martes, julio 22, 2008

LITERATURA Y GUERRA CIVIL (3) "Señales de fuego", una vision de nuestra guerra civil portugesa y veraniega.

(Dedicado a los descendientes de los veraneantes españoles de Figueira da Foz, cuando estalló la guerra)

"Señales de fuego”, del portugues Jorge de Sena (1), es quizas un libro olvidado pero indispensable a la vez a la hora de inventariar los principales testimonios literarios -puertas a fuera- sobre la guerra civil española. Jorge de Sena no es ademas un don/nadie en las letras portuguesas -y que se me perdone lo del don, que encuentra entre portugueses a lo que parece fuerte alergia, desde los tiempos ya lejanos del derrocamiento del regimen monarquico…(“Dom” era el titulo de nobleza que se reservaba en el pais vecino a sus monarcas, desde los tiempos de la batalla de Aljubarrota…) Poeta, novelista, critico literario profesor universitario, Jorge de Sena fue ademas un hombre publico crecido y educado en el seno del Estado Novo con el que acabo rompiendo -segun rezan sus biografias- cuando se exilio (voluntariamente) a Brasil (en 1959), antes incluso de la intentona del capitan Galvao y de la desaparicion de Humberto Delgado.

Detrás suya quedaba ya una larga y fecunda carrera literaria con publicaciones numerosas, comenzada muy temprano a finales de la década de los treinta, ya en la era del Estado Novo como digo. Su novela « Signos de fuego" ("Sinais do fogo") es de caracter autobiografico, con la guerra civil española en pleno estallido aquellos dias tan tórridos de julio del 36 en los que situa el cuadro cronologico del relato, y tiene como teatro Figueira da Foz, ciudad balneario, playa concurrida del Atlantico portugues a medio camino o equidistante como quien dice entre las tres grandes urbes de Portugal, Lisboa, Oporto y Coimbra; lugar favorito de veraneo de muchos españoles ya entonces, con los que la ciudad entera se veria de pronto, sin comerlo ni beberlo como quien dice, immersa en el ojo del ciclon o de una onda expansiva a base de sacudidas sismicas, como las que provocaba en torno suyo la guerra civil española…

Es lo que le confiere valor historico al relato -de testimonio sin par-, lo que acentua a su vez la circunstancia de haber sido escrita en 1959 año de sus alejamiento y expatriacion definitiva, como un simbolo de la distancia piscologica con la que sin duda quiso verter por escrito sus recuerdos: visiones, enfoques, interpretaciones o « lecturas » (como dicen los franceses) mas o menos opuestas o contrapuestas que se cruzan y entremezclan desde luego a la hora de analizar un texto tan compromotedor y tan candente (y peligroso) como sin duda lo hubiera sido si su autor lo hubiera escrito al calor de los acontecimientos y no veinte años mas tarde.. Y acentua aun mas si cabe esta impresion el hecho (revelador) que la novela solo fuese publicada tras la muerte de su autor (en 1979)….

La de Jorge de Sena, joven adolescente entonces, de los acontecimientos –algunos de ellos acaecidos en Portugal incluso, como la muerte en accidente aereo del general Sanjurjo- que marcaron a sangre y fuego el inicio de la guerra civil española es sin lugar a dudas una vision propia personal, excepcional desde muchos puntos de vista, individualizada en grado extremo y tambien extraordinaria por muchos conceptos, que no dejaba a su vez de ser representativa de una corriente de opinion perfectamente identificable aun a fuer de minoritaria en la sociedad portuguesa de entonces, con raices reconocibles en efemerides clave de su propio pasado (reciente aun) –la proclamacion de la Republica en 1910, la participacion portuguesa en la I Guerra Munidal, el golpe de estado de Sidonio Paes, y « la arrancada de los generales » (el 28 de mayo de 1926) que daria inicio al Estado Novo, aun muy reciente y vivio y fresco todo ello en las memorias.

Y era una vision de los acontecimientos que empezaban a desencadenarse en la España vecina, tal y como podia serlo la de un republicano portugues/del/monton, afecto al ideal del liberalismo democratico, y semiahogado en su posibilidades de expresion como se encontraba ya en aquellos años (primeros) de regimen corporativo, contemplando con sentimientos de profunda frustracion la ascension imparable de sectores mas o menos hostiles al regimen republicano, de cuya fachada y formas institucionales sabria servirse habilmente el Estado Novo por supuesto: un proceso que no haria mas que acelerarse e intensificarse con el estallido de la guerra civil española y el cariz progresivamennte favorable al bando nacional que fueron tomando rapidamente los acontecimientos del lado de la frontera hispano/portuguesa. De todo lo cual Jorge de Sena da en su novela fiel testimonio, tanto mas valioso si se tienen en cuenta los a/prioris y premisas ideológicos –vagamente favorables al bando republicano- que eran los suyos propios como aqui habre mencionado, perfectamente reconocibles por lo demas -y hasta transparentes- al filo del relato.

Jorge, el protagonista de la novela, era un joven adolescente de buena familia que se va a pasar las vacaciones en casa de unos tios a Figueira da Foz, como lo habia hecho ya el verano anterior, pero que nada más llegar –y las escenas por lo que da a entender se desarrollan precisamente en aquellos dias cruciales del 17, 18 y 19 de Julio del 36 (y los que se siguieron)- es testigo presencial del vendaval que se pone a azotar de reprente la colonia espanola de veraneantes, de los que la ciudad »grosso modo » vivia (todo el año) como el propio autor reconoce, y que al calor de los acontecimientos en España se ponen a emprender nada mas llegar el viaje de vuelta en un movimiento de exodo colectivo irreversible….

El joven adolescente protagonista de la novela se hubiera limitado como tantisimos otros jovenes portugueses de su edad a contemplar de espectador con más o menos prejuicios o simpatias (o antipatias) un fenomeno que discurria de puertas a fuera, como se ven los toros desde la barrrera, si no fuera por un hecho un tanto anomalo casi trivial o anodino, que viene a turbar la paz de aquel universo familiar tan sosegado y que va a cambiar o a distorsionarlo todo de cabo a rabo. Y lo es la llegada impronta al domicilio de sus tios donde se hospedaba –una mansion señorial de varios pisos con escalinata, verja de entrada, jardin, mirador y demás…-de dos españoles rojo/republicanos, asturiano socalista el uno y vasco/separatista su acompañante bastante más joven, que huyendo de la encerrona en la que de repente se encuentran atrapados vienen a pedir refugio al tio de la protagonista –un oficial jubilado, ex-combatiente de la Gran Guerra de convicciones anti-clericales y republicanas…-quien se lo concede gustoso, por unos dias, hasta que la situacion se aclare…

A partir de ahi los dos rojo/espanoles van a presidir de su presencia fatal e insoslayable como dos convidados de piedra o espectros mas bien o espantajos « nevermorianos » (que hubiera dicho Francisco Umbral en alusion al cuervo fatidico del celebre poema de Alain Poe) unos acontecimientos o mas bien un torbellino de hechos y sucesos en cascada en medio de los cuales el joven protagonista se verá reducido a comparsa o marioneta o mas bien victima o sujeto paciente, él y todos (o casi todos) los que le rodean….Asi es al menos como yo acabo viendo la cosa tras la lectura integra de la novela.

En el centro de la trama o de la intriga desde luego, del principio (casi) del relato hasta su desenlace que tiene ya lugar –a todos los efectos- hacia la mitad de la novela, lo están desde luego el plan y los preparativos de evasion de aquellos dos españoles rojos/republicanos en una operacion por mar, rocambolesca, con ayuda de contrabandistas –sin ningun o muy poco color politico o ideologico ninguno de ellos- en direccion del golfo de Vizcaya y atravesando pues aguas bajo control de la marina portuguesa y del sector de la Flota espanola adicta a los nacionales…y de cuya suerte el autor se desentiende como quien dice en la segunda mitad del relato, sin más, presa de una crisis o vitima de un drama interior que acaba cobrando los perfiles pateticos de un descenso/a/los/infiernos y que no es « pari passu » mas que el itinerario prototipo –o arquetipico- de una adolescencia más o menos turbada y/o traumatizada (e igual en definitiva a tantas otras…)

La guerra civil española sigue no obstante se diria su curso y la novela tambien el suyo más o menos paralelo…Omnipresente nuestra guerra del 36, ya digo, a lo largo de la novela, en la commocion visible en la playa y en los bares y cafes, desiertos de pronto, como si el verano y la temporada veraniega (aun en los comienzos) hubieran llegado ya a su fin: en los incidentes que protagonizan los españoles/veraneantes de uno y otro bando, al calor de las noticias que van cayendo minuto a minuto como bombas –en las pocas radios que aun se veian, un invento demasiado reciente aun para la epoca-, en la intriga de la evasion de los dos huespedes rojo/españoles, y en los surcos o lineas divisorias o zonas al menos de sombra, de sobreentendidos y reticencias que el conflicto en el pais vecino iba a crear alli inexorablemennte al interior de las mismas familias, de un mismo ambiennte o medio social tan cerrado y poco permeable como lo era el del protagonista y sus amigos veraneantes. Como una sacudida cosmica o cataclismica que repercute a todos los niveles de la realidad y en todos los ordenes de la existencia cotidiana de aquella socidedad provinciana, de aquella playa/balneario para veranenantes venidos de fuera. Hasta en el psiquismo del protagonista...

¿Cómo no ver, es cierto –que habria que estar ciegos- un eco de lo mas potente de la guerra civil española en aquellas frases que le vienen de pronto a la mente como por efecto de catalepsia –y que le impulsan sin querer, de forma ciega, a verterlas por escrito a todo meter, en forma de poema? ¿Como no ver chispas y centellas de la guerra civil española a todo arder justo del otro lado de la frontera (relativamente cercana) en « esos signos de fuego que los hombres, exhasutos y tranquilos, se mandan unos a otros, desde aquellas cenizas frias » ?….Porque si hay algo claro en el relato de Jorge de Sena lo es como digo esa intima sintonia de acontecimientos, tal y como se ven contados en la novela, del orden intimo, personal e individual, de los diferentes protagonistas, -de la indefinicion y de las vacilaciones y ambiguedades equivocas rayanas en el escandalo del propio Jorge incluso-; junto con otros de un tipo mucho mas general o colectivo, de naturaleza politica o del orden de los fenomenos sociologicos, colectivos, de impronta y alcance historico, como lo era el estallido de la guerra civil espanola.

Y en particular ese toque o sello de fracaso que comparten casi todos los protagonistas por no decir todos ellos, y que viene a servir de eco o amplificador en definitiva a aquello que tuvo –entre otras muchas cosas- de fracaso historico y colectivo indesmentible la guerra civil española...Un regusto a cenizas, como lo tuvo sin duda para muchos –a uno y otro lado de las trincheras- el precipitar de los acontecimientos que llevaron a la guerra civi, que el frances Drieu la Rochelle, neutral al principio y que acabaria tomando partido por los nacionales, veia en muchos de los españoles de uno y otro bando –pero sobre todo de los del bando republicano- que transitaban más alla de los Pirineos al comienzo de la contienda. Como un mudo reproche en los semblantes o lamentacion muda –o verguenza colectiva- de que se hubiera llegado « a aquello », a aquel extremo…La guerra civil española vino a sellar, es cierto, el fracaso de una convivencia y de una singladura historica de rumbo errático, el norte perdido, vieja de varios siglos, que habia llevado a la nación espanola a encallar en el concierto de las naciones y a la sociedad española a una situacion de crisis sin precedentes en su historia. Y es lo que refleja el fuego -de pasion- del protagonista adolescente, crepitando entre las cenizas de su propio fracaso, sin apagarse nunca del todo, en ningun momento del relato.

