martes, julio 01, 2014

¿FRENTE NACIONAL EN PELIGRO DE IMPLOSIÓN?

Louis Aliot ("Loulou La Purge"), compañero sentimental de Marine Le Pen, con la calota judia en la foto. De toda evidencia él no opina que el diferendo actual entre Marine Le Pen y su padre Jean Marie Le Pen sea una simple cuestión táctica como intenta hacer creer su compañera
Zona de turbulencias, por la que atraviesa el Frente Nacional francés las horas que corren. La tempestad en curso la han levantado mayormente los medios pero amenaza a la linea de flotación misma del partido y me refiero al cordón umbilical que liga (políticamente hablando me refiero) al fundador del partido y presidente honorario del mismo, Jean Marie Le Pen y a su hija, que dirige actualmente las riendas del mismo. He estado siguiendo las declaraciones repetidas sobre este espinoso asunto que se ve obligado a hacer si n parar desde hace ya varios días Marine Le Pen y no hay que ser un lince para olfatear un seria amenaza a la unidad del partido condición sine qua non como lo fue hasta hoy de la ascensión del Frente Nacional y garantía de su supervivencia.

¿Están realmente de acuerdo en el fondo padre e hija y se trate a penas de una divergencia táctica –de lenguaje (ante los medios)—tal y como la hija no deja de asegurarlo y repetirlo una vez y otra también en cuento que los periodistas la tiran un poco de la lengua, lo que llevan haciendo sin arar ya hace unos días (a caso hecho)?

Un poco de historia. Allá hacia finales de la década de los ochenta (estaba yo ya en Bélgica) Jean Marie Le Pen se permitió un desliz (¿calculado?) sobre “el detalle” de las cámaras de gas –en el conjunto de la historia de la segunda guerra mundial-, que al decir de algunos le costaría caro. El desliz que se ha permitido ahora de nuevo, días pasados, por el que habrá venido el escándalo y la disensión al interior –y en las más altas instancias- del partido, hace recordar a quel otro desde luego ¿El antisemitismo de telón de fondo de la aparente divergencia táctica que parece ahora (solamente) separar a padre e hija?

Signos que no engañan apuntan en ese sentido desde luego. Como por ejemplo las declaraciones del actual compañero de Marine Le Pen, de notoria ascendencia judía, que no deja planear duda ninguna (y de antiguo) que para él es un asunto mucho más serio de lo que parece dejar a entender su compañera y presidenta del partido en sus declaraciones a los medios.

Purgar, erradicar, arrancar de raíz -al pan y al vino- todo lo que suene o huele “mal” (léase a antisemitismo) de cerca o de lejos, la consigna que parece querer imponer este miembro tan influyente del partido, como lo habrá mostrado de un tiempo a esta parte, y como lo ilustran las purgas –por razón de imagen- que se asocian con su persona al interior del Frente Nacional en los últimos años.

¿Alguacil alguacilado? Acabara siendo purgado él o conseguirá en cambio lo imposible en apariencia, a saber que su compañera bajo su impulsión, acabe rompiendo con su propio padre en lo que podría llevar todo derecho a una escenario de implosión del partido más pronto y ms rápido de lo que se piensa. Que se piense el traumatismo aún vivo a tenor de todos los indicios que produjo en el Frente Nacional la escisión “megretista” a finales de la década de los noventa.

Sin trampa ni cartón. Aquí todos saben la admiración (sincera) que profeso a Marine le Pen, a la que conocí personalmente en una conferencia de prensa internacional del Frente Nacional a la que fui invitado hace dos años. Mi apuesta no obstante está clara. Por un imperativo de memoria que en el caso que nos ocupa viene a encarnar el padre, antes que la hija por una razón de orden cronológico aunque solo sea. O por emplear una célebre distinción maurrasiana por una prioridad “en el orden del tiempo” (y en cierto modo también en el de la dignidad) ¡Viva Le Pen padre (manque pierda)!

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