martes, octubre 13, 2015

VLADIMIR PUTIN Y EL ESTRECHO DE GIBRALTAR

Instantánea (de ayer lunes) del avance de tropas sirias bajo la cobertura de los ataques aéreos rusos iniciados hace diez días, en las inmediaciones de la ciudad costera de Lattakía. En la foto es fácil de percibir la presencia de militares rusos casi en cabeza de los que avanzan, lo que viene a testimoniar de forma fehaciente e irrefutable de la clara voluntad rusa de intervención en el conflicto sirio a favor del régimen de El Assad en apuros. Y más allá, tal vez de unos designios de presencia duradera en la región que garantice a Rusia otra vez el acceso a mares de aguas calientes –el Mediterráneo entre ellos- que perdieron tras la caída del Muro, y que pondría a su alcance el estrecho de Gibraltar. Algo que nos hace soñar a españoles con un mínimo de memoria histórica
El semanario francés Le Point publica en su último número un lúcido y documentado artículo sobre el conflicto sirio y la intervención rusa en curso, en el que se vienen a sondear las intenciones y designios últimos de Vladmir Putin detrás de le escalada a la que asistimos, que no otra glosa se merece la actualidad siria desde hace diez días.

Lo que tuvo su gestación hace unas semanas por la llegada de centenas de asesores, técnicos y especialistas rusos a la base naval de Tartús, en la costa siria, la única que posee Rusia en el Mediterráneo heredada de la era soviética y de la alianza del régimen sirio de los tiempos de Hafez-el-Assad –padre del actual mandatario- con la extinta URSS, y conocería un arranque espectacular a principio de la semana pasada con la llegada de unos cincuenta cazas bombarderos acompañados de helicópteros de combate (y de transporte), de decenas de carros blindados y de tropas de intervención terrestre calculadas (hasta ahora, y según fuentes americanas) en unos dos mil efectivos, de infantería de marina, paracaidistas y unidades de fuerzas especiales, distribuidos en un eje Norte Sur que va del puerto de Tartus a Lattakía –en pleno feudo alauí (la confesión a la que pertenece Bachar-el-Assad) noventa kilómetros mas al norte –junto a la costa mediterránea- pasando por la antigua base submarina de la era soviética, de Jablé -en vía acelerada de puesta otra vez en funcionamiento-, unos treinta kilómetros al sur de aquella importante localidad siria.

En el artículo mencionado se especula con que Vladimir Putin estaría aprovechándose de la actual coyuntura para hacer de nuevo realidad los designios seculares del Imperio ruso de acceder a mares de aguas calientes, algo que alcanzó a hacer efectivo la extinta URSS por la vía indirecta de su alianza con los regímenes árabes de socialismo nasseriano, Egipto, Siria y el Irak, y que conoció un final abrupto con la caída del Muro y el final de la Unión Soviética. Con su presencia duradera en Siria, continua especulando el referido semanario francés, la Flota rusa tendría acceso directo sin necesidad de pasar por el Bósforo al Océano Índico por el canal de Suez, y al Océano Atlántico y al Mar del Norte por el estrecho de Gibraltar.

Y al llegar aquí, algunos españoles con un mínimo de memoria histórica nos ponemos a ver todo de colores, o diamantes en el cielo (y de verdad que no exagero) Aquí ya aludí en alguna ocasión a una idea recogida en el diario del escritor fascista francés Drieu la Rochelle pocas semanas antes de su muerte hacia el final de la Segunda Guerra Mundial –tras abrir la espita del gas en su domicilio- cuando escribió (proféticamente) que el problema social (sic) de Españoles, Italianos y Portugueses era el drama racial (sic) de una civilización católico-mediterránea (sic) condenada a muerte por asfixia, por una falta cruel de materias primas y por el cierre del Mar Mediterráneo a manos de ls ingleses (léase tras la batalla de Trafalgar)

Esa fue la triste suerte que les cupo a España y a los españoles en los dos últimos siglos. ¿Estarían cambiando ahora acaso las tornas, con la emergencia de un mundo multipolar, léase de la resurgencia de Rusia como potencia mundial -y no solo regional, como lo vino siendo de un tiempo a esta parte a la que asistimos tras el cariz tan especular que están cobrando los últimos acontecimientos en la esfera de la política internacional, particularmente en el teatro sirio.

¿Una perdida de valor estratégico del Peñón que prepararía su vuelta al girón de la madre patria, léase al final de una pesadilla de siglos? Vivir para ver fantasmas míos!

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