sábado, junio 01, 2019
Mi Obra en Negro
Noche de Carrusel,
de luces de candilejas,
de esas que sólo conocen
tus (más) devotos, Bruselas
De esas que alegran el alma
tras la grisalla (¡horas hueras!):
¡ganas de vivir de nuevo!
¡Magia de instantánea eterna!
En lo más hondo de la noche,
en la apartada calleja,
que levanto la vista al pasar,
y ambulando, te veo ¡Bella!
Y los malos pensamientos
–¡negras ideas!- se van, vuelan,
Y el sol en su ocaso ríe
viendo alejarse tu silueta
Escurriéndote, yo diría,
a la sombra de la iglesia,
como apartándose a tu paso
Y te deja a tu aire, libre y suelta
Señal infalible (inequívoca)
que la hora ya se acerca
que el tiempo sin/Tiempo (alta/mar) (...)
ya se marcha ¡enhorabuena!
Y sola (y libre) se yergue
la Obra “en negro”(blanquinegra)
La que dejaré yo al marchar,
la que hizo mi amor de ti ¡Nena!
Y me puse a contemplarla:
a contemplarte de cerca
de espaldas, quieto (e inmóvil)
sin seguirte (o perseguirte) ¡No temas!
Y me puse de nuevo
-¡nobleza obliga, poeta!-
a descansar contento (¡oh sí!)
de la Obra –“en negro”- bien hecha
y en la búsqueda incansable
de mi identidad y mis raíces, ¡qué idea!:
que mi ADN lo eras tú amor
¡Mi luz entre mil tinieblas!
(Y Universo de mis sueños, fiera)
de luces de candilejas,
de esas que sólo conocen
tus (más) devotos, Bruselas
De esas que alegran el alma
tras la grisalla (¡horas hueras!):
¡ganas de vivir de nuevo!
¡Magia de instantánea eterna!
En lo más hondo de la noche,
en la apartada calleja,
que levanto la vista al pasar,
y ambulando, te veo ¡Bella!
Y los malos pensamientos
–¡negras ideas!- se van, vuelan,
Y el sol en su ocaso ríe
viendo alejarse tu silueta
Escurriéndote, yo diría,
a la sombra de la iglesia,
como apartándose a tu paso
Y te deja a tu aire, libre y suelta
Señal infalible (inequívoca)
que la hora ya se acerca
que el tiempo sin/Tiempo (alta/mar) (...)
ya se marcha ¡enhorabuena!
Y sola (y libre) se yergue
la Obra “en negro”(blanquinegra)
La que dejaré yo al marchar,
la que hizo mi amor de ti ¡Nena!
Y me puse a contemplarla:
a contemplarte de cerca
de espaldas, quieto (e inmóvil)
sin seguirte (o perseguirte) ¡No temas!
Y me puse de nuevo
-¡nobleza obliga, poeta!-
a descansar contento (¡oh sí!)
de la Obra –“en negro”- bien hecha
y en la búsqueda incansable
de mi identidad y mis raíces, ¡qué idea!:
que mi ADN lo eras tú amor
¡Mi luz entre mil tinieblas!
(Y Universo de mis sueños, fiera)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario