martes, julio 22, 2014

TENIENTE EN HUELGA DE HAMBRE ¿COMPLOT 15-M, O CASO AISLADO?

Exhumación de los restos de José Antonio en el Escorial (el 31 de marzo de 1956) para ser llevados al Valle de los Caidos, en pleno apogeo aun del culto paraliturgico joseantoniano. Unos meses más tarde, el 20 de noviembre, en la solemnidad aniversario de su muerte, un joven falangista del Frente de Juventudes llamó a Franco "traidor" en el silencio de la cripta al nterior de la basilica de Cuelgamuros. Hoy se sabe que no era un incidente aislado exactamente, sino más bien que le dejaron solos los que se habían conjurado con él, miembros de su centuria. Entre ellos los futuros fundadores del FES (...) ¿Lo mismo (mutatis mutandis) ha ocurrido ahora acaso con el teniente indignado? ¿Un caso aislado o simplemente que le dejaron solo ante el peligro sus compañeros de aventura?
El teniente en huelga de hambre por haberse visto sancionado de resultas de sus declaraciones o publicaciones en los medios plantea un problema serio hay que reconocerlo aunque solo sea por la repercusión (escandalosa) que habrá alcanzado su caso en los medios y (sobre todo) en las redes sociales. Un problema esencialmente de disciplina por supuesto.

Nadie le obligaba a someterse a ella, lo que muchos estarán pensando (en su fuero interno) Un ejército sin disciplina no es nada, aquí como en el la otra esquina del planeta, en situaciones de paz como en estado de guerra y también –y más aun- en situaciones de amenaza inminente para la paz y la convivencia ciudadana como la que enfrentamos los españoles por culpa de la situación en Cataluña. Franco era parco tanto en escritos como en declaraciones pero el discurso que hizo al cierre de la Academia militar de Zaragoza –de la que era director- tras proclamarse la república quedaría registrado en los anales de la historia militar por lo instructivo y lo certero.

Algo que sus detractores no dejaron de echarle en cara cuando acabo alzándose contra la república aquella, pero eso ya era otra historia. 

Yo no soportaba -lo confieso humildemente- esa disciplina de tiempos de paz que conocí bien en mi servicio militar que no por ser un poco especial –en IPS, heredera entonces de las Milicias Universitarias- dejaba de ser una mili como otra.
Discurso de Franco con motivo del cierre de la Academia Militar de Zaragoza ordenado por la República (el 14 de junio de 1931) Para el anterior jefe de estado la discplina era una religión castrense. Sin disciplina no hay ejercito, y sin ejercito no hay garantía alguna de slvaguarda de la integridad territorial de la patria cuando se ve amnezada como nos ocurre ahora con la situacion en Cataluña. ¿Nada que ver con la protesta del teniente indgnado? ¿Un caso aislado o la punta del iceberbg de un estado de insubordinacion mas o menos generalizado de la que podrian servirse algunos aprendices de brujo en caso de estallar una situación insurreccional en Cataluña las semanas que se avecinan?
Sufrí lo indecible en el Robledo y más tarde, en el Regimiento del Saboya donde me gané arrestos ("puros" les decíamos entonces) y broncas en público que no eran plato de gusto ninguno, por motivos a veces que me siguen pareciendo fútiles y anodinos. Y en parte también por motivos extra-militares: en claro, la ficha que arrastraba (de joseantoniano disidente) en los servicios del coronel San Martin como aquí ya lo tengo explicado, que no dejo de planear como espada de Damocles por encima de mi cabeza en aquellos campmentos. Me dejaron ingresar sin duda por ser hijo de militar pero allí dentro me estaban esperando (¡ay dolor!) con la escopeta levantada (...)

Pero era sobre todo, hoy me doy cabal cuenta de ello por mi temperamento, o si se prefiere, por estar continuamente con la mente a mil lenguas por no decir a años luz de allí, como lo ilustra la anécdota que en una de las marchas a pie que realizamos en uno de aquellos campamentos veraniegos, al reanudar la marcha tras una de las paradas y ante la reacción de alborozo divertido y no maliciosa precisamente de mis compañeros y los gritos del oficial que nos mandaba -que no tenían a fe mía nada de divertidos en cambio y mucho menos su mirada- caí en la cuenta, sin duda por culpa de la mochila y bolsas con las que íbamos cargados (como burros), que me había dejado el mosquetón olvidado en el sitio donde habíamos hecho la parada (...)

No renegué no obstante del ejército español en modo alguno, simplemente me di cuenta fehaciente por aquel y otro sinfín de detalles que mi sitio no estaba allí, allí entonces por lo menos. El teniente ahora sancionado en cambio escogió libremente esa profesión, que tiene sus servidumbres e inconvenientes serios pero que tiene también sobre todo en tiempos de paz, sus ventajas y regalías indiscutibles. Y además recorriendo su curriculum por internet lo menos que cabe decir es que exagera un poco.
Instantanea del Desfile de la Victoria en Madrid, el 19 de mayo de 1939. El ejército español actual con todos sus lastres -su problema de imagen sobre todo- no deja ser heredero del ejército aquel de la Victoria. Lo que viene a pner de manfiesto el caracter particularmente insidioso y guerracivilista del enguaje indigando y de la fraseoogia que tan a gusto practican, con la palabra casta siempre en la boca. Para Podemos -y aparentemente también para ese teniente en huelga de hambre que habla igual que ellos (...)- el ejercito español es (para ellos) una casta extraña -como un pueblo o una raza aparte por como se expresan- y es simplemente porque lo ven desde la óptica (deformante) de una memoria de vencidos de la guerra civil del 36 (que ellos no vivieron) Las cosas claras y el chocolate espeso. Por más que esas expresiones -de casta y de castuza- seduzcan tanto a otros que proceden, ellos y los suyos -en el plano de la memoria me refiero- del campo de los vencedores
Nadie le pedía tanto. Poner a bajar de un burro a toda una institución (venerable) como él lo habrá hecho públicamente repetidas veces comporta sus riesgos, todos aquí estarán de acuerdo, y el que esto escribe sabe un poco de lo que habla por haberlo pagado caro no por haber topado con la institución castrense, sino con la eclesiástica, lo que pagué en pena de cárcel y de (larga) expatriación –hasta hoy- como todos aquí ya aben.

