de Yamaa-el-Fnaa de Marrakech, meca de todos los perroflautas españoless y europeos de la última década- que es sin duda por donde van sus preferencias (...) Ultraje publico de un sello quinqui indiscutible, la retirada de la estatua del general Varela (...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario