Asturias, campo de batalla de la guerra de propaganda en España sobre la guerra de Ucrania. Tierra del "putinismo asturiano", marca Gustavo Bueno No es puro azar pues, que Adam Michik viejo conocido y màrtir -como buen polaco- de nacimento haya elegido al Principado como tribuna y atalaya de su propaganda de guerra anti-rusa y anti-Putin, recitándonos el relato de siempre en materia de historia y de memoria- en una "reductio ad Hitlerum" como se debe, y dentro de la DOXA (histórica e ideológica) hoy en vigor, léase la cantinela -o lamentación- polaca. En nombre del papa de Roma (ay dolor!)
Adam Michinik, referente (sic) de la intelectualidad como recita al unísono el coro de turiferarios a sueldo de la prensa "mainstream" (global) en España ahora. "Válgame un santo de palo!" Como decia en "Luces de Bohemia" Don Ramón. Viejo conocido mio aquél, sí señor, no directamente pero sí por su propio padre a través, que así se presentó ante mí, cuando fui a buscarle aquél a su casa de sotana hasta los pies, en mi "gira" polaca, durante la Primavera Solidarnosc -verano del 81- en la misma puerta de su domicilio, un inmueble austero con trazas de edificio "oficial" -como todo alli, se me dirá- en el centro de Varsovia, un poco más gris -bajo aquel cielo gris- de lo habitual. A donde llegé encaminado por la abundante propaganda de la que que la prensa occidental daba cuenta por aquellos dias de él.
Han pasado cuarenta años. Como cuarenta minutos y ni siquiera. Que por lo que veo, el líder de la oposición democratica y periodista estrella en la órbita (entonces) de Solidarnosc -y de sus compañeros de viaje, del KOR (y ex-miembro nota bene del PC)-, sigue en los mismos planteamientos de entonces sin la menor variación, ateniéndose sin rebasarlas ni un milímetro a las líneas rojas de lo política e historicamente correcto, dentro de la DOXA -en Polonia más que en otros sitios- hasta hoy en vigor. Polonia, mártir ahora y siempre, y que de mártir y víctima a verdugo no hay más que un trecho es algo que de seguro no le ha pasado por la cabeza a un polaco, léase mártires de nacimiento todos ellos, y por paradójico que parezca, destinados (por siempre) a figurar en el buen lado de la historia, en el campo ganador. Por lo que no se podia esperar otra cosa ni otro tipo de mensaje de él: "reductio ad Hitlerum" en estado puro, qué bien se vive de él -de Hitler me refiero- por los siglos de los siglos! Putín, un déspota un psicópata irracional (sic), una copia ("legalizada") de Hitler, asi nos habla de él. Y qué me dice de Jaruzelski? Del que no se le oyó, ni a él ni a los de Solidarnosc -salvo honrosas excepciones-, entonces ni pío. No menos pro-ruso ni prosoviético que el otro -y del lado agresor-, y además (para mayor inrui) contra su propio pueblo, en el papel (en apariencia al menos) del simple traidor.
Y es porque el nacionalismo polaco no soporta ese (insoportable) juego de espejos por lo que se insurgen tan violentamente contra Putín. Por cuanto les quita de un manotazo la máscara, y pone "pari passu" en entredicho ese cuento de buenos y malos sobre la Historia la propia y ajena, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial sobre todo, y en algunos de sus capítulos que más a ellos se refieren como el Pacto germano/soviético que Putín reivindicaba hace poco con no pocas dosis de franqueza y en un botón de muestra de solvencia (ideológica) e histórica y de credibilidad (cargado de razón) Y del Pacto de Munich y el Armistcio germano francés (del mariscal Pétain), tres cuartos de lo mismo. Con Polonia y los polacos -por qué será?- siempre en el centro de la escena (de casus belli número uno) Odio anti-polaco el mío?
Ni siquiera. Nada (al contrario) de personal. Voz enloquecedora (sic), la que en cambio oímos ya hace tiempo y ahora más cuando en Ucrania sonaron los tambores de guerra, de la tierra/madre Europa, que no quiere morir, hecha trizas, descuartizada por culpa de la guerra, léase de la guerra y de la guerra en Ucrania. Y de Polonia, "el hombre enfermo de Europa" desde el siglo antepasado, de una enfermedad incurable (a lo que parece) y terriblemente contagiosa.
Y que algunos en España no parecen verlo así es motivo de extrañeza, si se piensa además que Asturias donde Michnik habrá encontrado tribuna y el mas cálido acogimiento es tierra donde sienta sus reales el que pasaba hasta ahora por portavoz (español) de Putín -transversalidad nacional/bolchevique obliga- el gurú poscomunista de un considerable sector de universitarios y de la juventud, me refiero a Gustavo Bueno, reducido -se diría- al mutismo más absoluto a medida que se alarga la guerra. Su putinismo declarado anterior, sus sesudas observaciones históricas, ideológicas y geopolíticas -tan caústicas y agresivas-, dónde se oyen ahora, qué se hicieron?
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