La novela de Jorge de Sena es representativa ademas de esas vanguardias o corrientes vanguardistas europeas de entre dos guerras mundiales que sirvieron de puente al nacimiento del fascismo/literario como ya lo habré dejado aqui sentado en anteriores mensajes. Pero ofrece ademas el interes especialisimo de una literatura/de/decadencia que floreceria, no en un regimen de libertades/democraticas como lo fue la II Republica española sino desde dentro o en el seno mismo del Estado Novo, en un régimen donde las libertades/democraticas se veian cercenadas por no decir suprimidas, y en un fenomeno analogo al que se habia dado en España durante la dictadura de Primo de Rivera –epoca de gran florecimiento cultural entre parentesis, algo en lo que hoy todos o casi todos se habran ya puesto de acuerdo-, y al igual « mutatis mutandis » que sucederia tambien (dicho sea sin animo de entrar en polemica ninguna) en Francia y en particular en Paris durante la ocupacion alemana como lo reconoceria –hace ya algunos años, con gran escandalo, cierto-, Claude Autant-Lara, un cineasta de éxito en aquellos años lejanos (« L’occupation? Ce fut le bon temps »…)

El protagonista de la novela de Jorge de Sena muestra a todas luces el sello vanguardista tipico (y decadente) del desdoblamiento de la personalidad, de la busqueda trágica a todo precio de la propia identidad (perdida) al contacto del Otro, de « la brutal alteridad del ser » como escribio Heidegger, tal y como ya lo habré explicado en anteriores mensajes. Y eso es realmente, en definitiva, lo unico que le importa. La guerra civil española le pilla muy lejos desde luego al joven protagonista, a pesar de tenerla tan cerca de pronto, alli mismo, en la playa de Figueira, y si por momentos parece volcar sus simpatias hacia uno de los bandos, la situacion en ese punto no tarda en recuperar una especie de equilibrio estable a imagen de la neutralidad portuguesa en definitiva (oficialmente por lo menos)

Interés extraordinario lo ofrece sobre todo –para españoles- la imagen o perspectiva o punto de vista que en la novela se trasluce sin el menor equivoco de como veian tantos y tantos portugueses –a imagen de protagonista- a España y a los españoles en su presente (de entonces) y en su pasado mas o menos compartido, por encima de las lineas de trincheras que separaba a las dos Españas contendientes ; y por supuesto, de ese complejo (anti) español mas o menos acentuado pero presente en todos o casi todos los protagonistas: en Rodrigues, amigo de Jorge, un individuo en el límite de la decencia y del decoro (y del deshonor)  –exhibicionista en sus ratos libres (...)- de padre/español deshonrado en el medio ambiente portugues en el que le habia tocado vivir (por propia definicion que se diria...), y que por eso mismo odiaba y despreciaba (aun más si cabe) a los españoles. Igual que en el tio del protagonista que da cobijo (momentaneo) a los dos rojo/españoles –antes de mandarlos a una muerte segura, por interés propio a penas-, tal y como se manifestaba en las discusiones que surcaban sus sobremesas y sus partidas de cartas inerminables con sus dos huespedes cada vez mas politicas y al borde del estallido (y de la ruptura)

Cuando oye por ejemplo los proyectos de unión de republicas ibericas (socialistas) que le expone –imprudentemente- uno de sus dos huespedes españoles. O en la reacción de Jorge, el protagonista ante los comentarios de otros españoles –favorables al bando nacional- en la terraza de un bar, del signo digamos anexionista y que le suenan igual, en resumidas cuentas, de como le sonaba a su tio el sueño “portugues” (o iberico si se prefiere), de los otros españoles. Curioso sobre todo por lo reveladora de un cierto tipo de mentalidad, el comentario del tio del protagonista en un momento de la discusion con sus huespedes: que a España en definitiva lo que la definia y caracterizaba (y delimitaba) entre tantas tensiones separatistas como crepitaban en su seno lo era Portugal por decirlo asi, el no ser (desgraciadamente) portugueses. Una definicion (portuguesa) por la via de la negacion o de la separacion en definitiva (…).Lo cual me recordaba leyéndolo una frase de Fernando Pessoa que se me quedo hace ya mucho, en la que él venia a decir que « el separatismo no era mas que una forma de ser española »: alegato « pro domo » por supuesto –en aquel (gran) poeta portugues, de tan acusado e indesmentible nacionalismo lusitano (y anti-espanol, asi de paso)- y a la vez dialogo de sordos…O si se prefiere agua/fuertes ibericos de una incompresion reciproca a través de los siglos….

La guerra civil española continua su curso en la segunda parte de la novela como digo, tras la partida tan agitada y tan rodeada de truculencia de los huéspedes rojo/españoles: en las proclamas –al borde de “la histeria” y de “la desesperación” las describe el autor- de Radio Club Portugues dirigidas a los defensores del Alcazar, lo mismo que en las conversaciones en familia -y en los comenntarios de la madre de Jorge sobre todo, nitidamente simpatizante de los nacionales…-, que no pueden dejar de reflejar la marcha de los acontecimientos de los que el propio regimen portugues del Estado Novo se ve de pronto convertido en protagonista. Y es que una novela es historica no solo por la trama sino tambien por obra y gracia de la simple cronologia a veces, aunque no lo quiera; y es lo que ocurre en « Signos de fuego” de Jorge de Sena: presa por asi decir de una cronologia y de un concatenamiento de sucesos y acontecimientos que tienen como epicentro todos ellos a la guerra civil española. Y en unas notas preliminares a la edicion (de 1987) que habré estado manejando en lengua portugesa figuran una serie de anotaciones del autor destinadas a un proyecto de reedicion ampliada de su novela en donde figuran a modo de croquis histórico o cronológico una serie de acontecimientos en cascada del verano del 36 todos ellos en relacion con nuestra guerra civil.

(Finales de agosto del 36. Badajoz al otro lado de la frontera acababa de ser tomada hacia unos dias-, cuando Jorge el protagonista y su joven acompañante se adentran por el centro de Lisboa y se ven sorprendidos de pronto por el bullicio de un gentio inhabitual que se dirigia hacia el comicio del coso taurino de Campo Pequeno donde iba a tener lugar aquel mismo dia -29 de Agosto del 36- una concentración de la que naceria la Legion portuguesa, organizacion matriz de la que saldrian los Legionarios de Viriato, combatientes voluntarios del lado nacional durante la guerra civil española. Mientras que en una plaza adyacente se oian los altvoces del movimiento rival nacional/sindicalista a punto de ser disuelto, precisamente por aquellos dias. Y apenas unos dias mas tarde –Septiembre del 36-, en el capitulo final de la novella, se recogen con pelos y señales ecos de lo mas directos y precisos de la sublevacion, abortada al nacer, de unidades navales ancladas en el estuario del Tajo y "que contaban sumarse a la flota española marxista »…)

Portugal se mantuvo oficialmente (más o menos) neutro en la guerra civil española. Como en la primera guerra civil castellana, del Rey don Pedro contra los Trastamara, aunque apoyase tambien entonces con su diplomacia al rey legitimo, como despues lo haria con Franco…Y los años de paz y prosperidad que les granjeo el Estado Novo –hasta el 61 por lo menos y el comienzo de la guerra colonial- no serian menos, por muchos conceptos –desde sus inicios incluso, en plena fase, en España « nota bene », de la dictadura de Primo de Rivera- no menos como digo que una herencia española…. Como lo seria en la novela la crisis interior –en el plano sentimental y de la vida sexual, a modo de erupcion o de efervescencia de adolescente- del propio protagonista; e igualmente para el autor de la misma que no se muestra insolidario en modo ninguno –a su manera- de la tragedia que vivian los españoles. Lo que queriendo o no, consigue plasmar en sus novela.

Dejó Jose Antonio escrito que la capital del (Nuevo) Imperio español deberia ser Lisboa: formula sagaz ingeniosa y tentativa interesante al menos de conjurar y superar el complejo/anti-español de muchos portugueses (Y no es aventurado el conjeturar que tal vez la idea –feliz- se la dieron a Jose Antonio su amistad y sus contactos con el fundador del nacional/sindicalismo portugues, Rolao Preto) (2)

Formula magica tambien, quizas, de dar respuesta cumplida al dilema o la disyuntiva –atlántico/mediterránea- que planeó sobre la historia de España desde finales de la Edad Media, como apuntó acertadamente el historiador marxista frances Pierre Vilar (del enemigo el consejo) Y que habra revoloteado tambien desde el principio hasta el final de estas lineas…

(1): “Sinais de fogo” de Jorge de Sena. Lisboa, 1987
(2): Francisco Rolao Preto (1893-1977) Fue fundador del “Movimiento nacionalsindicalista” portugués a principios de la decada de los treinta. Preso y expulso del pais varias veces por su oposicion a Salazar. En 1933 residió en España, en Madrid, en el domicilio mismo de Jose Antonio Primo de Rivera, que le dio cobijo. Durante la guerra civil española permaneció en España, en zona nacional, todo el tiempo que duró la contienda, cercano a los sectores falangistas. (Acabó adhiriendose al 25 de Abril y fundando justo después el Movimiento Popular Monárquico, junto con Gonzalo Ribeiro Teles)

miércoles, julio 16, 2008

LITERATURA Y GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (2) ("Las mascaras del heroe")

« Las mascaras del heroe » de Juan Manuel de Prada (1) es una obra « mas que notable » y (sobre todo) « ambiciosa » y me sirvo a proposito de las palabras mismas que le dedica el inevitable Jose Carlos Mainer en su prologo a « la Corte literaria de Jose Antonio ». Mas que una novela es un desafio, es cierto, en forma de novela…Desafio digo bien y con ello le concedo por asi decir beligerancia de entrada y toda la importancia y el valor que se merece : que otros textos, novelas o relatos de otro tipo sobre la guerra civil espanola que tanto cundieron –como hongos- en las decadas (largas) que se siguieron a la muerte de Franco y a los inicios de la Transicion politica se merecen mas el calificativo de puñaladas traperas, o de salivazos rufianescos, mas que otra cosa. No extrañe pues que haya decidio dedicarle aqui un mensaje en una de mis series (veraniegas) -sobre literatura y guerra civil- en lo que quiere ser un analisis de critica literaria y mas que eso respuesta a un envite –u ordago a la grande mas bien yo diria- que excede, de lejos, el dominio estricto de la literatura.

Juan Manuel de Prada, gran novelista, articulista de ABC y hombre muy joven y de carrera meteorica, arrastra entre el gran publico la reputacion de haber sido (de mucho mas joven) discipulo predilecto de Francisco Umbral al que seguia por todas parte, en tertulias y mentideros de la Villa y Corte vestido y recubierto de atuendos –bufandas y demas- que le conferian un gran parecido, incluso fisico, con el maestro. Cuando murio Umbral el pasado año no obstante, la prensa española, toda ella volcada en la noticia luctuosa, publico todo tipo de ecos y reacciones del suceso y entre ellos pude leer una retahila de comentarios o semblanzas y opiniones a modo de florilegio en frases cortas o en una palabra a penas, de un amplio elenco de nombres ilustres de la literatura y del periodismo que se pronunciaban sobre el autor fallecido, y entre el aluvion de juicios y comentarios ditirambicos se escapaba alguno que otro mas reticente o negativo incluso, y entre estos ultimos me llamo la atencion el de Juan Manuel de Prada, por supuesto, que le dedicaba a su antiguo maesto y mentor –del que habia llegado a escribir que le debia todo lo que era…- un solo epiteto de lo mas escueto –el de « solo », …- que sonaba entre tanto elogio mas bien como un dicterio, mas lancinante aun a fuer de sobrio, y como la rubrica de una ruptura y distanciamiento definitivos…

La novela que aqui comentamos de Juan Manuel de Prada sobre la guerra civil española es por muchos conceptos comparable a la serie guerra/civilista de Francisco Umbral que me lleva ocupando ya un rato como todos aqui saben, pero difiere substancialmente de ellas, para ser justos y honestos. En Umbral se da a todas luces (por mucho que disimule) una voluntad, un afan (obsesivo) de ocultar y encubrir y sobre todo un designio de fingimiento premeditado (en frances, "feintise") -de lo que él no era o de lo que nunca habia sido- por la via de la ficcion o de la burda propalacion a penas, a base de cronicas, entre literarias y perdiisticas, de un valor o caracter mas bien infra/literario tantas de ellas. En Juan Manuel de Prada no se trata en absoluto de eso aunque solo sea por una razon simplemente de distancia cronologica y « pari passu » psicologica en relacion con acontecimientos con situaciones, y momentos historicos ligadas a un pasado relativamente reciente o no tan remoto –de la guerra civil- pero que por razon de su edad, él no habia vividdo de testigo presencial, ni directo, como si fue el caso de su mentor (o de su padrino, literario)…

