En la foto, Jomeiny a su vuelta al Iran desde el exilio tras el triunfo de la revolucion islamica (enero del 87) ¿Converso del Islam (chií) Pablo Iglesias ? No parece fantasioso así a primera vista el conjeturarlo. Sobre todo si se conoce un poco de cerca aunque no por dentro la mentalidad musulmana. Para el mundo musulmán, ya sea en su variante suní como chií –lo de los galgos y los podencos del cuento- el Español con mayúsculas es el enemigo histórico por excelencia. Como pude percatarme de ello -y a mis expensas- en mi cohabitación forzosa con musulmanes en la cárcel portuguesa. Y se entiende difícilmente una financiación a un partido político español de la parte de la República islámica irani –como la que ahora habrán sacado a relucir los medios en favor del partido Podemos- que no lleve contrapartidas en el plano religioso o político/religioso, léase una conversión más o menos solapada de sus dirigentes o de alguno de ellos al menos, que haría de ellos conversos en secreto o cripto/conversos, como lo fue a todas luces Blas Infante, padre del andalucismo. ¿El caso también de Pablo Iglesias? La mosca no se nos va de detrás de la oreja desde hace un rato y no parecen arreglarlo las acusaciones –repetidas recientemente- de genocidio (sic) de ese partido en relación con la historia del Andalus y con nuestro pasado de ReconquistaLa constitución del nuevo Parlamento –en el palacio de la Cortes, carrera de San Jerónimo- se habrá visto marcada por la irrupción de los diputados de Podemos en el hemiciclo y por algunos gestos insólitos -y no poco extravagantes alguno de ellos como el de la mamá dando de mamar al niño en el hemiciclo como si el Parlamento no dispusiera de una guardería- de sus principales representantes y partidarios que se habrán visto de inmediato jaleados en los medios que les son afines y en otros que no les son tantos, prueba de la indudable fuerza de impacto propia o de prestado que habrán demostrado desde que hicieron su aparición en la palestra de la política española, y en particular, su principal dirigente y fundador Pablo Iglesias que venía ya dando la vara con anterioridad, con un innegable éxito de difusión y de repercusión tanto en los medios como en ciertos sectores mayormente los que protagonizaron justo uno o dos años antes, la eclosión del 15-M y el movimiento indignado.
En el libro que les dediqué « Guerra del 36 e Indignación callejera » reservé todo un capitulo al análisis de las principales conexiones extranjeras de Podemos –venezolana, iraní, griega y nota bene también la norteamericana (a través de la administración Obama)-, y ahora nos llega la noticia difundida con gran realce en los medios -coincidiendo con la apertura del parlamento- de la investigación de la que Podemos y su líder se ven blanco por la supuesta financiación iraní de la que se habrán visto beneficiarios.
En concreto, en un asunto de falsas facturas (por un importe de cinco millones de euros) por cuenta del grupo mediático iraní en España en particular la cadena de televisión HispanTV, un nombre emblemático y significativo por demás de esa creencia obsesiva, omnipresente en el mundo islámico –ya sea en la esfera del chiismo como en la de confesión suní- de ser los auténticos depositarios de la civilización, y (fanáticamente) convencidos por consiguiente, del carácter preislámico o islámico sin saberlo que a sus ojos habrían revestido todas las demás civilizaciones y naciones que en el mundo son o hasta hoy fueron.
Y así, el nombre de esa cadena televisiva evoca a la vez a Hispania, nombre romano de la Península ibérica y a Ispahan ciudad iraní y uno de los florones de la civilización persa y del Imperio sasánida, y del Irán chií (o xií) posteriormente. La segunda –en su óptica- modelo o causa ejemplar sin duda de la primera. Con su pan se lo coman.
No estuve nunca en el Irán, no pasé en dirección este, hacia el oriente me refiero, más lejos –por el norte- de un zona de le geografía polaca próxima de la frontera rusa cuando allí estuve en la primavera Solidarnosc (verano del 81)-, y por el sur, no mas lejos (endireccion este) de Roma, la antigua capital del Imperio romano, rival directo en su tiempo del Imperio sasánida y anteriormente del gran Imperio persa. Lo cual no quiere decir que me sea absolutamente extraño ese país, ni su pasado relativamente reciente, de los tiempos de la revolución iraní (enero de 1979) cuando los acontecimientos en aquel país llenaban la crónica de la actualidad más candente y la seguirían llenando durante bastante tiempo, con ocasion en particular de la guerra Irak Iran que se llamo Guerra del Golfo en su momento en los medios, antes de verse suplantada en ese nombre por las otras dos guerras del Golfo –del ejército de los Estados Unidos (y sus aliados) contra Saddam Hussein y sus aliados islamistas.
