lunes, julio 07, 2014

"¡VIVA VIVA LA REVOLUCION!" (BAILADO) RÉPLICA A ALBERTO GARZÓN

La instantánea de la foto pertenece a un video de propaganda -muy logrado en todos los aspectos- del partido griego "Amanecer Dorado" La primera vez que lo oí casi me caigo redondo de la sorpresa porque el telon de fondo musical se lo ofrece una marcha en la que no me costó reconocer un himno (¡Viva Viva la Revolución Viva Viva Falange de las Jons!) de mis tiempos de militancia joseantoniana (disidente) durante mis años universitarios. Cualquier parecido con la realidad pura coincidencia no obstante. En la musica como en la letra. El himno que cantábamos nostros era casi bailable, éste en cambio mueve muchedumbres entre antorchas y banderas al viento desfilando al son del tambor y de esta versión (griega) del canto aquel, con una marcialidad que no tenia aquella (ni de lejos) ¿Hablan o hablaban acaso de lo mismo una y otra? La duda se admiten, mi opinión no obstante ya la saben aquí todos o la adivinan
La otra cabeza visible de la indignación dentro de un orden (parlamentario) además de la pareja emblemática en extremo de Pablo Iglesias –apóstol de indignados- y de Teresa Forcades, la monja catalana independentista (como un cristo y una magdalena de moda y a gusto de los medios), lo es sin lugar a dudas el diputado comunista y miembro de Izquierda Unida, Alberto Garzón, diputado por Málaga de la misma generación de aquellos hijos del régimen o de sistema que tanto denuestan todos ellos como lo demuestran –como por la prueba del nueve (o a contrario)- el que no surjan figuras jóvenes y como ellos y de otras tendencias distintas de las suyas.

¿Qué puede dar si no, que no sean retoños de izquierdas un régimen escorado (desde su nacimiento) a la izquierda? En declaraciones recientes que están armando gran revuelo el joven diputado malagueño habla de la revolución y se me antoja que algunos en el bando (teóricamente) opuesto), se les habrá hecho la boca agua por no emplear expresiones más Fuertes (y también más groseras)

Y no puedo resistirme a un comentario comparativa con una figura que les pondría sino los pelos de punta si en guardia de un golpe a todos los mencionados y me estoy refiriendo al que fue ministro de propaganda del III Reich del que acabo de hincar el diente a un biografía exhaustiva documentada en extreme y de autor (holandés) fuera de toda sospecha, en el plano de lo históricamente correcto me refiero, aunque en el área germánica quepa decir que tras la querella de los historiadores de la que aquí ya hice alusión el espacio de libertad es mucho as amplio que en otras áreas culturales como por ejemplo en el mundo hispano.

Paul Joseph Goebbels (Pablo José), era católico bautizado de una región de fronteras (religiosas) del centro de la Alemania donde el catolicismo sobrevivo gracias a España -como lo recordó Ramiro Ledesma- y a su protagonismo político y militar en las guerras de religión a las que pondría fin el Tratado de Westfalia al final de la Guerra de los Treinta Años.

"Cujus regio ejus religio" fue uno de los principios que dejo asentados aquel famoso tratado como consecuencia del cual las regiones fronterizas de la línea de trincheras que lego aquel gran conflicto político religioso como la Renina, de un mosaico de mini estados que venían de la Edad Media acabarían siéndolo también en el terreno confesional y así de un estado a otro y conforme al capricho del soberano de turno se pasaba del catolicismo al protestantismo como de oca a oca y tiro porque me toca (que decíamos jugando al juego aquel de pequeños)
Goebbels por su célebre discruso del Palacio de los Deportes de Berlin a seguir a la catstrofe de Stalingrado se convirtió en el artifice supremo de la estrategia de Victoria (o de Derrota) Total y en ese sentio fue plenamente "revolucionario" y consecuente con las tendencias "nacional/bocheviques" de su fase juvenil, de antes de prestar su adhesión incondicional a Adolfo Hitler. Cualquier parecido no obstante entre su ideal revolucionario y el de los jóvenes indignados de hoy, pura coincidenencia
Goebbels pues era católico y aunque dejó muy joven -como el Fuhrer- la práctica religiosa no cabe duda que arrastraba un bagaje cultural y de memoria histórica e indisociablemente ligado un pasado y a una herencia católica o católico alemana –léase de Contrarreforma (…)- si se prefiere, que le acompañaría toda su vida a lo largo de su trayectoria.

