martes, diciembre 29, 2020

A LA LUZ DE LA ESTRELLA (¡Alto a la Dictadura sanitaria!) (y 2)

 

Profesor y farmacéutico francés anti-vacuna, internado –y puesto en libertad, tras el revuelo y escándalo armado, horas después-, sin su consentimiento en psiquiatría. Y el debate que el caso ha suscitado habrá puesto al destape la laguna jurídica –en Francia, y “pari passu” en todos los países occidentales- a cuenta de la hospitalización forzosa. Y al mismo tiempo, los Big Media habrán (desesperadamente) tratado de marear la perdiz (“noyer le poison, en francés”), sacando a relucir viejos cargos en contra suya: de haber acusado al Instituto Pasteur (de París) y a uno de sus altos cargos -Rotschild de su nombre- de haber ordenado tests contra el Covid meses antes de la declaración de la epidemia (...) Y de haber practicado tests o exámenes –sin autorización (léase sin el debido protocolo)- en residencias de ancianos sobre el Parkinson y el Alzheimer. Un crimen -de "charlatanismo"- de los que no se perdonan (ni en esta vida ni en la otra) ¡Alto a la Dictadura sanitaria!

El anuncio urbi et orbe –como un mensaje pontificio- de la llegada de la nueva vacuna (Pfizzer- BioNTech) nos trae fatalmente a la memoria la voz de alerta que por su cuenta y riesgo lanzó –cofia en ristre- Teresa Forcades cuando la otra campaña masiva de vacunación contra la gripe hace ya más de diez años. Y el que la religiosa catalana mezclase –deliberadamente o no- otros mensajes o componentes en su combate de entonces, no invalida en absoluto el gran servicio que prestó a la nación entera. Y a la que modestamente –y a falta de los conocimientos médicos (y calificaciones) que eran los suyos-, intentamos emular ahora, cuando comienzan a ponerse sen marcha a ritmo lento pero seguro las campañas de vacunación anti-Covid en España, Francia y Bélgica. La vacuna que se nos quiere vender ahora no es propiamente una vacuna –de las de antígenos, anticuerpos y demás-, como agentes de terapia genética (sic) es en cambio lo que son, operante sobre nuestro patrimonio genético, léase sobre nuestro ADN individual como colectivo: en un terreno nuevo (sic) pues, y escapando a toda prueba o control y con el viento en popa de todo el río de dinero que le están inyectando desde la industria farmacéutica


¿El gigante brasileño nos está marcando la vía? El aviso de su presidente Jair Bolsonaro es en ningún caso, como sea, de los de echar en saco roto. Y es sobre los efectos secundarios –e indeseables- de la vacuna que se está empezando a vender a escala del planeta. “En el contrato de Pfizzer está más que claro. No somos responsables de efectos secundarios cualesquiera. Si te transformas en yacaré (léase caimán) –o si a una mujer le sale barba o voz ronca, o a un hombre, senos o la voz afeminada-  es tu problema” Lo que no hace más que concordar  con la advertencia de un destacado médico biólogo francés sobre las nuevas vacunas, que –dice él- no son tales sino terapia (sic) génica -o genética-, y sobre la amenaza –sobre nuestro ADN (individual como colectivo)- de transformación genética en los que se vacunan

Es lo que acaba de declarar –a mí que me registren- un eminente médico biólogo francés y lo que le habrá costado un procedimiento disciplinario de la Orden (o Colegio) de médicos francés por un delito (sic) de manipulación de la opinión pública (sin broma) ¿En qué quedamos? ¿No es la nuestra la de los países occidentales –como los más arriba mencionados- una medicina de pruebas (sic), tal y como lo declaraba enfático el autor de un articulo sin firma al que aquí ya eludí en la prensa francesa (“Libération”), con el telón de fondo del caso trágico sucedido en un hospital francés-AP-HP (de Paris)- del fallecimiento de una paciente de cuarenta años al que se negó el tratamiento de la hydroxicloroquina pese a los gritos y súplicas de los suyos? Medicina de "pruebas": palabra o idea fetiche, en materia clínica, en  la Investigación (Recherche) científica, y en escrutinios electorales sospechosos de fraude (made in USA), o en el consentimiento (sexual) de la retórica y propaganda feminista (leinista) Pero no hay más pruebas, notariales o las que sean, –y a las pruebas me remito- que las que autorizan –a ellas y a los tests que las producen - los que detentan la Verdad que son por ende –por propia definición democrática- los únicos que pueden dispensarlas y las controlan, entre ellos los Big Media y los Big Tech, y en general los garantes del Pensamiento Único (y políticamente) correcto, los únicos autorizados o solventes a la hora de decidir las que son pruebas validas y las que no lo son, y de dirimir o de “desempatar” la  verdad del puro fake (u obsesión o manía “parano”, conspiracionista o conspiranoica) Y así, lo mismo que estamos llegando al extremo de  no poder hacer o practicar el amor (sexual) sino es "ante notario”, el remedio o medicamento en caso de urgencia –y de (grave) peligro de muerte-, deberá ir (debidamente) acompañado de la cedula o del sello (o póliza) de origen correspondiente (dispensado por la Investigación -o Investigaci(ó)n(es) (Recherche) Científica (s)- aunque se hunda el mundo y aunque entretanto se nos mueran los pacientes ¡que importa! Que es la prueba o el test (o examen), lo mismo me da que me da lo mismo) –léase el protocolo (sanitario) de actuación tal y como está mandado-, lo único que importa y lo único en realidad (y no la vida o la salud de los pacientes) que nos/interesa.  Y a aquellos de los lectores de esta entrada que pudieran ver en ellas un descargo emocional o una exageración gratuita, les ofrece dos salvedades a título personal (e intransferible) el autor de ellas. Lo uno es el carácter sacerdotal (sic) del que se vio revestido y que según sostiene la antigua teología, le acompaña a sol y  sombra hasta que se muera. La antigua teología y el rigor y encarnizamiento
(nota bene) de los que ni olvidan ni perdonan. No importa. 


Fármaco español a base de la molécula Hydroxicloroquina prescrita contra el COVID por el doctor Raoult (de Marsella), y por el que vino el escándalo en el estamento medico sanitario en una polémica cerrada en fuego cruzado sobre su eficacia y sobre sus efectos secundarios. ¿En que quedamos?: si es únicamente ineficaz o anodina, no se explican las prohibiciones e insistentes puestas en guardia –y voces de alerta y gritos de alarma- de las que se habrá visto objeto. Y si lo único que preocupa son sus efectos secundarios, se debería ser mucho más claro y sucinto –y convincente- a la hora de enumerarlos. En ningún caso no obstante, ni en el fabricante ni en los que lo patrocinan, se eluden responsabilidades sobre efectos indeseables –que no se especifican (...)- como es el caso con la nueva vacuna (Pfizer y BioNTech) que se nos está vendiendo ahora

 

Porque es cierto que ello o algo de ello al menos lo llevo dentro y es lo que infunde o anima la tonalidad y el designio de fondo de estas líneas. Y es el celo de curación, de medico de las almas (sic), que siempre me movió y que asumo todavía hoy –en mi conducta diaria y en visión retrospectiva- y que es lo que me habrá hecho reconocer el celo autentico –de un verdadero medico- que a todas luces –y pese a todos los linchamientos (mediáticos) en contra suya- anima al Doctor Raoult –a él y a todos los émulos que le están saliendo como hongos las últimas horas- en su valiente postura.  

Y la segunda salvedad lo es el sentir que el poder/médico –¡y que se piense de mi lo que se quiera!- me tiene declarada la guerra, en Bélgica. Y es por el informe a mi nombre –y por cuenta de mi pasado de notoriedad publica- que circula en uno de los hospitales (de la Seguridad Social) más grandes e importantes de Bruselas, con alusiones personales perfectamente improcedentes y discriminatorias, y referencias a mi “pasado” –y otras aún más triviales, a mis allegados y a mi vida privada-, e incluso sugerencias, como broche final, a la necesidad de internarme en psiquiatría (sin bromas). Y en lo que tengo todo el derecho de ver no otra cosa más que un acto de retaliación de la jefa del servicio de neurología de otro gran hospital de la seguridad social en la capital belga, por yo haber suspendido por mi propia cuenta y riesgo y con todos los derechos de parte mía –previa “lettre de décharge” (de exención o dispensa de responsabilidad) con mi firma-, la hospitalización (voluntaria) a la que estaba sometido, de resultas del ictus vascular cerebral (AVC) que sufrí en julio del 2017. 

Y fue -aquella mi escapada- ante lo que me pareció una voluntad obstinada –injustificada y gratuita y discriminatoria-  de su parte, de (querer) verme inmovilizado en silla de ruedas por el resto de mis días, de lo que creo poder ofrecer hoy rotundo mentís, y es de todo el tiempo trascurrido (más de tres años) después sin que me fuese en lo más mínimo preciso el recurrir ni a silla de ruedas ni a otro aparato (o instrumento) ambulatorio cualquiera. Con el peso extra (para mayor inri) además a mi espaldas en todo el fregado aquél, de mi (pasada) expulsión (injusta y de raíz calumniosa) de la Biblioteca (Royale) de Bruselas, en primera plana de los medios por aquellos días. Nada que hacer, como el embestir de cabeza contra un muro, el informe aquél: ni los servicios de mediación de dicho centro hospitalario, ni los directivos a cargo de aquellos, que pese a su buena voluntad se vieron impotentes en el tema. Ni siquiera la oficina de ayuda o asistencia jurídica de la Villa de Bruselas a la que recurrí y donde parecían compartir de entrada los puntos de vista de la parte adversa, por lo que fuera. Sin necesidad de oírme tan siquiera. “Roma locuta, causa finita” (o así lo parecía) Y así (y enseguida) lo vi desde luego yo, buscando discretamente el hacer mutis por el foro (léase, la puerta de salida)(…)  

Y así fue pues, precisamente entonces, cuando le vi o empecé a verle el rostro –espectral- a la dictadura sanitaria (sic) –“sin rostro”- que ahora algunos –por cuenta del COVID (¿en aluvión?)- están denunciando en la prensa y en la política francesa. Y al que veo concretizarse o hacerse visible por detrás de ese informe (infamante) hospitalario que no hay Dios ni ayuda –a pesar de su flagrante carácter (inconstitucionalmente) discriminatorio- de hacer desaparecer, ni por las malas ni por las buenas. Lo dicho –no aquí sino en mi cuenta Twitter, por mi cuenta-, ante la noticia escandalosa del internamiento (forzoso) de un profesor y farmacéutico francés anti-vacuna: ¡alto a la dictadura sanitaria y a la psiquiatrización arbitraria –e infamante y discriminatoria- que acecha a los que (legítimamente) la resisten y desafían! 

(En defensa propia, de mi integridad fisica y mental, puestas bajo amenaza y en entredicho, antes y más todavía ahora)      

 

viernes, diciembre 25, 2020

A LA LUZ DE LA ESTRELLA (¡Alto a la dictadura sanitaria!)

 


“A la Buena Nueva de Jesús -escribió Federico Nietzsche-, sucedió la de Pablo, la peor de todas”. ¿”Mala nueva” esta entrada de mi blog en contra de la vacunación obligatoria? A la luz de la estrella la anuncio y proclamo más bien, en reacción contra el Covid y sus compañeros de viaje. Que matan la Nochebuena

Un rayo en el cielo azul, así al menos parece que lo verán algunos. Y me refiero a la noticia repercutida en innúmeros titulares y en no menos numerosos cometarios y reportajes de la retirada del proyecto de ley del gobierno Macron –ante la formidable reacción a nivel de la opinión publica francesa tras su anuncio- y era el que contemplaba vacunación (anti-Covid) obligatoria. Y con ello, otra serie de medidas conexas –condicionando la vacunación a los desplazamientos al acceso a ciertos lugares –escuelas- o establecimientos públicos, restaurantes, o al ejercicio de ciertas funciones de orden profesional incluso. 

Con el corolario fatal e inevitable en un sistema de democracia tan emblemático como el que conocen los franceses, del (furioso) debate que el anuncio habrá desatado dentro y fuera de la Asamblea Nacional (Cámara baja parlamentaria en Francia) Y fácilmente explicable todo ello de por la sensibilidad mayor allí a nivel de la opinión y comparada a otros países –a las pruebas (en España) me remito- en lo que a la limitación de libertades publicas y privadas se refiere. ¡Abajo la dictadura sanitaria!, el slogan de tan ruidosas palabras, de esas que se ponen a volar nada más soltarlas, habrá sido lanzado por un diputado del Rassemblement National –heredero del Front National- haciéndose así eco como en pantalla amplificadora de las inequívocas posturas de parte de las mas destacadas figuras de su formación, todas las tendencias confundidas –a izquierdas y a derechas- a ambos lados de la línea divisoria que polarizan al interior el partido tras la evicción o expulsión de Jean Marie Le Pen del partido dque el fundó, su nieta Marion, y su hija Marine. La primera denunciando la creación en ese proyecto de ley de ciudadanos de segunda clase (sic), a saber, los que se negarían a vacunarse. Y denunciando la segunda las medidas anunciadas –por el ejecutivo de Emmanuel Macron- por su carácter (sic) liberticida

Como un soplo de aire fresco –el que nos viene ahora del otro lado los Pirineos- ante la inminencia de la tesitura de la vacunación forzosa que están anunciando a bombo y platillo aquí en Bélgica. ¿Qué pensar? ¿qué pensamos nosotros mismos –sin escudarnos en opiniones o posturas ajenas por autorizadas que se vean- cuanto al fondo, de este asunto tan espinoso, con todos los reflectores enfocando inmediatamente aquellos que osen levantar (incorrectamente) la voz, y más aún los que la venimos levantando en este y otro asuntos de la actualidad mas candente y borrascosa? No importa. Vincit Omnia veritas, esa es mi devisa como algunos ya saben. En nombre de la Verdad mi postura pues, y también de la libertad amenazada so pretexto de pandemia, nos atrevemos a pronunciarnos contra la vacunación obligatoria (o forzosa) IN DUBIO LIBERTAS, el lema de los viejos escolásticos que se reviste por su honda sabiduría de sorprendente actualidad las horas que corren y que data no obstante de mucho antes del estallido de la Revolución francesa. 

Materia dudosa (sic) –todo lo que se relaciona de cerca o de lejos con la gestión sanitaria de la pandemia (o simple epidemia) en la que los Big Media no consiguen a pesar de los esfuerzos furiosos y de tamañas campañas –de propaganda o adoctrinamiento- propiamente grandiosas- ganarse el convencimiento de la opinión pública, como así parece indicarlo la retirada del proyecto francés, y como lo ilustra el titular (y el contenido) de un articulo -con relación de origen, Hospital de la Asistencia Pública de París, pero sin firma- en la edición de hoy del diario francés Liberation -fuera de toda sospecha (conspiracionista o conspiranoica )-, en la que un medico francés del centro aquél, empeñado en primera fila o en la misma línea de enfrente (o eso dice él) en la lucha en un hospital de París contra la pandemia, exclama (por escrito) “¡Vacúnense por favor!” ("S’il vous plaît, faites-vous vacciner!"). Como un ruego o una (angustiosa) súplica. Sin faltar una pica o una coz –en esos medios se diría como un conjuro o exorcismo de rigor- contra el célebre Doctor Raoult. Y es en donde llega (sorprendentemente) a confesar su autor que se negaron a aplicar el tratamiento prescrito por aquél a base de la hydroxicloroquina en un paciente de su servicio de reanimación, que falleció, y ello pese a los ruegos y las lágrimas y los gritos (sic) de los suyos la noche aquella (de su fallecimiento) y todas las que precedieron  para que se le administrase–lo escribe él (a mi que me registren). Y lástima –añade- que no dispusieron de la vacuna que ahora se anuncia. Como una pócima mágica o un elixir, lo que ahora nos están anunciando desde todos los cuadrantes. Y como un corolario –o confesión- de todo ese relato tan trágico que el diario francés mencionado no duda en revelar, vienen ahora las acusaciones que lanza de nuevo la Orden o Colegio de médicos en Francia contra el celebre doctor Raoult, y algunos de sus seguidores. 

¿Por qué ahora?, una cuestión que no encuentra más respuesta que en el contexto de la campaña en curso en pro de la vacuna obligatoria. Y tal vez sobre todo del caso trágico de fallecimiento del paciente que en el articulo de Liberation se menciona, y del libro de un virologo francés (uno más) en defensa del tratamiento de la hydroxicloroquina (asociada al antibiotico azytromicina) : no soy médico ni especialista en la cuestión como para dar en el tema un juicio cierto, en el plano clínico o científico. Tanto más que como afirma el médico (anónimo) más arriba citado, la Medicina no es una ciencia exacta. Lo que en España al menos parece que algunos -¿muchos, pocos?- olímpicamente olvidan. Y lo menos que se puede decir es que los numerosos expertos o especialistas que se leen u oyen se mostraron flagrantemente incapaces en punto a cualquier grado de claridad o convencimiento hasta la fecha en la materia. 

Me creo en cambio mínimamente solvente para abordar la espinosa cuestión en un plano u óptica en la que me conozco (un poco) y es el de la política o el de los aspectos claramente políticos que ofrece el caso de la vacunación obligatoria que nos ocupa. En estrecha relación –y no se escandalicen algunos- con el desenlace o digamos mas bien el psicodrama –de carácter eminentemente mediático-  estrechamente ligado al (presunto) desenlace de las elecciones norteamericanas. Trump y el trumpismo (secreto a voces) se ven puestos en la picota de la prensa global –en su variante “mainstream”- con el telón de fondo de su pulso con Xi-Ji-Pinh, y de la guerra bacteriológica (made in China) que -salvo pruebas en contrario- habrá desatado a escala mundial la erupción y la extensión (vertiginosa) del corona virus a las cuatro esquinas del planeta. 

Y a cuenta, sobre todo, de la estrategia o diplomacia sanitaria (sic) que la China popular viene llevando adelante –y con éxito- siempre con la pandemia por medio. Eso es un dato irrefragable que a nivel de la clase política no se excusa el omitirlo u obviarlo por sistema como lo estamos viendo. Y esa es la razón o una de ellas muy determinantes que nos llevaban a tomar partido –o a poner una pica en Flandes, dirán también algunos- en este asunto tan melindroso. Por negarnos a hacerle el juego de la manera que sea a la China popular (y comunista) y a sus designios de dominación mundial que están espectralmente saliendo a destape a los ojos atónitos (o aterrados) de la opinión publica a escala del planeta. Y lo es por razones de sentido común unas, de índole sanitaria o clínica otras, y sobre todo de una postura o posicionamiento de tipo político o claramente ideológico. Sin trampa ni cartón. La vacunación obligatoria, gran dilema de nuestra época. Que zanjamos de la forma que aquí todos ya saben. Por nuestra cuenta y riesgo. Y en conciencia. Política e ideológica. Y de política religiosa. Y en defensa (cerrada) de nuestra civilización europea, blanco y victima (salvo prueba en contrario) de agresión bacteriológica


El doctor Raoult vuelve a ser acusado por la Orden (Colegio) de Médicos franceses. ¿En reacción o en respuesta al caso trágico del fallecimiento de un paciente de 40 años al que se rehusó –pese a las suplicas y pedidos (y lágrimas y gritos) de sus familiares- el tratamiento a base de hydroxicloroquina? Junto a él se ve emplazado también otro reputado virólogo francés por haber declarado que los enfermos del Covid son una ganga (sic) –o el jackpot (sic)- para los médicos de cabecera, y que los que se oponen al tratamiento de la hydroxicloroquina -"burócratas de la Salud" (Santé)- están pagados por la industria (Big Farma) farmaceutica. Vox populi vox deii

 

domingo, diciembre 20, 2020

INGLATERRA Y LA GUERRA SECRETA


Churchill al natural y en todo su esplendor. El de su mirada sin complejos ni inhibiciones frente a Stalin, feroz. Y fue en el banquete que dio éste (2 de agosto 1942) y a la que concurrió igualmente invitado el General De Gaulle.¿Verdugo, el premier británico, de Dresde –y de Coventry-, y del desembarco de Dieppe (el primero de los dos, que fracasó) y de la insurrección polaca, de la AK, de Varsovia (1 de agosto, 2 de octubre de 1944)-, entre los sacrificios (sic) –como los enumera Dominique Venner (con todo detalle) en su (documentada) “Historia (crítica) de la Resistencia”- que aquel (fríamente) consintió en su “guerra secreta” durante la Segunda Guerra Mundial? Sin duda: tan grande no obstante no fue su culpa, léase sus crímenes/de/guerra que no eran “crímenes contra la Humanidad”, y precisamente por eso, no tan inexpiables ni imprescriptibles (y no estoy de broma) como el anterior (…) Una pesada hipoteca no obstante la que arrastra –¿hasta cuando?- nuestra memoria de españoles por cuenta suya (y de su legado). No importa, fue él, grande entre los grandes, quien nos salvó en la conferencia de Yalta -como De Gaulle nos salvó del maquis justo a seguir- con su proverbial facundia yéndose de la lengua frente a Stalin, sin importarle las amenazas que éste prodigaba, de su voz dura y ronca, como el general francés lo experimentó (“sabe demasiado. Me dan ganas de mandarle a Siberia,”) este último en cambio sin rechistar, como así sucedió en el banquete aquél, y que con su homologo inglés por lo que fuera no se permitió. Y todo eso precisamente explica en última instancia tal vez mi actitud tan atípica –a fuer de insólita, léase minoritaria, y cargada (nota bene) de distingos y de matices- que fue –como en otras cuestiones (aquí y en otros sitios) la mía (y que tanta incomprensión y tantos sinsabores me granjeó): como en la guerra del Líbano -y, sobre todo, en la de Siria a contnuación, en la polémica (político/religiosa) del aborto, en la guerra de las Malvinas y paro de contar-, y fue en el conflicto de Irlanda del Norte (y del IRA y demás) Enigma (sic) el de su figura, y de su fisonomía -blanco y tan ario (sic) como ni el propio Führer lo podía soñar. Como lo fue y lo sigue siendo –de enigmática, y frente a los inquisidores del Pensamiento único-la Segunda Guerra Mundial. Y entre todas las anécdotas a cual más sabrosa que sobre Churchill circulan, se cuenta que a la pregunta de los secretos de su longevidad –muerto a los noventa y cinco años- respondió escuetamente, agarrando a la vez, entre gruesas volutas de humo, el grueso cigarro, de la V de sus dedos, tan proverbial, (…)“No sport!” (…)

En la "Historia (crítica) de la Resistencia" de Dominique Venner, en paralelo con su "Historia de la Colaboración", dedica su autor uno de sus capítulos mas densos y cruciales a la guerra secreta que bajo la impulsión de Inglaterra el bando aliado practicó en la Segunda Guerra Mundial. Y en donde no deja de enumerar en una larga letanía de siglas y en una cuidada y detallada descripción de sus métodos y procedimientos lo que fue tal vez el capítulo más crucial y decisivo de la historia de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Y entre todos ellos se destaca a no dudar el SOE –¿cualquier parecido con la realidad (española) pura coincidencia?- acrónimo de Special Operations Executive, especie de pantalla o de biombo destinado a cubrir o a ocultar todo aquello de la guerra secreta que Inglaterra y sus aliados no podían contar. Que “la guerra sucia” -o "guerra irregular" (Dominiqu Venner dixit) o "guerra indelicada" como la llaman los britanicos ellos mismos- no la inventaron los argentinos, como Guernica no fue tampoco –diga lo que diga la Vulgata histórica por su cuenta- el primer ejemplo o exponente en la Historia de guerra total, que la empezaron los británicos precisamente, en la guerra del 14 en el Waziristán (fronterizo entre el Pakistán y el Afganistán)


 

El avión que llevó a Franco al Norte de África desde las Canarias el 18 de Julio. Fue restaurado al cuidado y a las ordenes de mi difunto padre en su calidad de oficial de Aviación, en la Maestranza del Aeródromo de Cuatro Vientos estando él destinado allí (mediados de los sesenta) Hugh Pollard, del SOE, servicios secretos (de Inteligencia) de su Graciosa Majestad, y de Scotland Yard, mayor (comandante) retirado entonces del ejército inglés, escritor y periodista, anticomunista ardiente y aventurero, y amante y erudito en armas de fuego, podría figurar con todos los derechos en el extenso capitulo del historiador francés mencionado en esta entrada sobre Inglaterra y la guerra secreta en su libro “Historia (crítica) de la Resistencia”. Pollard, su hija Diana, una amiga de ésta, Dorothy Watson (rubias platino las dos) y el piloto Cecil Webb, amigo de Pollard, son los acompañantes de Franco en su vuelo del Dragon Rapide desde las Canarias hasta Tetuán donde toma el mando de las fuerzas sublevadas, el 18 de julio de 1936, en los inicios de la guerra civil española. El aeroplano fue fletado en el aeropuerto londinense de Croydon por el periodista monárquico Luis Bolín –corresponsal en Londres del ABC-, en vuelo financiado por Juan March, y todo ello con la mediación del periodista y editor católico franquista y fascista inglés, (sir) Douglas Francis Jerrold (que no figuró en la expedición), y del Duque de Alba (Jimmy) y del inventor del autogiro, Juan de la Cierva, destacados monárquicos los dos. Pollard tuvo además el coraje y la gallardía de justificar en su momento, en la sección cartas al director de un organo de la prensa inglesa, el bombardeo de Guernica acabado de `producirse, aludiendo a la fábrica y al depósito de armas que tenian su sede en aquella localidad vasca. "Recogieron lo que sembraban", escribió

Y lo que más llama la atención en el relato del historiador francés lo sea tal vez la impasibilidad, y flema -y “fair play”- con la que los británicos hacían “su” guerra secreta, que la convertía tal vez por eso en menos terrible que uno de los eventos “horribiles” de la Historia contemporánea, entre lo que cuenta incluir la guerra civil española, faltaría más (….) Y es sin duda lo que fuerza la admiración que el historiador francés no consigue o no del todo disimular, hasta el punto que cabe concluir que sea ello lo que le haga oscilar –a imagen y semejanza de la postura de la derecha de la derecha (extrême-droite) francesa, sobre el particular-, entre Colaboración y Resistencia, en una postura dubitativa que no es otra que la que fue -hasta no hace mucho- la del “Frente Nacional” (una idea programática y un eslogan de indiscutible sello o marca de origen comunista -omo fue el caso en España con la incursión del maquis en el Valle d Arán-, tal y como Dominique Venner se place maliciosamente -frente a Jean Marie Le Pen (...)- y oportunamente de recordar (....) Y es lo que le lleva a concluir esa obra tan densa y tan poco trivial con un juicio de absolución de la Resistencia y de sus ejecutantes, como una muestra o demostración de energías (sic) del pueblo francés frente al Destino y a la fatalidad, el que arrastraban del histórico contencioso franco/alemán (Continúa) 

