domingo, julio 20, 2014
Por los caminos del Adiós (poesía en domingo)
Una línea roja fatal? ¡No!
Un punto de no retorno,
tu cruce del Rin, tu Rubicón
¡Ahora o nunca! ¡Atrévete, Juan
Como lo cruzaste entonces
Cuando tomaste tu decisión
¡Tantos años de aquello ya!
Con aires de sevillanas
Al ser querido “que se va”
Ante un jardín lleno de cuervos
Con vistas al lago Leman
Cuando le dije adiós a un pais
al fuego de la persecución
Sin que supiera decírmelo yo,
a mi juventud que se iba
precisamente allí -¡qué error!-
Ni pude decírtelo a tí
Quien me lo hubiera dicho, sí,
que estabas ya en este mundo,
como en vuelo cerca de allí
que la soledad que sentí yo entonces
se haría sentir de nuevo en mí
-como un reflejo, o un eco-,
esa soledad tan honda,
ese vacio, de ese silencio
que me queda tras tu adiós,
mi hada y reina, mujer fatal.
Como una noche de estrellas
triste bella y en calma
junto a la playa o en alta mar.
¡Qué sólo que estaba entonces!
Y qué dulce me sabe ahora,
sí ¡Triste y dulce soledad!
Que me arropa y me acompaña
cada vez que dices adiós
Y más ahora, si cabe,
justo a la entrada del puente.
A orillas de mi Rubicón
¿Cuando te volveré a ver?
Se pregunta mi alma en silencio
A punto de romper amarras
A punto de cruzar el Rin
Pero si no te vuelvo a ver,
mujer traviesa, montaraz,
guárdate bien estos versos.
Cual paloma mensajera
O balsa flotante entre olas
que acaba devolviendo el mar.
Que dicen -¡paloma!- en clave
lo que decirte no supe
en el momento de cortar.
No contigo, con todo un mundo
Que nos separaba a los dos
¡Acuérdate de este tronco
de árbol viejo que te amó!
Que te canta ahora (sin tacha)
¡Por los caminos del Adiós!
En el fragor de la lucha,
en el fuego de la acción,
en las luces de la noche
de un día de estío asador
levanté cabeza y te “vi”
mirándome, mujer halcón
En pleno fregado en mi alma,
en plena tormenta (¡ay dolor!),
en plena guerra de nervios
en mis adentros y en redor,
la sombra de tu recuerdo
me espabiló y me enardeció
Presto a la guerra…y al amor.
¡Canciones de amor y de guerra,
Poesía de un Mundo Mejor!
Lo que el mundo necesita,
que ansié con tanto ardor,
que como nadie escribía,
ha rato empecé a escribir yo
Antes de que se haga tarde,
antes de que se ponga el sol
en los Alpes y en mi vida
y en mi alma que allí se irguió
¡Pobre Europa, pobre España
amenazadas de invasión
de lenta y cruel agonía!
¡De un crimen de suplantación!
Amor y combate en mis versos
Que suspiran por tí (de amor)
Como suspiré al verte entonces
¡Qué mal me dejó la visión!
De tu lozana fragancia
De tu encanto y tu frescor
¡Tan lejana y tan distante
que a tu lado, qué hacía yo!
¡Escurridiza e imprevista
como joven corza veloz !
Un punto de no retorno,
tu cruce del Rin, tu Rubicón
¡Ahora o nunca! ¡Atrévete, Juan
Como lo cruzaste entonces
Cuando tomaste tu decisión
¡Tantos años de aquello ya!
Con aires de sevillanas
Al ser querido “que se va”
Ante un jardín lleno de cuervos
Con vistas al lago Leman
Cuando le dije adiós a un pais
al fuego de la persecución
Sin que supiera decírmelo yo,
a mi juventud que se iba
precisamente allí -¡qué error!-
Ni pude decírtelo a tí
Quien me lo hubiera dicho, sí,
que estabas ya en este mundo,
como en vuelo cerca de allí
que la soledad que sentí yo entonces
se haría sentir de nuevo en mí
-como un reflejo, o un eco-,
esa soledad tan honda,
ese vacio, de ese silencio
que me queda tras tu adiós,
mi hada y reina, mujer fatal.
Como una noche de estrellas
triste bella y en calma
junto a la playa o en alta mar.
¡Qué sólo que estaba entonces!
Y qué dulce me sabe ahora,
sí ¡Triste y dulce soledad!
Que me arropa y me acompaña
cada vez que dices adiós
Y más ahora, si cabe,
justo a la entrada del puente.
A orillas de mi Rubicón
¿Cuando te volveré a ver?
Se pregunta mi alma en silencio
A punto de romper amarras
A punto de cruzar el Rin
Pero si no te vuelvo a ver,
mujer traviesa, montaraz,
guárdate bien estos versos.
Cual paloma mensajera
O balsa flotante entre olas
que acaba devolviendo el mar.
Que dicen -¡paloma!- en clave
lo que decirte no supe
en el momento de cortar.
No contigo, con todo un mundo
Que nos separaba a los dos
¡Acuérdate de este tronco
de árbol viejo que te amó!
Que te canta ahora (sin tacha)
¡Por los caminos del Adiós!
En el fragor de la lucha,
en el fuego de la acción,
en las luces de la noche
de un día de estío asador
levanté cabeza y te “vi”
mirándome, mujer halcón
En pleno fregado en mi alma,
en plena tormenta (¡ay dolor!),
en plena guerra de nervios
en mis adentros y en redor,
la sombra de tu recuerdo
me espabiló y me enardeció
Presto a la guerra…y al amor.
¡Canciones de amor y de guerra,
Poesía de un Mundo Mejor!
Lo que el mundo necesita,
que ansié con tanto ardor,
que como nadie escribía,
ha rato empecé a escribir yo
Antes de que se haga tarde,
antes de que se ponga el sol
en los Alpes y en mi vida
y en mi alma que allí se irguió
¡Pobre Europa, pobre España
amenazadas de invasión
de lenta y cruel agonía!
¡De un crimen de suplantación!
Amor y combate en mis versos
Que suspiran por tí (de amor)
Como suspiré al verte entonces
¡Qué mal me dejó la visión!
De tu lozana fragancia
De tu encanto y tu frescor
¡Tan lejana y tan distante
que a tu lado, qué hacía yo!
¡Escurridiza e imprevista
como joven corza veloz !
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