Y no es nada trivial el detalle que leo ahora en su biografía que en su diario se refería Berlín –la protestante (…)- como la capital del pecado poco antes de ser responsable supremo (gauleiter) del partido en la (antigua) capital del Reich donde reñiría una batalla crucial para el futuro de su partido y el destino de Alemania

Hay además un dato de su biografía que se habrá visto rodeado siempre del más espeso de los tabúes y es que su localidad natal de Rheydt situada en la cuenca del Rhur fue ocupada tras el tratado de Versalles por las tropas aliadas y en el caso que nos ocupa se lo viera adjudicado Bélgica como potencia ocupante. Durante los años de ocupación belga/francesa de la cuenca del Rhur se desató allí una insurrección instigada y dirigida por los comunistas alemanes que explica sin duda ese perfil de nacional/bolchevique que Goebbels arrastraría siempre en el seno del régimen y del partido nazi.

Si se lee un poco en detalle biografía se cae rápido en la cuenta no obstante que en ese como en tantísimos otros casos o situaciones o asuntos o problemáticas nos vemos confrontados a la infranqueable barrera cultural que separa el mundo latino del mundo germano, que se caracteriza entre otros trazos fundamentales por lo que se podría llamar un foso (sin fondo) de tipo semántico donde los mismos conceptos los mismos términos (traducidos) esconden de uno y de otro lado de la barrera cultural y lingüística realidades o conceptos completamente divergentes si n o radicalmente opuestos a veces.
Roland Freysler, presidente del Tribunal (aleman) del pueblo que juzgó a los autores del compolot contra Hitler de julio del 44 y una de las figuras del régimen nazi más linchadas en la guerra de propapaganda aliada -a menudo comparada a la de Vichinsky el procurador soviético estaliniano de los procesos de Moscú-, en la guerra como en la posguerra, había sido militante comunista durante la Republica de Weimar. Y encierra pues una cierta lógica ideológica -la del mimetismo de los contrarios (Nolte)- que acabara siendo uno de los artifices de la revolucion/nacional que acabó consumando el régimen nazi bajo los auspicios del ministro de Propaganda Goebbels en su embestida final contra los sectores de derecha -eclesiásticos y aristocráticos- que apoyaron el complot de Von Stauffenberg. En el marco de la estrategia (nacional/revolucionaria) de la derrota total, sin capitulacion y sin armisticio
Y es lo que ocurriría en el caso de Joseph Goebbels como se pone de manifiesto tanto en su trayectoria biográfica como en sus escritos y en su oratoria en algunos extremos de importancia semántica crucial como en todo lo que de cerca o de lejos Goebbels quería decir o significar con algunos de sus términos favoritos, a saber el de revolución y del de socialismo (nacional o socialismo a secas)

Cualquier parecido con la realidad (oculta o escondida de esos y otros términos análogos) porque si se ahonda un poco en la historia del nacionalsocialismo en la biografía del ministro de propaganda del Reich como lo vengo haciendo estos ultimo días se cae rápido en la cuenta que la Revolución Nacional -directamente dirigida contra los principios del 89 (léase de la Revolución Francesa) difería poco de la Revolución Conservadora que forjaron ciertos medios y ambientes de intelectuales alemanes que no dejo de frecuentar el miso Goebbels durante los primeros años de la República de Weimar o incluso de la Contrarrevolución que propugnó la tradición francesa monárquica más rancia Legitimista y nacionalista (y reaccionaria)

Los extremos se tocan, y conforme lo pondría de manifiesto el profesor Nolte en su obra capital “La guerra civil europea” en la medida que se iba agravando y agudizando y radicalizando entre comunismo y nazi fascismos que desembocaría en el estallido de la segunda guerra mundial se iría acentuando pari passu el fenómeno de mimetismo (reciproco) entre los dos grandes movimientos totalitarios contemporáneos.

Goebbels era y se sentía revolucionario, es cierto, y lo seguiría siendo aun después de su acatamiento (total y absoluto) de la autoridad y de la supremacía del Fuhrer en la medida sobre todo que preconizaba la acción directa, y en ese sentido su revolucionarismo o (nacional) revolucionarismo vendría a coincidir con su belicismo que triunfaría con el estallido del guerra y sobre todo al canaria su apogeo en la táctica (y estrategia) de la Victoria (o derrota) Total que fue en gran medida obra (propagandística) de invención suya.

Revolución en el sentido no de caos o de derrumbe (cruento o incruento) del orden social -como en el caso del marxismo o del anarquismo- sino de escalada en la lucha por el poder (o en termino nietzscheanos por la voluntad de poder) hasta el estallido de la guerra/madre de todas las batallas, de ese sol negro que hace madurar a los hombres y que libera a los pueblos y a las naciones de la sumisión de la postración histórica o de la esclavitud y les hace renacer tras periodos de decadencia.

¿Revolucionario Goebbels igual que lo viene a ser o a proclamar de nuestros días un exponente de indignados emblemático como Alberto Garzón? Dialogo de sordos, barrera o falla cultural ifranqueab le m´as bien por donde vino la escisión fundamental de la conciencia europea en os tiempos moderno y por donde se cuela hoy la amenaza de desaparición la civilización europea frente al desafío de la economía global y de la invasión silenciosa

No hay comentarios: