viernes, julio 11, 2014

CERCO (EN PUERTAS) DE LA DELEGACIÓN DEL GOBIERNO EN BARCELONA

Memoria laberíntica y procelosa. Capellanes uniatas de la division SS-Galizia (del nombre histórico geográfico de Ucrania Occidental) oficiando durante la Segunda Guerra Mundial. La Galizia, para ser justos y ecuánimes, es la "otra" Ucrania (no rusa) que los medios ocidentales vienen confundiendo sistemáticamente con la Ucrania rusa ("la Pequeña Rusia") Como una consigna, tras la derrota en Siria el pasado mes de septiembre de Obama y de la Casa Blanca (y de los israelíes) Y así, aprendices de brujo al servicio de todos estos tentáculos, especialistas en someter la memoria ideológica e histórica de pueblos y naciones a tratamiento de laboratorio, se sacaron de la manga sobre la marcha la memoria de una Ucrania pro/occidental y pro/UE que les está sirviendo de modelo ahora en la difusión y venta (al mejor precio) del invento de una memoria histórica catalana
En un resonante articulo publicado en la sección de opinión del diario el Mundo hace tres días, Luis María Ansón parece hacerse inopinadamente eco de lo que aquí venimos advirtiendo cual vox clamantis in deserto desde hace ya meses, semana tras semana, y es el escenario ucraniano -a lo Maidán de Kiev- que se están guisando o cocinando suavemente a fuego lento algunos dentro y fuera de Cataluña. Mi denuncia se basaba en un pura suposición o hipótesis lógica sin prueba (concreta) ninguna que la atestasen.

En su artículo en cambio, sin llegar a probarlo por el nueve, Luis María Ansón avanza ya no obstante nombres y siglas concretas y le añade otros trazos verosímiles -en lo referente al calendario- a ese escenario tan fácil de imaginar, y a creerle a él, inminente más que previsible.

La operación de cerco de la Delegación de Gobierno de -antes Gobierno Civil- de Barcelona que pronostica el célebre periodista es un poco la crónica de una tentativa secesionista anunciada a los cuatro vientos y hasta las cuatro esquinas del planeta. Y en esos planes, el mito del Maidán de Kiev viene a jugar de golpe un protagonismo inesperado para muchos. ¿De modelo o referencia (o causa ejemplar) solamente?

Entre las diferentes causas del ser que definía y clasificaba Aristóteles en su metafísica figuraba la causa ejemplar, y todo pensador escolástico que se preciase fiel discípulo del Estagirita -y lo solían ser (si es que quede alguno) hasta en los puntos y las comas (...)-  nos vendría a decir que una cosa no es otra distinta y que no tienen nada que ver la una con la otra, y al que esto escribe en cambio se le antoja que la causa ejemplar que aquí estamos examinando, a saber el escenario ucraniano –del Maidán de Kiev- tiene no poco, no solo de causa ejemplar, sino también de causa motriz o eficiente, acorde a la terminología que utilizó el célebre filoso y que la iglesia -madre y maestra- divulgaría y perpetuaría en su magisterio a través de los siglos casi hasta nuestros días.
Militantes nacionalistas ucranianos -del partido Svoboda- durante la explosión de violencia en el Maidán de Kiev, cuando agentes provocadores a las órdenes del Mossad israelí les utilizaron de chivos expiatorios de predilección, disparando contra los unos y contra los otros. El Maidán es hoy el mito en pleno auge -o en fase cenital- que está impulsando una aventura secesionista en puertas en Cataluña, la del proyectado cerco de la Delegación de Gobierno de Barcelona las semanas que se avecinan
El Maidán de Kiev hoy por hoy no es sólo el modelo o escenario ideal que tienen in mente los secesionistas, es sobre todo un mito o una idea fuerza en pleno auge o en su fase cenital –como (mutatis mutandis) lo fue en los años de entreguerras la Revolución de Octubre- capaz de arrastrar muchas voluntades y mover muchos pies, manos y brazos llegado el momento dentro y fuera de Cataluña, o -igual para el caso de lo que aquí demostrar o explicar pretendo- neutralizarlos y paralizarlos.

La gran baza –temible por lo imprevisible de sus reacciones sin duda alguna- de una fuerza de oposición eficaz y mínimamente creíble al desafío secesionista en Cataluña y de la respuesta potencial que sería la suya, lo es el sentimiento patriótico más o menos extendido y difuminado –y no menos arraigado y fuera de toda sospecha en la inmensa mayoría de españoles- dentro y fuera de Cataluña, y su punta de lanza hoy por hoy lo constituye los grupos patriotas o la galaxia de los mismos explícitamente anti-secesionistas, que no dejan de ser -como no se cansaron algunos de probárnoslo y de ilustrárnoslo en las últimas elecciones generales (del pasado mes de mayo)- estrictamente minoritarios. Algo perfectamente irrelevante llegado el caso de una situación de crisis abierta como la que aquí estamos contemplando.

Ocurre no obstante que la eventualidad de un escenario ucraniano, léase de un cerco (sostenido) del edificio de la Delegación de Gobierno en Cataluña, les pilla a todos esos grupos a contrapie como quien dice o psicológicamente desprevenidos en la medida que los sucesos de Ucrania, del Maidán, no les merecieron hasta hoy a todas luces -que se me contradiga si estoy errado- un análisis mínimamente concluyente e ilustrativo de cara sobre todo a un escenario análogo como el que se está cociendo en Barcelona.

¿Insurrección legitima nacionalista (anti-rusa) o maniobra de provocación de los más altos vuelos teledirigida por la Casa Blanca y supervisada hasta sus detalles más nimios y en sus más concretos pormenores?

Como así sucedió en la práctica. Por obra y gracia de los servicios secretos israelíes y el Mossad, agentes provocadores (y francotiradores) interpuestos disparando a mansalva en el momento de producirse la matanza que precipitaría los acontecimientos, en ambas direcciones, contra los unos y contra los otros –y sobre todo contra los chivos expiatorios designados por antelación, los jóvenes nacionalistas (pro/occidentales) participantes en la protesta-, como lo confirmarían sin ser desmentidos ni excesivamente oídos tampoco (…) testigos presenciales fuera de toda sospecha (…)
El Maidán de Kiev, un 15-M con misas (a la carta) y curas al gusto del consumidor (de varias confesiones, pero una entre todas ellas, el Vaticano, en posesión de la batuta) (....)-, y también okupas y perroflautas y bandidos y traficantes y pistoleros y agentes provocadores del Mossad judío. Digan lo que digan los piadosos/indignados de Religión en Libertad (dentro de un orden...y dentro de la Obra) Por ahí -del lado clerical (como en el Maidán)- es por donde nos quieren meter el gol los separatistas con sus planes de cerco (y asedio) de la Delegación del Gobierno en Barcelona
La polémica lleva servida ya hace un rato. La atonía "ucraniana" por llamarla así de los medios patriotas españoles tiene causas múltiples, de diversa índole sin duda alguna. De orden histórico no pocas de ellas y resultantes en línea directa de una memoria histórica no poco procelosa y laberíntica como a veces se nos muestra –y más aún si cabe en lo que a la Europa del Este vista desde un prisma español se refiere- , y una de elles también (que a mí no se me escapa), de orden confesional o de política eclesiástica o religiosa.

Un interlocutor amigo con quien comenté y discutí no hace mucho los sucesos de Ucrania de principios de este año me insistía y sin duda cargado de razones que el factor religioso no era relevante -o así lo entendí yo al menos- en los acontecimientos aquellos, y que en el Maidán haba tanto católicos como ortodoxos.

Ya creo haber apartado ya esa objeción en alguna de mi anteriores entradas, y no voy a insistir aquí en mi línea argumental: el protagonismo del clero uniata –dócil correa de trasmisión del Vaticano apenas- en los acontecimientos de Kiev parecen tan evidente e irrefutable no obstante que no merece mención siquiera, y desde luego en esa atonía de los partidos patriotas -porque no se le puede llamar ni cacofonía siquiera por débil o imperceptible que sea- en relación con los acontecimientos de Ucrania influye mucho en mi modesta opinión esa tutela eclesiástica que ya denuncié en mi entrada de anteayer, y del que todos esos grupos -salvo prueba en contrario, o salvedad hecha de la excepción que confirme la regla- adolecen más o menos directamente, y de una forma u otra.

Me curo en salud de inmediato no obstante. Fue Mariano Rajoy a tenor de lo que hoy revela el diario el País en un artículo sobre la anunciada entrevista (desmentida y vuelta a anunciar a continuación) entre el presidente del gobierno y el de la Generalitat, en una reunión secreta entre los dos va hacer pronto un año –el pasado 29 de agosto- quien abriría la caja de los truenos y relámpagos y llevaría a Arturo Mas a convocar el referéndum de la discordia (...)

Y ahora el presidente del gobierno se ve encerrado en un laberinto sin salida. ¿Por culpa de sus “complejos” como nos hemos habituado a decir ya desde hace un buen rato? Un puro eufemismo ese de los complejines o los complejos. Es mucho más que complejos. Es una voluntad dura -como el hierro o como la muerte- de entrega y de desmembramiento que les viene dictada en parte de fuera, pero que arrastran ellos mismos, todos los miembros de la clase política salvo excepciones y que viene de lejos, sin duda desde antes de la guerra civil pero que no puede dejar de ser vista –como aquí venimos haciendo- como una de las mucha se cuelas y de las más importantes de nuestra derrota en el 45.
Evangelio de los derechos del hombre...y de los derechos (a la auto determinación) de los pueblos y las naciones. Maurras y Nietzsche y Ramiro tenían razón. Venablos ardiendo en su vida -como ocurrió en los Balcanes- e hipoteca letal tras su fallecimiento, las palabras (de evangelio) -que nos pesan más que un muerto (...)- de San Wojtyla de Polonia. Sus "cristianos catalanes" están sin duda llamados en los planes de lo alto a un papel crucial como los curas uniatas de Kiev -con la monja Forcades (amiga de Pablo Iglesias) a la cabeza (...)- en un escenario (inminente) de enfrentamiento por las calles de Barcelona
En una entrevista informal con el entonces corresponsal del diario (falangista) SP de principios de la década de los setenta, Ángel Alcázar de Velasco endosaba al mismo Franco una pesada responsabilidad en el resurgir del problema catalán en la posguerra. Después de mí el diluvio. Ese es el epitafio que se merece el Caudillo, en todo rigor y objetividad y sin dejarse llevar por rencores, ni por sentimentalismos tampoco.

Y ese diluvio es el que amenaza con venírsenos encima en cuestión de semanas del lado de Cataluña…si nos dejamos ganar por el desánimo y el derrotismo (...) Porque hay signos e indicios infalibles que nos hacen pensar no obstante que del lado catalanista no las tienen todas consigo.

Porque está claro que en una estrategia de alta tensión y de enfrentamiento como la que están propiciando, lo pueden acabar perdiendo todo más pronto de lo que se piensan. España no es Ucrania ni las fuerzas especiales del ministro del interior de allí encargadas de reprimir –con los resultados la vista de todos- el Euromaidán, no son el Ejército español tampoco.

Se puede pues y se debe apostar por nuestro ejército...a condición que no se le ponga en la boca del lobo las manos atadas (...) Y se puede apostar también por una carta que los catalanistas están monopolizando y abusivamente sobreestimando a la vez sin duda alguna.

Y me refiero al estado de las opiniones públicas en los diferentes países europeos en relación con un escenario de insurrección secesionista (pacifica o no pacifica) en Cataluña. Y sirva de test el caso de Bélgica. Sería muy fácil –y no hablo de oídas (aquí todos ya lo saben o se lo imaginan)- ganar la batalla de opinión publica en Bélgica contra los secesionistas catalanas y sus corifeos y portavoces por estas tierras.

 A condición por cierto que se quiera reñir esa batalla y no darla por perdida como ocurrio siempre aquí -en el plano de la comunicación y de la guerra de propaganda- con el desafio y la agresión terrorista de la ETA.

Espadas en alto. Todo dependerá pues en última instancia de la actitud y de la conducta del nuevo monarca, que se juega a todas luces su reinado en el (tremendo) trance que se avecina

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