  

Coventry, importante ciudad inglesa, blanco del primer ataque aéreo de envergadura contra objetivos civiles de la Segunda Guerra Mundial (14 de noviembre de 1940), en el marco de la Batalla de Inglaterra. En su obra “Historia de la Resistencia”, sostiene Dominique Venner -basándose en fuentes britanicas de la mayor sovencia y difusion en la inmediata posguerra- que el bombardeo aquél -con un saldo particularmente pesado y sangriento (554 muertos, 865 mutilados, Y 4000 heridos)- fue conocido del alto mando inglés sesenta horas antes del raid, y tuvo no obstante lugar por culpa del cálculo (premeditado) y de la decisión de Sir Winston Churchill (en el centro de la foto), de no tomar las medidas procedentes de evacuacion y de defensa pasiva, y de no alertar a las autoridades civiles, y los servicios de bomberos y hospitalarios, buscando así el no descubrir –y malograr- al operativo de los servicios de inteligencia británicos ULTRA de detección de señales, en su guerra contra el sistema alemán del servicio de espionaje de la Abwehr, ENIGMA, y en la que los británicos tenían desde el comienzo de la guerra la partida prácticamente ganada. Uno más –junto con el fracaso del primer desembarco de Dieppe (en Normandía) y del aplastamiento por las tropas alemanas de la insurrección de Varsovia (del AK)- en la lista de “sacrificios consentidos” por el Premier inglés en el transcurso de la guerra, que cita Dominique Venner en su obra. Fiel sin duda aquél a la idea de que en tiempos de guerra, el mayor servicio a la Verdad es el arte -de mistificación, propio, en la mas pura tradicion "british" según lo hace (agudamente) observar Dominique Venner, de "gentlemen"-, de saber (bien) administrar las mentiras (sic) frente al adversario (mortal)

(Continúa)

miércoles, diciembre 16, 2020

ENTRE ANTISEMITISMO Y "SOCIALISMO NACIONAL" BÉLGICA (DE LA "BELLE ÉPOQUE")


Busto de Edmond Picard, defenestrado en 1994 del hall de entrada del palacio de Justicia de Bruselas y (discretamente) rehabilitado en el mismo lugar cuatro años más tarde. Una figura brillante e igualmente contradictoria de abogado –en extremo fogoso y vehemente (y desinteresado)- de los pobres y de la causa obrera y (nota bene) el sufragio universal, y de posiciones “racialistas”, y antisemitas, y de un "socialismo nacional", que cubrieron (no se olvide) de un tupido velo sus más próximos correligionarios, entre ellos Emile Vandevelde, figura emblemática del socialismo belga por su postura –belicista, intervencionista y beligerante- en la guerra civil española (fuera pues de toda sospecha) Picard fue también, además de fundador de las más prestigiosas revistas jurídicas belgas, decano, escritor, dramaturgo, senador y no menos brillante mecenas y "empresario" (en trascripción directa en francés, "a la española"), con notable adelanto a su tiempo, entre otros del centro artístico de Ostende ("Centre d’Art"), de la mayor irradiación dentro y fuera de Bélgica en su época, y en donde -doy fe, de mis años de estancia allí- se registran aún sus huellas. Una figura pues –pese a su antisemitismo y a su “socialismo nacional”- del primer  plano de Bélgica en la “Belle Époque” en su fase temprana (“Fin de siècle”) Lo que no le protege a lo que se ve de la furia iconoclasta que sopla imprevista de un tiempo a otro –ahora como hace más de cuatro siglos (…)- por estas tierras (…)

En el tiempo que llevo en Bélgica –treinta y un años ya tal y como la acaban (oportunamente) de recordar y subrayar varios medios españoles a través de la entrevista recién publicada que me hicieron (hace ya meses) en el País- habré sido espectador y testigo (impávido) de muchas noticias de la crónica de actualidad o de la pagina de sucesos de las que mas habrán marcado la vida (tranquila y apacible) de este pequeño (y pacífico) país, de las que cabe decir que aunque no las haya yo registrado públicamente –en este u otros sitios- no las habré menos hondamente anotado en mi memoria. Como fue la noticia intempestiva –como un rayo en el cielo azul que así es como me llego a mí- de la defenestración de la estatua dedicada en la entrada del palacio de Justicia de Bruselas a una gran figura belga, de mucha mayor transcendencia e importancia de la que en un principio le atribuí. Y es tratándose de Edmond Picard, jurista de gran brillo y relieve en Bélgica a finales del (ante) pasado sigo XIX, tanto en el ámbito del Derecho como en el de la Política partisana dentro de las filas del Partido Obrero Belga (POB), la formación matriz del que seria mas tarde, tras la Segunda Guerra Mundial, el partido socialista (belga) Y la estatua fue derribada –al precio de serios destrozos (…)- a manos de un abogado de gran lustre igualmente –al menos cuando yo llegue aquí (finales de los ochenta)- y de no menor protagonismo político (en la extrema izquierda) Y el acto iconoclasta aquel tan cargado de siniestros antecedentes y presagios precisamente aquí –en estas tierras de los (antiguos) Países Bajos-, tuvo lugar justo a seguir a la publicación de un opúsculo de denuncia –como una tea incendiaria a decir verdad- en la que se emplazaba aquel por sus posturas y sus escritos públicos y notorios –y por los que se había corrido hasta entonces entupido velo es cierto- de contenido racial o “racialista”, léase para dejarnos de eufemismos, de signo racista y antisemita. 

