viernes, julio 18, 2014

AVIÓN MALASIA AIRLINES ¡ESPAÑOLES RECORDAD EL MAINE!

Goebbels fue el mayor genio del arte de la propaganda y de la comunicación del siglo XX y el mundo tendrá que acabar reconociéndoselo. Y rubricó su arte con su sacrificio, y el de los suyos. Fiel a sí mismo hasta el último instante. Lo que no fue su discipulo e imitador, Dionisio Ridruejo
Culebrón al canto, el que nos tiene reservados los medios no sé cuántos días aun por cuenta del derribo del avión de las líneas aéreas de Malasia mientras sobrevolaba cielo ucraniano. El primer capítulo -de plato fuerte- parecen serlo esos vídeos que están difundiendo en plena vía publica como si se tratase de un parte de guerra los mandamases de Kiev tratando de quitarse el muerto de encima (...)

Y por mucho que sea la audiencia que viene encontrando en la gran prensa global a escala del planeta, de credibilidad lo que se dice credibilidad dan muestra en cantidad escasa por no decir nula. Aun menos que el que encontraron en la opinión pública mundial otros platos fuertes del otro gran culebrón que precedió a este hace diez meses día por día casi en el tema a la crisis desatada por cuenta del ataque a base de armas químicas en Siria. Perdieron en Siria y están intentando desquitarse en Ucrania, pero la pelota sigue en el tejado, o las armas en alto como se quiera.

En una entrada reciente (la semana pasada) en este blog se sacaba a relucir el protagonismo ruso -de primera fila- en el conflicto en curso en Ucrania oriental y me permitía serias dudas que al contrario de los que los medios occidentales venían queriendo vendernos desde hacía días, el presidente ruso fuera a permanecer de brazos cruzados.

Y en ese sentido, como para confirmar mi hipótesis, apuntan rumores -rápidamente difundidos por los medios rusos- que el avión presidencial de Vladimir Putin de regreso de su gira transatlántica se había cruzado unos minutos antes con el avión malasio derribado (...) Lo que los medios españoles por las causas que sean vienen silenciando sistemáticamente las últimas horas.

Cui prodest? Es un secreto a voces que la OTAN -y la Casa Blanca- están buscando el menor pretexto para intervenir en Ucrania y mucho mas lejos si posible fuera. "Nuestros aliados", dice el jefe del gobierno español (?) Y tendríamos que hacérnoslo mirar tal vez -que diría algún malintencionado- de por qué ese género de frases, igual que las que soltaron cuando la crisis de las armas químicas nos dan tanta vergüenza ajena, y nos suenen tan falsas, tan serviles y sobre todo tan alejadas y extrañas y extranjeras a los auténticos intereses españoles.
Chateaubriando es para mí un problema, como fue para Francisco Umbral -y para otros muchos (entre ellos el propio Ortega)- Miguel de Unamuno (...) Maurras le reprochaba haber provocado la caída del régimen de la Restauración con su reivindicación (utópica) de la libertad de prensa. Corruptio optimi pessima. La censura es necesaria en la sociedad, en un estado de derecho y en todo orden civilizado que se precie, pero de ella la Iglesia -en eso tenía razón Chateubriand- hacía una burda caricatura. Maurras veía también en él un exponente emblemático del romanticismo del que aborrecía (o decía que aborrecía) Sobreentendido, de un romanticismo a la francesa. Cualquier parecido con la realidad pura coincidencia. La patria del verdadero romanticismo -"el romanticismo primero"- lo fue Alemania, y el nacional socialismo fue el ultimo de sus retoños (muerto de forma trágica) Las cosas claras.
Una cosa está clara. Ni Rusia ni su presidente tienen nada que buscar las semanas que vienen en Cataluña a costa de los intereses y de la integridad de España. ¿Se puede decir lo mismo del otro bando? Para que seguir pues buscando argumentos falaces de coartada y seguir defendiendo lo indefendible contrario a nuestros intereses, y al buen nombre y honor patrios.

Y si no consta la prueba del delito, quiero decir la de la responsabilidad de los mandamases de Kiev y de la Casablanca en la catástrofe del Boeing de Malasia Air Lines, habría que inventársela, y que se no me tome por un cínico (en demasía) ¿Qué quieren? Crearon el Maidán, lo hicieron explotar a base de provocaciones y de una manipulación burda y grosera de la prensa global que sacaba unas fotos sensacionalistas (de guerra de propaganda) que más que fotos eran cuadros iconográficos sacados de la historia de "la primavera de los pueblos" y sus prolegómenos y sus secuelas de sus episodios más emblemáticos y mas anclados en la memoria colectiva –como las barricadas de Parías, las de Berlín (…)-, como hicieron en la guerra civil española a favor de uno solo de los bandos.
Algunos grandes triunfadores de la era moderna y contemporánea labraron sus éxitos a costa de la "pirámide" (Ramiro Ledesma dixit) de nuestros fracasos. Fue el caso de Joseph Pullitzer, periodista norteamericano de origen judío/húngaro y artifice principal de la campaña (de guerra de propaganda) del Maine, el acorazado USA hundido en el puerto de la Habana que sirvió de pretexto a la entrada en guerra contra España de los Estados Unidos. ¿La historia se repite? ¿Por qué los mandamases de Kiev no cerraron el espacio aéreo en las zonas de conflicto? ¿Una burda trampa acaso reservada al avion presidencial de Vladimir Putin de regreso del Brasil que se cruzó con el avion derribado unos minutos antes del derribo? ¿Quién cree ya a la Casa Blanca y a los informes de sus expertos? ¡Pruebas! Lo que siempre -en Siria como ahora- se les echa en falta
Joseph Goebbels tenía razón. Y el estado del mundo actual se la vuelve a dar. La opinión pública a escala del planeta era (es) un monstruo sin cabeza que tiene que acabar sometiéndose a control, diga lo que diga Esperanza Aguirre, y diga lo que diga también Pablo Iglesias, que pregona demagógicamente un control público de los medios cuando él es una criatura (de predilección) políticamente hablando de aquellos, y de sus midas y magnates extranjeros, judíos norteamericanos (nacionalizados) de preferencia, como aquí ya lo dejé sentado en entradas recientes.

Un monstruo sin cabeza, sí, el de una opinión pública mundial a merced de la prensa global, y a imagen y semejanza del mundo actual –de patas arriba como quien dice tras el estallido (como un tsunami de niveles cósmicos) hace siete años de la crisis financiera- y bajo la égida de la Casa Blanca (y de la administración Obama, el primer presidente USA negro de la historia), y de la Reserva federal Americana.

Se vio en las primaveras árabes, en la caída de Mubarak, en la campaña –asfixiante sin fisuras- contra el régimen libio del coronel Gadafi y el fenómeno llegó a su paroxismo en agosto pasado con la crisis de las armas químicas en Siria.

Democracia (moderna) igual a manipulación de los medios, digan lo que digan, lloren lo que lloren y sueñen lo que sueñen los celadores de la democracia real, sus gurús (nonagenarios) como sus adeptos más o menos jóvenes ( e indignados)

Y los que arrastramos una vocación clara a o largo de nuestra existencia, de simples lectores de periódicos y revistas y toda clase de publicaciones desde niños –¡pasión a fe mía dura y longeva!- sabemos un poco de lo que hablamos y más aún nos sentimos con derecho a levantar la voz por habernos sentido tanto y tanto tiempo victimas (indefensas) de ese estado de cosas.

Y de haberlos vivido (y experimentado) incluso en carne propia. Censurados sistematicamente durante décadas, sin remilgos ni escurpulos ni contemplaciones por una policía (secreta) -en materia de opinión- al servicio del pensamiento/único.

Quién le pondrá el cascabel al gato? Quién pondrá orden en ese pandemónium de la comunicación en la era de la revolución informática que vivimos? Ese el gran desafío a las puertas del milenio.

Nos va en ello el futuro individual y colectivo Y el que acierte en la respuesta se hará con las llaves de aquel, porque tendrá la juventud de su parte, aunque haya superado con mucho incluso la barrera aquella (fatídica) de los cincuenta años. Los medios, y la juventud, las llaves maestras del futuro, lo dijeron los Sabios (de Sion) hace ya más de un siglo, y tenían razón.

Del enemigo el consejo. ¿O acaso fue más enemigo de España y de los españoles el ministro Goebbels del III Reich que los artífices principales de la campaña del Maine –como el judío Pullitzer- que daría la puntilla a los restos de nuestro Imperio. Perdónales (a ellos, a ellas) porque no saben lo que dicen, ni de lo que hablan

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