Fui partidario ardiente –a distancia quiero decir sin convertirme al Islam (horresco réferens !)- de la revolución iraní, tras una primera fase de rechazo y de desconcierto, eso también es verdad. Y lo que me hizo cambiar –en una primera fase- de parecer fue el (dramático) viraje anti-comunista que tomó a partir de un momento dado el régimen de los ayatollah tras la purga de la facción izquierdista o laico/izquierdista encarnada en la figura de Bani Sadr, el intelectual izquierdista niño mimado de los medios occidentales y ministro de los primeros gobiernos de Jomeiny que acabaría exilándose en París, tras la purga interna contra su facción que desató el nuevo régimen de los ayatollah.
Lo que selló el divorcio entre la izquierda internacional y la revolución islámica (chií) Pablo Iglesias, si mis calculos no me fallan, no había nacido todavía entonces tan siquiera. Y cabe poner en duda que esté al corriente de ese episodio de purga de izquierdistas -no poco sangrienta que jalonó la revolución islámica iraní en sus inicios, poco acorde así a primera vista con las posturas políticas e ideológicas (en clave occidental al menos) que el habrá venido hasta ahora defendiendo.
El que esto escribe en cambio, ya en edad adulta entonces, siguió con el alma en vilo –y como si me fuera la vida en ello- la guerra Irán Irak desde mi celda portuguesa con un apasionamiento (febril) -pro iraní- digno sin duda de mejor causa, que hoy me produce cierto sonrojo (y vergüenza ajena)
Y no quedo sólo ahí la cosa si no que en los meses que permanecí en Madrid tras mi salida de la cárcel portuguesa (entre el 86 y el 87) y visto que todas las puertas (sin excepción) se cerraban en torno mío, llegué hasta presentarme en la embajada iraní en Madrid y entregar a uno de los funcionarios que me atendieron una solicitud escrita de asilo político que nunca les mereció la menor respuesta, y de lo que hoy también me sonrojo y me avergüenzo un poco (dicho en este blog y que no trascienda) En mi descargo diré que me veía entonces todavía obnubilado por la imagen que daban unánimemente los medios del mundo entero de una revolución « ni de izquierdas ni de derechas » como la revolución (pendiente) de la Falange, ni más ni menos.
Y no fui yo sólo el que se lo creyó, otros mas incautos llegaron a picar el anzuelo hasta ir a cerciorarse sobre el terreno, y sé de un caso dramático en extremo –noticiado en su momento en los medios españoles- que pagó caro el empeño (con la amputación de dos dedos de la mano), de alguien que aparecía en la prensa española narrando el calvario de su experiencia en aquel país oriental, en el reportaje a doble página de una revista en donde aparecía significativamente retratado (con los dedos amputados) junto a un retrato de José Antonio Primo de Rivera (…)
Hasta ahí el reto ideológico –y en el plano también de la política religiosa que nos planteó a algunos la revolución islámica del Irán, algo que parece haber resbalado olímpicamente a Pablo Iglesias y sus adeptos. Los retos geopolíticos que saldrían a relucir en el Oriente Próximo –y en el seno del mundo islámico- con la eclosión de las primaveras árabes, dieron un vuelco completo sin duda alguna a no pocos de aquellos retos ideológicos, borrando no pocas pistas como asi parece ilustrarlo esta conexión iraní de Podemos, un partido de izquierda laica, surgido del movimiento indignado que hizo eclosión casi en simultáneo con las primaveras arabes que se extendieron como un reguero de pólvora en los países del Magreb y del Oriente Próximo (y del Golfo) como por ejemplo en Siria.
¿Qué piensa Pablo Iglesias, a propósito, de la guerra en Siria ? Una pregunta que llevo en los labios desde hace tiempo y que llegué a formular ya en este blog. Y de la que ocioso es sin duda el esperar respuesta alguna del aludido y de sus camaradas. ¿Converso –o cripto/converso- del Islam (xií) Pablo Iglesias ? La pregunta del millón
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