Sí se le puede incluir en cambio –en un trazo comun con su maestro- dentro de un mismo espiritu o corrriente historico/literaria en el tema de la guerra civil que se ve caracterizado por un designio dessmitificador y unos trazos esperpenticos acorde con el espiritu de lo que se dio en llamar el pacto del olvido (y de la amnesia) que simboliza en grado sumo a mi juicio la escena final de la novela guera/civilista de Umbral, « Capital del dolor » (en alusion a su ciudad, Valladolid); de lo que fue sin duda un compromiso fatal e ineluctable –de hombres de pluma entre otros-, pero que no estoy seguro que se pueda considerar un pacto de caballeros sin/tacha, bien enhiestos y el honor a salvo (que es lo que siempre o casi siempre entra en juego…)

Hay sin embargo ademas del de Umbral otro nombre que revolotea entre las paginas del libro que comentamos sin parar, y en general en gran parte de la literatura sobre la guerra civil, o si se prefiere de la historiografia sobre la literatura de la guerra cvil, que habra cundido como hongos en estos ultimos diez o quince años y del que ciertos nombres se erigen de referencias a la vez indispennsables e insoslayables, como los de Jose Carlos Mainer –de lo mas tieso- y Andres Trapiello. Uno como otro, « nota bene », admiradores que lo fueron -y proximos de él en vida- de Dionisio Ridruejo…

El nombre del antiguo secretario de Prensa y Propaganda del regimen de Franco, desde los años de la guerra civil, hasta los primeros años de la posguerra nos viene a la mente, es cierto, a cada pagina, a cada parrafo a cada linea casi de la lectura de esta novela guerracivlista que no es –cierto- una novela mas sobre la guerra civil o no como las otras…Y es el sueño o ensoñacion - de una reconciliacion entre los fachas y los rojos, de los enemigos encarnizados de la guerra civil-, que el poeta falangista –coautor del Cara al sol para muchos encarnaria desde que decidio distanciarse del regimen tras su dimision tan ruidosa en abril del 42, unos meses antes « nota bene » -como lo recordaba malliciosamente en unas paginas necrologicas el que fue su gran amigo y protector Ramon Serrano Suñer- de la debacle de Stalingrado y del principo del fin del regimen nacional/socialista en el que llego a poner –un detalle rigurosamente historico, irrebatible- todas (o casi todas) sus complacencias, y en el que vertio algunos de sus mas caros sueños y esperanzas (de reconciliacion entre españoles…entre izquierds y derechas…)

El sueño/aleman de Ridruejo –que el autor de estas llineas no deja de percibir tras cada linea casi, ya digo, de la excelente novela de Juan Manuel de Prada; justo por detras o por delante (cruel ironia...) de la sombra en claro/oscuro de Umbral, que detestaba al (ex) falangista...- se plasmaria como digo en su trayectoria de disidencia posterior y cristalizaria en sus posiciones social/democratas (!?) en los cincuenta, y mas cerca aun del socialismo (a secas) en la decada siguiente de los sesenta hasta su muerte (en el 74, justo unos meses antes que el Caudillo) y era, con toda toda la nobleza y generosidad (reales o aparentes) que se le pueda conceder en vision retrospectiva, un sueño o proyecto ambicioso sin duda …pero a la vez un poco de/prestado…en la medida que venia a dar forma y voz en español –en un papel no poco similar al que le cabria a Leon Degrelle en relacion con Belgica y con el Benelux- a los proyectos del Innombrable, en claro y en crudo, del fuhrer él mismo, en persona...

Este ultimo, durante los años de guerra en sus conversaciones de sobremesa en el fondo del Bunker, recogidas con gran profusion editorial en unas transcripciones mas o menos apocrifas en la posguerra (2), no se canso en dar rienda suelta a sus apuestas y a divulgar “sotto voce” sus proyectos en relacion con España y su futuro–a medida sobre todo que la neutralidad española se iba confirmando- y auspiciar un cambio de regimen en la Peninsula con ayuda de los falangistas descontentos representados en la figura disidentes de Dionisio Ridruejo…y tambien de los vencidos de la guerra civil, los comunistas sobre todo, a los que por muchos conceptos, su pretendido valor fisico, su radicalismo y su sentido de la obedienncia (ciega) y de la disciplina y demas, admiraba (o envidiaba); de los que guardaba ademas –llegado el caso…- una buena reserva en los carceles y campos de su Imperio en expansion –entre ellos el que seria despues ministro de Felipe Gonzalez, Jorge Semprun- y de los que dicho sea entre parentesis no escamitaria nunca los elogios, de lo bien que se le portaban... (Lo que traslucia entre tanto una profunda ingorancia o desconocimiento del verdadero rostro de cada una de las fuerzas contendientes, de la naturalez y el fondo, como de las causas profundas de nuestra Guerra civil, proximas y remotas …)

Ocurre no entanto que aquel sueño hitleriano –o si se prefiere el sueño/español del “fuhrer”- por muy generoso ya digo y teñido de idealismo sincero que lo fuera en apariencia, no era menos algo venido de fuera para españoles, que sonaba ya de entrada a intromision en los asuntos internos de un pais que seguia siendo soberano, recien salido –aun malherido y convaleciente- de una cruel y espantosa guerra civil que los alemanes no habian conocido…por culpa de unas causas y raices complejas, proximas o remotas, que se remontaban en el tiempo, en definitiva, a unos conflictos historicos -siempre irresueltos- que habian marcado la historia europea hacia siglos y en los que los alemanes de entonces –de la epoca de las guerras/de/religion- o si se prefiere el moderno nacionalismo/aleman que perpetuaba tan celosamente la memoria de aquellos habian sido beligerantes y no meros testigos. Y lo simboliza a mi juicio mejor que nada la pregunta, lleno de interes y de curiosidad,–y que mereceria una respuesta untanto evasiva y embarazada de su huesped- que le hizo el fuhrer en el bunker durante la guerra, al General español Juan Vigon, ministro del regimen y enviado especial de Franco pidiendole que le explicase que querian decir los espaoles con aquello del « Imperio español » ; que se lo explicase que él no lo entendia (por lo visto)….

La derrota de Alemania fue una gran tragedia cierto, pero fue la suya propia, como lo fue « mutatis mutandis » (para nosotros) la guerra civil española, un conflicto ideologico y a la vez –como se cansaron de repetir machaconamente en la era Aznar los gobiernos PP, sin pasar de ahi…- una gran tragedia entre españoles, una guerra civil, o si se prefiere el capitulo español de « una guerra civil europea » (Nolte) de signo predominantemente ideologico –al menos en apariencia- entre fascismos o filo/fascismos (mas o menos fascitizados) y el comunismo sovietico, pero que en ningun otro pais de Europa se dio en cualquier caso de una forma tan cruel y tan cruenta como entre nosotros (si acaso solo –mutatis mutandis- en los prolegomenos de la guerra mundial, y en los meses que duro la experiencia de la Republica Social de Saló, entre fascistas y anti/fascistas –compriotas todo ellos-, en el Norte de Italia…)

Por las razones que fuesen no obstante –un asunto que seguira siendo « sine die » objeto de debate historico- España se mantuvo neutral, rechazando a un tiempo la oferta de mediacion o de gestion reconciliadora entre españoles –desde fuera, y por ende mas o menos « entrometida »- que les ofrecia y queria a un tiempo imponer a los españoles el regimen nacional/socialista desde Alemania. Y de lo que se harian eco los articulos de Robert Brassillach en la prensa francesa de la Colaboracion en la fase final de la guerra (quiero decir con la guerra ya practicamene perdida) Pero aquel sueño/aleman sobreviviria como digo en la mente de Dionisio Ridruejo y en ese contexto reviste un valor de lo mas simbolico el que fuera precisamente en Munich – sede, en el 63, del IV Congreso Europeo- donde el antiguo falangista (y divisionario) se decidiese a plasmar o a poner en la practica (politica), en la palestra europea, sus designios reconciliadores –y revisionistas- que muchos de sus antiguos amigos (y camaradas) no podian dejar de ver como una muestra de entreguismo o como minimo de imprudencia en el contexto historico de la epoca –de guerra fria y enfrentamiento entre los bloques- que entonces se vivia, y particularmente en la coyuntura española particularmente delicada de entonces, marcada por un peligroso movimiento de huelgas en Asturias… …Y no es de extrañar pues la reaccion a/la/defensiva del regimen entonces ni el epiteto –de « contubernio » (de piel tan dura, hasta hoy…)- que le dedico la prensa del regimen y en particular el diario « Arriba ».

Y me habre lanzado en esta disgresion un tanto larga, cierto, sobre Dionisio Ridruejo y su sueño/aleman (de raiz pues extranjera, y si se quiere « protestante ») de reconciliacion entre españoles –entre los fachas y los rojos de la guerra civil- cuando me disponia a aobrdar de la forma mas directa posible la novela de Juan Manuel de Prada sobre la guerra civil (y la bohemia), buscando con ello sobre todo una clave suficiente de explicacion del por qué Juan Manuel de Prada ha escrito precisamente esa novela y no « otra » sobre la guera civil, y mas concretamente del por qué habra escogido « ese » y no otro heroe protagonista –ese personaje, me refiero, de trazos tan estrafalarios, por no decir cochambrosos e impresentables, de un tal Galvez (Pedro luis,como dicen que se llamaba)- a la hora de dar rienda a sus ansias de « justicia poetica » (como el mismso la llama) sobre la guerra cil española .

Por qué habra escogido o hecho suyo el punto de vista de una bohemia –y de una sarta de eprzsnajes veeridicos o de pega a penas, inseprarables dd la misma (que retrata prmenorizadamente en otro de sus titulos (3) que el no conocio ni remotamente habra vividdo-, a la hora de enfocar todo lo literariamente que se quiera el tema –siempre en ascuas o en carne viva- de la guerra civil española. ¿Y por que esa, sí precisamente y no otra figura de la bohemia, digamos mas imparcial o menos comprmetida ? (Y es que me da que el reproche le acompanara siempre insistente del por que haber rehabilitado al verdugo - o amigo de los verdugos, tanto monta montaa tanto para el caso...- y no a la vcitma: entre los descendientes proximos o remotos -por pner solo un ejemplo- de Don Pedro Muñoz Seca...)

Por que elevar a la categoria de « heroe » (sic) o a los altares incluso del martirologio (literario) un ajusticiado (en el 40) del bando de los que perdieron, al que abrumarian y confundirian tantos y tan dispares testigos de cargo y de acusaciones (tan gravisimas), ex-recluso, figura del hampa indiscutible ya de antiguo, y al que solo el regimen mas abjecto que la humanidad jamas haya conocido (Jon Miranda) « verbi gratia » la II Republica espanola, y mas tarde la guerra civil, permitiria alcanzar un protagonismo (relativo), fuera de los circulos y circuitos de la bohemia mas pringosa y andrajosa, y de la criminalidad y de la delincuencia en la que desde muy joven habia vivido…

(Aunque pregunta analoga habria habido que hacersela tambien –antes que a él- a Andres Trapiello por su libro « Las armas y las Letras »…)

El personaje de Pedro/Luis/Galvez para Juan Manuel de Prada es –como el titulo de sus novela indica- una « mascara », o una leyenda, mas que otra cosa. No deja de ser no obstante en mi modesta opinion leyenda/negra, de lo mas negras, si y escarnizante…que nos afecta de una manera u otra a todos los espaoles en la mediida que su mera evocacion compromete se quiera o no se quiera el buen nombre y reputacion de la nacion entera, « verbi gratia » de su pasado historico intocable e irreversible –hasta cierto punto al menos- por muy reciente y fresco que aun permanezca en las memorias.

Acusado por testimonios innumeros –con nombres y apellidos conocidos e ilustres algunos de ellos- del asesinato (crapuloso) de Don Pedro Munoz Seca, de la muerte del general Navarro (el de Monte Arruit) y de su hijo caidos en Paracuellos, y de un sin fin de otros crimenes de cuño o marca crapulosa (y alevosa) todos o casi todos ellos, como el asesinato un grupo de monjas madrilenas (del que el autor le lexculpa con gran premura), su (mala) reputacion y su (triste) leyenda les son intimamente asociadas « in aeternum » por mas que sus hagiografos –Juan Manuel de Prada y Andres Trapiello, y digo, entre los mas ilustres de todos ellos- le hayan fabricado de una pieza una leyenda de repuesto. De él y de su maquina de (hacer) sonetos….

