viernes, abril 08, 2016

¿UN 15-M EN PARÍS? ¡DE RISA!

Myriam El Khomry, la nuevo ministro de Trabajo francesa -de ascendencia argelina- por la que viene el escándalo y la indignación callejera ahora (pero menos) Exponente emblemático de la irrupción de una nueva generación de la emigración magrebí en la sociedad francesa y en la vida política del país galo que se erigen en modelo de ascenso y de integración social y “pari passu” de barrera frente a la erupción del yihadismo que prende mayormente en la corriente migratoria de origen marroquí. ¿Un 15-M en París? ¡De risa!
La prensa global en particular la de lengua francesa lleva una semana inflando a todo inflar el movimiento de protesta callejera “La Noche en Pie” (Debout la Nuit) que se pretende una re edición del 15-M de los indignados españoles, a falta de poder fabricarse un nuevo mayo del 68. Y por más que lo intentan la cosa no se les logra, y no creo que lo consigan. Son jóvenes sí, por las fotos, que se manifiestan de pie y no tirados cuan largo y de cualquiera manera que fue la tónica y la imagen (dominante) que dieron los indignados españoles en sus acampadas.

Y si algunos se echan al suelo a dormir, a las cinco en punto de la mañana suena el despertador cuando la policía francesa se pone a desalojar sin contemplaciones a los que aún quedan, vigilando sin pausa que no se edifica nada firme (“de dur”) como ocurrió en Madrid en el kilómetro cero, con aquellas carpas y tiendas que permanecieron en pie -¡vergüenza patria!- semanas enteras.

El grueso del estudiantado francés no sigue el movimiento ni la radicalización en curso, no obstante. Al contrario se perfila una contra corriente que se insurge contra “los que juegan -en pleno período de exámenes- a otro mayo del 68”,

La vaguedad de los móviles y motivos de la mobilización no dejan de hacerlos vagos y ambiguos y de una cursilería y un lirismo candorosos y de vergüenza ajena -como ocurría en mayo del 68- que no tratan de ocultar menos la falta de impacto y de fuerza de agarre del motivo oficialmente invocado en la protesta, a saber el rechazo de la ley El Khomry del nombre de la joven ministro del Trabajo, de ascendencia argelina, emblemática de todo un fenómeno de sociedad y de la vida política francesa de un tiempo a esta parte, y es del ascenso rampante de toda una generación de la inmigración musulmana que se erigen en modelo de integración -comparado a otros países colindantes como los del área del Benelux- y de barrera defensiva frente al yihadismo que habrá prendido mayormente en la corriente migratoria de origen marroquí en cambio (como aquí en Bélgica)

La ley por la que viene ahora la indignación y el escándalo es una ley de reforma laboral (modesta) que les aprieta un poco las tuercas a los sindicatos franceses y a la masa de sus afiliados -tan privilegiados en muchos aspectos ellos-, no más que eso. No se percibe como sea, un detonador o un combustible explosivo como lo fue la temática de los desahucios entre los indignados españoles.

A Sarkozy, los indignados españoles que buscaban reeditar una acampada de Sol en el centro de París -plaza de la Magdalena- le duraron unas horas tan siquiera. Y apuesto a que el gobierno socialista de ahora no pueda alargar mucho la prórroga (...)

Y es que los vientos de guerra (winds of war) que aventaba la indignación española se echan en falta en el caso francés. Los vientos -me refiero- de la guerra civil del 36 interminable. De los Ochenta y Tantos Años (¿y lo que queda?)

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