martes, abril 26, 2016

BERMÁN ¿PORTAVOZ DE LOS OBISPOS O DE LA OBRA?

Un tabú intocable para ese concejal que no deja títere con cabeza en sus denuncias, de la privincia de Barcelona: el papa ítalo/argentino, que acaba de recibir -e instalar- en el Vaticano doce familias (doce) de refugiados sirios, todas ellas -no hace falta ni el decirlo- de confesión musulmana. Para dar ejemplo. Tendría que ir a Roma el concejal disidente a predicarle todo su doctrina/identitaria antes de ponerse a culpabilizar por cuenta del peligro musulmán a la mitad de la Humanidad doliente como él lo hace (como si fuera de encargo) ¿Más concesiones o guiños al desafío/moro, las de Mariano Rajoy que las del papa Francisco? ¿Más culpable su silencio de aquél (y de su gobierno) en relación con la ley de la Memoria Histórica que el de los obispos españoles que no tuvieron nunca (y digo bien nunca) la menor palabra de censura, no ya de condena, hacia ella, a pesar de lo mucho que les deslegitimaba -y deslegitima- en el plano espiritual tanto como en el plano histórico (o político)? ¡A otro perro con ese hueso, Óscar Bermán (o Berman)!
Iba a dejar pasar, mi palabra, pero las (nuevas) declaraciones de Óscar Berman me habrán puesto (otra vez) en el disparadero) ¿Portavoz de los señores obispos españoles o de una rama de la Conferencia Episcopal el concejal díscolo? No creo en las meigas pero hay las. Óscar Berman lanza ahora una diatriba en toda regla contra los dirigentes de su partido en un tiro por elevación contra Mariano Rajoy sin nombrarlo que algunos nos huele (que tira para atrás) a chamusquina o a gato encerrado.

En el nombre del catolicismo y de la fe católica (sic), sin mas salvedades ni especificaciones ni puntualizaciones, con todo lo que cayo desde el concilio vaticano segundo (y nos sigue cayendo encima), aunque está claro que la jerarquía eclesiástica española -en ninguna de su corrientes (al contrario que en otros países)- nunca reconoció mas mínimo yerro en aquella augusta asamblea ni en las reformas y sobre todo en los vientos y tempestades que aquella aventaría sin duda porque no era una jerarquía como otro cualquiera,como la de los demás países católicos me refiero ni los católicos españoles que aquellos veían modelando a su guisa desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial en el 45 tampoco eran como los demás países.

Un hecho o elemento “diferencial” que vendría a poner (flagrantemente) de manifiesto un chascarrillo que corría en los medios tradicionalistas franceses a raíz de la terminación del concilio, “los obispos de Centro Europa fueron al concilio a dar lecciones, los españoles a recibirlas” España la España surgida de la victoria del 39, fue un estado vasallo del Vaticano y del papa de Roma desde el 45, y eso explica la evolución del régimen y da la clave de evolución de aquél tras la muerte de Franco y de la transición que se le seguiría. y Óscar Bermán al que tanto se le llena la boca con las grandezas de nuestra historia, debería aplicarla ciertos registros mínimamente revisionistas e indispensables sea para que su mensaje no suene a falso y a ampuloso aunque solo sea.

¿España católica? Si lo fue y eso nos llevó a nuestra derrota mundial en la Guerra de los Treinta Años que no fue más que continuación y desenlace de las guerras de Flandes. España lucho por la unidad, a las órdenes de los papas de Roma. Y así nos fue.

“Al lado de la conquista de América la España germánica (doblemente germánica ahora bajo la dinastía de los Habsburgo) riñe en Europa el combate católico por la unidad. Lo riñe y, a la larga, lo pierde.Y, como consecuencia, pierde América. La justificación moral e histórica de la dominación sobre América se hallaba en la idea de la unidad religiosa del mundo. El catolicismo era la justificación del poder de España. Pero el catolicismo había perdido la partida”

No lo digo yo, que no hago sino transcribir -literalmente, incluso en su frase en letra bastardilla- unos párrafos particularmente certeros de un escrito tardío “Germanos contra bereberes”de José Antonio Primo de Rivera, alguien al que Óscar Berman curiosamente nunca menciona (¿la soga en casa del ahorcado?)

Y Ramiro Ledesma no quería decir algo muy distinto, cuando escribió en su Discurso a las Juventudes de España que era gracias a España (sic) si el catolicismo había sobrevivido en Occidente ( y no, sobreentendido gracias al papa de Roma) España perdió una guerra mundial de la que seguimos soportando aún las secuelas y consecuencias y no la menor lo fue la guerra civil del 36 que dura todavía, secuela en suma de nuestra decadencia interminable.

¿Se puede seguir siendo leal a ese pasado que no pasa sin sentirse obligado “pari passu” a seguir prestando lealtad o tributo de pleitesía al papa de Roma (y a los señores obispos españoles en su nombre) Digamos que nos dispensa de ello un deber elemental de memoria histórica y de puro patriotismo.

El catolicismo -como escribió (en pasado verbal) Onésimo Redondo- encarnó la tradición racial (sic) española. En una fase histórica determinada, es cierto, hasta un determinado momento de nuestra historia. El papa de Roma en cambio simboliza hoy por hoy la derrota histórica española -y del catolicismo- desde hace tres siglos, y mucho mas los papas del concilio y del pos concilio.

Y mucho mas el actual papa argentino que calumnió gravemente en uno de sus viajes del otro lado del Atlántico (cri-mi-na-li-zán-do-lo) ese pasado español con el que a Óscar Bermán tanto se le llena la boca

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://yrania89.blogspot.com.es/2016/04/younes-slinann.html