¿Pura ficcion, mentira bien contada, literatura hecha vida ? De todo un pco es cierto en « las Mascaras del heroe »,la primera novela –y la mas lograda- de Juan manuel de prada. ¿Memoria ultlrajada ? Ese es una cuestion pendiente aun por ventilar que no me atrevo a dirmir en estas lineas. Digamos en su descargo tambien que no carece –como creo que lo acabo de mostrar enlas paginas que preceden- de atenuantes, o de antecedentes del mayor relieve, si se prefiere….Y sobre todo no asoma en él ese designio manifiesto –e indisfrazable- de fingimiento (a drede) y de manipulacion que hace la lectura de las novelas guerra/civilista de su antiguo mentor (Francisco Umbral) tan insufrible e insoportable a veces….

Y lo que le salve tal vez –no, seguro- en mi fuero interno (salvo meliore judicio desde luego) lo habra sido su tratamiento de la figura de Jose Antonio y de otras figuras historicas con él relacionadas que aparecen en el relato –la de Ramiro Ledesma por ejemplo-, por lo mismo precisamente que le merece critica y reprobacion relativa en cambio de Jose Carlos Mainer : la dimension heroica (sic) que le atribuye al fundador de la Falange, de forma « imprudente » Segun este ultimo –en el prologo aludido mas arriba- los papeles postumos lo reratan mucho mejor a Jose Azntonio de lo que lo hace Juan Mannuel de Prada en su novela, y aun sin mencionarlo esta claro que se refiere sobre todo –como un pliego de acusacion imparable- al escrito joseantoniano de Agosto del 36 « Espana, germanos contra bereberes », en la carcel de Alciannte, implicitamente tildado de racista, me figuro (Sus escritos por lo visto le condenan, que me digan se bastan y sobran a condenar a Jose Antonio , en el regimen de democracia que vivimos y del que Jose Carlos Mainer habra oficiado hasta hoy de pontifice historico/literario –en el tema de la guerra civil y asimilados- de una forma indiscutible, dicho sea entre parentesis …)

Y es que si hay algo que queda claro en la novela de Juan Manuel de Prada es que un heroe –sin mascara esta vez, Jose Antonio de su nombre - persigue o acompaña sin pausa ni respiro las cuitas, y las fatigas –y aventuras mas o menos sordidas- del « heroe » enmascarado (tan impresentable)de la novela ….

Lo que sin duda no carece de rigor historico ni de un fondo de verdad indiscutible, y es el dato historicamente irrebatible que dos fenomenso paralelos y reciprocament homologables por tantos conceptos como lo serian la bohemia por un lado, y por el otro ese otro de unas vanguardias (lterarias) mas o menos pre/fascistas y pasadas por la decadencia servirian a la vez de fuente de inspiracion (y de reclutamiento) y de punto de partida o de reflexion en el nacimien to de una inquietud, una nuveva actitud cara a la « cosa publica », entre un sector de la juventud española de los años de la Republica, lo que plasmaria mejor que nadie la Falange de Jose Antonio, como lo muestra de forma fechaiente el libro « Vanguardistas de camisa azul » -de autora elamana- que habre abordado en este « blog » recientemente.

El retrato que Juan Manuel de Prada traza de Jose Antonio es amen de credible elogioso por mutliples conceptos desd luego ; « mutatis mutandis » cabe decir igual de los trazos y pinceladas fuertes y vigorosas con los que presenta la personallidad –mas brusca y mas ruda, cierto- de Ramiro Ledesma al que concede un final igualmente herocio y mas grandioso si cabe en un plano liteeario….(con el cerebro y los sesos hecho migajas por una descarga de los milicianos a los que habia resistido mientras que se lo llevaban para matarlo; que tuvieron que recoger con pinzas…)

Unas lineas en fin –para concluir- sobre el personaje/ficcion que sirve de narrador a Juan Manuel de Prada : una figura poco credible o verosimil cabe decir, a la medida de la leyenda que el autor forjar pretende en su novela. A costa o al precio de echarle unas costaladas suplementarias de escobmros y de basura a la memoria de la Falange de la sangre (de la primera linea…) Peras al olmo, mucho pedir tal vez, en la España de hoy pura (y autentica) literatura, sin el precio o contrapratida correspondiente en tributo a lo politicamente correcto,y sin lo cual el mercado lliteario –de la edicion, de los premios literarios- es impensable desde luego….

Un autor fracasado que plagia sin escrupulos al heroe enmascarado, que frecuenta el circulo de los proximos y amigos de Jose Antonio –Cesar Ruano, Gimenez Caballero…- y de Jose Antonio mismo, y del que se vale el autor como una especie de « deus ex machina » del relato, al servicio de lo creible o verosimil literario (como dicen los franceses), y tambien del andamiaje indispensable en la forja del personaje central de la novela.

El rojo bueno y el facha malo. Los « chibiris » de la Casa de Campo y los fusilados al final de la guerra de un lado, y del otro, las victimas de las sacas y de las matanzas de Paracuellos….Unos parrafos no obstante, hacia al final –de realismo y crudeza insoslita-, salvan quizas, por encima de todo, la credibilidad historica y literaria de la novela como digo,

Y lo son la evocacion del martirio de los falangistas adolescentes caidos en las luchas callejeras en visperas de la guerra civil (y en tantos casos salvajemente supliciados…) Victimas –se diria- de una indefensison historica…

Juan Manuel de Prada habra pretndido expresar sin duda una vision de/al/reves, « subterranea » –o de bajos fondos- de muchas cosas, situaciones y personajes de la España de entonces en su novela. Con estilo literario desde luego

Lo que no estoy del todo seguro –salvo meliore judicio- es que la suya sea una vision subterranea de verdad: no mas « subterranea » que la mia –tan distinta de la suya-, como quiera que sea…

Y me avala la experiencia...

(1): "Las mascaras del heroe" de Juan Manuel de Prada. Madrid, 1996
(2): "Conversaciones privadas de Hitler", de Hugh Trevor-Roper. Critica, Barcelona, 2004
(3): "Desgarrados y excentricos" de Juan Manuel de Prada. Barcelona, Seix Barral, 2001

lunes, julio 14, 2008

VANGUARDISTAS DE CAMISA AZUL (y 5) Epilogo en clave hispano/atlantica y "luisiada"

(A Isaac Ferreiro, viejo amigo y camarada)

11 de Julio, fiesta nacional del Portugal antiguo, en Bruselas. Verano del 2008. No queria quedarme, lo confieso, de verdad que iba a pasar de largo entre aquel gentio que llenaba la plaza Flagey, del que habra casi hasta hoy sido mi barrio de Bruselas, en un concierto de fado, y de clausura (solemne) tambien de las obras que habran tenido paralizado el lugar durante ocho largos años. Iba ya camino de salir de la plaza como digo, cuando me senti alcanzado de pronto de un certero saetazo por dentro, en lo mas hondo, por culpa del lamento desgarrador que se escapaba de la voz desbordante de octavas y decibelios de la interprete, la joven fadista Mafalda Arnauth –todo un simbolo, su nombre, de un Portugal de lo mas rancio y a la vez cosmopolita de antiguo- toda de negro, en un decorado incomparable de ambiente portugues a la antigua, en la penumbra del estrado, medio a oscuras, rodeada de guitarristas o digamos mas bien de acompañantes instrumentistas, virtuosos y especialistas de todos los instrumentos tipicos del fado –guitarra portuguesa, parecida a la mandolina ; viola/de/fado como la guitarra nuestra solo que mas grande y guitarra/argentina con su tipica simetria…- sobriamente vestidos todos ellos, de chaqueta y corbata (oscuras) por supuesto, tan portugues y tan lusiada ya digo el escenario, que solo faltaban la luz de las velas, las tazas de "vinho verde" y el grito patriotico de « ¡Ca esta Portugal ! » (de rigor en el Estado Novo) y poder asi dar un salto acrobatico en el tunel del tiemp hasta antes del diluvio, hasta el Portugal del 24 de Abril me refiero, el de la vieja/señora….Y faltaban ademas, salvo contadas exceciones entra el gentio,–se me olvidaba el pequeno detalle-los portugueses del barrio en resumidas cuentas, del grupo mas nutrido tal vez de portugueses emigrantes de toda la orografia de la aglomeracion/de/Bruselas , « fatalmente » se diria : dos Españas …a este y al otro lado de la frontera hispano/portugesa…(iEspaña de los cinco/reynos de la edad media y de la Reconquista !.)

Tan conmovido y emocionado ya digo, de aquella voz desgarradora como un chorro o un torrente incontenible que llenaba toda la plaza de golpe de una atmosfera familiar para mi inconfundible, que para que no se me notara la emocion demasiado decidi apartarme un poco sin abandonar el concierto por supuesto, que aguante y escuche impavido y devoto a partir de aquel momento hasta el final, hasta la apoteosis con la que se cerraria, con un publico que aplaudia a rabiar, tan entusiasta que consiguio hasta por tres veces la vuelta al estrado de los interpretes …Era la culminacion como digo de una semana de festejos y de una jornada a la vez marcada por dos commemoraciones colectivas, de los portugeses de Belgica y tambien, curiosa coincidencia, de la Comunidad/flamenca (neerlandofona) en una especie de guiño de la Historia –plasmada en la efemerides que aqui evoco- a un pasado comun a unos y a otros, medieval, un tanto remoto, immortalizado en el recuerdo de la guerra de los Cien Años y cifrado (y descifrado) en la pista borgoñona (o burguiñona)

Por la tarde, una horas antes del con cierto estaba yo charlando con mi hijo, sentados los dos en uno de los bancos nuevos y flamantes de la plaza recien terminada cuando vimos pasar de largo, a toda prisa, un seqsuito muy con currido, rodeados de periodistas y de de policias, y en cabeza, al portuges Barroso, comisario de la UE, todos en direccion del monumento a Fernando Pessoa, que se disponian a inaugurar, en el otro extremo de la plaza. Y digamos que bajo un signo atlantico (y lusiada) mi alma y mi mente, -yo mismo todo entero, o si se prefiere mi lado o fondo atlantico, o « atlantida » y no menos hispano- se pondrian a volar por dentro tras el concierto, hasta el momento éste en que me dispongo a ponerlo todo por escrito, en conclusion o epilogo de mi serie de articulos sobre la vanguardia (pre/fascista) que se habran ido sin querer decantando hacia el tema del estilo o si se prefiere del estilo/decantado –en literatura y en politica como en la vida misma- de aquella version de las vanguardias europeas (pre/fascistas), que aborda en su ensayo la autora alemana. Al calor (y al fragor) de la guerra civil espanola.

La vanguardia en Portugal, como el modernismo (tanto monta monta tanto) se verian asociados aun mas intimamente que en otros sitios –mas incluso que en España- al « fascismo » o pre/fascismo lliterario, en aquellos años que coinciden con el final de la primera guera mundial y la fundacion y consolidacion del Estado Novo, que se verian surcados fugazmente y en sus inicios por la experiencia corta, efimera (en apariencia) y mal conocida del regimen corporativo de Sidonio Pais que habia sacado a su pais de la I guerra muundial (que habia iniciado en el bando de los aliados) Y se ven asociadas sobre todo a nombres emblematicos como el de Fernando Pessoa, por supuesto, del que ya hable, y con él otros tres nombres mas o menos ligados en el recuerdo a la memoria del Estado Novo, y me refiero a Jose Almada Negreiros, a Joaquin(m) Teixeiria de Pascoaes, que firmaba sus escritos « Joaquin(m) » y a Antonio Ferro.

Almada Negreiros, un nombre practicamente olvidado en los años que residi –a la fuerza- en Portugal (de 1982 a 1985), fue uno de los grandes nombres del futurismo portugues, pintor y a la vez poeta y escritor, que legaria un retrato celebre de Fernando Pessoa, y de una brillante carrera artistica y literaria que discurriria en gran parte en los años del estado Novo hasta su muerte cuatro años antes de la revolucion (en 1970), y que se veria caracterizada a la vez de por un cuño annticonvencional, e irreverente incluso, de denuncia de ciertos aspectos de la vida quotidiana y de la sociedad portugesa contempranea suya, y tambien por su contribucion de una manera u otra a la imagen y esfuerzos de propaganda del regiimen del Estado Nuovo.

Joaquin Teixeira de Pascoaes es menos conocido que el anterior y aunque su obra se deba catalogar mas bien dentro de una corriente simbolista y a la vez neo-romantica ofrece tambien ciertos rasgos vanguardistas inconfundibles, en particular sus trazos « oniricos » -de acumulacion de imagenes- que lo emparentan a los surrealistas. Y entre sus poemas destacaria uno de titulo revelador, « Señora de la Noche »…

Poeta de la noche y de la « saudade », e hispanista convicto y sincero, el portugues « Joaquim » fue amigo de Eugenio d’Ors, que le invito a dar conferencias en Barcelona en los años veinte, y fue tambien gran admirador de Unamuno, lo que le acercaria del poeta canario Alonso de Quesada quien se habia solidarizado con el rector de Salamanca duurante su confinamiento en Lanzarote, y que tradujo al castellano unas poemas de Joaquin sobre la Atlantida, en los que sentia el soplo poetico y espiritual de un mundo o un sustrato cultural "atlantico" (y occidental) que el mismo como español/canario compartia. El poeta español Luis Antonio de Villena atribuye a Joaquin la paternidad o el padrinazgo poetico de dos vocablos tipicamente portugueses –el de « saudade » y ese otro aun mas arquetipico de « luar » (« verbi gratia » claro de luna)- propiamente intraducibles al castellano es cierto…

El otro gran nombre del modernismo y de la vanguardia pre/fascista en Portugal lo es sin duda Antonio Ferro, fundador (y editor) de la revista Orpheu en 1915 en la que colaborarian todos los grandes nombres de las letras en lengua portuguesa de aquellos años, y que con la llegada del Estado Novo revelaria un genio indiscutible de propagandista y gran comunicador y pedagogo, a la cabeza de los servicios de informacion y propaganda del nuevo regimen, y de otra de sus instituciones mas emblematica, las Mocedades Portuguesas.

Antonio Ferro era uno de los grandes olvidados del Portugal de despues de Abril –en los años que alli pase- al que no se perdonaba su adhesion al Estado Nuovo, como si se viera rodeado de un tabu aun mas riguroso si cabe a la medida de su valia intelectual y de su relevancia indiscutible en la historia de las letras en lengua portuguesa. Pero su nombre, como un fantasma familiar o duende travieso surcaba de pronto la conversacion en las raras visitas que recibi de portugeses amigos o caritativos en aquellos años, visitadores (diocesanos) de prision –y de la vieja/mentalidad pues- mayormente casi todos ellos…

España, Portugal y entre los dos la muy española y muy atlantica Galicia, o si se prefiere el mundo medieval galaico/astur/leones, como un eslabon (perdido) de la España de los Cinco Reynos : dos nombres (gallegos) de la Falange literaria vienen es cierto a glosar o a concluir a modo de colofon este epilogo hispano/portugues –espanol y luisiada-, el de Eugenio Montes que colaboro en revistas de vanguardia (« ultraistas » sobre todo) desde muy joven tanto en Madrid como en sus tierra gallega y el de Alvaro Cunqueiro que ofrece muestras de una prosa en castellano inconfundible, en narrativa de ficcion como en relatos de viajes, gastronomicos y de cacerias, timbrados de una musicalidad suave y de una dulzura tipicas de su region -heredadas en parte de la llirica gallega contemporanea –de Rosalia de Castro y en parte tambien de la raigambre galaica (o astur/galaico/leonesa para ser exactos) de su obra y de su genealogia. « Le he cerrado los ojos a la cierva porque de quietos preguntaban » escribio en uno de sus relatos cinegeticos el autor de « El hombre que se parecia a Orestes » -lease Orestes por Jose Antonio…-, en unos destellos de genio inimitable.

Unos trazos de estilo o una paletadas "hispano/atlanticas y "lusiadas" que no vienen mas que añadirse al retrato o a un perfil completo como el que nos ofrece la semblanza que plasmar aqui habre pretendio de la Falange literaria (y « vanguardista » en sus origenes) Pero la gran leccion de estilo me la dio el Estado Novo al morir, a mi personalmente, como en directo….Y fue aquel portugues estoico y leal, que ya evoque tantas veces, pequeño de talla, de nariz ganchuda de rara ave tropical y grande -y hasta grandioso- en el fuego de sus ojos vivos (y claros) y en la ironia de sus frases restallantes (como latigazos) y los rugidos de risa que conseguia arrancar del auditorio.

Ocurrio en Fatima un un congreso de laicos/ingtegristas (o si se prefiere « integralistas ») un ano y medio antes « del fin » (al que yo asisti como ya habre contado muchas veces). Y es que aquel portuges tan ardiente y tan patriota tenia estilo, un algo nuevo para mi lo que de el se desprendia en cierto modo, es cierto: un tanto diferente al nuestro aquel estilo aquella forma de perorar, quiero decir, -a los paradigmas y modelos que habran mayormente circulado siempre entre epañoles… ; tan desgarrado tan emotivo, tan sentimental y tan tipicamente portugues en definitiva.

Lo mismo que la joven aquella –llena de vida y de fuego artistico, y a la vez tipicamente lisboeta- que en un escenario tan riguroso como aquel de santuario/mariano, y de canticos, plegarias y peregrinos, consiguio improvisar de pronto ella sola (casi) un festival de danza y musica folkloricas como un acto castrense en homenaje a su propio ejercito envuelto en una guerra colonial por aquel entonces…El Estado Novo su Imperio colonial enorme aun perfectamente enhiesto y en visperas de derumbe se hundio do digamos mas bien que se desplomo victima de una pupalada (trapera) por la espalda, pero al caer no dejo de despedir destellos de lo mas potentes, de estilo propio ya digo.

Gestos –y fastos- luisadas que ahi quedan como supendidos en el cielo (de la memoria colectiva) Del heroe anonimo aquel –¿el portugues estoico tal vez del que antes hable ?, siempre lo pense…- que se inmolo por el fuego en la plaza publica en Lisboa al estallar la Revolucion, el 25 de Abril del 74, envuelto en la bandera portuguesa (antigua) O de uno de los grandes nombres de lo que se podria denominar « la derecha militar » -los unicos que guardarian aun a seguir al 25 de Abril una cierta credibilidad fuera del campo de la izquierda y de un centro/izquierda mas o menos comprometidos con el marxismo-, el mayor Alpoim Galvao, que protagonizo justo por enntonces –cuando mi primer viaje a Fatima, en noviembre del 72- un raid aereo de gran estilo en solitario, quinientos kilometros selva adentro contra el palacio presidencial de Seku Ture, en Guinea Conakri, gran instigador de la agresion contra las colonias portuguesas y por ende responsable numero uno del estallido de la guerra colonial en la proganda del Estado Nuovo, quien se salvo por lo pelos, ausente en el intante preciso aquel ; y tras lo cual el general Spinola, comanditario supremo de la operacion desde su puesto de comandante en jefe de las tropas portuguesas mobilizadas en Guinea-Bissau, se pondria a buscar por su cuenta y riesgo un « futuro » -« verbi gratia » una solucion politica, un cambio de regimen- a Portugal, y a la guerra colonial….

Portugal, una nota, un sello una huella irremplazable e inimitable de estilo hispanico plasmada en su literatura, en su literatura, en su floklofre, tal y como se veria decantado (o « requintado ») a lo largo de su siglos de Historia de estado independiente y « pari passu » de vecindad o cohabitacion peninsular pacifica casi inninterrumpida, ya desde la fase final de la Reconquista, y del trancurso de su expansion colonial (hasta el 25 de Abril del 74), se escriba o se diga lo que se diga. Y que va y viene en mi mente y en espiritu de forma intermitente con fuerza impetuosa a veces como en el concierto de fado que aqui evoco…

Y es que un gran nombre de mujer sobre todo, una gran figura del fado y de Portugal de antes del 25 de Abril se destacaba de telon de fondo o por encima de del escenario aquel de festival veraniego del pasado sabado y era el de Amalia Rodrigues, icono y egeria a la vez del Estado Novo asociada –por obra y gracia de algunos de sus fados mas populares y mas celebres en España- a los recuerdos de mi infancia y a quien la joven fadista del sabado entendia prestar con su actuacion publico homenaje.

Fallecida en visperas del milenio –en octubre del 99- en una gran manifestacion de duelo nacional de todos los portugeses unidos todos sin distincion de ideologia en torno a sus restos, Amalia Rodrigues –Amalia de Fatima- habra sellado con su muerte la reconciliacion de un pais encismado –y que llego a estar, en el « verano caliente » del 75, al borde de la guerra civil. A la portuguesa, a su estilo y a su manera. Desgarrada y patetica…

Y es que el concierto de fado habra despertado en el fondo en mi –recien ahora que me acabo dando cuenta- la saudade al borde del llanto de un mundo desaparecido -de formas, de y de estilos, de moldes de patrones y de matrices comunes a españoles y portugeses y que se remontan a los tiempos de los Paises Bajos españoles cierto implicitamente evocados en pasado sabado, de cuando los espanoles y portugueses volvieron a estar unidos….

Gracias al Duque de Alba –¡honor gloria y y reparacion a su nombre insigne por lo siglos de los siglos !- que los reunio a la Corona de España tras la muerte y desaparicion del rey Don Sebastian en la batalla de Alcazarquivir- sin derramar ni una gota de sangre…

Y de donde solo se vinieron a despegar –o a desgajarse- por los manejos e intrigas de los enemigos del Imperio español –de Richelieu en particular, de Inglaterra y de los insurrectos holandeses protestantes- en el contexto de la guerra de los Treinta Anos.

Una bandera tambien –en esa danza de espectros o de fantasmas al compas de la saudade- en el concierto de fado del pasado sabado, es cierto : la cruz de San Andres, la bandera del Imperio español mas alla de los Pirineos, que enarbolaban los tercios espanoles en Rocroi, tumba del Imperio.

Y un nombre aun, el de Francisco de Melo, al mando en aquella celebre batalla : noble portugues y capitan general de los tercios de Flandes…¡Evocacion de España y Portugal en Belgica hoy, nostalgia -y saudade (al borde del llanto)- de un (viejo) estilo, imperial e hispano!

(Y un enfoque propio -para terminar- el de estas lineas, historico/literario, y en clave hispano/atlantica y "luisiada"...)

jueves, julio 10, 2008

VANGUARDISTAS DE CAMISA AZUL (4): Felipe Ximenez de Sandoval, un estilo depurado en la guerra civil española

De los cuatro autores que Mechtild Albert aborda en « Vanguardistas de camisa azul », sí puedo decir de uno de ellos –Felipe Ximénez de Sandoval- que le conoci personalmente. Fue a principios de los setenta, en la sede que tenia Fuerza Nueva en el barrio de Salamanca en Madrid, que yo frecuente entonces tras mi paso por el FES, con cierta asiduidad durante algun tiempo, pero sin llegar nunca a un grado de miltancia, ni de adhesion completa. Le recuerdo no muy alto de estatura, llevaba gafas creo, y en conjunto se conservaba bastante bien a pesar de la edad (que era de la misma edad de Jose Antonio y debia andar pues ya cerca de los setenta años)

De las palabras que nos dirigió a los que le rodeábamos, en los breves instantes que duró el encuentro, en los pasillos, retuve hasta hoy su evocacióín del tiempo que habia estado embarcado en el crucero Canarias –gemelo del Baleares- durante la guerra del 36, y tambien su mencion honorifica, entusiasta casi más que elogiosa, de los alemanes de la legion Condor que habia tenido ocasion entonces de tratar y con los que habia cordialmente confraternizado "Excelentes camaradas" (fue lo que recuerdo –perfectamente- de lo que le oi –de mis propios oidos- sobre « el tema », no más que eso)

Felipe Ximenez de Sandoval, madriileño (« gato », como yo se lo llamaba él mismo), había sido compañero de Jose Antonio en la universidad, estudiantes de derecho uno y otro. Su vanguardismo como el de todos los autores abordados en el ensayo que comentamos, era un tanto « sui generis » a fuer de español diria yo, y en su caso se podria hablar de una vanguardia que rebosaba de vida, de ganas de vivir y de amor y entusiasmo por las cosas y las formas vivas, lo que desentonaba un tanto de entrada de esa impresion de « moribundia » (expresion « ramoniana »), tan tipica de unas vanguardias europeas nacidas al socaire de la muerte (y de la guerra) y embrujadas o hipnotizadas por formas muertas (o caducas) –o con olor a muerto de varios días…- lo que se cumpliria a raja tabla en todos ellos e ilustraria de una forma emblemática el ejemplo surrealista. La problemática que subyace en la obra escrita de Felipe Ximenez de Sandoval en las novelas incluso de su primera epoca, lo mismo que sus preocupación, su interés por la estética, tan marcados no pierden nunca su fondo o lado humano inconfundible y escapan pues en cierto modo a la deshumanzacion típica de las vanguardia que denunciaria (a su manera, sibilina…) en su celebre ensayo, José Ortega.