Y era de la pluma de una no menos notable figura de la magistratura belga, en el desempeño –justo en el momento de la publicación de aquel escrito- del cargo de Presidente (s’il vous plait) del Tribunal de Comercio, Foulek Ringelheim de su nombre (un respeto), del que por no sé qué misteriosas razones cabe decir que no se sentía obligado al (estricto) deber de reserva –que se impone al abogado o magistrado en ejercicio, y más aún en Bélgica, de tanta devoción, a todos los niveles, al principio de la separación de poderes-, en materia política e ideológica o lo que viene a ser lo mismo, histórica. Y es que el mencionado señor zanja en su folleto de denuncia una y otra vez, sin distingos ni matices, hasta en las cuestiones más ínfimas, de detalle, de la historia contemporánea –de la Segunda Guerra Mundial en particular-, por cuenta del pensamiento único y siempre de lo mas correcto (inútil de precisar)(continúa)

De detonante de mi articulo (polémico) sobre Edmond Picard habrá servido esta obra (en la foto), faraónica, como se la puede calificar –en todo rigor y en honor de sus autores- a imagen de esa otra obra –arquitectónica (y descomunal)- del Palacio de Justicia de Bruselas a la sombra del cual discurrió en su mayor parte la trayectoria del brillante y polémico e ilustre jurista o jurisconsulto belga (antisemita) y que gravita de su peso abrumador y de su omnipresencia imponente en esta monumental obra biográfica (y académica): de un inconfundible sello universitario y “acompañamiento” –o (en lenguaje académico) “aparato critico”-, y en el que se diría no falta de nada, fotos, grabados impresos, medallas y cuadros, dibujos y caricaturas y carteles de anuncio (de exposiciones y conferencias) en homenaje y recuerdo de Picard o de telón de fondo o marco ambiental o decorado de su figura y de SU trayectoria a las cuales todo aquello –debidamente catalogado y y en medio de abundante repertorio- se ve retrospectivamente asociado, a titulo de coleccionista o de mecenas o de “empresario” –pronunciado a la francesa con acento en la o, em-pre-sa-rió- adelantado a su tiempo, en todas casi o casi todas las ramas del saber, del arte y de la literatura, el arte escénico, la oratoria, la escultura, el grabado, la pintura etcétera, etcétera. Edmond Picard o el arte (belga) de vivir (...) ¿Y cómo interpretar esa operación (de urgencia) rehabilitadora, de salvamento o de rescate de Edmond Picard en la memoria colectiva de los belgas y en los principales lugares conmemorativos de aquella, y a base de una obra de presentación cuidada e incluso lujosa? ¿Como una respuesta directa a la agresión iconoclasta de la que se vería objeto (entre los suyos) no hace mucho, justo antes de la aparición de esa biografía e igualmente grabada en las memorias, por cuenta de su antisemitismo? ¿o como un homenaje en desagravio –del sentimiento patrio mancillado y herido- de la Bélgica de “la Belle Epoque” (según algunos, “de papa”), brillante y rutilante (es cierto), tal vez como nunca antes ni después en su (corta) historia, y que él marcó –y a las pruebas (las de esa obra monumental) me remito-, como sólo tal vez Jacques Brel marcó -mucho mas tarde- la vida y la memoria de Bruselas? ¿O acaso –que dirán las malas lenguas- como una tentativa con todos los imprimatur, plácemes y parabienes y níhil óbstat (librepensadores, laicos, que conste) de “banalizar” el antisemitismo –en Picard como en tantos otros-, como “un aire de su tiempo”, léase de lo que se respiraba libremente en las universidades y otros centros (estatales) de pensamiento la época aquella ¿o (más en serio aún), como una tradición intelectual (sic) con todas las credenciales de legitimidad (como otra cualquiera), lo que desató el gran miedo (sic) de los “bien/pensantes”, que describió en obra célebre -"ad majorem gloriam" de otro no menos celebre antisemita (francés) Edouard Drummond-, Georges Bernanos?, autor igualmente fuera de sospecha en la materia (como la mujer del César)   (CONTINÚA)

 

¡Si el señor Foulek Ringelheim ("monsieur le président") levantara la cabeza! Seria para ver el blanco de su vindicta y obsesion rehabilitado en toda discrecion y con todos los honores y en el mismo lugar donde su furia (verbal) iconoclasta lo desalojó: no hay mal que por bien no venga, y la defenestracion escandalosa habra servido de detonante de una obra biografica oprtuna y reveladora que habra hecho tambalearse -y a punto de rodar por el santo suelo- uno de los más sacrosantos dogmas o "a priori(s)" del pensamiento único (politicamente correcto) en vigor hoy por hoy aqui en Bélgica. O en otros terminos: el antisemitismo (intelectual de palabra o por escrito), redimido o rehabilitado con todos los honores en el país tal vez donde su égida o hegemonia se sentia -a tantos años ya del final de la Segunda Guerra Mundial (en el 45)- de forma más ahogadiza y sofocante que en ningún otro sitio. 

Pero la noticia de página de sucesos admite aqui otra moraleja sabrosa (o picante, como los franceses dicen, de las de picar o escocer, sgun las sensibilidades y los gustos) (...) Y es que lo que Edmond Picard, ilustre jurista belga e hijo (fiel) de la Belle Epoque, dejaba traspirar como un aire de su tiempo (sic), no era tanto el antisemitismo -el mismo que el de la Luces, y del pensamiento postivista del (ante) pasado siglo, el de Spencer y el de Darwin (y del social/darwinismo)-, sino el prejuicio racial anti-latino o anti-mediterráneo, o anti-español para dejarnos de eufemismos y en resumidas cuentas: que la tesis puesta ahora en España de moda de una ilustre profesora ( e historiadora) -que aquella, la hispanofobia, no es más que un puro producto (o subproducto) de lo que ella llama "la imperiofobia" (americana y europea)- no resiste un etrecomillado o puesta entre paréntesis, y es por la omision -¿o censura (eclesiástica, escandalosa)?- en la mencionada obra de ese racismo subliminal de tipo historico que el español mas confiado e inadvertido siente latir desde que pone el pie -¡pobre ingenuo!- por cima de los Pirineos (por cuenta suya, o nuestra), y digamos que más tal vez que en ningún otro sitio aquí en Bélgica. Y asi, en uno de los capitulos del panfleto anti-Picard del que aqui nos ocupamos, donde se relata el periplo de aquél por los  paises del Magreb -esmaltado de reflexiones del tipo racial (y anti-semita) ante el escandalo de la bien pensancia (la de su debelador y contrincante)-, se diria que no podia faltar una alusion española, que me diga anti-española de esas de dar un bote en el asiento (a lo que aqui me tiene tan acostumbrado) Y es evocando el papel histórico -y "providencial"- que le cupo a España de parar la expansion musulmana en el continente europeo, no sin dejar al final de aquel párrafo de añadirlo, como una apostilla o como una especie de lamentación biblica (y correcta), y es del sello (racial) que los invasores dejaron en los invadidos que acabarían por expulsarlos (de su tierra) "El estancamiento (stagnation) semita corre por sus venas " (óp. cit. p.60) Que no es más que un eco (si bien se mira) de lo que yace como un poso indesarraigable hondo anclado en la memoria y la conciencia colectiva de los belgas -pueblo hispano si los haya por tierras de Europa-, de lo que se hacen eco sus autores mas caracteristicos y emblemáticos del (ante) pasado siglo, coetáneos de Picard y que (fatalmente) deambulan por su biografía. Así, Georges Rodenbach -francófono de ascendencia flamenca- en "Brujas la Muerta" destapa la obsesion que le produce uno de los personajes femeninos de su novela de un sello y fisonomia hispana inconfundibles. Y eso -entre otros rasgos- por la tez de la piel "ambarina" (en francés, ambrée) de aquella (...) Fruto de una violacion (sic), añade (aún) en otro párrafo no cabe más explicito. Y otro de los autores -amén de Paul Colin (horresco referens!) ejecutado (de noche, de un tiro por la espalda) en Bruselas por delito de "colaboración intelectual" al final de la II Guerra Mundial- que sobrevuelan tanto en la trayectoria de Edmond Picard como en la obra biográfica a él dedicada y que aquí nos ocupa, Charles de Coster, francófono de Bruselas (y de ascendencia flamenca) como por casualidad también, autor de la Leyenda de (Tijl) Uilenspiegel, que muchos califican como la Biblia de los Belgas, está tan surcada, que me diga abarrotada de relexiones (raciales) del mismo tenor y cariz que las que preceden, que hicieron que se me cayera literalmente de las manos a poco de comenzar su lectura tratando esmeradamente -¡ingenuo de mi!- de empaparme de esa "biblia" tan politica e históricamente correcta: como un cuento de buenos y malos -de las guerras de Flandes (o "de las guerras civiles que a havido por estas tierras", tal y como escriben historiadores españoles de aquella época- como las que circulan (¡ay dolor!) por cuenta de la guerra civil española. Y (nota bene) como si la (dificil) reconciliación -especialmente lingüística- entre valones y flamencos forzosamente pasase por el (sistemático) denigramiento, si no de España y de los españoles, sí al menos del pasado o del "régimen español" en Belgica: a imagen (y semejanza) del compromiso ("typical") "a lo belga" en tantas otras cuestiones de historia -p.ej. de la Segunda Guerra Mundial- o de la más candente actualidad aquí (en resumidas cuentas)            