Por unos motivos además (los suyos me refiero) que por las razones que sean no consigue o no consiguió hasta ahora dejar claros en su denuncias (repetidas) Tratar de casta –y de casta/corrupta- a la cúpula militar con todo lo que la acusación comporta de oprobioso y de denigrante y acusar al estamento en su conjunto de corruptos no es de recibo hoy por hoy en ningún país occidental (de régimen democrático) hay que reconocer no obstante a la vez ue no deja menos de ser sintomático en extreme o significativo.

Y es de la existencia de una mentalidad indignada -del tipo 15-M (o Podemos) en el ejército, y de la poca intensidad (y gravedad) del fenómeno al mismo tiempo, de lo que da idea a la soledad aparente en la que el teniente sancionado se habrá puesto él mismo de una manera u otra. “Úmedos” (de la UMD) insurrección de Jaca contra la Monarquía, unos ejemplos cargados de (negros) presagios que viene así a la mente de imprevisto.

La UMD –“una conspiración” fue como la definió la justicia castrense en su momento- surgió en un contexto agitado en el plano tanto de la política española como del contexto internacional, el tardo/franquismo (tardío) la revolución portuguesa de los claveles (...) Y la insurrección de Jaca fue un consecuencia directa del pacto de San Sebastián -y de su estrategia insurrecional nota bene con vistas a la implantación de la República (...)- cuyos firmantes tuvieron que esperar (muy) poco días mejores.

¿Ahí algo hoy de ese cariz o parecido en el aire, gravitando sobre la política española en los recientes acontecimientos, y en este escándalo que acaba de salpicar ahora al conjunto del estamento castrense? ¿Una mentalidad, un estado de espíritu (indignado) solo sin nada detrás de organizado (o planificado)?

No creo en las meigas pero hay las. Los recientes acontecimientos en Ucrania han puesto de manifiesto la inestabilidad que se ha apoderado de golpe delas relaciones internacionales como si el equilibrio entre las grandes potencias hubiese entrado irreversiblemente en una zona de (amplias y profundas) turbulencias. En un análisis que recoge la edición del fin de semana del País sobre el conflicto ucraniano en el contexto del escándalo y de la conmoción producidos por el derribo del avión de Malasia Air Lines se viene a decir que Vladimir Putin goza en lo sucesivo de un respaldo generalizado en su propio país tanto en la clase política como en los medios que compartirían su convicción (adamantina) que el mundo, el orden mundial ha entrado en una nueva fase tras décadas de guerra fría (mas o menos ininterrumpida) que siguieron al final de la segunda Guerra mundial en el 45.

Y que el punto de ruptura lo habría sido el derumbe el pasado mes de febrero del gobierno electo (pro/ruso) de Victor Ianoukovitch y del orden institucional en en Kiev, con lo que según el mandatario ruso (cargado de razones por cierto) las reglas de juego de las relaciones al más alto nivel de la política internacional y de las relaciones entre las grandes potencias habrían visto irreversiblemente trastocadas.

¿Un caso aislado el del teniente díscolo (e indignado, y no poco arrogante) o síntoma inquietante o negro presagio que algo se está cociendo dentro o fuera de España que vendría a redundar fatalmente en menoscabo de la convivencia ciudadana y peor y as grave aun, de la integridad territorial de la patria. La misma cuestión se vuelve mas acuciante en la medida que el lenguaje (anti-casta) del teniente en huelga -teñido a la vez de un tinte de racismo anti-blanco innegable- parece calcado del de Podemos y de su lider tan plebiscitado en los medios

¿Están solos o más acompañados de lo que parece? Dentro como fuera de España me refiero. La huelga de hambre es un situación límite, que muestra en cualquier caso lo desesperado humanamente hablando de la situación en la que se encentra el teniente indignado. No se justifica desde luego, como no se justificaban las huelgas de hambre de los etarras, o de los miembros del IRA. La imagen de la institución y con ella de la nación todo entera habrá sufrido desde luego un rudo golpe por culpa de este suceso lamentable.

Se le aplica el reglamento. Qué quiere. Como me lo aplicaban a mí sin contemplaciones cada vez que me insubordinaba (cargado de razones por supuesto) en la cárcel portuguesa (…) Dura lex sed lex. Qué quiere, sí. ¿O acaso tendremos que soportar y sufrir calladamente ese mismo principio de la legalidad una gran mayoría de españoles en relación con la ley (funesta) dela memoria, y podrá verse infringido impunemente en un caso aislado por mucho que "incendie" las redes sociales? Queremos respeto a la legalidad.

¡Que el ejército empiece dando el ejemplo! De disciplina y de obediencia en defensa del orden y de la convivencia ciudadana y de los altos intereses de la patria y de sus integridad territorial gravemente amenazada las horas que corren (en Cataluña)

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