Su titulo, de una fase temprana « Tres mujeres más Equis » por ejemplo, muestra gran fescura, originalidad y humanidad tambien como digo en el abordaje del tema del amor humano (en un joven adolescente) e igualmente de otro, contiguo o adyacente, de gran importancia en la genealogia conceptual (e ideológica) que daria nacimiento a la Falange y que la autora alemana describe como del « sueño despierto » « Nadie nos puede impedir el derecho de soñar », la frase célebre de Lenin, santo/patrono de las vanguardias europeas (o de algunas de ellas al menos) da el tono de la epoca y de las corrientes artitisticas y literarias que la surcarian. Felipe Ximénez de Sandoval –es tal vez lo más claro que se desprende, de la presentación detallada que de él y de su obra lleva a cabo en su ensayo la autora alemana- era un gran soñador, y sus sueños se verian (en parte) proyectados y realizados tambien en el seno de la Falange. Un sueño de integracion, de catharsis y de reconciliacion social entre las clases en resumidas cuentas.

Felipe Ximénez de Sandoval –su apellido ya de por si lo denota- procedia de un medio familiar socialmente acomodado y el medio estudiante ganado a los ideales de la Falange que describe en su novela « Camisa azul », el otro de sus titulos que la autora alemana trata a continuacion en su ensayo , adolecia si se puede hablar asi de un sello social (de clase) que aquella no deja de hacer blanco de sus observaciones y de sus criticas: de unas clases sociales “de derechas” que la llegada de la II República –o de « la irrupcion de la modernidad » por servirnos de sus propias palabras- fragilizaría y les infligiría un proceso traumático y doloroso de descenso social y desclasamiento (y de vejámenes y humillacion por supuesto)

El ideal integrador de unidad –entre las clases, los hombres, los pueblos y las tierras de España- le parece a la autora a penas un reflejo defensivo, a/la/defensiva, de los estratos sociales amenazados por la modernidad que habia importado con sus reformas la Republica. El mensaje a fuer de repetido resulta obsoleto (en los oídos de algunos por lo menos) Y es que lo que siempre se omite cuidadosamente en ese tipo de de diatribas (antifalangistas o antifascistas) es el precio tan caro que aquel estamento, bien cinrcunscrito y delimitado cierto, aquel coto/social de « privilegiados » que formaban el estamento universitario en España en los años de la II Republica y en particular el de los estudiantes universitarios de la Universitaria madrileña (flamante aún entonces y nuevecita…) pagarian -al contado- en lo primeros meses de la guerra civil española, en el Madrid de zona roja tras el fracasos tragico (y en cierto modo inexplicable) del Alzamiento en la capital de España, en las matanzas de Noviembre del 36 -y ya en las sacas del mes de agosto- entre otros sitios en Paracuellos: que es el fondo –indesmentible- de acoso y de persecucion que Felipe Ximénez de Sandoval bien describe, igualmente presente ademas en otra novela emblematica sobre el tema, -en concreto sobre la violencia callejera en visperas de la guerra civil- de Rafael Garcia Serrrano, « Eugenio o la proclamacion de la primavera » »….

Ese ideal de integracion y en el fondo de « catharsis » y de reconciliación que encarnó la Falange (primera) -se quiera reconocer o no se quiera-, es objeto en el ensayo que comentamos de no poca burla (rayana en el escarnio) de su autora, lo que no es obice no obstante que la juventud española una parte de ella al menos fue el crisol que sirvio de aglutinante y de fusion entre las clases sociales sometidas entonces a la amenaza y desafío de una crisis económica con raíces propias arraigadas entre españoles y a la vez compartidas de los otros paises en el contexto de crisis enconomica a nivel planetario (de gran depresion ) y de su colorario inevitable de la lucha de clases.

Y es precisamente lo que distinguio al nacional/sindicalismo, a la Falange de Jose Antonio de otros movimientos que se disputaban la juventud de entonces (a izquierdas como a derechas) Los demás contaban todos con sus secciones juveniles o con sus propias « juventudes » (de jovenes/viejos) -y el caso mas tipico y representativo lo ofrecen tal vez la juventudes/socialistas/unificadas (JSU) que dirigia el joven/viejo (ya entonces) Santiago Carrillo, enlace y correveidile (con otros más jovenes aún) de unos mentores mayores o mas viejos (y más astutos) que ellos, pero sólo la Falange -y el jonsismo, en los origines de aquella- fue propiamente hablando « un movimiento de jóvenes »….Y en todos los autores citados en el ensayo pero más aún si cabe en Felipe Ximenez de Sandoval, despunta ese cuño, esa impronta joven, de hombre de su tiempo, sumamente representativo de aquel solivianto juvenil que fue un signo de la epoca.

Otro tema que Felipe Ximenez Sandoval aborda con gran originalidad en esa obra de juventud es el de la locura. Una locura de mujer, teñida e impregnada de imágenes y de lenguaje surrealistas. « Tengo miedo », dice su personaje femenino « ¿De que, vida mia ?», le pregunta el protagonista. « De que pueda metérseme una estrella por el descote. Las estrellas son húmedas y blandas como sapos. Parecen esponjas hinchadas del agualuna de los arroyos »….«Quien no ha sufrido que es lo que sabe » dice el texto biblico, y Felipe Ximenez de Sandoval como muchos grandes escritores y poetas rezuma en sus textos mucho sufrimiento, mucha crisis interior (superada o en vias de superacion) –propia o compartida…- desde los primeros titulos de su obra hasta otros de una fase de madurez, de signo inequivoco joseantoniano, falangista.

Las escenas del jardin del manicomio en « Tres mujeres más Equis » hacen desde luego irremediablemente pensar en los cuadros (muy bellos) del belga Paul Delvaux -otro vanguardista « pre/fascista »…-, en sus estaciones de tren, en sus plazas, en sus calles espectralmente vacías, surcadas de rostros, de cuerpos (y de desnudos) de muchas mujeres, o más bien de las mil sombras o fantasmas (luminosos, transparentes) de una sola mujer, siempre la misma… ; en sus amaneceres o mejor dicho en sus claros de luna, de un cielo a punto ya de amanecer, rompiendo/albores, bañándolo todo de una atmosfera irreal, « lunática » (y femenina)…¡Fantasma de la locura omnipresente en la obra (y en la vida) de grandes autores! Lo que inevitablemente les confiere una aureola heroica, de persecucion y de acoso a la vez, inevitablemente.

Pero el gran tema de Felipe Ximenez de Sandoval –como lo pone acertadamente la autora alemana de manifiesto- lo es sin duda el del estilo. Un estilo que triunfa calladamente en la obra (y en la vida) de otro de los autores abordados, Tomas Borrás, como ya tuve ocasion de ponerlo de manifiesto en articulo anterior, pero que en el autor de “Camisa azul” y de la “Biografia apasionada” pasa a un primer plano de una forma explícita, directamente enfocado y estudiado. El hombre es el estilo, el estilo es el hombre. Y esa fue la gran preocupacion, el móvil (o leitmotiv) mayor tal vez de Jose Antonio y de los jóvenes que le seguirían. Estilo como forma de ser y tambiien como valor literario y categoría retórica.

Y el estilo falangista –laconico militar, « rígido » lo llama la autora, de una rigidez "fascista"- fue en cierto modo el de su epoca, marcado del sello de un fenómeno de militarización (progresiva), panacea de aquellos años de entre dos guerras (mundiales o europeas) que fue invadiéndolo todo y ganándose a todos tambien, a izquierdas como a derechas. Un estilo (falangista y militar a la vez…) que fue sobre todo –en su origen- el de José Antonio. De su persona, de su forma de ser, de su carácter, de su temperamernto, de sus ademanes, de su aspecto físico; e igualmente de su oratoria y tambien de sus escritos, de sus articulos como de sus (cortos) ensayos que le merecieron el apodo ligeramente ironico del « Ensayista », entre sus rivales -que no enemigos- de la derecha monárquica (entre ellos, Eugenio Vegas)….

Un estilo jose/antoniano que se veria plasmado en la retorica y en la fraseologia (poetica) del movimiento falangista y sobre todo en los versos de su himno del Cara al Sol ; que habia heredado tambien no poco « nota bene » del jonsismo primero de la Conquista del Estado, como lo reconocería el propio Jose Antonio en aquella evocacion elogiosa de sus camaradas de la Conquista del Estado, “que habian cantado aguerrridos (los primeros) la gentil primavera de las Españas”….Y la silueta y la impronta rebosantes de personalidad y de estilo propio -más, mucho más de lo que trasluce en su prosa, tan profunda y clarividente como farragosa y ahogadiza a veces …- de Ramiro Ledesma, acompañaria tambien –se diga lo que diga o se haya escrito sobre el tema- a la Falange de Jose Antonio… » « Tenemos que sentar magisterio con el refinamiento de nuestras costumbres » había escrito Joé Antonio en un artículo de la fase más temprana de su vida pública. Y en su escrito póstumo –de la carcel de Alicante (verano del 36), “Carnet de notas de un estudiante europeo”, vuelve sobre un tema que le era tan caro: del magisterio ineludible de las clases altas o de las élites dirigentes. En materia escritura (o en literatura) como en la vida de todos los días.

Y el inevitable Francisco Umbral haría tambien de ello, de esa preocupacion por el estilo –como un eco o una herencia de seguro del ambiente heroico, de signo indubitablemente falangista, que habia respirado en su infancia y primera juventud vallisoletanas- preocupacion (obsesiva, fanática) y leitmotiv mayor de su obra y de su carrera (literaria y periodistica) y tambien de argumento supremo en defensa propia, cuando se equiparaba –como tanto gusto siempre-, frente a las criticas adversas, con ciertas figuras insignes de la historia de nuestra literatura, como Quevedo, Larra o Valle Inclán que él consideraba escritores “de estilo”, y por definicion minoritarios, frente a otros como Cervantes o Benito Pérez Galdos- que le parecian mucho mas pobres de estilo y a la vez mucho mas difundidos, universales (y mayoritarios)…y por ende mucho más cercanos al pueblo llano que él veía carente (de siempre) de un estilo cualquiera…

Pero el estilo –y vuelvo a los mismo- era para Jose Antonio una forma de ser ante todo. Un estilo heroico -« fascista » en la terminologia de la autora alemana- que se ve plasmada en tres signos de la más fuerte carga simbólica, que ostenta el protagonista: la camisa azul, el grito (legionario) de ¡Viva la Muerte ! y el canto del Cara al Sol, a imagen y semejanza de otra trilogia italiana, propiamente fascista; el grito de « ¡A noi ! » -equivalente grosso modo en español del grito de ¡A mi la Legion¡-, de la camisa negra y del himno de Giovinezza (Primavera de Belleza)….Y lo que aquella ve caracterizado sobre todo por la notas de la impasibilidad, de la insensiblidad y de la serenidad, de un cuño clásico inconfundible –de los estoicos de la antiguedad latina- de lo que habia dado muestras Jose Antonio durante sus proceso delante del tribunal popular en Alicante.

Algo que la autora alemana interpreta conforme a una dicotomía –omnipresentes en la obra de Federico Nietzsche- representada en un doble paradigma : lo apolineo y de lo dionisiaco, o en otros terminos más modernos, lo clasico y de lo romantico. Un ideal estético como el que acertaria a plasmar la Falange de José Antonio que era una mezcla de valores e ideales poéticos y literarios y a la vez arquitectónicos (estos ultimos mucho más clásicos, o « apolíneos ») Aunque en el caso de la Falange, la autora no dejará de ver la huella tambien de lo barroco, en ese sello « filipense » que simbolizaria de forma indeleble –en unas ceremonias y escenografía de lo más grandiosas- el traslado al monasterio del Escorial de los restos del Ausente desde Alicante al finalizar la guerra.