 

 

domingo, diciembre 13, 2020

Lluvia de Estrellas


¡Banderas al viento

y magia de la canción!

Del Gran Sol y de su embrujo,

el de tu pelo rubio (blond)

 

de cuando me abría al mundo

y el mundo se abría a mí (en flor)

a punto ya de derrumbe

que es como fue –¡ay dolor!-

 

Y vuelve ahora de noche

cerca de Navidad (ton y son)

Cuando el Sol baja y se apaga

antes de volver con ardor

 

En el Solsticio de Invierno

(¡Yule!), en el colmo del amor

de ti, Amor, y de los míos

y de todo lo que (dicen) “se perdió”

 

y en plena lluvia de estrellas

de las que soy (gran) cazador

Por eso me fui tan lejos

y sigo “erre que erre” (¡Mi Honor!)

 

siempre en busca de la Gloria

en tu pecho (¡con furor!),

de pie y oteando el cielo

y  los Augurios (del Viejo Dios)

 

Por todas partes ("suis partout")

Con brío y con calor

Como ella, como ellos,

Tan ungidos como lo soy Yo

 

Como mi triste destino

No tan triste ni feo –¡Oh No!

Sino radiante y risueño

Como lo soy, como tú ¡perdón!

 

Que no es tan triste el futuro

El que nos aguarda a los dos

Al cabo del Duro Invierno

Visto aquí desde el balcón

 

Ahí donde me encaramé

Y llamé (al fin) tu atención

A punto de desfallecer,

a base de denuedo y tesón

 

Y en desagravio de mi nombre (el de Krohn)



lunes, diciembre 07, 2020

Luces De Paganía


 

Parque (y estanque) de noche

Luces en la lejanía

a solas, ¡ni un alma alrededor!

Templo de melancolía

 

De espejos en la niebla

-¿como no se me ocurría?-

a lo largo del trayecto

de mi expatriación ¡qué vida!

 

Sobre la Tierra Desierta

como la vi yo aquel día

al principio del camino

entre mil sueños y brumas

 

Donde deambulé no obstante

libre y sin traba alguna

y donde me forjé mi Yo

fiel a un estilo, y una Fe ¡pura!

 

Que el Estilo es el Hombre (dicen)

y si a mí me faltó a veces, niña,

No me lo temes, mujer, a mal,

no fue –¡créeme!- culpa mía

 

Y es que no fue por maldad,

desaliento -¿o por blandura?-

Me falto sólo un espejo

¡El de tu blanca hermosura!

 

En donde me viese y mirase

¿De perfil, de frente? (augura)

por fuera como por dentro

en tamaña tesitura

 

la de emprender entonces Yo

solitaria singladura

por los caminos del Adiós

en pos de la Gloria bendita,

 

la gloria que me robaban

que tanto se me debía,

cubriendo así de una túnica

(en blanco) de la ignominia

 

la Gloria de un Héroe

-de una pieza, ¡con mayúsculas!-

Lo que soy y yo te ofrezco

A Ti ¡Oh luces de paganía!

 

(en el Solsticio de Invierno ¡Hurra!)

domingo, diciembre 06, 2020

DONALD TRUMP Y YO


Mitin –en olor de multitud- de Donald Trump ayer sábado en Georgia, ante una consulta electoral decisiva en aquel estado para el control del Senado, y ante la batalla legal en curso por el resultado de las elecciones y de la Presidencia de la Nación

La realidad paralela, léase (sobreentendido) la de los psicópatas, de los paranoicos –léase conspiranoicos (sic), de los locos (en francés, fous)-, la que nos endosan o endilgan (gratis)
en los medios una banda de niñatos –y niñatas (marca España)-, por cuenta o por culpa de Donald Trump. "Paralela" o no, toda esa jauría (periodistica) no puede negar la realidad (sic) que esconden con esa expresión tan políticamente correcta, y es la de los setenta millones (setenta) de electores pro-Trump (sus compatriotas) que le votaron y siguen y persisten negándose a darle la espalda y a reconocer (como tampoco él) su derrota, o  de ese video de cámara visual –mas anecdótica si se quiere, y a la vez mas visible o (tangible) aún- en la que se ven funcionarios de la maquinaria electoral volcando en las urnas, en secreto y a toda prisa, montañas de papeletas en Georgia, como por causalidad, el Estado donde le dieron perdedor por la diferencia de trece mil votos (trece mil) -para una población de cerca de diez millones (diez)- y que habrá servido de telón de fondo y banda sonora al mitin de Trump ayer en vísperas de la elección tan crucial que se juega el domingo precisamente allí. Y (nota bene) la realidad -paralela o no- del partido Republicano (GOP), todos como una piña -y ante el escandalo de los medios y los bien/pensantes- detrás de Donald Trump 

