jueves, octubre 04, 2018
Música de Amor
Poeta es lo que soy, ¡pobre poeta!
En la vida (en la tecla y en la pluma)
Lo era y soy ¡hasta que muera!
La poesía sale de dentro, del alma,
no de masa inerte (y muerta)
Y no entro en polémicas.
Que me entiendan los que quieran
los otros no creen en poesías
¡Poesía es alma enhiesta!
La que nos hace soportar
El espanto en la actualidad (¡fiera!)
Más fuerte y terrible ( ¡espantosa!)
que el “terror de la Historia”
Lo que hasta hoy me ayudó a vivir
Con los pies bien en la tierra
Gato escaldado es lo que fui
(de escarmiento en cabeza ajena)
Así es como viajé a pecho limpio
Y arrostré hasta mil tormentas
Con una ensoñación bien dentro
Que era música en mis poemas
Que aguantó -¡milagro milagro!-
el ataque en la vaina aquella
Cuando se me apagaron los astros
Cuando empecé a gritar ¡sin fuerzas!
Y aguanté y perviví (¡oh milagro!)
¡que vértigo (un tris apenas)!
Y arranqué mirando a lo alto
Y a amar la vida por fuera
Y a amarte con más cordura
y es así, sin darme cuenta:
echándole tiempo al tiempo
(devanando su madeja)
hasta que te apareciste
en las alboradas desiertas
que me acompañaron fieles
en mi vida (¡qué odisea!)
Y me dormí de un sueño hondo
Como un niño indefenso (ea, ea, ea)
Tú en la mente (y los labios)
Cual gentil jaculatoria
Y esperando que me oigas largo
En la otra punta del planeta
O aquí (más cerca, más lejos) (…)
¡Música de amor mi poema!
En la vida (en la tecla y en la pluma)
Lo era y soy ¡hasta que muera!
La poesía sale de dentro, del alma,
no de masa inerte (y muerta)
Y no entro en polémicas.
Que me entiendan los que quieran
los otros no creen en poesías
¡Poesía es alma enhiesta!
La que nos hace soportar
El espanto en la actualidad (¡fiera!)
Más fuerte y terrible ( ¡espantosa!)
que el “terror de la Historia”
Lo que hasta hoy me ayudó a vivir
Con los pies bien en la tierra
Gato escaldado es lo que fui
(de escarmiento en cabeza ajena)
Así es como viajé a pecho limpio
Y arrostré hasta mil tormentas
Con una ensoñación bien dentro
Que era música en mis poemas
Que aguantó -¡milagro milagro!-
el ataque en la vaina aquella
Cuando se me apagaron los astros
Cuando empecé a gritar ¡sin fuerzas!
Y aguanté y perviví (¡oh milagro!)
¡que vértigo (un tris apenas)!
Y arranqué mirando a lo alto
Y a amar la vida por fuera
Y a amarte con más cordura
y es así, sin darme cuenta:
echándole tiempo al tiempo
(devanando su madeja)
hasta que te apareciste
en las alboradas desiertas
que me acompañaron fieles
en mi vida (¡qué odisea!)
Y me dormí de un sueño hondo
Como un niño indefenso (ea, ea, ea)
Tú en la mente (y los labios)
Cual gentil jaculatoria
Y esperando que me oigas largo
En la otra punta del planeta
O aquí (más cerca, más lejos) (…)
¡Música de amor mi poema!
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