Según la autora alemana, el estilo de la Falange heredaba no poco como digo de la rigidez y del teatralismo fascista. Y algo de aquello empaparía sin duda la educación y la sensibilidad estética y aríistica de los españoles desde entonces, incluso en la prosa y en el fárrago de su vida de todos los dias. Y a la mente me viene el reproche que oi de un compatriota, alto funcionario de la EU destinado en Bruselas entonces, en el 2000, cuando protagonicé varios actos de protesta anti-ETA en las concentraciones pacifistas –organizadas por funcionarios espanoles de la UE- en el « rond point » Schuman, en el barrio de las intituciones europeas, -antes de que me detuvieran delante del Palacio Real, el día de la llegada del rey/borbón-, y con quien me encontré al cabo del tiempo después de recobrar (de nuevo) la libertad, y que me acabó reprochando –a mi gran sorpresa- la falta/de/estilo (sic) de mis actos de protestas, por lo vociferante o vocinglero que le parecerian sin duda alguna, sin aquella nota de impasiblidad y mesura –y flegma y sangre fria- que tanto predicó la Falange al principio es cierto, heredada de los clasicos (entre otros).

Y me sorprendido ya digo viniendo de quien venia, de un destacado representante –por muy del PP que fuera o que procediera…- de un sector politicamente/correcto en la España de hoy sin discusion alguna, porque no creo que lo que quisiera echarme en cara con aquel reproche fuera la falta de « talante »; que todavia faltaban unos años para el 11 de marzo y lo que se seguiria…Moraleja de la anecdota : al talante (democratico) le siguen prefiriendo el viejo/estilo (un poco hierático, como de de estatua en carton/piedra) muchos, incluso de entre los democratas/de/toda/la/vida…

El viejo estilo –que me diga el nuevo estilo que infundiria la Falange- no fue o siguió siendo tan impasible y mesurado o ponderado siempre, no obstante…Y si lo fue asi al principio se veria despues indiscutiblemente sometido a mutaciones profundas e importantes, y desde luego ganaria mucho en desgarramiento, en pasion y en tremedismo y en truculencia…. al calor de la experiencia de la muerte y de la guerra. Y está claro que una estetica de la guerra, acaba triunfando (omnipresente) en la novela “Camisa azul de Felipe Ximenez de Sandoval como bien lo señala la autora.

« La guerra –dice un viejo aforismo de origen incierto- es el sol negro que hace madurar a los hombres » y al autor que nos ocupa le ocurrió asi sin duda ninguna, en su estilo de vida y de escritura, tras la experiencia crucial de la guerra civil española, en la que participo en el frente, –al con trario de los otros nombres que en el ensayo se abordan –de simple combatiente….Y a imagen y semejanza de su autor, Víctor, el hroe de la novela, acaba alistandose en la Legión « nota bene », en donde imperaba un espíritu parecido o análogo si se quiere , pero no del todo igual al que habia transmitido la Falange. El grito –impregnado de estilo, cierto- de ¡Viva la Muerte! por ejemplo, no era completamente acorde con el ideario falangista…Y sin embargo, el protagonista –y sin duda el autor tambien- lo acabaría haciendo suyo, sn renegar de nada, sin dejar de seguir sintiendose falangista…

La guerra, las escenas -de gran realismo- de la guerra civil son unos de los momentos fuertes de la novela “Camisa azul”. Y sobre todo, las escenas –de un realismo insuperable en la literatura española sobre el tema (incluso en ese maestro de verismo, de realismo y de memoria ocular que es Francisco Umbral) del cuerpo/a/cuerpo en la linea de frente y en las trincheras, « de las arañas (sic) de manos crispadas de los muertos y de los agonizantes » con los que algunos al querer avanzar enganchan sus tobillos, o de las bayonetas que se tranformaban (sic) « en picos de aves carniceras sedientas de sangre, hambrientas de visceras »….en los que el horror innombrable e indescriptible se ve en cierto modo vencido o superado por la distancia y el eufemismo estetico que le ofrece al autor el repertorio inagotable de imágenes y de metaforas propias a la retorica vanguardista.

Poesia que promete, en la Falange de Jose Antonio y en el autor que nos ocupa a la vez, gran nombre de la Falange literaria, protipo y arquetipo a la vez de una narrativa vanguardista y al mismo tiempo falangista (o “fascista” en el vocabulario de la autora): a imagen y semejanza de un “movimiento poético” (José Antonio) que concebía la politica –acorde al espiritu del tiempo y de otros movimientos de signo « totalitarios » de su época- como actividad artistica, y el Estado –y « pari passu » el hombre/nuevo a construir- como la obra de arte suprema… Poesía que promete, paralela pues a un Arte (con mayúsculas) al servicio de la reconstruccccion : de un Madrid, de una España entera (casi) convertidos en un montón de ruinas….Una retórica de combate pues frente a “la poesia que destruye”, y al furor destructor (e iconoclasta) de la guerra en « un esfuerzo de guerra en donde la Falange se ve a ella misma como una piqueta implacable destructora de lo viejo y de lo malo »...

El estilo falangista se veria para siempre impregnado –se quiera o no reconocer- de la experiencia de la guerra civil, y ello, lejos de ahuyentarnos o de que se deba ver soslayado como minimo cual riguroso tabú, nos ofrece motivos de inspiración de cara a un futuro siempre incierto y preñado de amenazas hoy como hace sesenta años. El estilo falangista, el estilo de la España de la posguerra ganaria en mi modesta opionion muchisimo, en lo que heredó (hasta hoy) de la guerra del 36.

Y una ilustracion immejorable lo ofrece el rito, macabro a primera vista, de gran profundidad y solemnidad en el fondo, plasmado en una de las escenas de « Camisa azul » que la autora alemana no se priva de citar, y en la que Victor, falangista, obliga a una vieja mujer (« proletaria ») a besar la sangre de su camarada, muerto y humillado.

« ¡Bien muerto que está, era un canalla fascista ! » A lo que Victor reacciona agarrándola con fuerza del brazo y arrastrándola hasta el cadaver donde la obliga « con la presion feroz de sus dedos » a hincarse de rodillas y a doblar la cerviz hasta rozar el cadáver.

« ¡Besa la sangre ! », a lo que la otra acaba obedeciendo sumisa. Tras lo cual, Victor se signa (tres veces) con los dedos empapados en la sangre del camarada muerto. Y mientras, la vieja se va alejando entre maldiciones y gestos obscenos.

Estilo (por los siglos de los siglos)

martes, julio 08, 2008

VANGUARDISTAS DE CAMISA AZUL (3): la seduccion entre intelectuales/apoliticos de la Falange (primera)

¿El fascismo, un viento (sólo) de belleza ? Digamos que el viento –de guerra- venia ya de un poco antes : de la I Guerra Mundial y de los conflictos mas o menos regionales o localizados que la precederian, y el que enfrento a Italia y la Turquia en torno al control y posesion de la plaza de Tripoli (en Libia, Cirenaica antigua) dio lugar a una batalla naval –el 1 de octobre de 1911- que cantaria en un poema celebre Filippo Tomasso Marinetti, fundador del futurismo, una de las corrientes principales de la vanguadia literaria de inicios del siglo XX y asociado con gran destaque a los balbuceos del nacional/sinndicalismo espanol, y en concreto a la campaña pro/fascista, politica a la vez que literaria, que llevo a cabo Ernesto Gimenez Caballero desde las paginas de la revista que el mismo habia fundado, « la Gaceta literaria », y que dio inicio con su « carta a un compañero de la joven España » publicada en su revista, en Febrero del 29 (durante la Dictadura de Primo de Rivera), e inspirada en el libro « En torno al casticismo de España » -traducido y prologado por el mismo GC- de otra de las grandes figuras del fascismo literario, Curzio Malaparte.

La vanguardias fueron europeas « lato sensu », de la Europa del Norte sobre todo, y seria en Alemania donde mas auge tendrian en una explosion de tendencias y corrientes –en Literatura y en las artes plasticas- que germinarian durante la gran guerra y harian eclosion en Alemania sobre todo con la derrota. La semilla –esencialmente germanica, ya digo, alemana y anglosajona- prendio tambien en los paises y regiones ocupados por el ejercito aleman durante el conflicto y asi en Belgica flamenca las corrientes vanguardistas contaron con una figura de gran destaque en la persona de Paul van Ostaijen, poeta en lengua neerlandesa, muerto de tuberculosis aun muy joven, estrechamente asociado a sectores del nacionalismo flamenco (una especie de coco de la otra mitad de Belgica, de expresion francofona)-que se veria directamente involucrado en las campañas culturales de germanizacion que llevaron a cabo las autoridades prusianas durante la ocupacion-, y quien habia contribuido a peturbar con otros jovenes univrsitarios flamencos, de sus gritos de protesta y de sus consignas, un acto publico del Primado de Belgica entonces, el muy afrancesado y francofilo Cardenal Mercier, en una visita que hizo hacia al final de la guerra a Amberes, en Belgica ocupada, y que le valdria al joven poeta condena, exilio (en Alemania) y persecucion en la immediata posguerra.

Van Ostaijen, un nombre con el que me tope en una de mis incipientes lecturas en neerlandais en mis primeros tiempos de residencia en Belgica –expresion mas bien sombria en las fotos que de el se conservan, y un rostro poco nordico, lleno de sombras (hispanicas yo diria)- dejaria un bello poema « A la caida de la tarde » (« Valavond ») en donde canta al « sol de oro de California » que va reunir -en su viaje terrestre- sus ultimas fuerzas para « el ultimo viaje » de ese dia, (« de laatste van die dag ter aardevaart ») reflejado en el cristal del portal de uno de aquellos viejos tranvias del casco urbano de Amberes de principios del siglo veinte, a la caida de la tarde ; en el que se me antoja que hay poco de nostalgia nordica y si un mucho de nostalgia hispanica, de un sol de oro (como el de California) que se habia puesto en Flandes hacia ya doscientos años….

Su obra corta entre vanguardista, modernnista y tradicional y su muerte sobre todo, muy joven, ya digo, contagiado de una tuberculosis galopante que se lo llevo a la tumba a una velocidad supersonica depues de haber sido puesto en cuarentena en una especie de hostal a las afueras de un pueblecito de la provincia de Amberes en pleno campo, aparece cargada de simbolismo, de una Belgica flamenca (e hispanica) a la vez que –entre el Norte y el Sur, entre una cultura latina fagocitada desde hace ya un rato por la lengua francesa y el mundo nordico y germannico- no consiguio (aun) encontrar su camino y su norte (o su meridiano como se quiera), y ofrece a su vez el retrato tipico o arquetipico de la figura del literato vanguardista y a la vez –como diria la autora del libro que nos ocupa- « pre/fascista ».

Dos conceptos en mi modesta opinion -vanguardias y « fascismo » (lato senso) - que en el caso español aparecen intimamente asociados, hasta el punto que se siente de lo mas claro la dificultad y el malestar indefinible que les inflige a muchos autores el abordaje de la version espaola del fenomeno vanguardista, tal y como se ve plasmado en manuales y obras que tratan del tema en la historiografia contemporanea (de la literatura) De una manera, es cierto, que parece como si se vieran obligados a llenar un vacio o un hoyo, de la forma que sea y con nombres cualesquiera, lo que se traduce en una busqueda a toda costa de trazos caracteristicos (vanguardistas) en los nombres de mayor relieve de la Literautra espanola de la epoca…pero solamente entre aquellos (nota bene) aceptables dentro de los canones hoy en vigor de lo politicamente/correcto. Y asi, en una pagina española de las historias de la vanguardia de las que hoy por hoy se estudian en escuelas (literarias) y universidades de este lado (norte) de los Pirineos se silenciaran cuidadosamente ciertos nombres y corrientes de los mas caracteristicos –« grosso modo » todos aquellos que de una forma directa o indirecta aborda el libro « Vanguardistas d camisa azul » que aqui estamos comentando- y se sacaran siempre en cambio a relucir nombres insoslayables en los anales de las Armas y de las Letras de la guerra civil española, del lado por cierto de los que la perdieron.