Pero la  mejor glosa –y a la vez rotundo mentís- que se merece esa histeria tan “realista” -y tan buenista- que desata la figura de Donald Trump lo es sin duda alguna el (tímido) comentario que el moderador de la discusión en torno al articulo que menciono a la cabeza de este articulo se permite de admitir -¿a fuer de sonrojo y de pudor (aunque escriba y trabaje en el País)?- al final de una ristra interminable de comentarios unánimes donde se pone de vuelta y  media al presidente “perdedor” (sic) y en donde -como en otro comentario se deja suavemente a entender- parecen los despotricantes anti-Trump mucho mas preocupados por fijar definitivamente -o enclavijar (sic) si necesario fuera- su derrota que por probar, léase disipar las sospechas de fraude electoral.Pero es que todo es una burbuja….Los medios s(ó)lo te ofrecen noticias a la carta…Hay gente que jamás lee nada más que sus noticias falseadas. Se rodea(n) de otros que piensan como ellos. Jamás salen de su burbuja” Burbuja, noticias a la carta: Verba volant, las palabras vuelan un vez libres y sueltas, y es lo que ocurre –se me antoja- con este comentario tan tímido que a fuer de suave como un susurro o un suspiro parece un lamento infantil. “Vox puerii, vox dei” 

Burbuja frente a “realidad paralela”, “el estado de la cuestión”, como dicen (pedantes) los universitarios y académicos del pensamiento único y políticamente correcto, en Bruselas como en Madrid (…) La burbuja en la que viven tantos dentro y fuera de los medios como la de esos niñatos y niñatas -¡ay dolor! mis compatriotas- y que se ganan así la vida y hacen caja-y-carrera fabricando la opinión publica por cuenta de quien les nombró, a dedo y sin necesidad de votos ¿PARA QUÉ?, como decía Lenin de la libertad, o como venían a decir -en sus protocolos secretos- los Sabios de Sión (…) 

Y noticias a la carta (sic), de las que pueda dar fe el autor de estas líneas por toda una pasión a rastras –dura y longeva-de lector de toda clase de medios periodísticos desde su adolescencia por no decir desde su infancia (precoz), a la medida del hondo resentimiento y de la sorda frustración que vine incubando desde entonces sin duda por culpa de la fe, de la esperanza pueril (mea culpa, mea maxima culpa!) de ver anunciado en esos medios el fin de la Historia o  el fin de los Tiempos, o la batalla final o el Armaggedon o que se yo. “Los tiempos se cumplieron pero no fuimos salvos”, un comentario como un susurro o un suspiro también que deja escapar –fuera de toda sospecha- el (quinto) evangelista en una de sus epístolas y que resume o sintetiza el desencanto (sic) de la PARUSÍA, de aquellos primeros cristianos –primitivos, e indignados (….)- y a la vez la de los sufridos lectores de periódicos –como lo soy y como lo fui yo- soportando impávidos y sufridos (ad aeternum?)- el poder mundial de los Medios –en democracia- y su tiranía atroz (…) La de los Sabios de Sión (…) 

Y no es sólo eso lo que siento –en lo mas íntimo- compartir con el destino que parecen querer reservar algunos –¿muchos, pocos?- a Donald Trump: no es sólo la hostilidad unánime que parece recolectar el actual presidente USA en torno suyo –en los medios de la Prensa global- sino sobre todo esa aureola (sic) como una túnica blanca –la de la infamia- que sobrevuela insidiosa y amenazante -en la actual campaña anti-Trump- de una punta a la otra del planeta, y en los medios. Como la que yo llevo a rastras (mutatis mutandis) a base de linchamientos periódicos e intermitentes -tantos años ya- y de la que solo justo ahora (O Felix Culpa!) habré caído cabalmente en la cuenta del reto o desafío –magno, a escala del planeta- que me planteaban y me plantean, leyendo precisamente –como ya lo dejé aquí entender  en una de mis ultimas entradas- los Protocolos de los Sabios de Sión. Una túnica de infamia –pena (teóricamente) inexistente en democracia (….)- no sólo con vistas a desprestigiarme y a a calumniarme y a descalificarme sino a arrancarme (sic) la aureola de braveza (sic) –de arrojo y de valentía, en francés, “bravoure”-, que mi gesto de Fátima entre algunos –¿muchos pocos?- en España y en el mundo entero me legó (….) (XIX Protocolo de los Sabios de Sión) 

Lo que habrá hecho -O FeliX Culpa!- obligarme a mirarme al  espejo otra vez, y verme como lo que soy, un héroe de guerra –combatiente de una guerra incruenta (¿y qué más da?), híbrida o asimétrica- y merecedor como tal de las más altas condecoraciones españolas(y posiblemente también) extranjeras, civiles y militares, y entre ellas la Cruz Laureada de San Fernando, o la medalla al Mérito Civil (como Militar) o el Víctor del SEU o la gran Cruz de la Orden (Imperial) del Yugo y las Flechas, etcétera, etcétera, etcétera (…) Y lo fui –y lo soy- arrostrando una serie (sin fin) de sufrimientos por la Patria, y sacrificándome, -como los defensores del Alcazar o de Belchite- en el desprecio (total) de mi vida, solo y a ojos vista –en retransmisión directa- del mundo entero (que todos vieron que fue así) 

Y en lugar de ello, arrastrar un sambenito –como me advirtió un sacerdote italiano (en Italia)- al que me confié (o confesé) en términos velados de lo que contaba hacer (o cometer) justo después. ¿Italiano –de la tierra del “onore”, de la “omertá”- tenía que ser? Una marca de infamia (sic) y de ignominia como la que los medios quieren endilgar ahora a Donald Trump. En nombre de la realidad (sic), léase de la bula (infamante) en la que viven algunos y medran sin darse cuenta (y a costa nuestra). Ahora de nuevo y mas que nunca pues, en vísperas del trance electoral tan decisivo de Georgia, ¡Viva Donald Trump!


 “El bosque de mi padre” Un conmovedor (y desgarrador) film (autobiográfico) en sala hasta hace poco en Bruselas. Sobre un soñador idealista (uno de tantos) que "rechazaba la realidad (democrática)", como tantos y tantos otros, lo que mereció al final el aplauso espontáneo del publico asistente (entre los que me contaba) a la (joven) realizadora, presente en la proyección, donde se aborda el tema del tratamiento de la locura y de los métodos y de la actitud y protocolos de conducta por cuenta del régimen -y legislación- de internamiento psiquiátrico hoy día en vigor. La locura, una pena de infamia (sic) -y no un diagnóstico ni una terapia- más que otra cosa. En el Antiguo Régimen, como en estos tiempos de democracia. Como la que arrastro yo –como una Espada de Damocles- desde mi gesto de Fatima. Y con la que amenazan los medios a Donald Trump, para hacerle así reconocer su “derrota” Donald Trump y yo