miércoles, abril 20, 2016

"¡ABAJO LA REPÚBLICA! (SÓLO UNA RESERVA)

Nuestra guerra civil cabe perfectamente dentro del catálogo de acontecimientos “horribiles” (en lenguaje filosófico) que más marcaron el siglo XX, y fue efectivamente tanto más trágica cuanto que pudo no haber ocurrido, o no haberse convertido al menos  en una guerra civil endémica e interminable como asi ocurriría. Un accidente o una fatalidad trágica, así tiende a catalogarlo también la moderna historiografía, en lengua francesa al menos. Al contrario de lo que iría a suceder en Francia en donde se daban todas las condiciones para un conflicto de igual naturaleza y de los mismos niveles  o mayores de atrocidad y derramamiento de sangre -como ocurrió en la Revolución Francesa (y en lo que la siguió)-, y que fue evitado sencillamente porque los franceses escarmentaron en cabeza ajena con la guerra civil española (como ya lo tengo aquí también señalado) Un accidente trágico, per se y en sus secuelas, léase en su prolongación casi secular a la que hay que poner coto y fin ya, sin resignarse a esperar otros ochenta y tantos años como lo sugiere Fernando Sánchez Dragó en su artículo (y en eso sí pienso que estaba de broma)
El artículo "¡Abajo la República!" de Fernando Sánchez Drago publicado en el diario El Mundo el domingo pasado se merece sin duda una glosa un poco mas extensa de la que le dediqué el mismo día en este blog, en la entrada que reservé a su texto íntegro.

¿Una humorada “dragoniana” en el fondo, como alguno así lo deja a entender, en un escritor y periodista que no disimuló de antiguo sus ideas republicanas -sin no me equivoco y mal no re cuerdo- sin duda por fidelidad a la memoria de su padre desparecido al iniciarse la guerra civil, y periodista del mayor relieve durante los años de la República, al que dedicó un libro del mayor valor testimonial, sentido y sincero, que se mereció mi elogio publico -colgado en la red- hace ya algunos años?

¿Suficientemente escéptico y escarmentado el celebre escritor como para pretender modelar la opinión publica con escritos de su cosecha en los que viniera a defender una tesis cualquiera, la que fuera?

 Pienso que el concluir por la afirmativa a esos interrogantes seria poner (seriamente) en entredicho la credibilidad y la solvencia profesional y moral e intelectual de Fernando Sánchez Dragó, lo que conociéndole personalmente -como aquí ya lo dejé señalado- no quiero ni puedo permitirme en absoluto.

Fernando Sánchez Drago habla -es cierto- en su articulo de un día aciago (sic), el del inicio de Alzamiento en la guarnición de Melilla. ¿Qué quiere decir con ello? Váyase a saber. Es el único “couac” desde luego (como los franceses dicen) -léase nota false (en apariencia)- a un articulo con el que estoy de cuerdo y que sigue mereciendo mi aplauso, tanto cuanto al fondo como cuanto a la forma.

Hay una cuestión de fondo no obstante de las que plantea en su articulo Sánchez Drago que se merece aquí una reflexión y y es la del cainismo de los españoles, un clisé o lugar común que nos viene de antiguo y que que se vería traducido en la fórmula un tanto manida de las dos Españas y plasmado en los versos no poco manidos también de Antonio Machado (aquello de “helarte el corazón” y demás)

Se puede acertar (genialmente) en la intuición como se me antoja que le ocurre a Fernando Sánchez Dragó en el articulo mencionado y errar a la vez en los postulados y no darse cuenta que la clave del enigma se encuentra ya recogida en la forma de exponerlo o de presentarlo como ocurre a mi juicio en el caso que nos ocupa. El cainismo español es un clisé que nos viene de herencia, de nuestra tradición bíblico/evangélica. Pero honradamente hablando no nos parce que los españoles sean más cainitas (sic) que otro pueblos que arrastran esa misma tradición judeocristiana que nosotros, auto flagelante por definición y culpabilizadora.

La raíz útima del cainismo (por llamarlo así) persistente entre españoles lo es en mi modesta opinión esa guerra civil fratricida e interminable (sic) -como bien se ve puesta al destape en ese artículo- y no al revés, al contrario de lo que deja a entender Fernando Sánchez Drago marcando así el paso tras una opinión ampliamente extendida entre españoles. Es la única reserva si se le puede llamar así que me merece ese articulo memorable

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