Y ni se menciona siquiera el nombre –no menos insoslayable e indisociable del fenomeno vanguardista en lengua española, se quiera o no se quiera- de Ramon Gomez de la Serna, por (leso) delito/de/fascismo o de lesa adhesion al Regimen desde el exilio, ni un nombre siquiera tampoco en toda la constelacion de figuras de igual o un poco menor nombradia que la suya que consiguio catalizar a su alrededor en sus tertulias del cafe Pombo, desde principios de siglo. Y si en cambio, se insiste sobre los trazos vanguardistas de tal o tal nombre de los que no faltan nunca en un manual de literatura española contemporanea editado en le extranjero en estos ultimos sesenta años, y entre ellos, ya digo, de preferencia los que mas protagonismo (beligerante) –del lado de los rojo/republicano por cierto- alcanzaron durante la guerra del 36.

Y pienso en particular en Rafael Alberti al que no se puede propiamente calificar de un escritor o poeta « vanguardista » y si en cambio de pre/fascista en muchos conceptos –por mucho que al final acabara en el bando opuesto- ; o en don/Antonio/Machado que ofrece un claro trazo de desdoblamiento de personalidad (en Juan de Mairena y otros seudonimos que utilizaria) cierto, pero del que se desconoce o se silencia deliberadamente, por ejemplo, que en sus escritos beligerantes –y de propaganda de guerra « stricto sensu »- destinados a los combatientes en las trincheras de la zona roja se libraria a unas elucubraciones inspiradas en el « Sein und Zeit » de Herman Heiddeger, en algunos de sus parrafos incluso mas enigmaticos y a la vez mas radicales y mas violentos (sobre la Muerte con mayusculas), que se pueden califcar sin el menor rebozo de propiamente fascistas (o nazi/fascistas)….

Algo parecido cabria « mutatis mutandis » decir del portugues Fernando Pessoa quien tambien muestra ese trazo pretendidamente de vanguardia –aun mas que don /Antonio/ Machado- en unos cuantos seudonimos que utilizaria a lo largo de su obra y su trayectoria y con los que dialogaba incluso (y polemizaba...) –Alvaro de Camposs, Ricardo Reis, Alblerto Caeiro…- y que no se veria menos asociado al Estado Novo (salazarista) en el que vivio -que le sobreviviria ademas…- y en el que publico sin mayores problemas (de censura); y si tuvo alguno lo fue por delito/de/fascismo precisamente, por culpa de ciertos escritos, de cartas abiertas en las que mostraba clara preferencia y partidismo en favor de las corrientes neofascistas o « nacional/.sindicalistas » (portuguesas) emanadas del propio Estado Novo pero al que alcanzaban a superar en radicalismo (pro/fascista)

Gran amigo Pessoa, como de todos es sabido que lo fue, de Antonio Ferro, personalidad clave del Regimen corporativo (y fundador de las Mocedades Portuguesas) Y sintomatico y relevador lo es sobre todo uno de sus titulos, « Messagem », unico de sus libros publicado antes de morir–en el año de gracia de 1934…- en forma de poema epico, rezumante de un « pathos » nacionalista indiscutible (todo menos democratico, y no poco anti-espanol por cierto...) y que es un canto exaltado a la nacion portuguesa, al rey don Sebastian –« el Encubierto »- y donde libra sus visiones poeticas de la gloria futura de Portugal y del Quinto Imperio » (…) que yo vi de cerca esgrimidas –de ojos absortos- en la propaganda del regimen (izquierdista) surgido del 25 de Abril, en los discursos sin ir mas lejos del presidente de la republica entonces –cuando yo estuve preso alli…- Ramalho Eanes, sin el menor complejo (ni miedo ninguno de que le trataran de fascista) …

La autora de « Vanguardistas de camisa azul » se ocupa en su libro de una pequeña plantilla de nombres que ella considera representativa de lo que da en llamar una « vanguardia reaccionaria » (o pre/fascista) y entre ellos figuran los de Samuel Ros y Antonio de Obregon, dos autores que habria que adscribir dentro del tipo de escritores/apoliticos que acabaron en la Falange, pero que al contrario de lo que seria el caso con Tomas Borras, y otros autores que la autora alemana aborda tambien en sus obra –Ernesto Gimenez Caballero, Felipe Ximenez de Sandoval, Rafael Garcia Serrano…- admiten una disociacion casi completa entre obra literaria y adscripcion ideologica o militancia politica. Y como tal, por parajodico que parezca ofrecen mucho mejor ilustracion, en mi modesta opinion, del influjo y seduccion que ejercio la Falange sobre la intelectualidad y el mundo artistico en la España aquella de los años de la Republica.

Samuel Ros, que evoca tambien el otro libro sobre « el tema » que en esta serie de articulos habre traido a colacion,« la Corte literaria de Jose Antonio », era ya un autor conocido cuando empezo a participar en las tertulias de la Ballena Alegre. Su libro « El hombre de los medios abrazos » (1932) que Mechtilde Albert analiza en detalle y extension es sin duda una obra importante, muy de su epoca, con inconfundibles trazos vanguardistas y a la vez pre/fascistas, lo que da pie a la autora para catalogarla como una obra de transicion, eslabon crucial en la cadena o linea de evolucion que traza en su ensayo entre la Falange la vanguardia (reaccionaria): por su epilogo sobre todo, en el que describe una escena en Pombo –inspirada sin duda en el banquete de homenaje que ofreceria alli Ramon Gomez de la Serna a Ernesto Gimenez Caballero en enero de 1930, « nota bene » justo antes de la caida de la Dictadura…- de la que Samuel Ros se sirve para anunciar « el ocaso de la vanguardia »

En ella se ven descritas las principales figuras de la Falange literaria presentes en el homenaje -Rafael Sanchez Mazas, Eugenio Montes, Don Pedro Mourlane Michelena…–con cierta distancia y fina ironia pero sin sombra de animosidad alguna. Lo mismo cabe decir del retrato -al auga fuerte- que en esos mismos parrafos se acierta a verter de Ramiro Ledesma Ramos, levantando una silla en alto o empuñando una pistola (de verdad) al grito de « arriba los valores hispanicos » y en repuesta a la intervencion, provocante sin duda de un comediografo fascista asistente al acto…...« El hombre de los medios abrazos » como el otro titulo de Samuel Ros « El ventrilocuo y la muda » se ven enfocados en el ensayo que abordamos como ilustracion de la problematica tipicamente vanguardista de una crisis de indentidad, paralela a los fenomenos de desdoblamiento de personalidad tipicos del artista de vangurdia, y que configura un sentimiento de desposesion, en autores y personajes: un trazo que ve presente en todos los autores estudiados, y mas si cabe que ninguno en el titulo –especie de « novela lirica »- de Antonio de Obregon, « Efectos navales.

Antonio de Obregon « alter ego » de Samuel Ros en la semblanza comparativa –de escritores/apoliticos- que en este articulo/mensaje estoy vertiendo, era ya tambien autor conocido con titulos publicados antes de comenzar a asistir él tambien, durante los años de la Republica, de contertulio en las reuniones de la Ballena Alegre. En la novela mencionada se traza un retrato entre comico y patetico de sus dos principales personajes, una pareja que intentan desesperadamente encontrarse a si mismos en una huida « hacia las playas », figura o « topoi » emblematico de la literatura de vangardia. Son unos personajes tragicamente desgarrados « victimas de su epoca » y tambien de lo que Ernesto Gimenez Caballero –citado en otro lugar del ensayo- calificaria de « drama de la modernidad » (en su libro "Genio de España") : « el drama de los pueblos que dejamos de ser pueblos al iniciarse la modernidad (y que) se acentua cuando estos pueblos quieren volver sobre si mismos sin dejar de ser modernos »….Lo que la autora alemana ve como uno de los trazos mas caracteristicos de la vanguardia (reaccinaria) en su version espanola: esa indapatacion al mundo moderno con raices profundas e indesarraigables en nuestra propia historia (española)…

Antonio de Obregon pasaria a la historia de la literatura española y del periodismo por algunos de sus titulos –« Efectos navales », « Hermes en la vida publica » (en el que la autora alemana ve plasmado un tipo de heroe « self made man », de signo capitalista y a la vez pre/fascista), por su labor periodistica y cinematografica tambien -estrechamente asociado a Edgar Neville, otro figura emblematica de la vanguardia/azul-, en el seno de la prensa del regimen en la posguerra, en Arriba, y mas tarde de corresponsal en Lisboa del diario « ABC »- pero su recuerdo permanece indisociablemente ligado al entierro de Unamuno en Salamanca en el que participo de forma destacada llevando el feretro a hombros junto con otra personalidad destacada de la Falange literaria, Victor de la Serna.

Figura representativa de la intelectualidad de los años de la Republica, victima a doble titulo de la modernidad y tambien de una indefension social indesmentible y del « desclasamiento » y degradacion social paralelos que la Republica habia infligido a ciertas clases medias (« de derechas ») Antonio de Obregon expresa esto ultimo de una forma clarividente (profetica incluso yo diria) en un articulo revelador -de « demagogico » lo califica la autora alemana…(?)- publicado en la revista "Vertice" de la Falange en noviembre del 37, con el titulo de « Nuestro verdugos »…

Y lo habre escogido como colofon de este articulo mio por parecerme testimonio insolito y de claridad cegadora a la vez, de un fenomeno oscuro, mal conocido y peor circunscrito que tuve ocasion de presenciar en directo… ¿que digo ?: que habre vivido (y sufrido) en propia carne los largos años que llevo residiendo aqui en Belgica, marcados -de sus altos y bajos, « grosso modo » hasta hoy- de una precariedad/social que mis estudios y la condicion intelectual que reivindico –con orugllo, por que no ?- no harian mas que agravar y empeorar por parajodico (y cruel a la vez) que la cosa parezca….

« En Madrid -escribe Antonio de Obregon refiriendose a las clases obreras madrilenas ganadas a una ideologia de izquierdas desde mucho antes de la guerra- no existia la masa ciega y analfabeta de otras regiones, enfurecida por el hambre, sino un proletaridado señorial (sic) y castizo, de copa y puro, de buenos jornales (sic), de pantalon ancho, cine, partida de domino y folleto marxista en el bolsillo » (…) « Todas esas gentes –remata Antonio de Obregon en su implacable requisitoria- que vivian (sic) una economia mas saneada que el intelectual, el poeta y el sabio, son los que mas nos odiaban »….

Y no he podido menos de retener ese parrafo –esa frase sobre todo, de « una economia mas saneada »- como glosa del espectaculo, bastante isufrible en verdad, que me habra sin descanso deparado la suerte aqui, de cara a una emigracion espanola (en la UE) –de los anos sesenta- de la que me senti siempre grosso modo excluido, por razon de simpatias o de filias y fobias ideologicas en parte sin duda, y tambien es cierto, por su posicion social su simple presencia en grupo, fuera de Espana, mientras que yo llegue aqui solo y me busque la vida siempre solo y con la menor ayuda (posible), tambien es cierto…

Pero sobre todo por una economia, la suya, (mucho) mas « saneada », es cierto,de lo que habra sido la mia propia todos estos años –con sus contratos de trabajo en Belgica como es debido (y permisos de residencia para comenzar) que heredaron, ellos y los suyos, del Instituto nacional de Emigracion franquista- y sobre todo unas « matematicas » o formas de calculo/socio/laboral por llamarlo asi, en materia de de seguridad social -despidos o bajas/con/preavisos, bajas por enfermedad, vacaciones pagadas, pensiones, pre/pesiones y demas- que confieso que me haria falta nacer de nuevo para lleagar a a dominar (al dedillo) a asimilar –y disfrutar tambien...- como lo consiguieron ellos, en virtud de una simple afiliacion sindical o como de/nacimiento (en muchos de los casos)

Y por supuesto todo ese capitulo sagrado o sacralizado, como a parte: como secreto de orfebre o a de alquimista o de albanil del Medioevo -de los que construian las catedrales-, que configura la problematica, hermetica, e insondable para tantos y tantos ciudadanos de a pie -en la practica, en el fondo...- del subsidio de paro ¿ Culpa sólo mia, de mi pasado, de mi trayectoria, esa inadaptacion (relativa), ese desfase para con mis compatriotas residentes como yo en el extranjero ?...

No por cierto, sino por culpa (si se le puede llamar asi) de mi propia condicion de intelectual y de universitario, victima de una indefension (individual y a la vez colectiva) propia a la España de la transicion –y por extension a la España de la emigracion, que me habra deparado la suerte, de "cohabitante" o vecina-, que como diagnostico certero Antonio de Obregon -intelectual apolitico seducido por la Falange y escritor ilustre- nos viene (a muchos) de los tiempos de la II Republica…(continua)