jueves, julio 10, 2014

APUESTA POR ALEMANIA DE UN GERMANÓFILO DE NACIMIENTO

El general Primo de Rivera fue uno de los germanófilos mas significados durante la Gran Guerra como lo fueron en su práctica totalidad los altos mandos del ejército español entonces. Y esa reputación que innegablemente arrastraría después fue sin duda uno de los factores determinantes de su caída, y también clave de explicación de ciertos aspectos de la política exterior de la Dictadura como el acercamiento a la Nueva República de Kemal Attaturk, de actuación militar destacada durante aquel conflicto
Mi apuesta es por Alemania aquí ya todos los saben o se lo imaginan. Lo siento por los argentinos "distintos" o "los otros argentinos" Y no es que a los otros (no a los distintos sino a los otros) les desee mal ninguno, ni torrentes de lágrimas como parece que habrá ocurrido entre brasileños pero como yo le dije y repetí aquí una y mil veces el fútbol es algo más que futbol o que simple deporte apenas.

Hace unos días -estábamos todavía en los octavos de final- un reportero del País en el Mundial del Brasil que por la exuberancia de la prosa se veía bien en qué lado del Atlántico se ubicaba, se refería a Alemania e Italia como dos resistentes de la Vieja Europa en la Copa de América (sic) y no había que ser un lince para darse cuenta que del otro lado del charco sobre todo, este mundial se habrá visto -tal vez como ningún otro- como una repetición de una pugna entre Europa y América, como la que se produjo hace ahora más de dos siglos, al norte como al sur del Río Grande.

Y es precisamente ese americanismo que arrastra el partido de Podemos, uno de los factores causantes de la alergia (invencible) que me producen, lo siento. No hablo de oídas además, viví en Argentina aunque fuera hace ya tanto y visité otros cuantos países de aquel lado del Atlántico antes de volverme, y por paradójico que parezca, en argentinos residentes en Bélgica, ese precisamente parece ser un punto en mi favor, el haber residido allí...aunque no me quedara con muchas ganas de volver, lo que no les digo pero que con lo "piolas" que son, seguro que se figuran, pero ya digo que no me lo tienen en cuenta (por lo que sea)

¡No por dios que no ganen! Con un papa argentino, una reina de Holanda argentina y un papa (ítalo) argentino, si además de eso se llevan la Copa del Mundo va haber que descubrir o inventarse otra galaxia porque en esta no van a caber ya más que ellos como decía Ortega y Gasset -una anécdota que le leí (creo) a Francisco Umbral- de Miguel de Unamuno-, y fue que recibía alguien de visita en su domicilio, y le acabó diciendo "bueno, le voy a tener que decir que se vaya, porque estoy esperando a Don Miguel de Unamuno y esta casa es muy pequeña y con el ego tan descomunal que él tiene aquí no cabemos todos"

Y si gana la Argentina el Mundial y además ocurriera que gane gracias a un gol de Messi, entonces ya el colmo, porque no sé si tendremos que irnos a otra galaxia pero sí que les van a dar a muchos ganas de irse de la Península aunque solo sea por no soportar a los del Barça.

Ayer me estuve leyendo un interesante artículo sobre la cuestión nunca resuelta y que ha vuelto a ahora a la palestra en la presa española y extranjera por razones obvias de las circunstancias que acompañaron el fichaje (definitivo) de Alfredo Di Stefano (que en paz descanse) por el Real Madrid y no por el Barcelona. Y los comentarios de los barcelonistas parecían más un cuaderno de agravios (histórico) que otra cosa. Como si en vez de haber pasado ya sesenta años de aquello no hubieran pasado mas que unos minutos tan siquiera.
Barbosa, Moacir Barbosa Nascimento, guardameta de la seleccion brasileira en el Mundial 50, y protagonista por pasiva del Maracanazo (contra el Uruguay, que me diga contra ellos) "En Brasil la pena máxima es de treinta años, yo llevo cincuenta años pagando por un crimen que no cometí", declaró poco antes de su muerte, siempre dolido porque una parte de la aficion brasileña nunca le perdonaria esa derrota. Ni la federación brasileña tampoco que nunca volvió a permitir un guardameta de raza negra en la selección nacional del Brasil. El factor racial, de un protagonismo innegable en la sociedad brasileña, es mucho menos tabú entre ellos que en los países de la América hispana. De ahí mi preferencia -y mi apuesta por Brasil hasta el fracaso de hace dos días-, unido a la barrera infranqueable de la Historia (contemporánea) que se erige hoy como ayer entre españoles y latinoamericanos (de habla española)
Se puede ver al Real Madrid de su época de gloria como el único embajador de España con audiencia en aquellos tiempos en un clima de aislamiento internacional –aún no roto del todo- que no dejaba de ser una secuela de nuestra derrota en el 45. Cabe ver en él también y en el impacto internacional innegable que alcanzó aquellos años un botón de muestra de la vitalidad española después de haber rozado un nuevo holocausto en el 45 como el que conocieron los alemanes (en las regiones del Este al menos) Y en el auge actual de la selección alemana en el Mundial (“la Manschaft” como la llama la prensa alemana extranjera) cabe ver también un síntoma (infalible) del resurgir de Alemania, del pueblo alemán setenta años después de haber mordido el polvo de la derrota.

Alemania va a ganar. Porque se lo merece y porque somos muchos los que queremos que gane dentro y fuera de España aunque no todos lo confiesen (como el autor de estas líneas) en voz alta. Y en caso que nos ocupa se merecen que se vuelva a apostar en ellos, como ellos apostaron por nosotros, por cierta idea de España me refiero hace ahora ochenta años (ochenta minutos si bien se mira, y desde luego, para el que esto escribe que dirá aquí tal vez maliciosamente alguno)

Lo del siete uno de anteayer fue un accidente de la historia del futbol como lo fue también (un simple accidente histórico) la guerra civil española o incluso la derrota alemana en el 45. ¿Se lo merecieron los brasileños, un país catalogado en la prensa global desde hace ya bastante tiempo entre los más punteros de los países emergentes? El pueblo brasileño no se merecía el gran disgusto del “mineirazo” (como ya le llaman) ¿Pero se puede decir lo mismo de su casta dirigente, que lleva gobernando el país amazónico desde hace ya dos décadas y sobre la que no habrá dejado de gravitar la figura equivoca de Lula?

Entre Lula y la TFP (augusta señora), la distancia es tan grande (se me antoja) como lo es el Brasil y su número de habitantes. Aposté por el Brasil contra los equipos hispanos, porque no me separa la historia de los brasileños por una barrera infranqueable como si me separa en cambio la de aquellos. Las cosas claras y el chocolate espeso.

Y tras su fracaso estruendoso, apuesto por Alemania porque soy así, germanófilo de nacimiento, aunque tardase tanto en asumirlo y en reconocérmelo a mí mismo “Un pelín germanizante” así me definió en un encuentro que tuvimos ya hace años Fernández de la Cigoña de cuando le conocí y le traté yo aún muy joven. “Más alemán de lo que tú mismo te crees”, asi me definió cuando salí de la cárcel portuguesa, Rafael Fraguas, del diario el País, otro viejo conocido (y amigo) de la adolescencia. Con grande asombro mío.

Y ni uno ni otro –que en cierto aspecto o desde ciertos punto de vista demostraban conocerme mejor de lo que yo me conocía a mí mismo- lo decían en un sentido político o no sólo desde luego. Genio y figura. Se es lo que se es. Y así lo acabamos asumiendo.

Y yo apuesto ahora por Alemania, no sólo porque así me lo dicta la mente, sino porque me lo pide el cuerpo como quien dice. Y espero que no me lo tomen a mal o al menos que lleguen a perdonármelo algún día los otros argentinos (no los distintos sino los que no lo son y aquí todos ya saben lo que quiero decir o lo adivinan)

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